George Washington y el cerezo


¿FUE VERDAD O NO? Versión de la anécdota de Washington, según el pintor estadounidense Grant W ood. A la derecha, el biógrafo Mason Weerns.

George Washington y el cerezo. A la edad de seis años, George Washington, futuro primer presidente de los Estados Unidos, derribó con su hacha el cerezo favorito de su padre. «No quiero mentir, padre -confesó noblemente-; yo lo derribé.»
Este suceso singular, mezcla de travesura y honestidad infantil, se recuerda como una de las grandes anécdotas en la historia de los Estados Unidos. Manifestaba la honradez y sinceridad de un político eximio.
La realidad es que poco se sabe de la infancia de Washington. En una de sus primeras biografías, escrita por el clérigo Mason Locke Weems, tan sólo se dedica una página a los primeros años de su vida.
El libro se llama Vida de George Washington, y en su primera edición, publicada en 1800, al año de la muerte del presidente, no se hace mención alguna del incidente del frutal. Posteriormente se revisó esta edición para incluir nuevas anécdotas, entre ellas el episodio que comentamos.
Weems afirma que oyó relatar el suceso a una desconocida y «provecta dama» que tuvo relación con la familia Washington. Pero se sabe que este autor acostumbraba a amenizar sus escritos con muchos detalles biográficos tomados de obras y personajes totalmente diferentes.

El mismo reconoció las libertades que se había permitido, aunque nunca dijo que el relato del cerezo fuese una fábula. En su Vida de William Penn, fundador de Pennsylvania, Weems trazó la historia de un convenio, que nunca existió, entre los indios y los colonos, con todo lujo de citas.

La biografía de Washington escrita por Weems, que alcanzó más de 70 ediciones durante el siglo XIX, insertó para siempre la anécdota del cerezo en la tradición popular; pero ningún biógrafo moderno la acepta como digna de crédito y algunos la rechazan totalmente.

Sin embargo, en un pichel alemán de cerámica, que ostenta la cifra de 1776 (fecha de la Declaración de Independencia, cuando Washington tenía 44 años), aparece la ilustración de una historia muy semejante a la del joven Washington y el cerezo.

Un muchacho, en traje de la época, empuña un hacha junto a un árbol caído, y en dos lugares se observan las iníciales «C.W.»o«G.W.».

sábado, 18 de junio de 2011

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