Liquen


Los asombrosos Liquenes

Estructura anatómica de un liquen
En la mayor parte de los líquenes crustáceos y foliáceos, el talo se divide en tres estratos: un estrato inferior, en contacto con el sustrato, constituido exclusivamente por material fúngico y llamado médula; un estrato intermedio, compuesto por el hongo y el alga, llamado capa de fotobionte; y un estrato externo de hifas fúngicas muy espesas, llamado córtex superior.


Liquen, cualquier miembro de un grupo de organismos constituidos por un hongo y un alga que viven en asociación simbiótica. El hongo proporciona una estructura que puede proteger al alga de la deshidratación y de las condiciones desfavorables, mientras que el alga sintetiza y excreta un hidrato de carbono específico que el hongo toma y utiliza como alimento.
Se han descrito unos 1.500 tipos de líquenes. Se encuentran en todo el mundo, especialmente en hábitats agrestes y son frecuentes sobre rocas, cortezas y suelos pobres. El cuerpo o talo tiene unas formas de crecimiento características: como una corteza (crustáceos), como una hoja (foliáceos) o como un tallo (fruticulosos). Un liquen crustáceo se compone de tres capas: una capa superior que contiene filamentos del hongo, una capa intermedia de células del alga entremezcladas con los filamentos fúngicos y una capa inferior de estos últimos que penetran en la superficie sobre la que crecen. Los líquenes foliáceos, como el liquen canino, tienen una estructura similar. Los fruticulosos —como, por ejemplo, la barba de capuchino— constan de una zona central donde los filamentos fúngicos están laxos, una zona intermedia de células del alga y una zona externa donde los filamentos del hongo están comprimidos. Los líquenes sintetizan unas sustancias químicas únicas que les confieren su color, y su tamaño oscila entre menos de 1 milímetro y más de 3 metros de ancho.
El método de reproducción más común implica la formación de una pequeña yema o soredio, compuesto por una mata de filamentos del hongo que rodean una o más células del alga. El soredio se separa, se dispersa y en condiciones favorables produce un liquen directamente. Las algas que componen los líquenes suelen ser capaces de reproducirse independientemente, pero muy pocos de estos hongos pueden vivir por separado. Se han sintetizado algunos líquenes haciendo crecer a sus componentes en cultivos independientes y uniéndolos después.
En las regiones árticas y alpinas, líquenes como el liquen de los renos, sirven de alimento a los renos y caribúes. El liquen de Islandia, un liquen fruticuloso originado en las regiones anteriores, se ha utilizado como alimento para los seres humanos. Una especie del desierto, que puede ser transportada por el viento porque tiene poca fijación, podría ser el maná descrito en la Biblia. Los líquenes son también una fuente de colorantes: la orcina se usa como colorante alimentario y para formar el indicador ácido-base denominado tornasol. Además, los líquenes son sensibles a la contaminación atmosférica, especialmente a los gases provocados por los automóviles. En las primeras etapas de su vida no toleran el plomo y retienen y registran los efectos de otros metales pesados.
Clasificación científica: los líquenes se clasifican de acuerdo con el tipo de hongo (llamado micobionte) que los componen. El micobionte de la mayoría de los líquenes es un ascomicete, aunque en algunos líquenes tropicales es un basidiomicete. El alga que compone un liquen (llamada ficobionte) suele ser unicelular del tipo de las algas verdes, como Trebouxia o Coccomyxa, o del tipo de las cianobacterias o algas verdeazuladas, como Nostoc o Scytonema. El liquen canino se clasifica como Peltigera canina, la barba de capuchino como Usnea barbata, el liquen de Islandia como Cetraria islandica y la especie del desierto que podría haber sido el maná bíblico como Lecanora esculenta.

martes, 22 de noviembre de 2011

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