Moho


Moho
Penicillium notatum
Colonias del moho Penicillim notatum en las que se observa el anillo de inhibición bacteriana. Alexander Fleming descubrió en 1928 que alrededor de este moho había una región circular donde las bacterias no podían crecer. Este fenómeno le llevó al descubrimiento de la penicilina, un antibiótico muy efectivo contra un gran número de bacterias patógenas.


Moho, crecimiento velloso con forma de telaraña producido por diversos tipos de hongos sobre materia orgánica. Aunque los términos moho y mildiu se usan indistintamente, sin embargo, el término moho se suele utilizar para designar el desarrollo de hongos de color negro, azul, verde y rojo, mientras que mildiu se refiere al de los blanquecinos.
Uno de los más familiares es el moho negro del pan, Aspergillus niger. Comienza como una espora microscópica transportada por el aire, que germina en contacto con la superficie húmeda de la materia orgánica muerta. Se extiende con rapidez formando el micelio (cuerpo del hongo), constituido por una red delicada de filamentos (hifas). El micelio produce otros grupos de hifas llamadas rizoides, que son unos filamentos o pelos que hacen las veces de raíces y penetran en la materia orgánica secretando enzimas y absorbiendo agua, azúcares digeridos y almidones. Entonces, otro grupo de hifas llamadas esporangióforos se alargan hacia arriba formando los esporangios (protuberancias que encierran las esporas), que confieren su color particular a cada especie de moho. Cuando están maduros los esporangios se abren y las esporas transportadas por el viento aterrizan en algún lugar para reproducirse asexualmente.
Algunos mohos también se reproducen de forma sexual a través de la conjugación de gametos por la unión de hifas especializadas. El zigoto resultante madura en el interior de una zigóspora que germina después de un periodo de vida latente.
Los mohos prosperan sobre una gran cantidad de sustancias orgánicas y, provistos de la humedad suficiente, acaban velozmente con la madera, el papel y el cuero. En las frutas, las enzimas penetran muy por detrás del área de crecimiento visible dañando la planta. Pero además de ser destructivos, los mohos tienen también muchos usos industriales. Intervienen en la fermentación de ácidos orgánicos y de algunos quesos: los quesos Camembert y Roquefort adquieren sus sabores particulares de las enzimas de Penicillium camemberti y Penicillium roqueforti, respectivamente. La penicilina, un producto del moho verde Penicillium notatum, revolucionó los antibióticos tras su descubrimiento en 1929, y el moho rojo del pan, Neurospora, es importante en los experimentos genéticos.

sábado, 1 de octubre de 2011

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