El asombroso Carbunco



Bacillus anthracis
Esta micrografía electrónica muestra un grupo de bacterias de Bacillus anthracis en un capilar pulmonar. Esta bacteria produce una enfermedad contagiosa, conocida como carbunco o ántrax maligno, que afecta a los seres humanos y a los animales y que puede producir la muerte. El carbunco se puede curar si se trata con antibióticos en su primera etapa.

Carbunco, enfermedad contagiosa de animales de sangre caliente, incluidos los seres humanos, producida por la bacteria Bacillus anthracis. Afecta principalmente al ganado vacuno y a otros mamíferos herbívoros, pero también puede afectar a personas que hayan estado en contacto con animales infectados. También se conoce como ántrax maligno, carbunclo o pústula maligna.
Bacillus anthracis es un bacilo Gram positivo (véase Tinción de Gram), inmóvil y encapsulado. Posee un único cromosoma, con 5,2 millones de pares de bases, cuya secuenciación se completó en 2003. La bacteria causante del carbunco forma esporas muy resistentes, que pueden sobrevivir sobre el terreno durante muchos años en condiciones adversas de temperatura y sequedad.
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EL CARBUNCO EN LOS ANIMALES
Los animales adquieren la enfermedad a través de la ingestión de agua de zanjas de drenaje contaminadas en las que los organismos patógenos pueden sobrevivir durante años; por la ingestión de alimentos contaminados provenientes de animales infectados; o por la picadura de insectos chupadores de sangre. La enfermedad, que algunas veces se manifiesta a través de inestabilidad, hemorragias, convulsiones, y asfixia, puede ser mortal casi de forma inmediata en los casos agudos, y en un periodo de tres a cinco días en los subagudos. La muerte se produce por toxemia. Las vacunaciones preestacionales y los antibióticos son eficaces para la prevención de la enfermedad que es más común en regiones agrícolas de África, Asia, Oriente Próximo, América Central y del Sur.
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EL CARBUNCO EN LOS SERES HUMANOS
En las personas, hay tres formas clínicas de presentación del carbunco: cutánea, pulmonar y digestiva. La forma externa o cutánea es la más frecuente ya que representa el 95% de los casos. Se contrae a través de los cortes o abrasiones de la piel y afecta principalmente a personas que manipulan cadáveres o pieles de animales infectadas. Se caracteriza por la aparición en la piel de unas úlceras, con el centro negro, conocidas como “pústulas malignas”. Aproximadamente resulta mortal en un 20% de los casos que no reciben tratamiento. Los veterinarios, ganaderos y otros trabajadores expuestos a productos animales, en especial la lana, deben protegerse mediante vacunas. El carbunco cutáneo se trata con fármacos antimicrobianos.
Las formas internas del carbunco se adquieren mediante la inhalación de esporas o por el consumo de carne contaminada y suponen el 5% de todos los casos de carbunco que se detectan. Las personas que trabajan con pelo o lana de los animales tienen más riesgo de inhalar las esporas, especialmente en aquellas zonas donde es más frecuente la enfermedad. En su fase inicial, los síntomas de la forma pulmonar, conocida como enfermedad de los cardadores de la lana, son parecidos a los de las enfermedades respiratorias virales, pero en días posteriores aparecen graves dificultades respiratorias. El carbunco por inhalación presenta una alta tasa de mortalidad a menos que la persona haya sido vacunada o el tratamiento con antibióticos comience muy pronto. La penicilina, las tetraciclinas y otros antibióticos son eficaces en el tratamiento, excepto en los casos que evolucionan con mucha rapidez.
El carbunco digestivo está provocado por el consumo de carne contaminada. Los síntomas son nauseas, vómitos, dolor abdominal y fuertes diarreas. En el carbunco digestivo tratado, la tasa de mortalidad es, aproximadamente, del 50%.
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HISTORIA
Es una de las enfermedades más antiguas que se conocen, fue epidémica y aún existe en muchas regiones del mundo. Fue la primera enfermedad de la que se aisló el agente causal. En 1850, el parasitólogo francés C. J. Davaine vio estos organismos al microscopio en muestras de sangre de ovejas infectadas. En 1876 el bacteriólogo alemán Robert Koch observó que los ratones desarrollaban la enfermedad cuando se les inyectaba esporas de Bacillus anthracis. Louis Pasteur demostró también que la bacteria era la causante de la enfermedad y en 1881 desarrolló una vacuna eficaz para el carbunco.
Las mayores epidemias de carbunco se produjeron en 1979 en Sverdlovsk, en la antigua Unión Soviética y en Zimbabue entre 1978 y 1980. Los casos de carbunco pulmonar que aparecieron en Sverdlovsk, donde murieron 66 personas, se debieron a un escape de bacterias de una instalación militar próxima. A finales de 2001 fueron detectados varios casos de esta enfermedad en Estados Unidos, a pesar de que es uno de los países con menos casos de carbunco en humanos: sólo 18 en todo el siglo XX. Cinco personas murieron como consecuencia de la diseminación intencionada de esporas bacterianas carbuncosas.

viernes, 1 de abril de 2011

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