La asombrosa Predestinación


Predestinación. (Del lat. praedestinatĭo, -ōnis). f. Destinación anterior de algo. || 2. Rel. por antonom. Ordenación de la voluntad divina con que ab aeterno tiene elegidos a quienes por medio de su gracia han de lograr la gloria.

Jansenio
El teólogo flamenco Jansenio expuso sus principales reflexiones en Augustinus (1640). A partir de la estricta interpretación de determinados temas del pensamiento de san Agustín de Hipona, mantenía la doctrina de la predestinación absoluta. Para él, los seres humanos dependen de la gracia divina para obrar bien y están destinados por Dios a la salvación o la condena.
Agenzia LUISA RICCIARINI—MILANO
Predestinación, en la teología cristiana, enseñanza en la que el eterno destino de una persona viene predeterminado por la inalterable ley de Dios. Sin embargo, la predestinación no implica la irremediable negación del libre albedrío. La mayoría de los exponentes de la doctrina ha mantenido que sólo es el destino final del individuo el que está predeterminado, no las acciones del individuo, que siguen siendo fruto de la libre voluntad. La doctrina toma por costumbre una de las dos formas: predestinación única o predestinación doble.
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PREDESTINACIÓN ÚNICA
La predestinación única es la menos severa de enseñanza. Se basa en el conocimiento de la presencia de Dios y de su amor, y en la aceptación concurrente de que Dios garantiza el don de su presencia como un acto de gracia absoluta. Con el fin de subrayar que el don de Dios está, de forma independiente, determinado por él y no es, bajo ningún concepto, una respuesta a ciertos actos humanos, algunos cristianos han afirmado que su relación con Dios depende sólo de Él y de su eterna ley establecida antes de la creación del mundo.
Este punto de vista sólo se menciona en dos ocasiones en el Nuevo Testamento, en Romanos 8 y Efesios 1. 'Porque a los que conoció de antemano, los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo... Y a los que desde el principio destinó, también los llamó y a los que llamó, también los puso en camino de salvación; y aquellos a quienes puso en camino de salvación, les comunicó su gloria' (Rom. 8, 29-30). Estos versos llevan consigo la idea de la predestinación única, porque sólo están relacionados con la predestinación de la vida con Dios.
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PREDESTINACIÓN DOBLE
La predestinación doble es la consecuencia que se deriva de la predestinación. Si algunos pueden disfrutar de la presencia de Dios por su eterna ley, otros deben entonces estar separados de Dios toda la eternidad, también de forma inapelable. Debido a que la salvación y la gloria están predestinadas, se comprende que la condena y la destrucción pueden también ser predestinadas. El primer teólogo que anunció una doctrina de predestinación doble fue san Agustín en el siglo V. Sin embargo, no tuvo muchos sucesores. El exponente más conocido de la predestinación doble fue Juan Calvino: 'Llamamos predestinación a la eterna ley de Dios, mediante la cual determina en sí mismo lo que Él desearía ser para cada hombre. Debido a que no todos han sido creados en igualdad de condiciones; mejor dicho, para algunos la vida eterna es ordenada de antemano, para otros la eterna condena'. (Institutio 3. 21. 5).
Después de san Agustín, los teólogos católico-romanos rechazaron la predestinación doble, insistiendo en que no existe ninguna predestinación hacia el mal y que aquellos que sufren condena son los únicos responsables de ello. Los anglicanos se han sumado también a la doctrina de la predestinación única. En el siglo XVII, el teólogo protestante holandés Arminio, cuyas enseñanzas inspiraron el movimiento llamado arminianismo, criticó la injusticia de la doctrina calvinista sobre la predestinación y formuló una versión modificada de ésta que permitía la libre voluntad humana. Los teólogos protestantes liberales han tendido a ignorar o negar la predestinación tanto en su forma única como doble. La afirmación más influyente de la doctrina de la predestinación única fue realizada en el siglo XX por el teólogo suizo Karl Barth, quien sostenía que la voluntad de Dios se revela en Jesucristo, y que todos son elegidos a través de Él. Así, la doctrina de la predestinación es prácticamente universalista, es decir, todos tenemos prometida la salvación.




sábado, 5 de febrero de 2011

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