Los asombrosos e increíbles Esquimales


Campamento inuit de caza estival
En el pasado, los inuit eran un pueblo esencialmente nómada que sobrevivía de la caza, siguiendo los movimientos estacionales de sus piezas de caza. Aunque muchos esquimales viven hoy en colonias establecidas en Nunavut, una región al norte de Canadá, algunos mantienen sus costumbres de caza tradicionales. En la fotografía, un esquimal junto a su iglú de verano, una tienda hecha de pieles de morsa o foca.

Esquimales, también llamados esquimales, pueblo ártico que habita en pequeños enclaves de las zonas costeras de Groenlandia, de la Norteamérica ártica (incluidas Canadá y Alaska) y el extremo nororiental de Siberia. El nombre con el que se denominan a sí mismos es inuit (en siberiano y algunas lenguas de Alaska, yuit), que significa ‘la gente’. El nombre ‘esquimal’, que se considera despectivo, significa ‘devoradores de carne cruda’, término con el que de forma poco exacta les bautizaron los pueblos algonquinos.
2
AGRUPAMIENTO REGIONAL
Región ártica
La región ártica, que abarca Alaska (Estados Unidos) y el norte de Canadá, permaneció deshabitada hasta el 2000 a.C. aproximadamente, periodo durante el cual los glaciares que componían el paisaje comenzaron a fundirse. Tras ello, la población fue creciendo muy lentamente, debido a que la dureza del clima y la escasa luz limitaban las fuentes de alimentación.

El pueblo inuit muestra una gran adaptación a la climatología ártica. Como habitantes de un área que cubre más de 5.150 km, disfrutan de un territorio geográfico mayor que cualquier otro pueblo indígena, a pesar de tener una menor densidad de población. De forma general, se les puede encuadrar en las siguientes divisiones geográficas, enumeradas de este a oeste: (1) los inuit de Groenlandia, que viven en las costas orientales y occidentales del sur de Groenlandia, han adoptado muchos hábitos europeos y se conocen como groenlandeses o kalaallitt (kalâtdlit); (2) los inuit de Labrador, que ocupan la costa desde la otra punta de Terranova hasta la altura de la bahía de Hudson, con algunos asentamientos en el sur de la isla de Baffin; (3) los inuit centrales, que incluyen: los del extremo norte de Groenlandia, los de Canadá, isla de Baffin y los del oeste de la bahía de Hudson; (4) los inuit de la isla de Banks, incluyen los habitantes de dicha isla, los de la isla de Victoria y demás grandes islas frente a la costa ártica central; (5) los inuit árticos occidentales o inuvialuit, que se encuentran a lo largo de la costa ártica occidental de Canadá; (6) los inuit de Alaska; (7) los yuit de Alaska y (8) los yuit de Siberia.
3
HISTORIA
A partir de testimonios arqueológicos, lingüísticos y psicológicos, arqueólogos y antropólogos han llegado a la conclusión de que los inuit emigraron a través del estrecho de Bering desde Siberia hasta la Norteamérica ártica, mucho después que la mayoría de los indígenas americanos. Comparten multitud de rasgos culturales con los pueblos árticos siberianos y con sus propios parientes más cercanos, los aleutianos. Los yacimientos arqueológicos más antiguos identificables como inuit en el suroeste de Alaska y las islas Aleutianas, datan del 2000 a.C. y difieren ligeramente de los yacimientos inuit posteriores. Hacia el 1800 a.C. surgieron en Siberia y en la región del estrecho de Bering culturas altamente evolucionadas como la Old Whaling (Antigua pesca de ballenas) o del mar de Bering, y otras emparentadas. En el este de Canadá floreció la cultura Old Dorset desde el 1000-800 a.C. hasta el 1000-1300 d.C. El pueblo Dorset fue arrasado por los inuit Thule que hacia el 1000-1200 d.C. habían llegado a Groenlandia. Allí, la cultura inuit recibió influencias de los colonos nórdicos medievales y, a partir de 1700, de los daneses.
4
LENGUA Y LITERATURA
Las lenguas de los pueblos inuit constituyen una subfamilia de la familia lingüística esquimal-aleutina. En Alaska existe una importante división lingüística, que depende de que los individuos se denominen a sí mismos inuit (singular, inuk) o yuit (singular, yuk). La rama oriental de la subfamilia —llamada generalmente inupiaq en Alaska, pero también inuktitut en Canadá y kalaallisut (kalâdtlisut) en Groenlandia— se extiende desde el este de Alaska, a través de Canadá y desde el norte hasta el sur de Groenlandia.
Está constituida por varios dialectos, cada uno de ellos inteligible para los dialectos vecinos, aunque no para los que son geográficamente remotos. La rama occidental, denominada yupik, incluye tres lenguas distintas: el yupik del centro de Alaska, el yupik del Pacífico y el Golfo, y el yupik de Siberia, cada uno de ellos a su vez con varios dialectos. Los dialectos inupiaq cuentan con más de 40.000 hablantes en Groenlandia y más de 20.000 en Alaska y Canadá. La lengua yupik la hablan unos 17.000 individuos, incluidos 1.000 en la antigua Unión Soviética. Estas diferentes lenguas se utilizan durante el primer año escolar en algunas zonas de Siberia, en la enseñanza religiosa y la educación en escuelas bajo jurisdicción inuit en Alaska, y en las escuelas y los medios de comunicación en Canadá y Groenlandia.
5
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Familia inuit en Groenlandia
Una familia inuit trabaja en un pequeño pueblo de pescadores en la inmensa Groenlandia, isla danesa desde 1380. Solo un pequeño número de groenlandeses en el noroeste son inuit y pocos mantienen sus costumbres tradicionales. El pueblo inuit de Groenlandia trabaja sobre todo en la actividad pesquera. Los habitantes del frío norte sobreviven a base de la caza de focas, de las que aprovechan la carne para alimentarse, la grasa como combustible y la piel para ropa y kayaks.

Los hábitos y costumbres de los inuit, al igual que su lengua, son notablemente uniformes a pesar de su amplia dispersión. La familia es la unidad social más significativa. En la cultura tradicional, los matrimonios, aunque pactados en ocasiones, quedan generalmente a la libre elección del individuo. La monogamia es la costumbre frecuente, pero también se dan tanto la poliginia como la poliandria. El matrimonio, una necesidad virtual para la supervivencia física, se basa en una estricta división del trabajo. Los hombres construyen las casas, cazan y pescan, mientras que las mujeres cocinan, curten las pieles de animales y fabrican vestimentas.
La ley social básica es la obligación de ayudar a la propia parentela. El escarnio comunitario constituye el medio más habitual de control social; en casos extremos, tras prolongadas deliberaciones, un infractor puede ser condenado al ostracismo social o incluso a muerte. Al no existir ninguna estructura legal comunitaria, el lesionar a alguien perteneciente a un grupo distinto pone en peligro al propio grupo de parentesco (que debe asumir la responsabilidad del delito) y plantea la posibilidad de un enfrentamiento sangriento. La demostración excesiva de los sentimientos es objeto de desaprobación. Algunos grupos controlan los conflictos por medio de combates de lucha libre o de confrontaciones de canto, en la que los contendientes agraviados exteriorizan cánticos insultantes; el perdedor puede llegar a ser expulsado de la comunidad.
Las alianzas entre individuos no emparentados se forman y se mantienen a través del intercambio de regalos y de las muestras de respeto. La forma más elevada de intercambio de regalos se produce cuando el jefe de una familia ofrece la oportunidad de mantener una relación sexual temporal con la mujer adulta de más alta consideración de su familia. Sin embargo, la mujer conserva el derecho a rechazar dicha relación y, en tal caso, el respeto se simboliza a través de la ofrenda de algo distinto.
6
PROVISIÓN DE ALIMENTOS
Inuit en Nunavut, Tierra de Baffin (Canadá)
Los inuit basan su alimentación en el consumo de pescado y focas que ellos mismos capturan diariamente rompiendo el hielo.

La dieta inuit tradicional se compone de pescado, focas, ballenas y otros mamíferos marinos, cuya carne se come cocida, desecada o congelada. Las focas constituyen el principal alimento invernal y su recurso más preciado. Proporcionan comida para los perros, vestidos y materiales para confeccionar botas, tiendas de campaña y cuerdas para los arpones, así como combustible luminoso y calórico. En el verano se cazan los caribús en el interior de Alaska y Canadá. En menor medida también se proveen de osos polares, zorros, liebres y pájaros árticos, sobre todo aves marinas. La caza mayor, como la ballena, la morsa y el caribú exigen expediciones de caza superiores a las que están al alcance de cualquier grupo de parentesco. Muchas familias observan un ciclo estacional de caza y pesca que les lleva de un extremo a otro de su territorio habitual; durante el trayecto, realizan intercambios comerciales con otros grupos.
7
VIVIENDA, TRANSPORTE Y VESTIDO
Iglú
Aunque mucha gente cree que todas las comunidades inuit viven en iglúes, en realidad sólo las que habitan las regiones central y oeste de Canadá los utilizan durante la larga temporada de invierno. Casi todos los inuit construyen tiendas con pieles de animales en el verano y habitan casas hechas con porciones de césped en el invierno. Los inuit canadienses viven en iglúes durante muchos meses, utilizando lámparas de sebo como única fuente de calor.

Los iglúes (en inuit, iglu ‘casa’) son de dos tipos: tiendas de piel de morsa o de foca en el verano y chozas o casas durante el invierno. Las viviendas invernales suelen estar construidas de piedra, sobre un armazón de maderos o barbas de ballena, con hendiduras y recubierto de musgo o hierbas.
Las formas tradicionales más importantes de desplazamiento son el kayak, el oomiac y el trineo de perros. El ligero y marinero kayak es un barco de caza, parecido a la canoa, construido sobre un armazón de madera, totalmente recubierto con piel de foca, excepto una abertura redonda central en la que va sentado el único ocupante. El oomiac, un barco más grande y abierto, de unos 9 m de longitud y 2,4 m de ancho, y construido también sobre un armazón de madera recubierto de piel de morsa, se utiliza para las expediciones balleneras y, en ocasiones, para transportar a las familias y las mercancías. El trineo, tirado por un conjunto de los llamados perros esquimales adiestrados para tal fin, es muy común entre todos los inuit excepto los del sur de Groenlandia. Con la adquisición de hierro mediante intercambios comerciales, los patines de este metal sustituyeron en gran medida a los construidos con marfil o barbas de ballena. En esta última mitad del siglo, las motoras y los trineos a motor han adquirido gran importancia como medios de desplazamiento.
La vestimenta tradicional de los inuit, tanto para hombres como para mujeres, está compuesta por botas impermeables, pantalones de doble capa y parka, un chaquetón ajustado de doble capa con capucha, todo él fabricado en piel. Una capucha de mayor tamaño forma una cómoda cuna para los recién nacidos.
8
ARTES Y OFICIOS
Talla en marfil de los inuit
La talla en marfil, material que se obtiene sobre todo de animales árticos como la morsa, es una tradición inuit que data de tiempos prehistóricos. Aún hoy, las tallas son un elemento importante en su cultura y su economía. Muchos inuit se ganan el sustento vendiendo estas elaboradas figuritas.

Desde los tiempos prehistóricos, los utensilios inuit han sido célebres por su esmerada fabricación y la artesanía de su ornamentación tallada. El marfil procedente de las morsas y las ballenas, el material más accesible para confeccionar tallas, se transforma en figurillas que representan animales y personas. La madera de playa y las barbas de ballena se tallan para confeccionar máscaras ceremoniales, algunas de tamaño tan reducido que se llevan en los dedos de las mujeres durante las danzas rituales. Tras el contacto iniciado en el siglo XVIII con los comerciantes europeos, canadienses y estadounidenses, los inuit también fabricaron, como artículos comerciales, colmillos tallados y objetos de marfil y de barbas de ballena tales como bastones y tableros de cribbage.
A partir de 1950, el gobierno canadiense, preocupado por las presiones que progresivamente estaban forzando a los inuit hacia una economía dineraria, fomentó la talla y venta de esculturas muy elaboradas de esteatita. La escultura y el estampado, comercializados en régimen de cooperativa, se han convertido en los pilares de la economía de los inuit canadienses y en una de las facetas más conocidas de su cultura.
Las artes teatrales inuit se centran en los cánticos y danzas ceremoniales. Algunas canciones mágicas se consideran propiedad personal y pueden ser objeto de venta o intercambio. El principal instrumento musical es el tambor plano en forma de pandereta que tocan los chamanes.
9
ADAPTACIÓN AL CAMBIO
A finales del siglo pasado, los inuit comenzaron a formar organizaciones privadas para defender sus intereses. Estas organizaciones influyeron, por ejemplo, en la resolución de las reivindicaciones de tierra. La Conferencia Circumpolar Inuit, fundada en 1977, se reúne cada tres años y proporciona a los inuit de Groenlandia y de Norteamérica un centro de reunión para debatir problemas comunes, presionar en favor de la representación inuit en la planificación del desarrollo económico y promover la conservación del medio ambiente.


lunes, 24 de enero de 2011

El asombroso Hombre de Cro-Magnon


Cráneos de hombres prehistóricos
La especie Neandertal, que vivió en Europa y África del Norte entre el 100.000 y 40.000 a.C., son ancestros primitivos de la especie humana actual, pero corresponden a una línea evolutiva distinta. Eran cazadores-recolectores y tenían el cerebro algo más grande que el de los seres humanos de hoy. Los primeros en encontrar fósiles de la especie Neandertal fueron los antropólogos alemanes Johann Fuhlrott y Hermann Schaaffhausen en 1856, en el valle del río alemán Neander (cerca de Düsseldorf, Alemania). Aquí se muestra el cráneo de un Neandertal entre el de un Pithecantropus (izquierda) y el de un hombre de Cro-Magnon (derecha).


Hombre de Cro-Magnon, homínido de características muy similares al hombre actual, que pertenece a la subespecie del Homo sapiens sapiens. Los hombres de Cro-Magnon vivieron en el oeste y sur de Europa durante la última glaciación.
Las características físicas que distinguen al Cro-Magnon del Neandertal son su frente elevada y su barbilla perfectamente definida. Las herramientas y utensilios atribuidos al periodo más antiguo de la cultura Cro-Magnon, el auriñaciense, perteneciente al paleolítico superior (véase Edad de piedra), demuestran claramente que habían llegado a dominar el arte de fabricar diversos instrumentos de piedra, hueso y marfil. Los hombres de Cro-Magnon llevaban vestimentas ceñidas y decoraban sus cuerpos con joyas y adornos de concha y hueso.
Las pinturas rupestres encontradas en las paredes de algunas cuevas (véase Hombre de las cavernas) constituyen una prueba adicional de su elaborada cultura. Se cree que los Cro-Magnon fueron los antepasados remotos de los pueblos que habitan en el sur y oeste de Europa. El nombre Cro-Magnon proviene de un refugio rocoso de igual nombre en el departamento de Dordoña en el suroeste de Francia, donde en 1868 se descubrieron restos de esqueletos.


La asombrosas Etnias humanas


Mujer de la etnia tarahumara
La etnia tarahumara habita en los lugares más intrincados de la sierra conocida con el mismo nombre, en el sureste del estado mexicano de Chihuahua. Para preservar sus costumbres y cultura, los tarahumaras se retiraron a vivir a la montaña, donde utilizan las cuevas como morada. Hoy esta etnia reclama el derecho a mantener su estilo de vida tradicional.

Etnia (del griego ethnos, ‘pueblo’), en antropología, unidad tradicional de conciencia de grupo que se diferencia de otros por compartir lazos comunes de nacionalidad, territorio, cultura, valores, raza o tradición histórica. La etnia no constituye una unidad estática, por lo que sus características pueden variar a lo largo del tiempo. El incremento de la población puede generar su desplazamiento, separación o transformación, al sufrir el contacto con otros grupos étnicos.
El antropólogo estadounidense Robert Henry Lowie fue el primero que intentó definir la noción de etnia al estudiar a diversas tribus amerindias de Estados Unidos de forma monográfica. Unidad de base de la etnología, el estudio exclusivo de determinadas etnias ha sido habitual entre algunos antropólogos, que han creado así relaciones privilegiadas con los habitantes de una determinada región o territorio. Podemos afirmar que Bronislaw Malinowski es el especialista de los pueblos de las islas Trobriand, Franz Boas el de los kwakiutl y Evans-Pritchard el de los nuer y azande.
En los últimos años el término etnia ha pasado a ser sinónimo de ‘grupo indígena’ (por ejemplo, la etnia cakchiquel de Guatemala o los cunas de Panamá) y se ha acuñado el término ‘minorías étnicas’ para designar específicamente a las minorías culturales (por ejemplo, los kurdos o gitanos).
Numerosas etnias amerindias están organizadas en aldeas, presentan una mínima integración en la economía monetaria y una cultura que es el resultado de la mezcla de elementos hispánicos con la propia tradición.


Los asombrosos Cazadores-recolectores


Herramientas de caza y recolección
Estas herramientas muestran los métodos empleados por los cazadores-recolectores prehistóricos. A menudo se usaban trozos de corteza para guardar nueces y bayas, o como platos (arriba a la izquierda). Abajo a la izquierda se muestran reproducciones de aparejos de pesca y flechas empleados alrededor del 8000 a.C. Los mangos de madera de las herramientas para cortar y cavar (derecha) son reconstrucciones. Las azuelas y la herramienta para encender fuego que se muestra debajo son de sílex.



Herramientas de caza de los san
Los san, miembros de una sociedad tradicional de cazadores-recolectores, habitan buena parte del desierto del Kalahari en el sur de África. Son las mujeres san las que garantizan que el grupo tenga suficientes plantas y frutas silvestres para alimentarse. Los hombres utilizan ligeros arcos y flechas envenenadas para cazar. Bolsas, como la que aquí se muestra, son confeccionadas con piel de gacela, ciervo y otros animales. Las correas se hacen con la piel de las patas de los animales.


Cazadores-recolectores, pueblos que para subsistir practican la caza y la recolección de alimentos silvestres, sin desarrollar apenas o en absoluto algún tipo de agricultura.
Hace miles de años, los pueblos de cazadores-recolectores estaban presentes en todo el mundo. Hoy existen todavía, en algunos países, pequeños grupos nómadas que viven de la caza de animales y aves salvajes, de la pesca, de la recolección de frutos, semillas y setas silvestres, de la extracción de raíces y tubérculos comestibles, y de la recogida de miel de abeja, actividades que rara vez aportan más del 50% de su dieta alimenticia. Sus miembros no constituyen en ningún caso un grupo numeroso, ya que ningún entorno podría aguantar una depredación intensa sólo con las plantas y animales con que cuenta a su alrededor.
En la actualidad, entre los grupos más conocidos se hallan los pueblos aborígenes de Australia, los inuit de Groenlandia, Canadá, Alaska y norte de Siberia, y diversas etnias de la selva amazónica. Sin embargo, algunos obtienen la mayor parte de su subsistencia de fondos sociales y salarios laborales. Los san de Botsuana, Namibia y sur de Angola han perdido el control sobre la mayor parte de sus territorios y hoy viven como braceros no cualificados. Miles de pigmeos africanos continúan siendo cazadores activos, pero apenas recogen alimentos vegetales, ya que prefieren conseguirlos de sus vecinos mediante el intercambio de carne o realizando algún tipo de trabajo en sus granjas.
Existen grupos menos conocidos en Somalia, Etiopía, Kenia, Tanzania, Ruanda y Burundi; en Canadá, Estados Unidos, Brasil, Venezuela y Chile, o en Rusia, India, Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas. Todos ellos encuentran cada vez más dificultades para subsistir practicando su forma de vida y se ven sometidos a grandes presiones de los gobiernos y de los diferentes pueblos vecinos para que entreguen sus territorios, incorporen a sus hijos en los sistemas de educación oficiales, acepten llevar una vida sedentaria y rechacen sus tradiciones religiosas y culturales con el fin de integrarse en la sociedad. Algunos movimientos de indígenas y aborígenes se han rebelado contra estas presiones, a veces muy agresivas; sin embargo, en la mayoría de los casos se han realizado muy pocos avances y la situación, por lo general, continúa siendo la misma. véase Indigenismo.
En los últimos años los antropólogos han llevado a cabo estudios sobre las sociedades modernas de cazadores-recolectores, que han contribuido a despertar la conciencia pública acerca de la desfavorable situación que viven. Sus datos y conclusiones, en un número reducido de casos, han ayudado a que se garantice de forma legal la titularidad de parte de sus territorios. Gracias a estas investigaciones, hoy sabemos que este tipo de sociedades presentan un carácter muy solidario (véase Solidaridad) y son consideradas como las menos estratificadas del mundo (véase Estratificación social). Los grupos de cazadores-recolectores no mantienen unas diferencias tan marcadas de poder, salud y prestigio entre sus miembros, hecho que sí ocurre en sociedades como la nuestra. En ellos se da el mayor grado conocido de igualdad entre hombres y mujeres (el trabajo se divide equitativamente entre los sexos), entre ancianos y jóvenes, entre padres e hijos, entre jefes y súbditos, entre iniciados religiosos y congregaciones religiosas, entre los cualificados y los inexpertos, entre los fuertes y los débiles. Al parecer, esta igualdad proviene de la gran importancia que tiene para ellos el reparto de los recursos con los demás miembros de la comunidad.
Asimismo, estos estudios pretenden encontrar las posibles claves acerca de la vida de estas sociedades antes del desarrollo de la agricultura y el pastoreo, hace unos 10.000 o 15.000 años. Sin embargo, y al margen de las similitudes, comprender a aquellos pueblos que vivieron en la antigüedad constituye un tema controvertido, ya que las comunidades generan de forma constante cambios en sus hábitos de vida, cultura y valores. Los cambios internos han ido acompañados por otros externos, inducidos por presiones políticas y económicas, así como por los contactos con otros grupos más poderosos.
Todo esto nos lleva a preguntarnos hasta qué punto los efectos de estos cambios se han visto frenados por el apego a un estilo de vida particular. Las sorprendentes analogías en cuanto a los tipos de organización social descubiertos en distintos lugares del mundo con una historia muy dispar, parecen confirmar que el hecho de vivir de la caza y la recolección posee características concretas que no se ven alteradas por los cambios sociales que se puedan generar en las sociedades respectivas en las que les ha tocado vivir. Si esto es así, las formas de organización descubiertas entre los modernos grupos de cazadores-recolectores pudieron darse durante el periodo anterior a la aparición de la agricultura, quizá añadidas a otras formas hoy desaparecidas. Algunos investigadores aceptan esta hipótesis, mientras que otros la rechazan. En cualquier caso, y con independencia de la historia específica de cada pueblo, estos estudios proporcionan una valiosísima información para comprender las relaciones sociales más primitivas de toda la humanidad.


Entradas populares