El asombroso Síndrome del ovario poliquístico


Síndrome del ovario poliquístico, también llamado síndrome de Stein-Leventhal, estado clínico caracterizado comúnmente por infertilidad, anomalías en la menstruación, hirsutismo (crecimiento de vello en el cuerpo y la cara) y obesidad que está asociado a unos ovarios dilatados con muchos quistes pequeños. Ese trastorno fue diagnosticado por Irving F. Stein y Michael L. Leventhal en los Estados Unidos en 1935, y fue vinculado con una amenorrea (ausencia de los periodos menstruales). Con anterioridad, había sido asociado con periodos menstruales irregulares. Los exámenes con ultrasonidos han revelado que un 85% de las mujeres con periodos irregulares e hirsutismo y hasta un 90% de las mujeres con periodos regulares pero con hirsutismo presentan ovarios poliquísticos. El trastorno es bastante común. Es probable que el 20-25% de las mujeres con ovarios poliquísticos no muestren síntomas. La enfermedad está presente en un 5% de las mujeres estériles.
Los rasgos principales de este síndrome son la existencia de múltiples folículos de De Graaf incompletamente formados que no se expulsan con la ovulación y dan lugar a quistes en el ovario, con cápsula espesa, lisa, fibrosa y de color perla; e hiperplasia (crecimiento excesivo) de las células del ovario conocidas como células teca. A pesar del exceso de andrógenos (hormonas masculinas), no se producen deficiencias en la formación de estrógenos (hormonas femeninas). Una de las complicaciones del síndrome del ovario poliquístico es el cáncer de endometrio (el revestimiento del útero), que se produce por una acumulación de estrógenos debida a la anovulación (falta de ovulación).
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CAUSAS
Se piensa que ese trastorno se debe a una perturbación en las glándulas suprarrenales o en el hipotálamo del cerebro, o a un desorden primario del ovario. En un 40-50% de los casos, la cantidad de hormonas masculinas en la sangre es elevada. La obesidad y la anovulación tienden a agravar las anormalidades bioquímicas. La obesidad provoca una mayor producción de testosterona a partir de los estrógenos de los tejidos grasos. La anovulación reduce los niveles de una proteína en la sangre, la proteína vinculada con las hormonas sexuales, lo que provoca una elevada concentración de testosterona libre en la corriente sanguínea.
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TRATAMIENTO
En general, la finalidad del tratamiento es restaurar la fertilidad, regularizar los periodos menstruales y reducir el hirsutismo. Si el problema principal es el hirsutismo, el tratamiento tendrá como finalidad reducir los niveles de hormonas masculinas, lo que se consigue reduciendo el peso corporal (si la paciente es obesa), administrando una medicación antiandrógena, como acetato de ciproterona, espironolactona o dexametasona; utilizando una terapia de estrógenos y extirpando el vello no deseado. Si las hemorragias menstruales irregulares constituyen el problema principal, la píldora anticonceptiva oral (con un bajo contenido en andrógenos) puede resultar un buen remedio, siempre que la paciente no desee quedar embarazada. Esa medida también puede proteger contra el riesgo creciente de cáncer endometrial. Si la infertilidad es el problema principal, el tratamiento incluye la inducción de la ovulación mediante citrato de clomifeno, gonadotropina u hormonas que estimulan la gonadotropina. En algunos casos la extirpación parcial del ovario (resección) puede resultar útil.


viernes, 28 de enero de 2011

El asombroso Síndrome de Zollinger-Ellison


Síndrome de Zollinger-Ellison, raro trastorno caracterizado por una producción excesiva de ácido gástrico provocada por un tumor de crecimiento lento en el páncreas. El síndrome de Zollinger-Ellison causa diarrea y úlceras pépticas.


El asombroso Síndrome de shock tóxico


Síndrome de shock tóxico, enfermedad poco frecuente producida por cepas de la bacteria Staphylococcus aureus, que se encuentra generalmente en la piel, cavidad oral y vagina. Cuando se combinan ciertas condiciones la bacteria produce una toxina capaz de lesionar el sistema inmunológico a su paso por la corriente sanguínea, permitiendo así que se produzca mayor cantidad de toxina. Se producen también lesiones en el hígado y el riñón. Los síntomas son erupción cutánea, fiebre elevada, disminución de la tensión arterial, vómitos y diarrea. Pese a que este síndrome se conoce desde hace tiempo, captó la atención general en Estados Unidos al final de la década de 1970 cuando apareció un brote que amenazó con convertirse en epidemia. Afectó a miles de pacientes, de los cuales el 80% eran mujeres menstruantes. Casi todas ellas utilizaban tampones superabsorbentes que facilitaban la proliferación de la flora bacteriana de la vagina debido al alto contenido en oxígeno. Los síntomas se producen por la liberación de toxina por las bacterias. La retirada de los tampones superabsorbentes supuso una disminución drástica de la enfermedad.
El síndrome del shock tóxico conducía a la muerte en el 10% de los casos. Hay un test serológico que permite detectar a los pacientes susceptibles de padecer la enfermedad, lo que permite realizar el tratamiento antibiótico de forma precoz.


El asombroso Síndrome de descompresión rápida




Síndrome de descompresión rápida, término para denominar a la enfermedad aguda conocida en medicina como embolia gaseosa producida por una disminución brusca de la presión atmosférica. Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de pequeñas burbujas e inflamación a nivel subcutáneo, pero el síntoma inequívoco es la aparición de un fortísimo dolor, que afecta a diversas partes del cuerpo. Ciertas regiones corporales pueden sufrir parálisis transitoria y en ocasiones se producen lesiones permanentes e incluso la muerte. El síndrome de descompresión rápida se conoce como enfermedad de los buzos.
La primera vez que se observó este proceso fue en 1839, y pronto fue conocido entre los buzos y los trabajadores que debían permanecer durante periodos prolongados en cámaras de aire comprimido. Los síntomas aparecían cuando volvían a las condiciones atmosféricas habituales. La única medida terapéutica que se conocía consistía en devolver a la víctima a una cámara de alta presión, e iniciar la despresurización de manera lenta y progresiva. Se ignoraba la causa de los síntomas.
Durante la II Guerra Mundial la evolución de la aeronáutica permitió que los aviones alcanzaran más de 9.000 m en 6 minutos; a esa altitud, la presión atmosférica es inferior a un tercio de la presión atmosférica a nivel del mar. Una descompresión tan brusca conducía con frecuencia a la aparición de un síndrome de descompresión en el piloto. Con este motivo se empezó a estudiar en profundidad el mecanismo de la enfermedad: un descenso brusco de la presión del aire produce una disminución de la solubilidad de los gases en solución, y por tanto los gases disueltos retornan al estado gaseoso dentro de la corriente sanguínea, formando burbujas de aire. Estas burbujas de aire liberadas dentro de la corriente sanguínea pueden obstruir algunos de los vasos terminales (arteriolas), interrumpiendo el aporte sanguíneo a las terminaciones nerviosas, desencadenándose así los síntomas que se producen a consecuencia de cuadros isquémicos (infartos) en diferentes zonas, cerebrales, óseas, renales, etc. El oxígeno y el dióxido de carbono vuelven a su estado soluble dentro de la sangre con rapidez, pero el nitrógeno permanece en estado gaseoso y es por tanto el principal responsable. Se puede prevenir la aparición de esta enfermedad haciendo que el piloto respire oxígeno puro no sólo durante el vuelo, sino también antes del mismo. De esta manera se elimina el nitrógeno de la circulación.


El asombroso Síndrome de Turner


Síndrome de Turner, trastorno de la diferenciación sexual, derivado de la ausencia de un cromosoma X. El resultado es un fenotipo (características externas debidas a la interacción de una determinada carga genética con los factores ambientales) femenino. A esta anomalía cromosómica también se la denomina disgenesia gonadal y está presente en aproximadamente 1 de cada 2.500-3.000 nacimientos de niñas vivas.
Las gónadas están representadas por unas cintillas fibrosas, en las que es difícil observar folículos. Clínicamente se caracteriza por la presencia de una amenorrea primaria (ausencia de menstruación), infantilismo sexual, talla corta y anomalías congénitas múltiples. Normalmente el diagnóstico se establece en la pubertad ante la ausencia de desarrollo sexual. En otras ocasiones, son otras anomalías asociadas al cuadro las que permiten el diagnóstico en el momento del nacimiento. 

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