Las increíbles aves no voladoras, descendientes de los dinosauros



Aves no voladoras, aves cuyos ancestros perdieron la facultad de volar. Ese rasgo evolutivo se ha manifestado en diversos grupos de aves, siendo los principales el de las aves corredoras (avestruz, emú, ñandú, casuario y kiwi) y el que forman las dieciocho especies de pingüinos. Un loro, el kakapo de Nueva Zelanda, también ha perdido la facultad de volar, aunque es capaz de planear.
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LAS AVES CORREDORAS
Emú
El emú, Dromaius novaehollandiae, es un ave grande no voladora originaria de Australia. Vaga por la mitad occidental del continente en migraciones de hasta 70.000 aves. Dependen de los frutos, semillas y flores que crecen en áreas húmedas por la lluvia, y migran al agotarse los recursos locales. Los agricultores han construido una cerca de 1.000 km para alejarlos de las cosechas. Sólo durante la nidificación, en la que los machos empollan y crían a los polluelos, permanecen las aves en una localización fija.

Entre las aves corredoras se encuentra la mayor ave viviente: el avestruz de África, que alcanza unos 2,4 m de altura y puede llegar a pesar 136 kg. A excepción del kiwi de Nueva Zelanda, todas las corredoras —el ñandú de Sudamérica, el emú de Australia y el casuario de Nueva Guinea— son aves de gran tamaño, con patas largas y fuertes que les permiten escapar de los predadores. Los huesos de las patas son más gruesos y más duros que los de ninguna otra ave. Las plumas no tienen barbas y son más blandas y sueltas que las de las voladoras; en algunas corredoras las alas se han reducido; en otras, son utilizadas en las exhibiciones de los cortejos. El típico esternón en forma de quilla de las aves voladoras, desarrollado para unir los músculos del vuelo, ya no es necesario en las corredoras y se ha transformado en una estructura aplanada de tamaño reducido; los huesos de las alas también se reducen. Los kiwis de Nueva Zelanda son más pequeños que las otras aves corredoras, pues los ejemplares de las tres especies sólo miden entre 35 y 60 cm de longitud.
Ñandúes
Estas aves, que viven en las praderas sudamericanas, no vuelan, pero pueden correr a gran velocidad.

Las aves corredoras son muy reservadas y desarrollan su actividad principalmente de noche, aprovechándose de su excelente sentido del olfato, el tacto y el oído para buscar comida. Son omnívoras y muestran una gran disposición a probar cualquier tipo de alimento. Se mueven en grandes áreas, comiendo semillas, bayas, frutas, invertebrados y reptiles cuando se presenta la oportunidad.
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LOS PINGÜINOS
Pingüinos
Los pingüinos son aves no voladoras adaptadas a la vida acuática. Están aislados del frío por tres capas de plumas cortas y densas y una capa de grasa subcutánea. Las alas están modificadas en aletas rígidas para nadar bajo el agua, y sus pies palmeados les sirven, junto con la cola, como timones para girar.

Las 18 especies de pingüinos se han adaptado a vivir en el medio acuático. Suele decirse que vuelan bajo el agua, su verdadero medio natural. Viven en las áreas frías del hemisferio sur, alimentándose de grandes cantidades de pescado y krill. Tienen una cubierta de plumas densa y una gruesa capa de grasa bajo la piel que los protege tanto del frío como de la sal marina. Su cuerpo fusiforme ofrece muy poca resistencia a la movilidad en el agua. Las patas son cortas y están implantadas en una posición muy retrasada, lo que les permite adoptar una postura erguida y les da un aspecto cómico cuando caminan en tierra firme. Su zona de distribución se extiende desde la Antártida a Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Sudamérica y las islas Galápagos, siempre siguiendo las corrientes oceánicas de agua fría. No obstante, deben regresar a tierra para mudar las plumas y anidar.
Criadero de pingüinos
Son áreas en las que se reúnen gran número de pingüinos para aparearse y criar a sus polluelos. Las más grandes, en las que puede haber desde cientos de miles a millones de ellos, se encuentran a lo largo de la costa de la Antártida y en varias islas del Antártico. Los pingüinos siempre regresan al área de reproducción en la que nacieron.

Todas las aves no voladoras anidan en el suelo o en madrigueras. Los kiwis y los pingüinos son monógamos (se aparean con una sola pareja), mientras que el avestruz y el ñandú suelen ser polígamos (se aparean con más de una pareja). Entre las características comunes de las aves no voladoras cabe destacar la incubación del huevo por parte del macho y el gran tamaño de los huevos. El macho del ñandú incuba hasta 50 huevos que distintas hembras ponen en su nido. El huevo del avestruz, que el macho incuba por la noche, pesa aproximadamente 1,4 kilogramos.
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EVOLUCIÓN DE LAS AVES NO VOLADORAS
Se piensa que las aves no voladoras evolucionaron a partir de unos ancestros voladores; la criatura viviente más próxima a las aves corredoras es el tinamú, un ave que pasa la mayor parte del tiempo en el suelo. Las especies que viven en islas con muy pocos predadores no necesitan escapar volando o recorriendo grandes distancias, por lo que han perdido la capacidad de volar. Las especies más grandes, como los avestruces, gastarían grandes cantidades de energía si volaran, lo que constituiría un uso poco económico e innecesario de la misma, ya que pueden escapar más fácilmente de un predador corriendo o defendiéndose con sus fuertes patas. Los pingüinos se han adaptado al medio marino, por lo que unas alas diseñadas para volar constituyen una clara desventaja. En resumen, la pérdida de la capacidad de volar supone una ventaja para estas aves. No obstante, algunas aves no voladoras se han extinguido debido a su incapacidad para volar. Los dodos, que pasaban la mayor parte del tiempo en el suelo, vieron reducidas drásticamente sus poblaciones cuando se introdujeron en la isla de Mauricio animales que los atacaban. Si hubieran sido capaces de volar habrían podido escapar de sus predadores. La introducción de nuevos mamíferos predadores como ratas o armiños en las islas de Nueva Zelanda también está amenazando al kakapo.
Clasificación científica: las aves corredoras se clasifican en cuatro órdenes: los avestruces en el orden Estrucioniformes, familia Estruciónidos; los ñandúes en el orden Reiformes, familia Reidos (dos especies); los emúes y los casuarios en el orden Casuariformes (o Estrucioniformes), familias Dromaidos (con una sola especie de emú) y Casuáridos (con tres especies de casuarios); y los kiwis en el orden Apterigiformes, familia Apterígidos (con tres especies). Los pingüinos pertenecen al orden Esfenisciformes y a la familia Esfeníscidos. El kakapo se clasifica como Strigops habroptilus, dentro de la familia de los loros (Psitácidos).


lunes, 3 de enero de 2011

Las asombrosas y nutritivas aves de corral


Gallos y gallinas domésticos
Criados hoy en todo el mundo, es probable que tuvieran su origen en algún lugar del Sureste asiático. Los científicos especulan con su posible parentesco con el gallo bankiva, que vive en algunas partes de India. Se han desarrollado muchas variedades para fines específicos, como la producción de carne y huevos, y como animales ornamentales.

Aves de corral, término que designa cualquier tipo de ave que se cría por su carne, sus huevos o sus plumas. El ave de corral por excelencia es la gallina, a la que está dedicada este artículo. Para más información sobre la cría de otras especies, como los pavos, los patos y los avestruces, véase Granja avícola.
En España, los gallos y gallinas jóvenes reciben el nombre de pollos tomateros. En las granjas avícolas, a los machos se les da el nombre de gallo y a las hembras, en especial a las mayores de un año, el de gallina. Los machos castrados se llaman capones. Véase también Avicultura.
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CARACTERÍSTICAS
Variaciones en las crestas
La cresta de las aves de corral, una protuberancia carnosa sin plumas situada en la parte superior de la cabeza, está más desarrollada en el macho. Varían desde crestas sencillas, serradas, erectas o flácidas a formas más complejas, dependiendo de la variedad del ave.

Al igual que el pavo, el faisán, la codorniz y otras especies emparentadas, las gallinas están adaptadas a vivir sobre el suelo, donde encuentran sus alimentos naturales, como gusanos, insectos, semillas y materia vegetal. Las patas, que por lo general tienen cuatro dedos, excepto en la variedad británica Dorking, están adaptadas para arañar el suelo. Su cuerpo grande y pesado, así como sus alas cortas, incapacitan a la mayor parte de las variedades para el vuelo, excepto a cortas distancias. El buche es grande y la molleja muy musculosa. En ambos sexos, los adultos presentan la cabeza adornada con unas carnosidades a ambos lados del pico y una cresta desnuda y carnosa, que es más prominente en el macho y tiene formas diversas en función de las diferentes razas y variedades. La cresta típica es sencilla, terminada en picos y de cierto tamaño, bien erecta o caída. En una variación de ésta, tres hileras de tubérculos convergen en un ápice orientado hacia atrás. La cresta del Brahma tiene tres resaltes en picos bajos y la cresta en hoja del Houdan francés tiene dos resaltes transversales en la cabeza. La cresta en fresa de la gallina malaya es una protuberancia pequeña redondeada y nodular que tiene situada cerca de los ojos; la cresta en V de las gallinas La-Flèche sugiere la presencia de un par de cuernos diminutos. El color del plumaje de las diversas razas de gallinas puede ser blanco, gris, amarillo, azul, rojo, castaño y negro.
Por lo que se refiere a su tamaño y forma, las diferentes razas muestran gran diversidad. El gallo Brahma de 5 kg, por ejemplo, tiene una contrapartida miniatura, el Bantam, que pesa unos 570 gramos. En general, los miembros de una misma raza son similares en su forma, aunque difieren, las distintas variedades, en detalles menores, como la forma de la cresta, el color y las manchas. Muchas veces se llama clase al grupo de razas desarrolladas en un determinado país.
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COMPORTAMIENTO Y REPRODUCCIÓN
En cuanto a sus hábitos, las gallinas son estrictamente diurnas (activas durante el día), gregarias y polígamas; los gallos de las mejores razas de pelea son notorios por su agresividad y valor ante sus rivales. La elevada tasa de reproducción de la especie es una característica importante, dado que tanto sus huevos como su carne son apreciados como alimento. A menos que se les enseñe lo contrario las hembras ponen sus huevos en el suelo, entre la hierba alta o los hierbajos. Cada cierto tiempo las gallinas domésticas se ponen cluecas —es decir, dejan de poner y muestran una gran propensión a sentarse sobre sus nidos para incubar los huevos—. El periodo de incubación dura unas tres semanas. Los pollos son precoces: al salir del huevo no están desnudos, sino cubiertos de plumón, pueden echar a correr de inmediato y son capaces de alimentarse por sí mismos.
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ORÍGENES
El origen de las gallinas se sitúa en el Sureste asiático. El naturalista británico Charles Darwin las consideró descendientes de una única especie silvestre, el gallo bankiva, que vive en estado salvaje desde India hasta Filipinas pasando por el Sureste asiático. Los científicos estiman que fueron domesticadas hace unos 8.000 años en la zona que en la actualidad corresponde a Tailandia y Vietnam.
La gallina es uno de los primeros animales domésticos que se mencionan en la historia escrita. Se hace referencia al animal en antiguos documentos chinos que indican que “esta criatura de Occidente” había sido introducida en China hacia el año 1400 a.C. En tallas babilónicas del año 600 a.C. aparecen gallinas, que son también mencionadas por los escritores griegos primitivos, en especial por el dramaturgo Aristófanes en el año 400 a.C. Los romanos la consideraban un animal consagrado a Marte, su dios de la guerra. Desde tiempos antiguos, el gallo ha sido considerado un símbolo de valor —así lo consideraban los galos, por ejemplo—. En el arte religioso cristiano, el gallo cantando simboliza la resurrección de Cristo. El gallo fue el emblema de la I República francesa.
Las gallinas están hoy distribuidas por casi todo el mundo. En los países occidentales la tendencia actual es a la especialización de la producción en granjas avícolas: algunos productores se encargan del incubado de huevos, otros de la producción de huevos para el consumo y otros de la cría de pollos para el mercado de la carne.
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CRIANZA
Rhode Island Red
Esta raza de gallina, prolífica durante todo el año, es una de las distintas razas americanas estimadas por el número y calidad de sus huevos.

Hoy se conocen numerosas razas y varios cientos de variedades de gallinas y se desarrollan variedades nuevas a medida que los criadores intentan mejorar sus cepas. Las razas pueden clasificarse según el lugar de origen y de acuerdo con su función. Una categoría es la de las aves que aún se crían en algunos lugares para las peleas de gallos. En otros sitios, estas razas tienen un uso ornamental y participan en exposiciones y muestras avícolas. Las variedades de exhibición de este tipo de razas se caracterizan por la gran longitud de su cuello y sus patas, y por la presencia de unas cuantas plumas en la cola. Otras razas ornamentales son la Bantam; la gallina japonesa; la gallina polaca, con su gran cresta de plumas; la Silky, de pluma sedosa; y la Frizzle, de pluma ensortijada.
Entre las razas de importancia económica, la clase más antigua, que tuvo su origen en China en un pasado remoto, está el grupo asiático, que comprende la Brahma, la Cochin y la Langshan. Son aves grandes y pesadas, con plumaje espeso y ahuecado y zancas con plumas. Su carne es de textura áspera y correosa y son malas ponedoras. Por otra parte, son resistentes y prosperan en climas fríos. La cepa asiática ha contribuido en gran medida a la creación de las razas europeas y americanas.
Las gallinas británicas se distinguen por la calidad de su carne y, como ocurre con las razas francesas, son más valiosas por su carne que como ponedoras. Por otra parte, las Campines belgas son pequeñas pero prolíficas. Las productoras de huevos más destacadas son las razas mediterráneas, entre las que se encuentran la Ancona, la Andaluza, la Menorca y la Leghorn; de ellas, la Leghorn blanca es la variedad más popular. Excepto en el caso de las Menorca, las gallinas del Mediterráneo son pequeñas y, por tanto, poco interesantes como aves de carne, pero consumen poca comida. Suelen ser prolíficas y los huevos son grandes en proporción con el tamaño del cuerpo. El coste de la producción de huevos es menor y más rentable que con otras razas. Las gallinas empiezan a poner desde muy jóvenes y tienen la ventaja, desde el punto de vista comercial, de carecer casi de instintos maternales; pierden poco tiempo poniéndose cluecas. Sensibles a los cambios medioambientales, estas aves se conservan sanas y ponen más huevos en climas moderados.
La clase americana está formada por razas de uso general, desarrolladas el siglo pasado tanto para la obtención de huevos como de carne. Las razas americanas son de tamaño moderado o grande, con carne de buena calidad. Son muy resistentes y buenas ponedoras en invierno. Las gallinas Rhode Island Red son tan prolíficas como las Leghorn blancas. El instinto maternal es muy pronunciado, pero en algunas variedades se ha minimizado por medio de la hibridación selectiva. Las aves de esta clase suelen madurar más tarde que las del Mediterráneo, pero antes que las asiáticas. Una excepción es la raza New Hampshire, de crecimiento rápido, antaño muy utilizada para obtener pollos tomateros. Esta raza se ha cruzado con las Cornish y las Plymouth Rock blancas para desarrollar especies productoras de carne más rápidas y eficientes. Estos nuevos tipos llevan en muchos casos el nombre de su criador original y son responsables de los millones de pollos pequeños y grandes producidos hoy en día. Otras razas americanas son la Wyandotte y la Plymouth Rock, cada una de ellas con diversas variedades, y la Dominique, la Java y la Buckeye.
Clasificación científica: las gallinas domésticas pertenecen a la familia Fasiánidos, del orden Galliformes. Su nombre científico es Gallus gallus domesticus.


Los maravillosos nidos de las aves


Nido de ratonero
Hembra de ratonero incubando sus huevos. Estas aves rapaces construyen nidos grandes de 1 m de diámetro aproximadamente y hasta 0,5 m de altura que instalan en una roca o, más frecuentemente, en un árbol.

Nido, estructura construida por un ave para mantener y proteger los huevos y polluelos. Su función es mantenerlos a salvo de los depredadores y conservar el calor.



Nido de tejedor republicano
El tejedor depende del instinto y sus habilidades para hacer su nido de hierba entretejida. El túnel de entrada impide a las serpientes alcanzar la cámara superior. Este diseño es característico de la especie.

Cada especie de ave ha desarrollado su propia estrategia de cría, pero todas necesitan un sitio para poner los huevos e incubarlos. Incluso las aves que pasan gran parte de su vida en el mar, como los pingüinos y albatros, deben volver a tierra para construir el nido.
La construcción del nido no es un trabajo aprendido, sino instintivo. Todas las aves saben el tipo de nido que deben construir, el lugar en que deben colocarlo y la mejor época del año para realizar este trabajo. Pero las aves inexpertas no siempre lo hacen bien a la primera. Las palomas suelen necesitar varios intentos antes de que sus precarias plataformas de ramas puedan sujetar debidamente los huevos. En cuanto lo han hecho bien una vez, la construcción del nido raramente vuelve a causarles dificultades, aunque la técnica continúa mejorando con los años.
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MATERIALES DE NIDIFICACIÓN
Nido de avión común
Los aviones comunes, que se pueden observar con frecuencia en pueblos y ciudades, suelen construir sus nidos, en forma de cuenco y de barro, bajo los aleros de los edificios.

Casi todos los nidos tienen forma de copa o fuente, pero varían mucho de tamaño. Como materiales de construcción se utilizan ramas, hierbas, hojas, algas y otras fibras vegetales. Se emplean diversas sustancias pegajosas para cementar los materiales, como barro, telas de araña y la propia saliva de los pájaros, como en el caso de los vencejos. La mezcla de saliva y barro mantiene unidos los materiales de construcción del nido y además sujetan éste al soporte elegido. La golondrina oriental construye el nido únicamente de saliva, y es el principal ingrediente de la sopa china de nido de golondrina. Algunas aves tejen los materiales para mantenerlos unidos. El nido se puede revestir interiormente con plumas, hojas, musgo, barro o pequeñas piedras o astillas de madera.
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ESTILOS Y LUGARES DE NIDIFICACIÓN
La enorme diversidad de aves ha dado lugar también a numerosos estilos y lugares de nidificación. El nido más sencillo es poco más que un hoyo abierto en el suelo. El del emú, por ejemplo, está formado por un poco de material vegetal amontonado.
Las aves incapaces de volar no son las únicas que anidan en el suelo; muchas aves limícolas, acuáticas y de caza también construyen el nido en tierra. El nido de la barnacla no es más que una ligera excavación bajo un arbusto, pero rellena de plumón tomado del pecho del pájaro; los huevos quedan totalmente envueltos en este material, que es un aislante excelente. Los pollos de las especies que construyen esta clase de nidos suelen ser precoces (nacen con los ojos abiertos, cubiertos de plumón y son capaces de andar poco después de romper el cascarón). Por lo general abandonan el nido cuando termina la incubación.
Muchas aves hacen presa en los huevos y pollos de otras. Para evitarlo, muchas especies construyen el nido bajo tierra, en acantilados, riberas fluviales o rebordes rocosos. El pingüino de El Cabo, que vive en las costas de Sudáfrica, excava un nido de este tipo. Vive en colonias superpobladas hasta el extremo de que los nidos están tan juntos unos de otros que con frecuencia se hunden. Los abejarucos nidifican en túneles abiertos en orillas arenosas, a veces de más de 2 m de longitud.
Muchas aves nidifican en los árboles, lo que ofrece protección frente a los depredadores que no trepan. Estos nidos pueden ocupar los huecos del tronco, unas veces abiertos previamente por otras aves, como el pico, y otras debido a enfermedades del árbol. Casi todos los loros y muchos de los pájaros que pasan gran parte del tiempo oteando desde lugares prominentes anidan en estos huecos de los árboles. Muy pocos loros aportan otros materiales, mientras que los pájaros oteadores suelen rellenar el hueco con ramas y hierba. Otras especies construyen los nidos en la confluencia de varias ramas. Las aves más grandes, como la garza, nidifican en la parte más alta de la copa. Estos nidos suelen ser voluminosos y están muy cerca unos de otros; se construyen con ramas y palos grandes y se rellenan de materiales más suaves. Estos nidos más o menos coloniales proporcionan cierta protección frente a las aves de presa; los más expuestos son los construidos en la periferia del grupo.
Las otras aves que anidan en los árboles tienden a ocultar los nidos entre el follaje más denso. Suelen ser complejos, y se construyen con tela de araña, barro, hierbas y ramillas. Los situados en arbustos y matas se encuentran a veces sorprendentemente cerca del suelo, pero tan bien camuflados que casi nunca se ven.
Muchas especies de aves nidifican en colonias para así protegerse mejor frente a los depredadores. El mejor ejemplo de este comportamiento lo proporciona un ave tejedora africana (véase Tejedor). Los pájaros colaboran en la construcción de un gran nido comunal dispuesto en un árbol y tejido con tallos de gramíneas. Puede estar ocupado por cientos de parejas, cada una de las cuales tiene su propia cámara.
El nido es tan esencial para la reproducción de las aves, que en algunas especies su construcción se ha incorporado al proceso de selección sexual. Los machos de algunas especies de tejedores construyen nidos muy complejos e invitan a las hembras a inspeccionarlos; los mejores garantizan el apareamiento.
Su construcción supone una gran inversión de tiempo y energía. Algunas especies no hacen este gasto, y se limitan a depositar los huevos en el suelo, como el chotacabras, o en rebordes rocosos, donde el espacio es tan escaso que el material de nidificación terminaría por caerse. En estos casos, el factor más importante suele ser la posición de los huevos.
Sea cual sea la estrategia de reproducción de una especie, su capacidad para aprovechar los lugares de nidificación apropiados es vital. Las variaciones individuales dan lugar a nidos insólitos. Las rarezas suelen ser más producto del lugar que del estilo, pues las aves se adaptan a vivir en medios cambiantes o inapropiados. Los nidos construidos por los mirlos en automóviles o por cigüeñas blancas en edificios son buenos ejemplos de esto. Estas rarezas revelan la adaptabilidad de la especie (véase Adaptación) y recuerdan con claridad que la evolución no se detiene nunca.


La asombrosa pluma de las aves


Pluma (ave), excrecencia córnea de la piel propia de las aves, aunque similar en estructura y origen a las escamas de los peces y reptiles, y análoga al pelo de los mamíferos. Las plumas sirven como protección frente al agua y el frío, como ayuda en el vuelo y como diferenciadores sexuales.
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ASPECTO Y ESTRUCTURA
Tres tipos de plumas
El plumón (derecha) cubre el cuerpo en una capa suelta e irregular que retiene el aire para mantener caliente al ave. Las plumas remeras (centro) engarzadas por barbas ganchudas forman las superficies planas de las alas y la cola. Las filoplumas (izquierda) tienen un eje largo con un penacho de pequeñas barbas en el extremo.

La pluma se divide en dos partes principales: el eje o estructura central, y las barbas o ramificaciones laterales. El eje consta de una porción hueca llamada cálamo, y una parte sólida llamada raquis, en la que se insertan las barbas. La base del cálamo está enraizada en una pequeña bolsa de piel y presenta una pequeña abertura para la entrada de la pulpa nutritiva de la que se nutre la pluma durante su crecimiento. Las barbas están unidas unas a otras por bárbulas puntiagudas o barbillas que, a su vez, pueden estar unidas por diminutos apéndices en forma de gancho.
Las plumas más llamativas de las aves, las remeras y timoneras, son las plumas de las alas y la cola de las aves. Otro tipo, las plumas corporales, son largas, flexibles y suaves. En torno a la base de las plumas timoneras y remeras se encuentran pequeños grupos de un tercer tipo, llamadas filoplumas, que son plumas sencillas, filiformes, con un eje largo y un peine rudimentario de barbas. Algunas no llegan a desarrollarse, sino que se secan y se desintegran, dejando un polvo seco y cerúleo que se extiende sobre el resto del plumaje.
Las plumas de un ave macho pueden tener una apariencia diferente a las de la hembra de la misma especie. Esta diferencia se debe sobre todo a la hormona sexual producida por los testículos o los ovarios. En la mayor parte de las aves, los genes determinan el plumaje; en otras, como el faisán, la diferencia se debe a una combinación de factores genéticos y endocrinos. Las plumas complejas, como las de la cola del pavo real, evolucionan en función de las preferencias de la hembra a la hora de elegir pareja y debido a la competencia entre los machos a la hora de aparearse.
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USOS DE LAS PLUMAS
Las plumas han sido empleadas por los seres humanos de tres modos principales: como objetos de escritorio, como relleno de tapicerías y ropa de cama y como ornamentos para ropas y disfraces. La demanda de plumas ornamentales produjo grandes matanzas de aves y a la extinción parcial o total de varias especies. Se han creado varias sociedades dedicadas a promover leyes restrictivas contra la matanza de aves para explotar sus plumas.


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