Taj Mahal




Vista del Taj Mahal, Āgra
Situado en Āgra, es el más famoso de todos los edificios antiguos de la India, y uno de los monumentos más emblemáticos del arte mogol. En 1983 fue declarado, por la UNESCO, Patrimonio cultural de la Humanidad.


Taj Mahal, situado en Āgra, es el más famoso de todos los edificios antiguos de la India, y uno de los monumentos más emblemáticos del arte mogol. Se construyó como mausoleo para Arjumand Banu Begam, esposa favorita de Sha Jahan conocida con el sobrenombre de Mumtaz Mahal (la elegida del palacio), que murió en 1631, al dar a luz.
La construcción del Taj Mahal se prolongó durante 20 años, y se dice que en ella intervinieron 20.000 hombres. La tumba propiamente dicha, de más de 73 m de altura, está decorada profusamente con inscripciones coránicas y relieves escultóricos, fue construida entre 1632 y 1643. Se alza sobre un podio cuadrado con un minarete en cada esquina. Está flanqueada por una mezquita y, en el otro lado, por el jawab, un edificio sin otra función que la de equilibrar la composición.
El jardín que precede a la tumba mide 300 m de anchura, está dominado por un gran estanque central y se abre al exterior por una puerta monumental. Cerca de él se agrupan otras mezquitas y las tumbas del resto de las esposas. Los cenotafios de Mumtaz Mahal y de Sha Jahan, que murió en 1666, se yerguen en el centro de una sala octogonal, rodeados por una pantalla perforada de mármol y piedras semipreciosas. Se desconoce la identidad del arquitecto del Taj Mahal, pero algunos estudiosos han sugerido que pudo participar algún maestro turco o persa. En 1983 fue declarado, por la UNESCO, Patrimonio cultural de la Humanidad.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Templos




Wat Phra Kaeo, Bangkok
Los templos budistas tailandeses se conocen con el nombre de wat. El wat Phra Kaeo (el templo del Buda de esmeralda), que muestra la fotografía, está situado en la capital, Bangkok, y data del año 1785.

Templo, edificio dedicado a una o más divinidades. La palabra templo se deriva del latín templum, lugar sagrado o espacio ceremonial. Este tipo de construcciones suelen destacarse del resto de su entorno y tienen un marcado carácter arquitectónico. Son comunes a casi todas las culturas, aunque en unos casos se considera la morada divina y en otros es un lugar sagrado desde donde se puede contactar con la divinidad. Por lo general, el concepto incluye la mezquita, la sinagoga y la iglesia, y en ocasiones también se utiliza para designar al edificio que alberga a una comunidad religiosa.
Su origen se remonta a las sociedades primitivas y surge de la necesidad de establecer alguna relación con las fuerzas ocultas de la naturaleza. En torno al templo se realizaban las actividades rituales, y en muchas culturas los oficiantes alcanzaron un poder considerable. Estos edificios aparecían relacionados con algún fenómeno natural, como una montaña sagrada o la trayectoria del Sol, o se erigían sobre un lugar elevado, para aminorar la distancia entre el cielo y los mortales.
FORMAS DE TEMPLOS
Su forma varía desde un sencillo montículo artificial hasta los grandes conjuntos compuestos por innumerables construcciones. Sin embargo, incluso en los sistemas más complejos, siempre destaca una construcción que alberga el templo propiamente dicho. Algunos consisten en una plataforma desde la que se observan fenómenos naturales o fuegos rituales, pero la mayoría contiene un santuario reservado en exclusiva a la divinidad, cuya presencia invisible se simboliza con una imagen esculpida, un icono o un relicario. Para investir este espacio de respeto sagrado, se aísla del resto por medio de puertas, cancelas o columnatas, encerrado en el interior de la estructura del templo. Otra de las disposiciones habituales consiste en un altar, hecho de madera o de un bloque de piedra, donde se ofrecen sacrificios a la divinidad y a cuyo foco se dirigen las plegarias de los fieles. Los altares de los templos clásicos griegos y romanos estaban situados frente al edificio, en el exterior del templo propiamente dicho, a cuyo santuario (cella) no podían acceder los laicos.
Los templos suelen erigirse en el interior de un recinto, en ocasiones sagrado, que extiende su influjo más allá del propio edificio. Los pórticos del cercado, elaborados cuidadosamente, ayudan a controlar el flujo de fieles y peregrinos. Los grandes templos suelen incluir habitaciones para los clérigos, sanatorios, monasterios, tiendas y hospederías, y en ocasiones incluyen graneros, que cierran el vínculo entre los cultos religiosos y la agricultura, convirtiendo al clero en depositario de las cosechas de cereales. En muchas sociedades coexisten grandes complejos religiosos con pequeños templos o ermitas, aislados y dedicados a cultos marginales.
Los templos se pueden dividir en dos tipos: el macizo, como las pirámides o los túmulos escalonados, y el habitable, que contiene el santuario en su interior y presenta al exterior fachadas arquitectónicas. El primero es un hito cargado de simbolismo que se eleva hacia el cielo, mientras que el segundo es la morada digna para un dios. Ambos se destacan sobre el resto de las construcciones, en una expresión rotunda de la cultura religiosa de cada pueblo.
TEMPLOS DE EGIPTO Y MESOPOTAMIA
Templo de Amón, en Luxor

En el antiguo Egipto los templos fueron siempre estructuras grandiosas, construidas con grandes bloques y columnas pétreas. En ocasiones los gobernantes iban ampliándolos sucesivamente hasta formar conjuntos fragmentarios, como en el caso del gigantesco templo de Amón en Karnak, iniciado durante el reinado de Sesostris I y terminado con Ramsés II. Los acantilados del Nilo se usaron como lugar de emplazamiento para otras edificaciones, una de cuyas muestras más impresionantes es el templo funerario de Hatshepsut en Tebas, excavado en la roca a una escala sobrehumana. La profusión de bajorrelieves (alrededor de las construcciones) y de pinturas narraba la mitología divina y sus conexiones con los faraones o los reyes egipcios. En la antigua Mesopotamia se impuso un templo en forma de colina llamado zigurat, una elevada torre piramidal decreciente a la que se podía ascender a través de rampas exteriores. El ejemplo mejor conservado es el del dios de la luna Nanna en Ur (actual Irak, c. 2100 a.C.). En los últimos siglos antes de nuestra era hicieron su aparición en esta zona los templos hipóstilos con cellas interiores, propios de la cultura griega.
TEMPLOS GRIEGOS
Partes de un templo griego
La tipología arquitectónica que se desarrolló en Grecia a principios del siglo VII a.C. ha llegado hasta nuestros días como el prototipo del templo para la cultura occidental. Se levantaba a menudo sobre la colina de una ciudad y consistía en un recinto rodeado de columnas cubierto por un tejado a dos aguas. En esta ilustración aparecen señalados sus principales elementos.

Hacia principios del siglo VII a.C. se desarrolló en Grecia una nueva tipología arquitectónica, compuesta por un recinto de columnas que sustentan una cubierta plana a dos aguas, que ha llegado hasta nuestros días como la imagen inmediata del templo para la cultura occidental. Esta forma, que alcanzó la perfección en el Partenón (c. 448-432 a.C.) de la Acrópolis ateniense, ha sido y sigue siendo una fuente inagotable para la historia de la arquitectura. El templo griego se levanta a menudo sobre la colina de una ciudad (acrópolis), está construido en mármol fino y sobresale por sus proporciones perfectas y por la rotundidad de su silueta. Se apoya sobre un basamento escalonado en tres gradas o crepidoma, del que parten las columnas y los muros de la cella. Los frontones de los testeros, y en algunas ocasiones el friso y los capiteles de las columnas, están decorados con motivos escultóricos. Con el tiempo, los tres órdenes o cánones de columnas inventados por el mundo griego —dórico, jónico y corintio— se convirtieron en las piedras angulares del lenguaje arquitectónico occidental.
TEMPLOS ROMANOS
Los templos de la antigua Roma (siglo IV a.C.- siglo III d.C.) heredaron la tipología constructiva de los griegos. Sin embargo, los modelos romanos presentan una escalinata en uno de los extremos para acceder hasta la parte superior de la gran plataforma o podio sobre la que descansa el conjunto, que sustituye al crepidoma griego. Cada ciudad romana tenía al menos un templo de estas características, situado en la propia trama urbana en lugar de sobre la acrópolis, destacado sólo por la elevación propia que le proporcionaba el podio. Uno de los ejemplos mejor conservados de esta tipología es la Maison Carrée (casa cuadrada) de Nimes, en el sur de Francia. Los templos griegos y romanos han influido sobre otras muchas tipologías occidentales, en especial en los edificios públicos, religiosos o civiles, que han pretendido cimentar su autoridad en el pasado clásico.
TEMPLOS HINDÚES
Gran stupa de Sanchi
La gran stupa de Sanchi en Madhya Pradesh (India) se construyó entre los siglos III a.C. y I d.C. El templo consta de un túmulo macizo rodeado por un recinto vallado de piedra y cuatro puertas ceremoniales llamadas toranas. El culto consistía en rodear la stupa, que simboliza la montaña del mundo, el monte Meru.
Scala/Art Resource, NY
Los dos edificios principales del budismo son la stupa, montículo semiesférico, y la chaitya o santuario excavado. Las primeras son relicarios que representan la estructura celestial, ascendiendo desde la tierra a través de recintos concéntricos. El ejemplo más destacado es la stupa de Sanchi (siglo III a.C.-principios del siglo I d.C.), un templo de planta circular en cuyo perímetro se dispone un camino cercado por el que se realiza la entrada ritual. La semiesfera central es maciza y está coronada por otro recinto cuadrado que simboliza la cima del monte Meru, la montaña del mundo. En el polo opuesto, la chaitya es esencialmente un espacio interior, por lo general excavado en la roca, como en el caso de la chaitya de Karli (hacia comienzos del siglo II). Este edificio cuenta también con una stupa en uno de sus extremos, separada por un deambulatorio semicircular y decorada, como el resto del santuario, con gran cantidad de altorrelieves.
Los templos de la religión hindú son grandes recintos rectangulares y simétricos que cuentan con una torre llamada shikara y otras edificaciones subsidiarias. Uno de los más emblemáticos es el templo principal de Bhubaneswar (siglos VIII-XIII), cuyo santuario está situado en la intersección de los dos ejes del recinto. La shikara que lo cubre parece una enorme fuente de piedra cubierta por una cupulilla que sostiene un florón, y el resto de las construcciones imitan su forma. Este estilo arquitectónico es típico del norte de la India, mientras que el sur se caracteriza por la utilización de la gopura, una portada monumental compuesta por dos torres decoradas con exuberancia. El santuario propiamente dicho de todos los templos hindúes es una especie de cueva abovedada mediante sillares en voladizo. Los templos jainíes, como el templo de mármol del monte Abu (siglo XIII) de la zona occidental de la India, presentan una estructura formal más compleja, ordenados en retículas y precedidos por largos ejes rituales.
La arquitectura budista influyó también en otras zonas de Asia, como el conjunto de Borobudur (construido en el siglo IX) en Java, compuesto por una stupa central sobre una base escalonada flanqueada por otras stupas menores. En Camboya destacan los monumentos erigidos por la dinastía Jemer, como Angkor Wat (comienzos del siglo XII), un templo cosmogónico de tradición hindú. Este enorme edificio se organiza a partir de tres explanadas concéntricas rectangulares, en cuyos extremos se disponen pequeñas torres que van creciendo a medida que nos acercamos al santuario central.
TEMPLOS CHINOS Y JAPONESES

Templo del Cielo, China
De los numerosos templos que pueden encontrarse en la parte antigua de Pekín quizá el más conocido y hermoso sea el templo del Cielo. Formado por dos magníficas construcciones ceremoniales de forma redonda con tejados de tejas barnizadas, se considera uno de los mayores logros arquitectónicos de la China tradicional. En la imagen, El Salón de Oración para las Buenas Cosechas.

Aunque la arquitectura china es esencialmente civil, también se construyeron monumentos o espacios reservados a las ceremonias religiosas. Con la llegada del budismo se comenzaron a utilizar como templos las grandes salas alargadas y relativamente bajas de la tradición china, aunque más tarde se añadieron otras estructuras más verticales para albergar la estatua de Buda. El material habitual para la construcción de estos edificios era la madera, ensamblada mediante complicados sistemas de pilares y correas que generaban las sutiles curvaturas propias de las techumbres de Extremo Oriente. La pagoda fue otra de las tipologías características de China, una torre poligonal compuesta por varios niveles que disminuyen en anchura según se eleva el edificio, con tejados en voladizo desde cada uno de los pisos. Una de las más espectaculares es la del templo del Cielo en Pekín (reconstruido en 1890 según el original de 1540), un edificio de planta circular que parece un gran sombrero cónico.
Las construcciones religiosas japonesas, heredadas de las chinas, se conservan en buen estado gracias a la técnica de la reconstrucción del original cada veinte años. El santuario de Ise, por ejemplo, aunque es una obra reciente, reproduce con exactitud el original de la capilla del interior del siglo III a.C. Aunque también se construyeron pagodas, la forma tradicional del templo sintoista japonés es una construcción muy simple, cuyas mejores virtudes son la claridad estructural y la economía expresiva.

TEMPLOS PRECOLOMBINOS

Pirámide del Sol en Teotihuacán
La pirámide del Sol de Teotihuacán, en México, se erigió entre los años 50 y 200 de la era cristiana. Está construida con adobes recubiertos de piedra y alcanza una altura de 61 metros. Se compone de cinco cuerpos construidos con el sistema de talud y tablero que flanquean una escalera ceremonial que conduce a su cima, donde se alzaba un templo. Está orientada al este, por lo que el sol se pone exactamente frente a ella en el solsticio de verano.

Los monumentos religiosos del área mesoamericana (los actuales México, Belice, Guatemala, Honduras y Costa Rica) constituyen la expresión arquitectónica más importante de los pueblos anteriores a la colonización española. La cultura teotihuacana, asentada durante el primer milenio de nuestra era en Teotihuacán, a 45 km de la actual ciudad de México, nos ha legado las impresionantes pirámides del Sol y de la Luna (siglo III a.C.). La primera, una pirámide escalonada de 64 m de altura compuesta por cinco niveles en cuya cima se alzaba un pequeño templo del que sólo quedan los cimientos, es la mayor estructura de la América precolombina. El templo o pirámide de la Luna, posterior y un poco menor (unos 42 m de altura), tiene una estructura más compleja. Ambas forman un conjunto arquitectónico completado por otras pirámides, como la de Quetzalcóatl, una Ciudadela, un paseo ritual conocido como la Avenida de los Muertos, palacios y grandes plazas. Todos los elementos contaban con una rica decoración escultórica desaparecida en parte, de la que se conservan excelentes relieves en los plintos y los frisos de algunas pirámides.
Los mayas también construyeron pirámides, aunque los templos erigidos en lo alto de ellas consistían en espacios cerrados y cubiertos con gruesos muros de piedra. Los mejores ejemplos del periodo clásico de esta cultura se encuentran en Tikal (Guatemala, siglos III-VIII), Palenque en la zona de Chiapas (siglos VII-VIII) y Copán (Honduras, siglos VII-VIII). Los edificios del periodo posclásico recibieron la influencia de las culturas norteñas, como se comprueba en el Templo de los Guerreros (siglos XI-XII) de Chichén Itzá, reproducción del templo de la Estrella Matutina de Tula, en la meseta mexicana. Éste se compone de una plataforma escalonada sobre la que se eleva el templo, precedida por una columnata en la que desemboca el camino procesional. La mayoría de las construcciones mesoamericanas eran de adobe recubierto con losas de piedra, aunque en algunas obras también se empleaba el enlucido con pinturas decorativas para sustituir a los relieves escultóricos.
Las culturas centroandinas se caracterizan por la monumentalidad de sus arquitecturas ciclópeas. Uno de los primeros ejemplos es el recinto sagrado de Chavín de Huantar (c. 900 a.C.), en el que se observan similitudes con los templos olmecas de La Venta (México). Otro centro religioso similar es el de Tiahuanaco (c. 300-900), del que se conservan restos de una pirámide de base triangular y una puerta monolítica conocida como Puerta del Sol. De la cultura inca han sobrevivido algunos ejemplos impresionantes de arquitectura religiosa, como la ciudadela incompleta de Ollantaytambo (c. 1438), cuyo templo situado en la cumbre de una colina estaba flanqueado por seis grandes piedras talladas de granito. Sin embargo, el templo principal del Imperio, el gran salón de la Huaca del Sol o Coricancha, está ocupado en la actualidad por el monasterio de Santo Domingo, que tan sólo conserva indicios de su planta.

Pirámides




Pirámide de Kefrén en Gizeh
El conjunto de pirámides de Gizeh es una de las obras arquitectónicas más conocidas. La pirámide de Kefrén alcanza una altura de 143,5 m y se construyó como tumba para el faraón Kefrén hacia el año 2530 a.C. En la parte superior del edificio se puede observar la piedra que recubría sus cuatro caras.

Pirámide, edificios sólidos de base poligonal y lados convergentes en un vértice construidos por algunas civilizaciones antiguas, especialmente en el antiguo Egipto y en la América precolombina. La figura de las egipcias era exactamente una pirámide recta de base cuadrada, mientras que las americanas presentan un perfil troncopiramidal compuesto por pisos o gradas que conducen a una coronación plana.
Los ejemplos egipcios más notables se sitúan hacia los años 2700 y 1000 a.C. En América, este tipo de estructuras se erigieron desde el año 1200 a.C. hasta la conquista española.
Las pirámides africanas parecen no tener ninguna conexión cultural con las del continente americano, y no sólo se diferencian por su forma sino también por su función. En Egipto se emplearon como tumbas de los faraones, mientras que en América servían como plataformas para templos, aunque en ocasiones también incorporaron enterramientos.
EGIPTO

Pirámides de Gizeh
Este vídeo nos ofrece un breve recorrido por una de las siete maravillas del mundo, las pirámides de Gizeh, cerca de El Cairo (Egipto), construidas para albergar la tumba de los faraones Keops, Kefrén y Mikerinos. Junto a ellas también se levanta la misteriosa figura de la Gran Esfinge, con cuerpo de león y cabeza humana.



Interior de una pirámide
Las cámaras sepulcrales de las pirámides egipcias albergaban el sarcófago del faraón y los bienes materiales que debían acompañarle en su viaje al más allá. Estas cámaras estaban situadas al final de largos pasajes que podían estar sellados o construidos de forma que confundieran a los posibles ladrones de tumbas. Esta sección transversal de la pirámide de Keops muestra la disposición interna del conjunto de pasajes y cámaras sepulcrales.

El mayor grupo de pirámides egipcias es el que se encuentra en Gizeh, cerca de El Cairo. La mayor de ellas, que alcanza los 146 metros de altura, es la Gran Pirámide del faraón Keops, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. Todavía se conservan restos de unas 70 pirámides diseminadas por el territorio de Egipto y Sudán. El antecedente de estas pirámides perfectas fueron las pirámides escalonadas, llamadas así porque sus sucesivas capas o pisos de piedra o ladrillo parecen enormes peldaños. El ejemplo mejor conservado de este tipo de enterramientos es el de Saqqara, cerca de El Cairo, construido hacia el año 2600 a.C.
AMÉRICA
Pirámide de Xochicalco
Esta litografía, obra del arquitecto y diseñador alemán del siglo XIX Carlos Nebel, reproduce la llamada Pirámide de las Serpientes Emplumadas, ubicada en el yacimiento de Xochicalco, y se encuentra en la Biblioteca Nacional de México.

Las pirámides en el continente americano estaban rodeadas por un recinto sagrado o plaza ceremonial. El conjunto más antiguo es el de la cultura olmeca de La Venta, construido hacia el año 1200 a.C. en el actual estado de Tabasco, en el sureste de México. El resto de las pirámides posteriores de casi todo el continente, incluidos los ejemplos mayas y centroandinos, parecen tener su origen en el modelo olmeca. Entre los ejemplos más importantes de América se encuentran las pirámides del Sol y de la Luna (cercano a México D.F.) en Teotihuacán, la pirámide del templo de la Estrella Matutina en Tula (actual estado de Hidalgo, México) y la Huaca del Sol en Moche (Perú).

 
Pirámide del Sol en Teotihuacán
La pirámide del Sol de Teotihuacán, en México, se erigió entre los años 50 y 200 de la era cristiana. Está construida con adobes recubiertos de piedra, con el sistema tablero-talud y alcanza una altura de 61 metros. Una escalera ceremonial conduce a su cima, donde se alzaba un templo.

Las siete maravillas del mundo



Las siete maravillas del mundo fueron otras tantas obras arquitectónicas consideradas por los antiguos griegos y romanos como las más importantes de su tiempo. Eran las siguientes: las pirámides de Gizeh en Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, el templo de Artemisa en Éfeso, la estatua criselefantina de Zeus en Olimpia, el mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el faro de Alejandría.



El templo de Artemisa en Éfeso (Grecia, 356 a.C.) combinaba su imponente tamaño con una profusa ornamentación helenística y fue destruido por los bárbaros en el año 262 d.C.

Templo de Diana
El templo de Diana o Artemisa en Éfeso se construyó en el año 356 a.C. y fue destruido por los godos en el 262 d.C. La ilustración es una recreación de Maarten van Heemskerck, excesivamente influida por la imagen romanizada que se tenía en el siglo XVI de la antigüedad clásica.





El Coloso de Rodas fue una estatua de bronce de 30 m de altura que representaba a Helios, dios griego del Sol, erigida entre el 303 a.C. y el 280 a.C. como puerta de entrada a la bahía de Rodas y destruida parcialmente en el 225 a.C.

Coloso de Rodas
El Coloso de Rodas se construyó hacia el año 280 a.C. para vigilar la entrada al puerto de Rodas. En este grabado de Maarten van Heemskerck se aprecia su gran altura, que sobrepasaba los 30 metros.





El faro de Alejandría (c. 280 a.C.), situado en una isla de la bahía de Alejandría (Egipto), se convirtió en el faro más célebre de la antigüedad gracias a su impresionante altura de 134 m, pero fue destruido en el siglo XIV.

Faro de Alejandría
El faro de Alejandría se alzaba en una isla de la bahía de Alejandría y alcanzaba una altura de 134 metros. La ilustración es un grabado de Maarten van Heemskerck.






Los jardines colgantes de Babilonia, probablemente construidos por el rey Nabucodonosor II hacia el 600 a.C., consistían en una serie de terrazas ajardinadas que formaban una especie de montaña artificial.

Jardines colgantes de Babilonia
Este grabado del artista holandés del siglo XVI Maarten van Heemskerck muestra los jardines colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo. En realidad los jardines no eran colgantes, sino que ocupaban las terrazas y la azotea del palacio real de Nabucodonosor II. Su construcción se llevó a cabo hacia el año 600 a.C., probablemente para consolar a la esposa persa del rey, que sentía nostalgia de los paisajes de su tierra natal.






El mausoleo de Halicarnaso (c. 353 a.C.) era una tumba monumental, esculpida por los mejores artistas de la época para el rey Mausolo de Caria (Asia Menor), de la que tan sólo se conservan algunos fragmentos.

Mausoleo de Halicarnaso
El mausoleo de Halicarnaso, recreado aquí en un grabado de Maarten van Heemskerck, se construyó hacia el año 353 a.C. El edificio era un enorme monumento funerario para los restos del rey Mausolo de Caria, en Asia Menor.






La estatua criselefantina de Zeus (mediados del siglo V a.C.) fue una figura de 12 m de altura tallada por el escultor griego Fidias para ocupar la cella del templo de Zeus en Olimpia.

Estatua criselenfantina de Zeus
El escultor griego Fidias talló esta estatua de Zeus de 12 m de altura hacia el año 435 a.C. para el templo de Zeus en Olimpia. El cuerpo estaba esculpido en marfil y las vestimentas y sus joyas eran de oro, de ahí que se conozca con el adjetivo de criselefantina.





Las pirámides de Gizeh, en Egipto, construidas durante la IV dinastía (c. 2680 a.C.-c. 2544 a.C.), constituyen el conjunto más antiguo de las siete maravillas y el único que ha sobrevivido hasta nuestros días.

Pirámides de Egipto
Las conocidas pirámides de Gizeh, cerca de El Cairo (Egipto), son las más antiguas y las únicas conservadas de las siete maravillas del mundo. La Gran Pirámide de Keops alcanza una altura de 146 m, y, junto con las de Kefrén y Mikerinos, constituye uno de los conjuntos más representativos de la arquitectura del antiguo Egipto.

La Gran Muralla china




La Gran Muralla china es la estructura artificial con mayor longitud del mundo; se extiende a lo largo de más de 6.000 kilómetros. Qin Shi Huangdi, el primer emperador de China (221-210 a.C.), construyó la mayor parte de la muralla, con tierra, piedra y ladrillo, como barrera frente a los ataques de los pueblos nómadas del norte. Tras siglos de abandono, los comunistas chinos restauraron tres secciones de la fortificación con fines turísticos, incluida esta parte cercana a Pekín, la capital de China.



Gran Muralla china, fortificación a lo largo de la frontera norte y noroeste de China, que se extiende desde Qinhuangdao, en el golfo de Bohai (Po Hai), por el este, hasta la provincia de Gansu por el oeste, con una muralla interior que va hacia el sur desde las proximidades de Pekín hasta llegar casi a Handan. El mayor trecho de la muralla fue construido bajo el reinado de Qin Shi Huangdi, primer emperador de la dinastía Ch'in (Qin), como defensa contra los ataques de los pueblos nómadas de las estepas del norte. El trabajo sistemático de construcción de la muralla comenzó hacia el año 221 a.C., después de que Qin Shi Huangdi unificara China bajo su dominio, y finalizó hacia el 204 a.C. Es probable que ya existieran pequeñas secciones de la muralla, pero se cree que Qin Shi Huangdi edificó 1.900 kilómetros durante su reinado. Sin embargo, se sigue especulando sobre si la primera muralla fue alguna vez una fortificación única y uniforme. En los siglos posteriores, sobre todo durante el periodo de la dinastía Ming (1368-1644 d.C.), la Gran Muralla fue reparada y ampliada, reemplazando con mampostería los terraplenes originales. Finalmente la fortificación llegó a alcanzar una longitud superior a los 6.000 km, siguiendo el curso de los ríos en lugar de tender un puente sobre ellos y adaptándose a los contornos de montañas y valles en su trazado. La muralla se construyó con tierra y piedra, y se revistió de ladrillos por su lado oriental. Tiene una anchura de 4,6 a 9,1 metros en su base y se estrecha hasta 3,7 metros en la parte más alta. La altura media es de 7,6 metros sin tener en cuenta el parapeto almenado. Hay atalayas de casi doce metros de altura situadas a intervalos de casi 180 metros. Varios cientos de kilómetros de la Gran Muralla permanecen intactos en los tramos orientales, y al parecer es la única estructura construida por el hombre que es visible desde el espacio. A pesar de su tamaño, nunca fue una defensa segura contra la amenaza nómada, con la que sólo pudieron acabar las graduales campañas de los emperadores Qing, descendientes de los invasores del norte. En 1987 fue declarada, por la UNESCO, Patrimonio cultural de la Humanidad.

Matusalén, la criatura más vieja



Antes de la fundación de  Roma, antes del siglo dorado de Atenas y 1,600 años antes  de que se iniciaran las pirámides, en la falda de una montaña de California germinó una semilla. El árbol que nació de aquella semilla  existe aún en la actualidad: es la criatura más longeva del mundo.
Se trata de Matusalén, un pino de ásperas piñas, que extiende sus raíces  en las Montañas Blancas, a 2,700 metros de altitud.
Pero aún  existía otro pino más antiguo que Matusalén.  Fue derribado en 1964 para su estudio científico  y en él se contaron 4,900 anillos.
Opinan los científicos que un pino de estas especies puede vivir 5,500 años. Así pues, el viejo Matusalén puede seguir en pie durante 30 generaciones.
En un laboratorio de la Universidad de Arizona se ha comprobado un calendario científico, basado en los anillos de estos pinos y en viejos restos de estos árboles. De este modo  ha podido seguirse  el curso de la historia  hasta el año 6,200 antes de J. C.
En el Monte Washington, al este de Nevada, se han descubierto restos fósiles  de la especie  a que pertenece matusalén por encima de la altitud que se arraigan tales pinos. Mediante un examen  de las células dañadas  se a averiguado con precisión  algunas condiciones  climáticas  del pasado, como anormales oleadas de frio  acaecidas en los veranos de 1453 y 1601.
Computadoras orgánicas.
Se examinaron también  granos de polen  atrapados en los diversos anillos  de un tronco. De este modo se ha podido establecer comparación  entre la vida vegetal de años tan distantes  como por ejemplo, el 1,300 ante de J.C. , y el 350 después de J. C.
En consecuencia estos pinos son para nosotros  computadores orgánicos  que registran automáticamente  las cambiantes condiciones de la vida del planeta.
Paradójicamente, los más viejos de estos pinos  crecen en condiciones más adversas: en tierras escarpadas y rocosas  a 2,900 metros sobre el nivel del mar, con una ligera capa de suelo ye escasas precipitaciones.
En condiciones favorables estos pinos crecen más  deprisa pero se deterioran y mueren en menos tiempo.
Los pinos antiguos han obligado  a corregir  algunos asertos  referentes a la prehistoria.
El método del carbono utilizado generalmente  para fechar descubrimientos  arqueológicos, reveló sus deficiencias al aplicarlo a los anillos del pino. Como es sabido el sistema calcula  la edad  de los fósiles en base a la cantidad de carbono 14 que han perdido.
Pero el método presuponía  que el carbono  de la atmosfera, debido a bombardeos radiactivos, permanecía constante. El examen de los pinos hizo advertir  fluctuaciones  en la cantidad  de carbono, con algunas discrepancias  en el cómputo de fechas.
Los pinos y la civilización.
Se elaboró un sistema más exacto, basado  en la escala  del pino al que aludimos, que resolvió los errores (fechas que diferían  entre varios siglos  y 1,000 años).
No se trataba únicamente de reajustar algunas fechas, sino de algo más grave: el nuevo sistema ha trastocado  ciertos supuestos en los influjos  de las antiguas civilizaciones.
Colin Renfrew, arqueólogo de la Universidad de Southampton  (Gran Bretaña), ha manifestado  que en España  y el Noroeste de Francia  existen algunos megalitos que pueden ser más antiguos que las pirámides.
Se ha indicado también gracias al nuevo sistema de fijación de fechas, que pudo ser Europa y no el Oriente  (como hasta ahora se ha creído), la pionera  tanto en el uso de los metales  como en las grandes conquistas de arquitectura  y la ingeniería de la antigüedad.
En tal caso el poder creador de los primeros europeos no anduvo a la zaga  del de las civilizaciones  avanzadas  de otros lugares. Ello significa,  afirma Renfrew, que tendrían que volverse a escribir los libros de prehistoria.
Pero no acaba aquí la utilidad  de la estirpe del viejo Matusalén. Estos pinos sirven también para el estudio  de ciertos aspectos  de la ciencia  y del saber, aun más fundamentales y complejos.
En Checoslovaquia  se ha empleado  la madera de este árbol  para estudiar posibles  variaciones en el magnetismo  terrestre. En la Universidad de California se han utilizado para comprobar  los efectos de las pruebas nucleares. En la Costa Estadounidense del Pacífico. Sirven también de detectores de la contaminación atmosférica causada por la industria y el tráfico automotriz.
 Y es así, como un árbol, cuya presencia en la Tierra  se anticipó a los albores  de la civilización, ayuda a los humanos a conocer su pasado, su presente  e, indirectamente su futuro.

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