Quasar



Este radiomapa en falso color de un quasar fue realizado por el VLA, un radiotelescopio con una enorme multiantena en Nuevo México (EEUU). El núcleo extremadamente brillante del quasar (mancha roja de arriba) emite un chorro concentrado de materia de gran potencia (línea de manchas rojas). Se cree que los quasares son los núcleos de alta energía de galaxias jóvenes muy lejanas y que sus extraordinarias cantidades de energía pueden provenir de grandes agujeros negros en sus núcleos. Como la luz de un quasar tarda miles de millones de años en llegar a la Tierra, los astrónomos pueden estudiarlos para aprender sobre las etapas más primitivas de la historia del Universo.
NRAO/Photo Researchers, Inc.
Quasar o Cuásar, acrónimo de quasi-stellar radio source (fuente de radio cuasiestelar), cualquier objeto semejante a las estrellas con un espectro que presenta un fuerte desplazamiento hacia el rojo; está aparentemente muy lejos y emite enormes cantidades de energía.
PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS
Los primeros quasares, descubiertos a finales de 1950, fueron identificados como fuentes de una intensa radioemisión (véase Radioastronomía). En 1960, al usar el telescopio de 508 cm del Observatorio Monte Palomar en California para examinar las posiciones de estas fuentes, los astrónomos observaron objetos cuyos espectros mostraban unas líneas de emisión que no se podían identificar. En 1963, el astrónomo estadounidense de origen holandés Maarten Schmidt descubrió que estas líneas de emisión no identificadas en el espectro del quasar 3C 273 eran líneas ya conocidas pero que mostraban un desplazamiento hacia el rojo mucho más fuerte que en cualquier otro objeto conocido.
CARACTERÍSTICAS
Una causa del desplazamiento hacia el rojo es el efecto Doppler, que desplaza la longitud de onda de la luz emitida por los objetos celestes hacia el rojo (mayor longitud de onda) cuando los objetos se alejan de la Tierra. Objetos distantes como las galaxias se apartan de la Tierra a causa de la expansión del Universo. Por su desplazamiento hacia el rojo, los astrónomos pueden calcular la velocidad de ese alejamiento. La ley de Hubble (véase Cosmología), que establece que la velocidad de alejamiento causada por la expansión del Universo es directamente proporcional a la distancia del objeto, indica que el quasar 3C 273 está a 1.500 millones de años luz de la Tierra.
A finales de la década de 1980, se habían identificado varios miles de quasares y se había determinado el desplazamiento hacia el rojo de unos cientos de ellos. Si consideramos que el desplazamiento hacia el rojo está realmente provocado por el alejamiento de la galaxia, estos quasares se estarían alejando a una velocidad de más del 93% de la velocidad de la luz. De acuerdo con la ley de Hubble, su distancia sería, por tanto, de más de 10.000 millones de años luz y su luz habría estado viajando prácticamente durante toda la existencia del Universo. En 1991, investigadores del Observatorio Monte Palomar descubrieron un quasar a una distancia de 12.000 millones de años luz. A juzgar por la energía que se recibe en la Tierra desde objetos tan distantes, algunos quasares producen más energía que 2.000 galaxias —uno, el S50014 + 81, puede ser 60.000 veces más brillante que nuestra Vía Láctea.
No obstante, las radiomediciones, combinadas con el hecho de que las ondas electromagnéticas emitidas por algunos quasares varían mucho en un periodo de pocos meses, indican que los quasares deben ser mucho más pequeños que las galaxias normales. Como el tamaño de una fuente de radiación fluctuante no puede ser mucho mayor que la distancia que recorrería la luz de un extremo del objeto al otro, los astrónomos consideran que los quasares variables no pueden ser mayores de un año luz, es decir, 100.000 veces menores que la Vía Láctea.
La única explicación satisfactoria para que un mecanismo produzca tal cantidad de energía en un volumen relativamente pequeño es la absorción de grandes cantidades de materia por un agujero negro. Los astrónomos creen que los quasares son agujeros negros supermasivos rodeados de materia que gira a su alrededor; esta materia emite energía al caer en el agujero negro. En 1998, datos obtenidos por el telescopio espacial Hubble mostraban que, probablemente, los quasares son parte de grandes galaxias elípticas.

martes, 14 de septiembre de 2010

El Universo cercano. El cosmos que nos rodea




Cuando una persona mira hacia lo alto en una noche clara puede ver la Luna, un par de planetas y cientos de estrellas. Si se encuentra lejos del resplandor de las luces de la ciudad podrá apreciar la Vía Láctea, un cinturón difuso de luz cruzando el oscuro cielo. Se puede preguntar por esos mundos distantes. ¿Qué otros planetas están ahí fuera? ¿Cómo son? ¿Estarán habitados? ¿A qué distancia se encuentran las estrellas? ¿Cuántas son? ¿Qué es la Vía Láctea?
La Tierra, como pueden apreciar los astronautas desde el espacio, es básicamente de color azul, con remolinos blancos de nubes y partes ocres que se corresponden con las masas continentales. El color azulado de nuestro planeta procede de los océanos, que cubren más del 70% de la superficie terrestre, así como de la atmósfera, que dispersa la luz solar. La Tierra rota sobre su eje, inclinado unos 23° sobre el plano de la órbita que describe alrededor del Sol. El Hemisferio norte aparece inclinado hacia el Sol durante seis meses —la primavera y el verano septentrionales—, mientras que durante otros seis meses —la primavera y el verano meridionales— el Hemisferio sur es el que se muestra ladeado hacia el Sol. La atmósfera de la Tierra se compone en un 78% de nitrógeno y en un 21% de oxígeno, estando el resto compuesto por argón, dióxido de carbono, vapor de agua y otros gases. La atmósfera protege a la superficie de la Tierra de los rayos ultravioleta, así como de otras formas de radiación perjudiciales para la vida. La zona de aire, suelo y agua capaz de sostener la vida en la Tierra se denomina biosfera. La corteza del planeta, con un grosor comprendido entre los 5 y los 90 km, está compuesta por rocas que contienen silicio, hierro y otros minerales. La corteza flota sobre una capa de roca parcialmente fundida denominada manto, que alcanza los 2.900 km bajo la superficie terrestre. Más allá del manto se encuentra el núcleo del planeta, formado por hierro y níquel.
La Luna, nuestro vecino más próximo
El objeto más brillante en nuestro cielo nocturno es la Luna. Este satélite gira en torno a la Tierra a una distancia media de 384.400 km, unas 30 veces el diámetro de la Tierra. El diámetro de la Luna es de unos 3.480 km, y su masa supone el 1,2% de la terrestre, aproximadamente. La Luna carece de atmósfera y de agua líquida. La temperatura media en su superficie oscila entre los -153 °C de la noche y los 107 °C del día. Las principales formaciones lunares son los cráteres, las áreas montañosas, o tierras altas, y los oscuros mares —cuencas relativamente planas que fueron rellenadas por la lava durante un antiguo período de actividad volcánica.
La Luna tarda 29 días en completar una órbita alrededor de la Tierra, un tiempo similar al que emplea en girar sobre su propio eje, por lo que, desde la Tierra, siempre vemos la misma mitad de la Luna, su cara visible. Cuando la Luna se sitúa entre el Sol y la Tierra, su cara visible no recibe la luz solar y nuestro satélite no se puede ver desde la Tierra; en este momento, se dice que estamos en la fase de luna nueva. A continuación, mientras sigue realizando su recorrido en torno a la Tierra, la cara visible comienza a ser iluminada por el Sol; es la fase creciente. Cuando la Luna se desplaza hasta el lugar de la Tierra opuesto al Sol, se ilumina por entero, pudiéndose así contemplar la luna llena en nuestro cielo durante la noche. Mientras regresa al punto situado entre la Tierra y el Sol, entra en la fase menguante, cuando la superficie iluminada va siendo cada vez menor hasta volverse a ocultar en su totalidad.
El Sistema Solar
El Sol
La Tierra y los demás planetas giran en torno al Sol. El Sol, los planetas, sus satélites y otros objetos en órbita constituyen nuestro Sistema Solar. El Sol, en realidad una estrella como las que vemos por la noche, es una bola de gas que tiene un diámetro de 1.392 millones de kilómetros en su ecuador; es casi 333.000 veces más grande que la Tierra. En el núcleo del Sol, una fusión nuclear constante, como la originada por una bomba de hidrógeno, produce cantidades inmensas de energía. La temperatura en el núcleo se estima que alcanza los 15,7 millones de grados centígrados. La energía del núcleo se desplaza con lentitud hacia la cara visible del Sol, denominada fotosfera, irradiándose entonces hacia el espacio. Más alejada de la fotosfera está la corona solar, una atmósfera de gas muy caliente.
La energía del Sol es la más remota fuente energética para las formas de vida de la Tierra. Por medio de la fotosíntesis, las plantas convierten la energía solar en hidratos de carbono (azúcares y almidón). Los animales, incluyendo los seres humanos, dependen de este alimento producido por las plantas. La energía solar absorbida por los seres vivos hace millones de años se ha almacenado bajo la superficie de la Tierra en forma de carbón, gas o petróleo. Esta energía es el carburante que utilizan los medios de transporte, la producción industrial y casi todas las centrales energéticas.
Mercurio
Mercurio es el planeta más cercano al Sol, y es visible en ocasiones en el horizonte antes del amanecer o inmediatamente después del crepúsculo. Este pequeño planeta es apenas mayor que nuestra Luna. Como la superficie sin atmósfera de Mercurio se calienta durante 88 días terrestres por los abrasadores rayos del Sol, más potentes que en la Tierra, su temperatura llega a alcanzar los 430 °C. Debido a la carencia de atmósfera, la temperatura en este planeta desciende hasta los -180 °C durante la larga noche, que también dura 88 días terrestres.
Venus
El segundo planeta desde el Sol es Venus, que brilla al oeste en el horizonte tras el crepúsculo, y al este, antes del amanecer. Es el planeta más cercano a nosotros y tiene aproximadamente las mismas dimensiones que la Tierra. Además, presenta una composición parecida: una corteza y manto de rocas silíceas, y un núcleo formado por hierro y níquel. Sin embargo, Venus es un verdadero infierno debido a su atmósfera, ardiente y venenosa. Nubes de ácido sulfúrico flotan por encima de una atmósfera compuesta básicamente por dióxido de carbono, el mismo gas invernadero que calienta el clima de la Tierra. Debido a que el dióxido de carbono retiene el calor, la superficie de Venus alcanza los 460 °C. Si pudiéramos contemplar nuestro Sistema Solar desde un punto situado a millones de kilómetros sobre el Polo Norte de la Tierra, veríamos a los planetas girar en torno al Sol en la dirección contraria a las agujas del reloj, así como rotar sobre sus propios ejes en ese mismo sentido. Sin embargo, Venus es único, ya que el movimiento de rotación sigue la dirección de las agujas del reloj, un giro opuesto al de los demás planetas.
Marte
Más lejos de la órbita terrestre se encuentra Marte, el cuarto planeta vecino de la Tierra. Debido a que su superficie está recubierta de una capa de óxido de hierro, Marte aparece en nuestro cielo nocturno como un luminoso punto rojo. Marte cuenta con una estructura interna similar a la terrestre, con una duración de los días casi igual y su eje de rotación está inclinado unos 25° sobre su plano orbital, lo que origina un ciclo de estaciones anuales parecido al de la Tierra. Los casquetes de hielo en los polos de Marte, los cuales contienen agua y dióxido de carbono helados, se expanden en invierno y se contraen en verano. La temperatura de la superficie es de unos -63 °C, comparable a la del invierno en la Antártida, si bien en el invierno marciano pueden descender hasta los -140 °C, más fría que cualquiera de la Tierra. En su ecuador, las temperaturas diurnas pueden alcanzar unos agradables 20 °C. Aparte de la Tierra, Marte quizás sea el planeta más acogedor para la vida, aunque ni el hombre ni los demás animales puedan respirar esa delgada y fría atmósfera de dióxido de carbono y vapor de agua. Los científicos piensan que hace millones de años Marte tuvo un clima notablemente más templado y agua en estado líquido en su superficie, por lo que el planeta podía haber albergado vida. Existe hoy alguna remota posibilidad de que formas de vida primitiva sobrevivan bajo su superficie.
Asteroides
Más allá de Marte, los asteroides, también conocidos como planetas menores o planetoides, giran en torno al Sol. Los científicos han contado más de 9.000, si bien existen varios miles más, pequeños objetos irregulares de metal y roca. Los asteroides carecen de atmósfera y de agua líquida. El mayor es Ceres, una esfera de cerca de 930 km de diámetro. Las colisiones entre los asteroides a veces arrojan fragmentos rocosos denominados meteoroides, que se adentran en las órbitas de los distintos planetas, incluida la Tierra. La mayor parte de los meteoroides son tan pequeños que se desintegran al entrar en la atmósfera terrestre, pero, en ocasiones, algunas de estas rocas alcanzan la superficie terrestre y reciben el nombre de meteoritos.
Júpiter
Fuera del cinturón de asteroides están los llamados planetas exteriores. Júpiter, uno de los objetos más brillantes de nuestro cielo nocturno, es el mayor de los planetas y satélites de nuestro Sistema Solar. Como un gigante gaseoso, igual que todos los planetas exteriores salvo Plutón, Júpiter carece de una superficie sólida. Nubes de amoníaco congelado e hidrosulfato amónico flotan sobre su delgada atmósfera, básicamente compuesta por hidrógeno y helio. La presión en los niveles bajos de la atmósfera condensa el hidrógeno en una niebla hirviente sobre el océano de hidrógeno caliente que conforma la masa del planeta. Júpiter posee al menos 16 lunas o satélites, la mayoría de ellos pequeños y de formas irregulares, excepto cuatro, que son grandes y sólidos: Ganimedes, el mayor satélite de nuestro Sistema Solar (más grande que el planeta Mercurio); Calisto y Europa (cada uno con un tamaño similar al de la Luna terrestre), con superficies heladas que probablemente flotan sobre mares de agua salada en estado líquido; y, finalmente, Io. Algunos científicos piensan que podría existir vida bajo la superficie oceánica de Europa. Io, algo mayor que la Luna terrestre, es el objeto de nuestro Sistema Solar con mayor actividad volcánica.
Saturno
El sexto planeta mayor desde el Sol es Saturno, otro punto luminoso en nuestro cielo, visible por las noches. Es el segundo planeta en tamaño de nuestro Sistema Solar, aunque su densidad es tan baja que podría flotar sobre el agua. Saturno, de la misma manera que Júpiter, posee una atmósfera de hidrógeno y helio que circunda un mar planetario de hidrógeno caliente. Lo más característico de Saturno es su amplia banda de anillos que rodea el planeta; son, en la actualidad, delgados y anchos cinturones compuestos por partículas congeladas. Saturno cuenta con 18 satélites conocidos, siendo Titán el mayor, con un tamaño más grande que el planeta Mercurio. Posee una atmósfera de nitrógeno y metano, y, en apariencia, sus océanos de metano líquido cercan continentes de tierra sólida.
Urano y Neptuno
Los planetas más allá de Saturno están más alejados de la Tierra y se conocen menos. Pueden verse claramente desde la Tierra sólo mediante telescopios. Urano es un gigante gaseoso, cuyo eje de rotación está inclinado 98° respecto a la vertical, por lo que el ángulo en relación con el plano de su órbita es de sólo 8°. Las nubes de metano dan al planeta un color verdoso, aunque en su atmósfera predomina el hidrógeno y podría ocultar un océano de agua. Urano cuenta con un sistema de anillos como el de Saturno. Neptuno es el octavo planeta en cuanto a distancia al Sol, y su tamaño, y quizás también su composición, es similar al de Urano, pero su eje de rotación presenta una inclinación de sólo 29° sobre su plano de órbita. Ambos planetas tienen numerosos satélites.
Plutón
El más remoto y menos conocido de los planetas es el pequeño Plutón que, junto con Caronte, su mayor satélite y casi tan grande como la mitad del propio Plutón, giran entre sí como una pareja de baile. Ciertos astrónomos opinan que Plutón y Caronte son un planeta doble. Otros defienden la idea de que Plutón es demasiado pequeño como para considerarlo un planeta mayor y que debería ser reclasificado como un planeta menor, un asteroide. Plutón parece ser una bola helada de gases congelados que quizás rodeen un núcleo sólido, con una atmósfera reducida compuesta por metano y otros gases.
El Sistema Solar exterior
Más allá de Plutón, existen dos amplias regiones de objetos helados que giran describiendo órbitas a gran distancia del Sol. La primera de ellas es el disco o cinturón de Kuiper, a una distancia entre 30 y 100 veces la que separa la Tierra del Sol, que contiene miles de objetos pequeños congelados que son, de hecho, cometas con órbitas elípticas que se acercan al Sol de manera periódica. Mientras éste los calienta, desarrollan largas colas compuestas de polvo y gases que salen de sus núcleos helados.
Los científicos sospechan que una vasta región esférica denominada nube de Oort está todavía más alejada del Sol, quizás a 50.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, casi un año-luz. La nube de Oort puede llegar a contener billones de partículas heladas que giran lentamente en torno al Sol. Los investigadores han sugerido que algunos cometas se han formado en esta nube cuando el paso de estrellas u otras alteraciones precipitaron estos materiales hacia el Sol. Incluso con esta cantidad de objetos que orbitan alrededor del Sol, el espacio entre los planetas es tan amplio que estas partículas heladas pueden estar separadas por millones de kilómetros.
El Sistema Solar en el Universo
El espacio más allá de nuestro Sistema Solar es aún más vacío. La mayor estrella del sistema estelar más cercano al Sol es Alpha Centauri, que brilla en el cielo del hemisferio sur en otoño. Alpha Centauri es, en la actualidad, una estrella triple, un racimo de tres estrellas. A diferencia del Sol, la mayoría de las estrellas del Universo tienen una o más partes asociadas. Alpha Centauri se encuentra a 4,3 años luz de distancia; es decir, a unos 40,7 billones de kilómetros. Esto significa que su luz nos tarda en llegar 4,3 años, aproximadamente lo mismo que tardaría en recibirse allí un mensaje de radio enviado desde la Tierra. Para hacerse idea de esta distancia, imagine que el Sol es un guisante de un centímetro de diámetro (en la realidad es 1,4 x 1011 veces mayor); la Tierra, una partícula invisible de polvo a 1,5 m de distancia; Júpiter, un pequeño grano de mostaza localizado a 8 m; y Alpha Centauri, como dos guisantes y una cereza, situada a 292 km. Nuestras naves espaciales más rápidas pueden llegar a Júpiter en unos cuatro años de viaje, y a esa velocidad tardarían 70.000 años en alcanzar Alpha Centauri. Este es nuestro vecino cósmico más próximo.
En fechas recientes, los astrónomos han comenzado a descubrir planetas que orbitan en torno a estrellas cercanas. Debido a la distancia y a que los planetas de otras estrellas son relativamente oscuros, los científicos sólo han sido capaces de descubrir los mayores. Mediante el uso de nuevas tecnologías, los astrónomos esperan descubrir planetas similares a la Tierra y, posiblemente, hallar evidencias de vida más allá de nuestro Sistema Solar.
Galaxias
El Sol, Alpha Centauri y otras estrellas cercanas forman parte de nuestra galaxia, conocida como Vía Láctea. Contiene unos 300.000 millones de estrellas y se asemeja a un disco plano con una protuberancia en el centro. En el cielo nocturno, el cinturón brillante que denominamos Vía Láctea es lo que vemos a través del plano del disco. El centro de la galaxia aparece como un resalte en el firmamento del hemisferio sur en invierno. Vistas desde arriba o desde abajo, las estrellas del disco forman un complejo sistema en espiral de cinco brazos curvados que salen del centro de la galaxia. La Tierra, el Sol y sus estrellas vecinas se encuentran dentro de lo que se conoce como el brazo de Orión. El Sol y sus estrellas cercanas describen órbitas alrededor del centro de la galaxia a una velocidad de 220 km/s. A esta velocidad, el Sol tarda 220 millones de años en completar una órbita entera en torno a la galaxia. Ésta mide unos 97.000 años luz de diámetro, y nuestro Sol está a 28.000 años luz del centro. La galaxia tiene un grosor de 1.000 años luz excepto en su parte central abultada, donde supera ligeramente los 3.000 años luz.
La Vía Láctea, al igual que otras galaxias, forma parte de un conjunto de galaxias conocido como Grupo Local, el cual tiene un diámetro de algo más de 3 millones de años luz y contiene cerca de 30 galaxias pequeñas y 3 grandes, entre ellas la Vía Láctea y Andrómeda (o M31), situada a 2,2 millones de años luz. La Vía Láctea quizás tenga la mayor masa del Grupo Local, si bien Andrómeda es, probablemente, la más grande. Se puede ver Andrómeda desde la Tierra a simple vista, como una nebulosa de luz en el cielo septentrional durante el otoño. Las galaxias pequeñas del Grupo Local se aglutinan en torno a la Vía Láctea, a Andrómeda y a la galaxia espiral Triángulo (o M33), la tercera importante del conjunto. Nuestro vecino galáctico más próximo, la constelación de Sagitario, en parte solapa la Vía Láctea en el punto más oriental desde el Sol. El centro de esta constelación o galaxia dista 50.000 años luz del núcleo de la Vía Láctea.
La mayoría de los astrónomos piensan que el Grupo Local forma parte de un Supergrupo Local, que podría sobrepasar los 100 millones de años luz de diámetro y cuyo centro estaría en la constelación de Virgo, a 50 millones de años luz. Más de varios miles de millones de galaxias del Universo constituyen grupos incluidos en supergrupos que, a su vez, podrían conformar otros mayores o componer lo que se denominan bandas y paredes de supergrupos, que se extienden por el espacio. Sin embargo, en muchas partes de los Supergrupos Locales y en otras estructuras del Universo existen espacios vacíos que ocupan cientos de millones de años luz. Podemos decir que el Universo tiene una textura porosa o en burbuja.
Tamaño y forma del Universo
Los astrónomos no han llegado a un acuerdo sobre el tamaño y la forma del Universo. Ciertas teorías sugieren que se trata de una figura esférica, hueca, en expansión, como una burbuja. Otras señalan que su forma es como la de una silla de montar gigante o la de una patata frita en constante incremento de su tamaño. Incluso algunos indican que se asemeja a un tubo en espiral. Pero en lo que sí coinciden la mayoría de los astrónomos es en afirmar que el Universo está en expansión, si bien desconocen si continuará expandiéndose indefinidamente o, si por el contrario, un día, dentro de miles de millones de años, se detendrá y empezará a contraerse. Mediante el uso de nuevos instrumentos y tecnologías, como el telescopio espacial Hubble, los científicos efectúan nuevos descubrimientos cada año, pudiendo quizás, en el futuro, completar el mapa del Universo y descubrir su destino final.

Desarrollo del feto humano




Aunque el periodo de gestación completo del embrión humano dura nueve meses, el feto adquiere forma humana reconocible a las 12 semanas. Los órganos vitales no alcanzan desarrollo suficiente para mantener la vida fuera del útero hasta los siete meses. El feto es sensible en particular a los efectos de las drogas, el alcohol, los rayos X y otras formas de radiación.



Feto
Feto, término que se aplica a un embrión animal una vez que ha transcurrido un periodo de tiempo determinado desde la concepción. Por ejemplo, en la reproducción humana este periodo es de ocho semanas; para el desarrollo embrionario inicial, véase Embriología.
En la primera mitad del segundo mes de gestación, el embrión humano se parece mucho al de otros mamíferos, pero al término de éste la cabeza adquiere un tamaño desproporcionado que se debe en su mayoría al desarrollo del cerebro. Los genitales externos también aparecen en la última parte de este mes. Las extremidades se hacen más patentes y el feto alcanza una longitud de 3 cm aproximadamente.
Al final del tercer mes aparecen en la mayoría de los huesos los centros de osificación, se produce la diferenciación de los dedos de las manos y de los pies, y los genitales externos muestran una diferenciación sexual definitiva. Después del cuarto mes, el feto mide casi 15 cm de longitud y pesa cerca de 113 g. Su sexo se identifica con facilidad. Su rostro es humano, y por lo general se aprecian sus movimientos. Durante el quinto y sexto mes se cubre de un vello denominado lanugo, y el cuerpo se desarrolla mucho en proporción a la cabeza. El feto alcanza una longitud de unos de 30 cm y pesa 624 g aproximadamente.
Durante el séptimo mes la piel presenta un aspecto rojizo y arrugado y se cubre de una sustancia blanca que la protege llamada vernix, o vernix caseosa, que es una mezcla de células epiteliales, lanugo y secreciones de las glándulas cutáneas. En este momento, el feto mide cerca de 40 cm y ha alcanzado un peso de más de 1 kg. La membrana pupilar desaparece de los ojos. Los órganos se hallan tan desarrollados que el feto puede ser viable fuera del útero. Un feto que nazca en ese periodo del embarazo es capaz de mover sus miembros con gran energía y de llorar con una voz débil. Después de esta etapa, durante el octavo y noveno mes, el feto pierde su aspecto arrugado como consecuencia del depósito de grasa subcutánea y los dedos de las manos y de los pies muestran uñas bien desarrolladas.
A finales del décimo mes lunar, el embarazo llega a su fin. El feto ha perdido la mayor parte del vello y está preparado para nacer; ha alcanzado una longitud de cerca de 50 cm y un peso aproximado de 3 kg. El vernix recubre la totalidad de su superficie corporal. Cuando el lactante nace antes de llegar a término y su peso es inferior a 2,4 kg se considera prematuro.
La función respiratoria se inicia en el feto en la duodécima semana de gestación y se mantiene durante toda su vida intrauterina. Sin embargo, los pulmones no funcionan en un sentido real, ya que el feto está encerrado en un saco que se llena con un líquido amniótico claro al principio del periodo embrionario. El feto obtiene el oxígeno y los nutrientes necesarios de la placenta, un órgano vascular que lo une con el útero materno, a través de la vena umbilical. A la inversa, la placenta es la responsable de transportar el dióxido de carbono y los productos de desecho desde el feto hacia la madre. La permeabilidad de la placenta aumenta con el embarazo. Los metabolitos, que son los productos de desecho del metabolismo, acceden a la circulación fetal desde la sangre materna por difusión directa a través de las membranas, y en ciertos casos, por transferencia selectiva de partículas.
Las situaciones anómalas en el medio en que se encuentra el feto son las responsables de gran parte de la mortalidad en la etapa fetal de la vida. En algunos casos el feto sobrevive, aunque su desarrollo es anómalo. Si bien ciertas anomalías están determinadas por genes específicos, la mayoría están producidas por condiciones desfavorables que originan un medio inadecuado para el desarrollo del feto. La variedad de las malformaciones humanas es casi ilimitada; algunas son menores, como el pie zambo, la fisura palatina y el labio leporino, mientras que otras son muy graves y provocan la muerte. Véase Anomalías congénitas; Embarazo y parto

Placenta
La placenta es un órgano vascularizado que atiende las necesidades de respiración y excreción del feto durante su desarrollo. La sangre fetal recorre los vasos del cordón umbilical y penetra en la placenta, cuya red capilar dactiliforme está envuelta en un tejido rico en sangre materna. En estas zonas de contacto, el dióxido de carbono y otros residuos metabólicos del feto pasan a la madre, al tiempo que desde ésta pasan al feto oxígeno y nutrientes. La sangre fetal y la sangre materna no se mezclan.

Bacterias que causan enfermedades humanas




Sólo una pequeña parte de los miles de especies de bacterias causan enfermedades humanas conocidas. Las infecciones bacterianas se evitan destruyendo las bacterias con calor, como se hace en las técnicas de esterilización y pasteurización. Cuando se producen, las enfermedades bacterianas se tratan con antibióticos. Pero el abuso de estos compuestos en los últimos años ha favorecido el desarrollo de cepas de bacterias resistentes a su acción, como Mycobacterium tuberculosis, que causa la tuberculosis.
TIPO
ESPECIE
ENFERMEDAD

Bacilo
Bacillus anthracis
Bacillus cereus
Clostridium botulinum
Clostridium perfringens
Clostridium tetani
Corynebacterium diphtheriae
Escherichia coli
Klebsiella pneumoniae
Legionella pneumophila
Mycobacterium leprae
Mycobacterium tuberculosis
Salmonella sp.
Salmonella typhi
Salmonella typhimurium
Shigella dysenteriae
Shigella sp.
Yersinia enterocolitica
Yersinia pestis
Yersinia pseudotuberculosis
Ántrax
Intoxicación alimentaria por Bacillus cereus
Botulismo
Mionecrosis clostridial (gangrena gaseosa)
Tétanos
Difteria
Diarrea
Bronconeumonía
Enfermedad del legionario
Lepra
Tuberculosis
Salmonelosis
Fiebres tifoideas
Gastroenteritis por Salmonella
Disentería bacilar
Sigelosis
Yersiniosis, gastroenteritis
Peste
Linfadenitis mesentérica
Clamidia
Chlamydia trachomatis
Tracoma, uretritis, cervicitis, conjuntivitis
Cocobacilo
Bordetella pertussis
Brucella sp.
Haemophilus influenzae
Haemophilus pertussis
Tos ferina
Brucelosis
Meningitis, neumonía bacteriana
Tos ferina
Coco
Neisseria gonorrhoeae
Neisseria meningitidis
Staphylococcus aureus

Streptococcus pneumoniae
Streptococcus pyogenes
Streptococcus sp.
Gonorrea, enfermedad inflamatoria pélvica
Meningitis
Neumonía, síndrome de shock tóxico, infecciones de la piel, meningitis
Neumonía, infecciones del oído, meningitis
Infecciones de garganta, fiebre reumática
Escarlatina, fiebre puerperal
Listeria
Listeria monocytogenes
Listeriosis, septicemia perinatal, meningitis, encefalitis, infecciones intrauterinas
Micoplasma
Mycoplasma pneumoniae
Neumonía
Rickettsia
Rickettsia prowazekii
Rickettsia rickettsii
Rickettsia typhi
Tifus epidémico, enfermedad de Brill-Zinsser (transmitida por piojos)
Fiebre de las montañas Rocosas (transmitida por garrapatas)
Tifus endémico (tifus murino, transmitido por la pulga de la rata)
Espirilo
Campylobacter fetus jejuni
Spirillum minor
Campilobacteriosis (diarrea bacteriana)
Fiebre producida por mordedura de rata
Espiroqueta
Treponema pallidum
Sífilis
Vibrio
Aeromonas hydrophila

Plesiomonas shigelloides
Vibrio cholerae 01
Vibrio cholerae no-01
Vibrio parahemolyticus
Vibrio vulnificus
Gastroenteritis, septicemia, celulitis, infecciones de heridas, infecciones de las vías urinarias
Gastroenteritis, diarrea
Cólera epidémico
Gastroenteritis
Gastroenteritis por Vibrio parahemolyticus
Infecciones de heridas, gastroenteritis, septicemia primaria

Secuoya gigante



Secuoyas gigantes
Las secuoyas gigantes alcanzan hasta 9 m de diámetro, y la corteza que cubre el tronco llega a tener 60 cm de grosor. Los contrafuertes de la base son estructuras naturales de sujeción.
 


Secuoya, nombre común de un grupo de árboles enormes, de porte majestuoso, de la familia de las Taxodiáceas, caracterizados por el tronco columnar, de color pardo rojizo, que se alza a 30 m de altura o más sobre una base de forma cónica; presenta hojas aciculares y pequeñas piñas ovales. El árbol se llama así por Sequoya, jefe del pueblo cherokee.
Las secuoyas, en otro tiempo distribuidas por toda la zona templada boreal, sucumbieron, en su mayor parte, ante el avance de las masas heladas de la época de las glaciaciones. Sólo sobrevivieron tres especies: la secuoya gigante, la secuoya roja de California y la secuoya roja del suroeste de China. El Parque nacional del Bosque Petrificado de Arizona está formado en gran medida por fósiles de especies extintas de secuoya. Se han encontrado restos fósiles de secuoyas en estratos geológicos que se remontan incluso al jurásico, hace entre 135 y 180 millones de años; los taninos evitaron la putrefacción de la madera.
SECUOYA GIGANTE
La secuoya gigante, o ‘árbol grande’ se localiza dentro de una estrecha franja de 300 km de longitud en la vertiente occidental de la sierra Nevada de California, entre los 900 y los 2.400 m de altitud. Es el más grande de todos los organismos vivos. El ejemplar mayor, llamado General Sherman, se encuentra en el Parque nacional de las Secuoyas; mide 83 m de altura y 11 m de diámetro en la parte del tronco situada por encima de la base cónica y pesa unas 1.950 toneladas. Hay otros ejemplares con alturas comprendidas entre 46 y 99 m y diámetros de tronco de hasta 9 m. La técnica del recuento de los anillos anuales de crecimiento del tronco ha demostrado que hay árboles de hasta 2.300 años de edad, aunque se cree que algunos aún vivos tienen casi 4.000 años.
Las hojas de la secuoya gigante son escuamiformes y crecen muy pegadas a las ramas. La corteza es ondulada y de textura esponjosa; en ejemplares grandes tiene hasta 60 cm de espesor. La madera es clara, de veta tosca, muy resistente a los insectos y al fuego. Casi todas las secuoyas gigantes crecen en terrenos de la red de parques nacionales de Estados Unidos o gozan de alguna clase de protección y está prohibido cortarlas.
SECUOYA ROJA DE CALIFORNIA
La secuoya roja de California crece a lo largo de la costa húmeda del Pacífico, desde el sur de Oregón hasta el centro de California, en Estados Unidos. Tiene entre 30 y 112 m de altura, una talla sólo alcanzada por ciertos eucaliptos australianos, entre los cuales hay un ejemplar de al menos 97 m. El tronco tiene hasta 7,5 m de diámetro. Se cree que la secuoya roja de California puede vivir hasta 2.500 años. Las hojas son más azuladas que las de la secuoya gigante y más aciulares. La madera es parecida, pero de veta más uniforme. A diferencia de casi todas las demás coníferas (árboles que producen piñas o conos), del tocón de una secuoya roja recién cortada brotan enseguida nuevas plantas que en 40 años alcanzan el tamaño apropiado para la explotación maderera. Por esto, y porque la madera es más abundante y más dura que la de la secuoya gigante, la secuoya roja se ha sometido a explotación intensa. Se conservan algunos ejemplares antiguos e insustituibles en los parques nacionales, pero, fuera de ellos, la especie corre peligro de extinguirse.
SECUOYA ROJA DE CHINA
En otro tiempo, ésta fue la especie de secuoya más común en América del Norte; se considera antecesora de la secuoya roja de California. Alcanza casi 30 m de altura y 1,8 m de diámetro por término medio. Forma hojas planas y ramas delgadas opuestas. A diferencia de las otras dos especies, esta secuoya es de hoja caduca. En 1941 se identificaron varios fósiles de esta especie, y algunos años más tarde se descubrieron en China varios árboles vivos. En 1948 el Arnold Arboretum de Massachusetts recogió semillas y plántulas que se han multiplicado con buenos resultados en América del Norte.
Clasificación científica: las secuoyas pertenecen a la familia de las Taxodiáceas (Taxodiaceae). La secuoya gigante es la especie Sequoiadendron giganteum; la secuoya roja de California, Sequoia sempervirens, y la de China, Metasequoia glyptostroboides.

Alquimia



Laboratorio alquimista
El análisis de metales en el siglo XVI tenía mucho más en común con el refinado que con la química moderna, como se observa por la presencia de distintos hornos en esta ilustración de un laboratorio de ensayo. Los trabajadores, denominados ensayadores o alquimistas, aparecen controlando los procesos de combustión, fundición, mezcla y refinado. El hombre del centro está fabricando ácido nítrico, utilizado para separar el oro de la plata.

Alquimia, técnica antigua practicada especialmente en la edad media, que se dedicaba principalmente a descubrir una sustancia que transmutaría los metales más comunes en oro y plata, y a encontrar medios de prolongar indefinidamente la vida humana. Aunque sus propósitos y procedimientos eran dudosos, y a menudo ilusorios, la alquimia fue en muchos sentidos la predecesora de la ciencia moderna, especialmente de la ciencia química.
La alquimia nació en el antiguo Egipto, y empezó a florecer en Alejandría, en el periodo helenístico; simultáneamente, se desarrolló una escuela de alquimia en China. Se considera que los escritos de algunos de los primeros filósofos griegos contienen las primeras teorías químicas, y la teoría expuesta en el siglo V a.C. por Empédocles —todas las cosas están compuestas de aire, tierra, fuego y agua— influyó mucho en la alquimia. Se cree que el emperador romano Calígula apoyó experimentos para producir oro a partir del oropimente, un sulfuro de arsénico, y que el emperador Diocleciano ordenó quemar todos los trabajos egipcios relacionados con la química del oro y la plata, con el fin de detener tales experimentos. Zósimo de Tebas (hacia el 250-300), descubrió que el ácido sulfúrico era un disolvente de metales y liberó oxígeno del óxido rojo de mercurio.

Taller de alquimia
Esta caricatura ilustra un taller alquimista del siglo XVII, burlándose de la búsqueda de la piedra filosofal, con la cual los metales ordinarios podrían convertirse en oro. Aquí, los alquimistas observan un experimento mientras bombean fuelles para alimentar el fuego. Aunque los dibujos como éste revelan un cierto desdén por este arte, la alquimia desempeñó un papel importante en el desarrollo de la ciencia. La transmutación de metales se consiguió en el siglo XX mediante el bombardeo con neutrones.

El concepto fundamental de la alquimia procedía de la doctrina aristotélica de que todas las cosas tienden a alcanzar la perfección. Puesto que otros metales eran considerados menos ‘perfectos’ que el oro, era razonable suponer que la naturaleza formaba oro a partir de esos metales en el interior de la Tierra, y con la habilidad y la diligencia suficientes, un artesano podría reproducir este proceso en el taller. Al principio, los esfuerzos hacia este objetivo eran empíricos y prácticos, pero en el siglo IV, la astrología, la magia y el ritual habían empezado a ganar fuerza.
Durante los califatos de los Abasíes, desde el 750 hasta 1258, floreció en Arabia una escuela de farmacia. El primer trabajo conocido de esta escuela es la obra que se difundió en Europa en su versión latina titulada De alchemia traditio summae perfectionis in duos libros divisa, atribuida al científico y filósofo árabe Abu Musa Yabir al-Sufi, conocido en Occidente como Geber; este trabajo, que podemos considerar como el tratado más antiguo sobre química propiamente dicha, es una recopilación de todo lo que se creía y se conocía por entonces. Los alquimistas árabes trabajaron con oro y mercurio, arsénico y azufre, y sales y ácidos, y se familiarizaron con una amplia gama de lo que actualmente llamamos reactivos químicos. Ellos creían que los metales eran cuerpos compuestos, formados por mercurio y azufre en diferentes proporciones. Su creencia científica era el potencial de transmutación, y sus métodos eran principalmente intentos a ciegas; sin embargo, de esta forma encontraron muchas sustancias nuevas e inventaron muchos procesos útiles.
LA ALQUIMIA EN EUROPA
La alquimia, como sucedió con el resto de la ciencia árabe, se transmitió a Europa a través de España, gracias al extraordinario florecimiento que las ciencias y las artes experimentaron en al-Andalus durante la edad media. Los primeros trabajos existentes de la alquimia europea son los del monje inglés Roger Bacon y el filósofo alemán Alberto Magno; ambos creían en la posibilidad de transmutar metales inferiores en oro. La idea estimuló la imaginación, y más tarde la avaricia, de muchas personas durante la edad media. Seguían creyendo que el oro era el metal perfecto y que los metales más comunes eran más imperfectos que el oro. Por tanto, pensaron en fabricar o descubrir una sustancia, la famosa piedra filosofal, mucho más perfecta que el oro, que podría ser utilizada para llevar a los metales más comunes a la perfección del oro.
Roger Bacon creía que el oro disuelto en agua regia era el elixir de la vida. Alberto Magno dominaba la práctica química de su época. El filósofo escolástico italiano santo Tomás de Aquino, el polígrafo mallorquín Ramon Llull y el monje benedictino Basil Valentine también contribuyeron mucho, por la vía de la alquimia, al progreso de la química, con sus descubrimientos de los usos del antimonio, la fabricación de amalgamas y el aislamiento del espíritu del vino, o alcohol etílico.
Las recopilaciones importantes de fórmulas y técnicas de este periodo incluyen Pirotecnia (1540), del metalúrgico italiano Vannoccio Biringuccio; Acerca de los metales (1556), del mineralogista alemán Georgius Agricola, y Alquimia (1597), de Andreas Libavius, un naturalista y químico alemán.
El más famoso de todos los alquimistas fue el suizo Paracelso, que vivió en el siglo XVI. Mantenía que los elementos de los cuerpos compuestos eran sal, azufre y mercurio, que representaban respectivamente a la tierra, el aire y el agua; al fuego lo consideraba como imponderable o no material. Sin embargo, creía en la existencia de un elemento por descubrir, común a todos, del cual los cuatro elementos de los antiguos eran simplemente formas derivadas. A este elemento principal de la creación Paracelso lo llamó alcaesto, y mantenía que si fuera encontrado podría ser la piedra filosofal, la medicina universal y el disolvente irresistible.
Después de Paracelso, los alquimistas de Europa se dividieron en dos grupos. El primero estaba compuesto por aquellos que se dedicaron intensamente al descubrimiento científico de nuevos compuestos y reacciones; estos científicos fueron los antecesores legítimos de la química moderna, tal como lo anuncia el trabajo del químico francés Antoine Lavoisier. El segundo grupo aceptó la parte visionaria y metafísica de la vieja alquimia y desarrolló una práctica, basada en la impostura, la magia negra y el fraude, de la que se deriva la actual noción de alquimia.

Estrellas famosas



Alpha Centauri, también llamada Rigil Kentaurus, es un sistema de tres estrellas en la constelación de Centauro. A simple vista, Alpha Centauri aparece como una única estrella con una magnitud aparente de -0,3, que la convierte en la tercera estrella más brillante del cielo. Cuando se observa a través de un telescopio se advierte que las dos estrellas más brillantes, Alpha Centauri A y B, tienen magnitudes aparentes de -0,01 y 1,33 y giran una alrededor de la otra en un periodo de 80 años. La estrella más débil, Alpha Centauri C, tiene una magnitud aparente de 11,05 y gira alrededor de sus compañeras durante un periodo aproximado de un millón de años. Alpha Centauri C también recibe el nombre de Proxima Centauri, ya que es la estrella más cercana al Sistema Solar, a una distancia de 4,3 años luz.

Beta Centauri
Beta Centauri, segunda estrella más brillante de la constelación del hemisferio sur Centauro, y undécima más brillante del firmamento. Es conocida también con los nombres de Hadar o Agena. Es una estrella supergigante azul de magnitud 0,6, aunque ligeramente variable debido a las pequeñas variaciones de tamaño que experimenta cada pocas horas. Beta Centauri se encuentra a unos 350 años luz de la Tierra. En realidad es una estrella doble; su compañera, de magnitud 3,8, es visible con telescopios potentes. Alpha Centauri y Beta Centauri actúan como indicadores de la constelación Crux, la Cruz del Sur.

Estrella doble
Estrella doble o Estrella binaria, pareja de estrellas que se mantienen unidas por gravitación y giran en torno a su centro de masas común. Los periodos orbitales, que van desde minutos en el caso de dobles muy cercanas hasta miles de años en el caso de parejas distantes, dependen de la separación entre las estrellas y de sus respectivas masas. La observación de las órbitas de estrellas dobles es el único método directo que tienen los astrónomos para pesar las estrellas. En el caso de parejas muy próximas, su atracción gravitatoria puede distorsionar la forma de las estrellas, y es posible que fluya gas de una estrella a otra en un proceso denominado transferencia de masa (véase Estrella variable). Al observar muchas estrellas, aparentemente simples, al telescopio, se descubre que son dobles; pero en el caso de parejas muy próximas sólo se averigua que se trata de dos estrellas cuando se estudia su luz mediante espectroscopia: entonces se ven los espectros de dos estrellas, y su movimiento orbital se puede deducir por los diferentes efectos Doppler en ambos espectros. Estas parejas se denominan binarias espectroscópicas. Los estudios muestran que la mayoría de las estrellas que vemos en el cielo son dobles o incluso múltiples. Ocasionalmente, una de las estrellas de un sistema doble puede ocultar a la otra al ser observadas desde la Tierra, lo que da lugar a una binaria eclipsante. En la mayoría de los casos, se cree que las componentes de un sistema doble se han originado simultáneamente, aunque otras veces, una estrella puede ser capturada por el campo gravitatorio de otra en zonas de gran densidad estelar, como los cúmulos de estrellas, dando lugar al sistema doble.

Cruz del Sur
Cruz del Sur, también Crux, constelación del hemisferio sur situada entre Centauro y la Mosca. Contiene cuatro estrellas brillantes situadas de tal forma que representan los extremos de una cruz latina. La constelación está ubicada encima del círculo polar antártico y es visible en su totalidad hasta los 25° latitud N.
Canopus
Canopus, estrella de primera magnitud, la segunda estrella más brillante del firmamento, situada en la constelación de la Quilla. Aunque Canopus está a unos 98 años luz de la Tierra, sólo es media magnitud más débil que la estrella más brillante, Sirio, que está a 8,7 años luz. A causa de su brillo, Canopus se utiliza a menudo como punto de referencia para la orientación de las naves espaciales.



Agujero negro



Agujero negro, hipotético cuerpo celeste con un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la radiación electromagnética puede escapar de su proximidad. El cuerpo está rodeado por una frontera esférica, llamada horizonte de sucesos, a través de la cual la luz puede entrar, pero no puede salir, por lo que parece ser completamente negro. Un campo de estas características puede corresponder a un cuerpo de alta densidad con una masa relativamente pequeña, como la del Sol o inferior, que está condensada en un volumen mucho menor, o a un cuerpo de baja densidad con una masa muy grande, como una colección de millones de estrellas en el centro de una galaxia.

El concepto de agujero negro lo desarrolló el astrónomo alemán Karl Schwarzschild en 1916 sobre la base de la teoría de la relatividad de Albert Einstein. El radio del horizonte de sucesos de un agujero negro de Schwarzschild solamente depende de la masa del cuerpo: en kilómetros es 2,95 veces la masa del cuerpo en masas solares, es decir, la masa del cuerpo dividida por la masa del Sol. Si un cuerpo está eléctricamente cargado o está girando, los resultados de Schwarzschild se modifican. En la parte exterior del horizonte se forma una “ergosfera”, dentro de la cual la materia se ve obligada a girar con el agujero negro. En principio, la energía sólo puede ser emitida por la ergosfera.
Según la relatividad general, la gravitación modifica intensamente el espacio y el tiempo en las proximidades de un agujero negro. Cuando un observador se acerca al horizonte de sucesos desde el exterior, el tiempo se retrasa con relación al de observadores a distancia, deteniéndose completamente en el horizonte.
FORMACIÓN
Formación de un agujero negro
Cuando el gas y el polvo interestelares de una nebulosa se condensan (1), se forma una protoestrella que emite chorros de materia. Ésta continúa condensándose por gravitación al tiempo que se calienta. Cuando la temperatura del núcleo de la protoestrella llega a 10 millones de grados, se inician una serie de reacciones nucleares (2) y nace así una estrella nueva. Más adelante, la corteza del astro sufre una expansión acompañada de calentamiento (3), lo que da lugar a la formación de una gigante roja, de diámetro entre 10 y 100 veces el del Sol. La evolución de la gigante roja depende de su masa. Si es inferior a 1,4 veces la del Sol, el astro es inestable, lanza las capas externas al espacio (5) y crea una nebulosa planetaria. A continuación, la estrella se contrae de nuevo (6) y se transforma en enana blanca, un astro del tamaño de la Tierra. Esta pequeña estrella se enfría y da lugar a una enana negra, que por su baja temperatura no brilla. Si la gigante roja es muy grande, produce hierro y otros elementos pesados, aumenta de tamaño (4) y se transforma en supergigante. Después estalla y libera la materia en el espacio. Si estalla el astro completo (8), evoluciona hacia una supernova; si sólo estalla la parte externa (7), se forma una nova. Según su masa, la supernova engendra una estrella de neutrones (9), o un agujero negro (10) si el núcleo del astro desintegrado tiene una masa suficientemente elevada.


Los agujeros negros pueden formarse durante el transcurso de la evolución estelar. Cuando el combustible nuclear se agota en el núcleo de una estrella, la presión asociada con el calor que produce ya no es suficiente para impedir la contracción del núcleo debida a su propia gravedad. En esta fase de contracción adquieren importancia dos nuevos tipos de presión. A densidades mayores de un millón de veces la del agua, aparece una presión debida a la alta densidad de electrones, que detiene la contracción en una enana blanca. Esto sucede para núcleos con masa inferior a 1,4 masas solares. Si la masa del núcleo es mayor que esta cantidad, esa presión es incapaz de detener la contracción, que continúa hasta alcanzar una densidad de mil billones (1015) de veces la del agua. Entonces, otro nuevo tipo de presión debida a la alta densidad de neutrones detendría la contracción en una estrella de neutrones. Sin embargo, si la masa del núcleo sobrepasa las 1,7 masas solares, ninguno de estos dos tipos de presión es suficiente para evitar que se hunda hacia un agujero negro. Una vez que un cuerpo se ha contraído dentro de su radio de Schwartschild, teóricamente se hundirá o colapsará en una singularidad, esto es, en un objeto sin dimensiones, de densidad infinita.
En 1994, el telescopio espacial Hubble proporcionó sólidas pruebas de que existe un agujero negro en el centro de la galaxia M87. La alta aceleración de gases en esta región indica que debe haber un objeto o un grupo de objetos de 2,5 a 3.500 millones de masas solares.
El físico inglés Stephen Hawking ha sugerido que muchos agujeros negros pueden haberse formado al comienzo del Universo. Si esto es así, muchos de estos agujeros negros podrían estar demasiado lejos de otra materia para formar discos de acreción detectables, e incluso podrían componer una fracción significativa de la masa total del Universo. En reacción al concepto de singularidad, Hawking ha sugerido que los agujeros negros no se colapsan de esa forma, sino que forman “agujeros de gusano” que comunican con otros universos diferentes al nuestro.
Un agujero negro de masa suficientemente pequeña puede capturar un miembro de un par electrón-positrón cerca del horizonte de sucesos, dejando escapar al otro (véase Rayos X: Producción de pares). Esta partícula sustrae energía del agujero negro, provocando la evaporación de éste. Cualquier agujero negro formado en los comienzos del Universo, con una masa menor de unos pocos miles de millones de toneladas ya se habría evaporado, pero los de mayor masa pueden permanecer.
En enero de 1997, un equipo de astrofísicos estadounidenses presentó nuevos datos sobre los agujeros negros. Sus investigaciones se extendieron a nueve sistemas binarios de estrellas, emisores de rayos X (binarias de rayos X). En cinco de los nueve casos, cuando el material de la estrella de menor masa golpea la superficie del otro objeto, éste emite una radiación brillante en su superficie; se trata de una estrella de neutrones. En las otras cuatro binarias, de las que se creía que contenían agujeros negros, la radiación emitida por el segundo objeto es mínima: la energía desaparecería a través del horizonte de sucesos. Estos datos constituyen el conjunto de pruebas más directo (aunque no definitivo) de la existencia de agujeros negros. El mismo equipo de investigadores informó también del descubrimiento de tres nuevos candidatos a agujeros negros localizados en los centros de las galaxias NGC 3379 (también conocida como M105), NGC 3377 y NGC 4486B.

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