La asombrosa Edad del hierro


Edad del hierro, periodo histórico durante el cual el hierro reemplazó al bronce como material de fabricación de instrumentos y armas. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo y ello tuvo lugar hacia el siglo XIII a.C. El término edad del hierro hace referencia en Europa al periodo comprendido entre el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) y la expansión del Imperio romano (27 a.C.-68 d.C.), esto es, la última fase de la prehistoria europea antes de que la cultura romana trajera la alfabetización e impusiera una forma de vida radicalmente nueva. Desde este punto de vista, la edad del hierro continuó en aquellas zonas de Europa a las que las legiones romanas nunca llegaron (como Escandinavia, Alemania central o las zonas más remotas de Gran Bretaña) durante todo el Imperio romano. La edad del hierro comenzó en China hacia el 600 a.C.; en el África subsahariana hacia el 500-400 a.C., y en el sur de África hacia el 200 d.C.
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EL TRABAJO DEL HIERRO
La mayor ventaja del hierro sobre el bronce residía en el hecho de que los filones para extraer el mineral eran mucho más abundantes y por tanto más económicos en comparación con el bronce. No era necesaria aleación alguna y constituía un material admirable para la fabricación de sierras, hachas, azuelas y clavos. Era, sin embargo, mucho más difícil de trabajar y nunca se logró obtener una temperatura suficientemente elevada durante los tiempos prehistóricos para fundir el hierro en molde, excepto en China. La ganga era simplemente calentada en un horno; se separaba el hierro de la escoria; se recalentaba el hierro, convertido en un solo bloque, y, por último, se trabajaba el metal mediante el uso del martillo para darle la forma requerida. Incluso se fabricaron afiladas navajas de afeitar con filos cortantes. Como todo el proceso difería radicalmente de la manufactura de los objetos de cobre o de bronce, no es sorprendente que el trabajo del hierro no fuera una evolución directa del trabajo del bronce. Este último fue empleado principalmente para elementos de adorno personal, como alfileres o espejos, una vez que el hierro había sido adoptado para los instrumentos de trabajo y el armamento. El oro y la plata continuaron siendo materiales prestigiosos, empleados para hacer, por ejemplo, torques (pesados brazaletes que llevaban los guerreros célticos).
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EUROPA
Daga y punta de lanza de hierro
El hierro llegó a Europa hacia el 1000 a.C. Posibilitó la fabricación de armas más resistentes y duraderas (como las que aparecen en esta fotografía) que las construidas con bronce.

El hierro parece haber sido usado ampliamente y por vez primera en Oriente Próximo por los hititas entre el 2000 y el 1500 a.C. y se difundió desde allí a Europa, al sur de Asia y a África del Norte. El hierro aparece de forma esporádica en los grupos de los Campos de Urnas de finales de la edad del bronce en Centroeuropa, pero la primera auténtica cultura en Europa perteneciente a la edad del hierro es la cultura de Hallstatt (c. 1200-600 a.C.), llamada así por el nombre de un yacimiento localizado en los Alpes austriacos en el que se han excavado unas 2.500 tumbas. La segunda es La Tène (c. 450-58 a.C.), que recibe su nombre de otro yacimiento situado a orillas del lago de Neuchâtel, en Suiza, y donde se han recuperado abundantes objetos metálicos. Los hallazgos en Hallstatt se fechan desde los inicios de la edad del hierro, entre el 700 y el 500 a.C. Los enterramientos reflejan la extraordinaria riqueza de estos grupos, ya que los muertos están acompañados por armas, entre las que se incluyen espadas de hierro y de bronce, dagas, hachas y cascos; cuencos de bronce, calderos y tazas; vasos de cerámica; ornamentos de bronce, hierro y oro, y cuentas de ámbar y de cristal. Los habitantes de Hallstatt formaban parte de una red comercial que englobaba todo el centro de Europa y alcanzaba hasta el mar Báltico y el Mediterráneo. Su riqueza se basaba en la sal, que extraían de las montañas próximas al poblado. Los mineros de sal han encontrado en los últimos siglos numerosas huellas de esa actividad en la prehistoria, entre las que se incluyen galerías apuntaladas con vigas de madera, y una gama de restos orgánicos conservados por la propia sal. Aparecen entre estos, restos de instrumentos de minería, tales como picos, palas y mazos; antorchas, que se emplearon para iluminar los oscuros pasillos que en ocasiones llegaban a tener 330 m de profundidad; fardos, fabricados con pieles con un armazón de madera, que los mineros usaron para acarrear bloques de sal hasta la boca de la mina; y ropas realizadas con pieles.
La cultura hallstáttica se caracteriza no sólo por las largas espadas de hierro y jaeces de caballos, sino también por ricos enterramientos principescos bajo grandes túmulos. Una de las tumbas mejor conocidas es la de Vix, al este de Francia, consistente en un enterramiento femenino, fechado en el siglo VI a.C., y que tenía un ajuar compuesto por un carromato desmontado de cuatro ruedas y una enorme crátera (recipiente para mezclar vino con agua) realizada en bronce y de manufactura griega, lo que indica que existían unas relaciones comerciales directas entre Europa y las recién fundadas colonias griegas en el Mediterráneo occidental. Los ocupantes de la Europa de la edad del hierro pueden ser considerados como celtas. Parece que la aristocracia céltica importó del Mediterráneo numerosos objetos de prestigio, tales como vino, tejidos ricos y bronces etruscos. En el caso de la península Ibérica, destaca la zona andaluza, que recibió la influencia fenicia desde el siglo VIII a.C. Fenómeno muy parecido al que se da en la costa levantina, también influida por la cultura de los Campos de Urnas. Pero son la cultura de los castros y la celtibérica las más destacadas manifestaciones de la edad del hierro que tuvieron lugar en lo que actualmente es España. La cremación fue en la península Ibérica el rito funerario más común. El periodo acaba en ella con la expansión cartaginesa y la definitiva conquista romana.
3.1
Ritual y religión
Los cuerpos recuperados en turberas (donde las condiciones anaeróbicas los han conservado perfectamente) constituyen testimonios fascinantes del sistema religioso e ideológico a través del cual los pueblos de la edad del hierro entendían el mundo. Unos extractores de turba vieron en 1950 en Tollund Fen (Dinamarca) cómo un rostro humano sobresalía de la turba. El cuerpo, que desde entonces se conoce como el ‘Hombre de Tollund’, estaba desnudo; tan sólo llevaba un bonete de piel y un cinturón; las piernas estaban flexionadas adoptando la posición fetal. Los ojos del hombre estaban cerrados; alrededor de su cuello permanecía la soga con la que fue ahorcado hace unos 2.000 años. Se han descubierto cientos de ‘hombres de las turberas’ en el norte de Europa, gran parte de ellos por extractores de turba locales, desde hace décadas o siglos. La mayoría parece haber muerto violentamente, a veces estrangulados (ahorcados o agarrotados), otras por golpes en la cabeza o apuñalados (y en ocasiones por más de uno de estos métodos). Es posible que fueran ajusticiados por algún delito, pero hay pruebas que sugieren que sus muertes fueron sacrificios rituales. Los restos de una especie de papilla a base de cereales encontrados en el estómago de algunos de los cuerpos quizás indiquen una comida ritual, mientras que su muerte pudo haberse producido por unos métodos especiales de ejecución con carácter de sacrificio. Además, es muy probable que muchas de las víctimas pertenecieran a una alta clase social: sus manos estaban bien cuidadas, sin callos, y sus cadáveres vestidos y aseados antes de ser depositados en la turbera.
Se realizaron otros depósitos rituales, especialmente de objetos metálicos, en turberas y canales, por lo que es probable que esos lugares tuvieran algún significado especial para los pueblos de este periodo. Los depósitos votivos en La Tène contenían unas 150 espadas, algunas con vainas decoradas, fíbulas, puntas de lanza y otros útiles y armas, tanto de bronce como de hierro. Se han recuperado depósitos similares en el río Támesis (Inglaterra); entre estos hallazgos destaca el escudo de Battersea (que en la actualidad se encuentra en el Museo Británico).
3.2
Enterramientos
El sistema de enterramiento utilizado en la edad de hierro consistió, por lo general, en la inhumación. Quizá los enterramientos de este periodo mejor conocidos son los de Pazirik, en las montañas Altái de Siberia, que están fechados en torno al 400 a.C.; contienen no sólo unos cadáveres magníficamente conservados de personas y de caballos, sino también numerosos tejidos y objetos de piel. Las tumbas de Pazirik aparecen sobre el suelo como unos pequeños montículos de tierra o túmulos recubiertos con piedras. Cada uno de estos túmulos cubren una tumba en forma de pozo, de 4 o 5 m de profundidad. Dentro de los pozos había una cámara funeraria formada por vigas de madera, sobre las cuales se apilaban troncos y piedras que rellenaban el pozo hasta alcanzar la base del montículo.
Los cuerpos embalsamados de un hombre y de una mujer fueron depositados en el interior de una de estas cámaras funerarias (que estaba decorada con colgaduras de fieltro), dentro de un ataúd construido a partir de un tronco de pino ahuecado en el que se extendió una piel cortada de ciervo. El ataúd también contenía una pequeña alfombra de lana que envolvía a los cuerpos y ropas de lino. Dentro de la cámara funeraria había más ropas y tejidos, objetos de piel, muebles de madera, ornamentos de oro y plata y espejos. Cada una de las tumbas albergaba entre siete y catorce enterramientos de caballos, situados en un lado de las cámaras funerarias principales. Se ha preservado alguno de los caballos así como unos accesorios extraordinarios: bridas, sillas de montar y ropaje de abrigo para caballos. Junto con los caballos había un gran carromato de cuatro ruedas con un toldo de fieltro decorado con apliques en forma de cisnes.
Los pueblos que enterraron a sus muertos en tumbas como las de Pazirik eran nómadas que usaban el caballo como montura, poseían ovejas domesticadas y compartían muchos rasgos característicos con los actuales nómadas del Asia central. Desde múltiples puntos de vista, tenían mucho en común con los escitas, quienes vivían más al oeste, en las estepas al norte del mar Negro y quienes también enterraban a su elite en ricas tumbas y en su arte representaban a los animales de forma destacada. Más importante es el hecho de que los hallazgos en estas tumbas congeladas, particularmente los tejidos, muestran que habían logrado mantener unos contactos en esta época, con Persia y China, dadas las similitudes en los patrones de confección y por el uso de materias primas como la seda.
3.3
Poblados
Granja de la edad del hierro en Butser Hill
La creación de una antigua granja en Butser Hill (Hampshire) en 1972 marcó el comienzo de un proyecto a largo plazo para recrear la vida en la edad del hierro. Un equipo de voluntarios habita en las cabañas circulares, labra y cultiva la tierra, almacena grano y cría animales en la réplica más exacta posible de la vida en la edad del hierro. El objetivo de esta práctica de arqueología experimental es someter a prueba las hipótesis sobre la vida cotidiana en Inglaterra en esa época.

Los poblados de la edad del hierro en Europa tendieron a ser núcleos fortificados. Tomaron la forma de asentamientos fortificados en colinas, de los que Maiden Castle, al sur de Inglaterra, y Heuneburg, en el sur de Alemania, son ejemplos notables; y de oppida, grandes centros urbanos amurallados de carácter tribal, con casas, talleres, almacenes y residencias para las clases dirigentes, que Julio César menciona en el relato de sus campañas militares.
Uno de los poblados más fascinantes de la edad del hierro europea, fechado hacia el 700 a.C., se localiza en Biskupin, una península situada en el norte central de Polonia, donde las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos sumergidos de un poblado fortificado con unas 100 casas dispuestas en trece hileras, con muros de más de un metro de altura. Separando estas filas de casas había una serie de calles pavimentadas con troncos, mientras que todo el poblado estaba rodeado por una empalizada construida con troncos de madera trabados entre sí y con un relleno de tierra y piedras. Los habitantes de Biskupin (estimados entre 1.000 y 1.200 personas) eran granjeros y pastores que usaban los terrenos y pastos sobre suelo firme del sur de la península. Los principales cultivos fueron el mijo, el trigo, la cebada, el centeno y frijoles. Los huesos de animales hallados en el poblado indican que los cerdos tuvieron un papel importante en la alimentación, pero el ganado fue empleado para la obtención de leche y de carne, así como animales de tiro. Los depósitos anegados permitieron recuperar una gama extraordinaria de objetos de madera, hueso y tela, además de piedras pulimentadas y ornamentos e instrumentos metálicos.
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ASIA
El trabajo del hierro, como en el caso del bronce, parece haberse desarrollado independientemente en Asia oriental. El hierro se trabajó por vez primera hacia el 600 a.C. en China, fundiéndose en esta parte del mundo de forma muy similar a como lo fue el bronce. Las altísimas temperaturas necesarias para la fundición a molde no se lograron obtener en ningún otro sitio hasta unos 1.000 años más tarde: la auténtica fundición del hierro comenzó en Europa únicamente en la edad media.
Los chinos produjeron ingentes cantidades de instrumentos y armas fundidas a molde. Los nuevos aperos agrícolas de hierro y los útiles de madera con puntas de hierro aumentaron enormemente la productividad de las tierras. La acuñación de moneda en China se inició, como en Europa, en este momento, hacia el 500 a.C. Las ciudades amuralladas y el armamento indican que la guerra era endémica, situación reflejada muy espectacularmente por la realización de la Gran Muralla china y del ejército de terracota, formado por estatuas de tamaño natural que representan soldados con sus armaduras completas y sus armas, enterrado con el primer emperador de China, Qin Shi Huangdi, tras su muerte en el 210 a.C.
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ÁFRICA
Los metales no fueron virtualmente empleados en el África subsahariana hasta el 500 a.C. aproximadamente, cuando el hierro y el cobre empezaron a usarse en la sabana y en las zonas de bosque occidentales. Se fundió gran cantidad de hierro en el valle del Nilo. El hierro llegó al África oriental hacia el 200 a.C., y alrededor del 200 d.C. los ancestros de los actuales bantúes lo difundieron, junto con la agricultura, hacia el sur. Éstos vivían en comunidades sedentarias, usaban la cerámica, cultivaban plantas y mantenían animales domesticados.
El valle del Nilo y algunas zonas del África occidental son las únicas regiones donde hay algunos testimonios del trabajo del cobre anterior a la introducción del hierro. Es probable que el conocimiento del trabajo del hierro en el África subsahariana procediera de las colonias fenicias de la costa del norte o del valle del Nilo, pero los artesanos locales pronto mostraron una tremenda habilidad e inventiva: por ejemplo, los hornos de ladrillos fueron usados ampliamente en Tanzania y Ruanda, al menos desde el siglo V a.C., para producir lo que técnicamente era acero high-carbon; pero más al este, alrededor del valle del Rift, pueblos de pastores aún estaban usando únicamente útiles de piedras un centenar de años más tarde.
La edad del hierro del sur de África está dividida en la edad del hierro antigua (hacia el 200 d.C.-1000 d.C.) y la edad del hierro final (desde el 1000 d.C. hasta el siglo XIX), momento en que se desarrollaron estados ricos con sociedades estratificadas, como el Imperio shona. El poblado de la edad del hierro final conocido como Gran Zimbabue, que tenía una muralla de piedra, construida en el siglo XIII, fue la capital del Imperio shona, que se extendía desde el río Zambeze hasta el Transvaal del norte, y su riqueza derivaba de controlar el comercio con la costa oriental.


miércoles, 2 de febrero de 2011

La asombrosa Edad del bronce


Armas de la edad del bronce
Entre las armas de la edad del bronce se encuentran delgadas puntas de lanza, espadas y cuchillos. Las que se muestran aquí provienen de Europa. La espada que aparece en la parte inferior de este grupo procede de Dinamarca y ha sido limpiada para que recupere su color original.



Objetos de la edad del bronce
Los objetos fabricados en bronce solían ocultarse en escondites secretos o enterrarse con los muertos debido al elevado valor del metal; es en estos lugares donde se han hallado la mayor parte de los utensilios de la edad del bronce encontrados hasta ahora. La muestra que se ofrece aquí está compuesta por objetos personales de adorno.


Edad del bronce, periodo histórico en el desarrollo de cualquier cultura humana anterior a la introducción del hierro y en la cual la mayor parte de los utensilios y armas se fabricaban en bronce. Cronológicamente el término tiene un valor estrictamente local, ya que el bronce se comenzó a usar, y sería posteriormente sustituido por el hierro, en distintas épocas en diferentes lugares del mundo. Por lo general le precede una edad del cobre.
Los descubrimientos arqueológicos desde 1960 han hecho dar un vuelco a las teorías tradicionales relativas al origen de la tecnología del bronce. Se había pensado que el uso del bronce había tenido su origen en el Próximo Oriente, pero descubrimientos cercanos a Bang Chieng (Tailandia) muestran que la tecnología de dicho metal era conocida allí hacia el 4500 a.C., unos centenares de años antes del empleo del bronce en el Próximo Oriente. Se han encontrado objetos de bronce en Asia Menor que se fechan antes del 3000 a.C. Al principio esta aleación fue usada de forma limitada, principalmente para objetos decorativos. El estaño necesario para su fabricación no era abundante en la región, pero la importación regular de este material desde Cornualles en Inglaterra durante el II milenio a.C., hizo posible un uso más amplio del bronce en el Oriente Próximo y finalmente fue utilizado para utillaje y armamento.
El cobre natural se empleaba ya en útiles diversos y ornamentos en fecha tan temprana como el 10000 a.C. Posteriores descubrimientos en Rudna Glavna, en la actual Serbia, han mostrado que el cobre se usaba allí desde el 4000 a.C., aunque el bronce no era conocido todavía en esa época. Hacia el 3000 a.C. se comenzó a utilizar el bronce en Grecia. En China, la edad del bronce no comenzó hasta el 1800 a.C. Las culturas precolombinas de América no conocieron la tecnología del bronce hasta el 1000 d.C. aproximadamente. Las principales culturas de la península Ibérica del cobre y del bronce, respectivamente, fueron la de Los Millares y la de El Argar.
La edad del bronce en el Oriente Próximo y en el Mediterráneo oriental ha sido dividida en tres etapas: inicial, media y última. La inicial está caracterizada por el incremento del uso del metal, que pasa de ser esporádico a común. Fue el periodo de la civilización sumeria y el encumbramiento de Acad hasta su predominio en Mesopotamia; también generó los espectaculares tesoros de Troya. Babilonia alcanzó su cumbre durante el bronce medio. La Creta minoica y la Grecia micénica fueron las grandes civilizaciones del bronce último. La edad del bronce acabó en esa zona hacia el 1200 a.C., fecha tras la cual se generalizó la tecnología del hierro.


La asombrosa Edad de piedra


Ötzi: el "Hombre del Hielo"
El 19 de septiembre de 1991, unos excursionistas encontraron en los Alpes italianos el cuerpo congelado de un hombre que murió allí hace más de 5.000 años. El descubrimiento se produjo a unos 3.200 metros de altitud, en los Alpes de Ötztal, junto al glaciar de Similaun; por eso, aquel hombre recibió los nombres de “Hombre del Hielo”, “Hombre de Similaun” y el más cariñoso de Ötzi. Después de minuciosos análisis y profundas investigaciones, pudo afirmarse que habría sido un cazador especializado que falleció tras haber mantenido una lucha contra varios enemigos. Junto a Ötzi se hallaron toda una serie de instrumentos que constituyeron su utillaje (entre ellos, un hacha, un arco y su carcaj con flechas, y un cuchillo), así como restos de su vestimenta (por ejemplo, las botas de piel de cabra que calzaba).


Útiles de sílex
El sílex fue uno de los primeros materiales empleados en la fabricación de armas durante la edad de piedra. Es relativamente fácil de encontrar y se fragmenta en láminas cortantes, cualidad que lo hace idóneo para la fabricación de utensilios y armas. Durante la edad de piedra, las azuelas (en el centro a la izquierda) se empleaban para tallar madera y la hoz en las tareas de recolección. (Nota: los mangos de madera son reproducciones.)

Edad de piedra, periodo histórico, o más exactamente prehistórico, en el cual el instrumental empleado por el hombre estaba construido principalmente con piedra, pero también con hueso, cornamentas de cérvidos o madera. El término ‘edad de piedra’ abarca casi toda la existencia del hombre, puesto que comienza con los útiles más antiguos hallados por la arqueología y finaliza en algunas zonas del mundo, como Australia y Polinesia, tan sólo hace dos siglos, cuando el uso del metal (hito que marca el final de la edad de piedra) fue difundido por los europeos.
A mediados del siglo XIX, los expertos europeos en antigüedades establecieron con certeza que el hombre vivió en tiempos remotos al mismo tiempo que una serie de animales extinguidos. Además, determinaron que las piedras que en siglos anteriores se denominaban ‘piedras del rayo’, eran útiles humanos antiguos y que la época de la piedra tallada precedía en el registro arqueológico a la piedra pulimentada, aún sin saber nada sobre la difusión o duración del periodo en que fueron empleados. La edad de piedra, que precede a la edad del bronce y a la edad del hierro, fue posteriormente subdividida por el naturalista y político británico John Lubbock en distintas fases. En 1865 acuñó los términos ‘paleolítico’ (del griego paleo, ‘antiguo’, y lithos, ‘piedra’) y ‘neolítico’ (de neo, ‘nuevo’) para definir los periodos de piedra tallada y pulimentada respectivamente.
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PALEOLÍTICO
Venus de Willendorf
La Venus de Willendorf data de los años 30.000-25.000 a.C. y es la primera escultura que se conoce en la historia del hombre. La figura, labrada en piedra caliza, mide poco más de 11 cm de altura y representa una diosa de la fertilidad.

El paleolítico, que constituye casi el 99% del registro arqueológico mundial, fue subdividido en tres grandes fases sucesivas: paleolítico inferior, medio y superior.
El paleolítico inferior cubre un vasto periodo que se inicia con los primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos de Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años. No obstante, los primeros seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa fecha. Los que fueron fabricados con materiales orgánicos se han desintegrado y los de piedra sin trabajar son irreconocibles como instrumentos. Los útiles tallados a partir de piedras son los únicos que permiten ser reconocidos como tales. Los instrumentos líticos más simples reciben el nombre de choppers (cantos trabajados monofaciales) y chopping tools (cantos bifaciales) que constituyen la denominada cultura de los cantos trabajados, propia del Homo habilis. Fueron tallados mediante percutores con la intencionalidad de crear una serie de útiles rudimentarios apuntados o con filos por una sola cara, empleados para cortar, perforar o raer. A veces se denominan instrumentos olduvainenses, por los hallazgos de la garganta de Olduvai (Tanzania), donde se han descubierto numerosos restos de presencia humana que constituyen los testimonios de la tecnología más antigua y duradera de la humanidad, ya que permanecieron en uso durante millones de años. El filo de un útil de sílex o cuarzo es extremadamente cortante; se puede romper o embotar, pero a su vez puede ser retallado o simplemente desechado para reemplazarlo fácilmente por otro instrumento, dada la disponibilidad de piedra apropiada. El siguiente paso fue el tallado de bifaces, trabajando bloques seleccionados de piedra por ambas caras hasta darle la forma deseada, en ocasiones muy sofisticada, como la del bifaz simétrico y piriforme, encontrado en grandes cantidades en el Viejo Mundo, que fue probablemente un instrumento multiusos (presentaba un largo filo puntiagudo y cortante y un extremo engrosado a modo de cabeza de martillo). Estos bifaces hicieron su aparición durante la existencia del Homo erectus (antepasado directo del Homo sapiens), del que se han encontrado restos desde el sur de África hasta el Sureste asiático y que abarca un periodo iniciado hace 1,8 millones de años y que se extendió hasta hace unos pocos centenares de miles de años (véase Evolución humana). Los bifaces debieron ser, por tanto, unos útiles prácticos y eficientes. El achelense constituyó una de las etapas más importantes del paleolítico inferior, aunque no fue una etapa uniforme. Recibió tal nombre del yacimiento de Saint-Acheul (norte de Francia), caracterizado por la presencia de bifaces, hendedores y triedros. La denominada técnica levallois supuso un notable avance; apareció en diferentes lugares y fechas durante este periodo, probablemente de forma espontánea y no por aculturación. Se denominó así por el yacimiento homónimo localizado en Francia. Esta técnica consistía en trabajar un núcleo de sílex de grano fino, de tal forma que se obtuvieran fragmentos denominados lascas, grandes, planas y con filos cortantes, de tamaños y formas preconcebidas; pero fue en el paleolítico medio cuando alcanzó su máximo desarrollo. El paleolítico inferior comenzó en Europa a inicios del cuaternario y finalizó con la aparición del hombre de Neandertal hace 120.000 años.
Respecto de los hallazgos relativos al paleolítico inferior en lo que es en la actualidad España sobresale el yacimiento del Aculadero (Puerto de Santa María, Cádiz). Todos los indicios señalan que la industria hallada en tal lugar corresponde a la cultura de los cantos tallados. Se calcula que tiene unos 700.000 años de antigüedad. Este yacimiento muestra que existieron grupos humanos que fueron asentándose en la península Ibérica y dirigiéndose hacia el norte. Otra importante zona de ocupación humana es la zona del Guadalquivir y las depresiones (hoyas) de Guadix y de Baza (Granada), en especial el yacimiento de Venta Micena, situado en las proximidades de Cúllar-Baza, donde aparecieron los polémicos restos del que se creyó, hasta 1997, hombre de Orce (en realidad, un équido). Otro yacimiento fundamental del paleolítico inferior español es Atapuerca (Burgos), donde se han hallado numerosos restos, investigados en la actualidad.
Punta Clovis
Esta fotografía da muestra del tamaño de una de las llamadas puntas Clovis, con una antigüedad que se remonta incluso al 11500 a.C. El yacimiento en el que se han hallado restos como el de la imagen se encuentra cerca del lugar que ha dado nombre a esa cultura paleolítica: Clovis, en el este de lo que hoy en día es Nuevo México, en Estados Unidos. Esta punta es uno de los elementos más característicos de la cultura Clovis y se trata de un proyectil de sílex empleado para la caza de grandes animales. Dicha manifestación cultural se extendió por casi toda Norteamérica, especialmente sobre la zona central y suroccidental, pero es probable que también alcanzara Centroamérica.

El paleolítico medio es un periodo mal definido que comenzó en distintas fechas según las zonas. Está identificado con el llamado tecnocomplejo musteriense (nombre derivado del abrigo rocoso de Le Moustier, al suroeste de Francia), que se extendió desde hace 180.000 hasta hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la presencia de los neandertales. El musteriense se caracterizó por el desarrollo y perfeccionamiento de los útiles ya conocidos, los cuales redujeron su tamaño, y la fabricación de objetos sobre lascas: puntas, raederas y bifaces. Este periodo es denominado en África edad media de piedra y abarca desde hace 150.000 años hasta hace 30.000 años. En ese continente no se han localizado bifaces pero sí se han encontrado ensamblados diversos útiles de pequeño tamaño, denominados microlitos. Algunos de estos ensamblajes están asociados a restos humanos anatómicamente modernos.
En el caso español, el paleolítico medio estuvo igualmente caracterizado por su asociación a la presencia del hombre de Neandertal, aunque hoy día se rechaza la absoluta identificación del musteriense con esta especie. Junto al instrumental lítico, aparecen objetos óseos. El numero de yacimientos aumenta de forma muy considerable; existen al aire libre y en cuevas, entre las que destaca la cueva de Morín (Cantabria).
El paleolítico superior europeo corresponde ya a la presencia del hombre moderno y está asociado a una amplia variedad de útiles de piedra, hueso, cornamenta y marfil, incluidos propulsores, arpones y agujas. El utillaje lítico de este periodo comprende una extensa variedad de instrumentos muy especializados (leznas, raspadores, grabadores) realizados principalmente sobre hojas y láminas (esto es, lascas largas, estrechas, delgadas y con filos paralelos, extraídas probablemente de un nódulo golpeado con un punzón y percutor, más que de forma directa con un martillo). El paleolítico superior en Europa está dividido en tres grandes etapas: el auriñaciense y perigordiense; el solutrense y el magdaleniense. En España se observan diferencias entre la región cantábrica y la zona levantina. Algunas fases están asociadas a magníficos ejemplares de útiles líticos. En el sur de Europa, durante el solutrense, se fabricaron puntas planas y delgadas en forma de hoja, trabajadas por ambas caras. En el hemisferio norte, el paleolítico superior acabó hace unos 10.500 años con el fin de la glaciación. En África este periodo recibe el nombre de edad de la piedra final y se extendió hasta la edad del hierro (pocos siglos antes o después de Cristo, según las diversas zonas) o incluso hasta tiempos históricos, incorporándose de este modo a lo que en el Viejo Mundo se denomina neolítico. En América, la etapa más antigua de presencia humana es llamada periodo paleoindio, que comenzó hace 15.000 años (algunos autores remontan su inicio hasta hace unos 50.000) y concluyó hacia el 5000 a.C. aproximadamente. Está caracterizado por una serie de puntas cuidadosamente talladas en piedra como las puntas Clovis y Folsom en el norte y las puntas de cola de pez en el sur.
Un hecho destacado es que la perdurabilidad del utillaje lítico en el paleolítico es muy engañosa. Llega hasta nosotros gracias a su naturaleza pétrea y su abundancia no refleja necesariamente su importancia. Se han llevado a cabo estudios de cómo y por qué los pueblos primitivos actuales emplean los útiles líticos, además de análisis microscópicos que han permitido comparar modos de utilización y las huellas de uso en el utillaje prehistórico con los actuales, utilizados para funciones específicas con y sobre diversos materiales. Todas estas investigaciones han sugerido que muchos de estos instrumentos fueron utilizados para obtener y trabajar materiales orgánicos y que el empleo de la madera fue de enorme importancia en el utillaje paleolítico. Han pervivido hasta nuestros días pocos objetos de madera correspondientes al paleolítico inferior y medio, como es el caso de un par de puntas de lanza y un receptáculo en Europa y una delgada placa cuidadosamente fabricada, en Japón.
2.1
Grupos humanos del Paleolítico
Cueva de Altamira
Los bisontes que se pueden observar en la imagen son sólo una pequeña muestra del conjunto de pinturas prehistóricas que la cueva de Altamira alberga. Datadas en más de 15.000 años de antigüedad, sus representaciones faunísticas, ejecutadas con un hábil estilo naturalista dominador del trazo y de la utilización de los colores, motivaron que esta gruta cántabra, ubicada en el término de Santillana del Mar, recibiera el apelativo de 'Capilla Sixtina del arte paleolítico'.

A lo largo de todo el paleolítico el hombre fue cazador y recolector aunque también se dedicó a la pesca. De hecho, durante la mayor parte del paleolítico inferior los primeros seres humanos (Australopithecus, Homo habilis y Homo erectus) fueron probablemente más carroñeros que cazadores. Fue en el paleolítico medio y superior cuando se realizaron actividades de caza propiamente dicha, efectuadas con medios más apropiados y en batidas comunales. Los cazadores centraron su actividad en herbívoros como caballos, bisontes, cabras, ciervos y antílopes, dependiendo de cada región y del clima, que fluctuó durante toda la época glacial. La caza mayor, como el mamut, fue escasa en comparación con la caza menor, aunque es cierto que la actividad depredadora del hombre influyó en su extinción y en la de otras especies de megafauna en diversas partes del mundo. En las llanuras de Norteamérica, los cazadores explotaron las manadas de bisontes en batidas masivas, provocando estampidas hacia barrancos donde los mataban posteriormente. Los grupos humanos del paleolítico parecen haber sido extremadamente nómadas, desplazándose según las estaciones siguiendo a las grandes manadas. Durante el paleolítico inferior debieron vivir principalmente en pequeños campamentos, de los cuales se han encontrado restos en yacimientos al aire libre, algunos de ellos en terrazas de ríos, aunque también ocuparon cuevas como el caso de Zhoukoudian (China) o Tautavel (Francia). En el paleolítico medio y superior se ocuparon de forma más intensa las cuevas y los abrigos rocosos, pero el hombre continuó viviendo al aire libre. En el paleolítico inferior se construyeron algunos refugios rudimentarios, como los de las dunas de Terra Amata (Niza, sur de Francia), pero en el paleolítico superior hay testimonios de ligeros entoldados y, en Europa central y oriental, de sofisticadas cabañas hechas con cientos de huesos de mamuts.
Se estima que se empezó a emplear el fuego hace 1,5 millones de años. Abundan restos de hogares en los lugares de habitación del paleolítico medio y superior. En principio fue utilizado probablemente como medio de iluminación, de calefacción y de protección contra animales salvajes, pero con el paso del tiempo se emplearía también para cocinar alimentos. En el paleolítico superior se utilizó para calentar los bloques de piedras a fin de facilitar su trabajo, para alterar el color de los pigmentos minerales y en algunas zonas, como Moravia y Japón, para cocer figurillas de arcilla. Los grupos humanos del paleolítico medio practicaron ya con toda probabilidad la navegación. El hombre llegó a Australia al menos hace unos 55.000 años. Esto significa que cruzó al menos 100 kilómetros de mar abierto, puesto que Australia nunca estuvo unida al Sureste asiático, ni en los periodos en los que el nivel del mar estuvo más bajo.
Hacha de sílex
Las primeras herramientas de piedra fueron hechas con guijarros, uno de cuyos extremos se cincelaba hasta obtener un borde afilado. Esta hacha de sílex, perteneciente al llamado periodo achelense, es mucho más sofisticada, puesto que ha sido totalmente labrada en forma de punta. El sílex es especialmente apropiado para la fabricación de utensilios porque es duro y se fragmenta limpiamente, originando cantos afilados.

El primer testimonio claro de prácticas funerarias corresponde al paleolítico medio. No obstante hay pruebas de que en Atapuerca (Burgos, España) tuvo lugar un rudimentario rito funerario hace unos 300.000 años. Hasta unos 35 esqueletos humanos del tipo neandertalense fueron aparentemente depositados en una fosa en este lugar. La ausencia de restos de ocupación y de útiles líticos (indicando que esos hombres no vivieron allí) y la ausencia de huesos de animales o marcas de mordiscos (señalando que no fueron víctimas de depredadores) sugieren algún tipo de rito funerario. Al parecer un enterramiento neandertal en la cueva de Shanidar (Irak) estuvo rodeado de flores. Sería en el paleolítico superior cuando los enterramientos se hicieron cada vez más complejos (la cremación más antigua conocida es la del lago Mungo en Australia y se fecha en torno a unos 26.000 años) en los que aparece la utilización de ocres rojos y la presencia de un ajuar funerario y, en algunos casos, cientos de cuentas o abalorios que probablemente estuvieron unidos a la vestimenta, además de otras formas de ornamentación y utillaje.
De igual modo, aunque hay algunos ejemplares rudimentarios de arte en el paleolítico inferior y medio (como una figurilla femenina procedente de Berejat Ram en Israel, de cientos de milenios de antigüedad), fue durante el paleolítico superior cuando apareció el arte figurativo en todos los continentes, bien como arte parietal, bien como arte mobiliar, bajo la forma de grabados o de pequeñas estatuillas. Aunque el arte paleolítico europeo es el mejor conocido, hay ejemplos de grabados en roca y de arte mobiliar de fecha similar en otros continentes. Por ejemplo, en Australia existen petroglifos (grabados sobre rocas) que se pueden datar en una fecha aproximada de hace 40.000 años. Namibia posee pinturas rupestres polícromas de animales en la cueva denominada Apolo 11, que se fechan en unos 27.500 años de antigüedad. En la India, China y Japón se han encontrado grabados sobre las valvas de las ostras, astas de animales y cantos rodados respectivamente. En Brasil se localizan las pinturas rupestres de Pedra Furada, que se fechan al menos en torno a unos 12.000 años, aunque es posible que tengan un mínimo de 17.000 años de antigüedad.
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MESOLÍTICO
El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se acuñó el término ‘mesolítico’ (edad de la piedra media) para denominar este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. Por lo general los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como sus predecesores, pero pasaron a cazar otras especies de animales muy diferentes (como el ciervo rojo y el cerdo en vez del reno) debido al cambio del clima, que tras la glaciación se hizo más templado. El utillaje lítico refleja este cambio de las condiciones ambientales y está caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos. Éstos no se utilizarían solamente como puntas de flecha sino también como elementos de instrumentos más complejos, uniendo las puntas, con resina, a mangos de madera o astas de animales, que se emplearían como hoces u otros tipos de aperos para la recolección. También se emplearon hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera. Fueron los grupos paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida sedentaria.
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NEOLÍTICO
Herramientas agrícolas primitivas
El ser humano empezó a cultivar la tierra hace unos 10.000 años, con lo que abandonó el nomadismo y creó pueblos y ciudades. Estas herramientas agrícolas primitivas datan del año 6000 a.C. El hacha, abajo, servía para desbrozar; las hoces de pedernal, izquierda, para cosechar; una roca plana y una redondeada, centro, servían para moler el grano y las láminas de arcilla perforadas, arriba derecha, es probable que sirvieran para ventilar los hornos de pan.

El neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada. Sin embargo, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. La cerámica hizo su aparición en Japón hace 16.000 años y en Australia se han encontrado útiles pulimentados con una antigüedad de 32.000 años. Incluso durante el neolítico estas características no siempre aparecen de forma conjunta. Por ejemplo, en el Oriente Próximo la producción de alimentos fue anterior a la aparición de la cerámica, lo que ha dado origen al término de neolítico precerámico (véase Jericó). No obstante, el vocablo neolítico sigue en uso en algunas partes del Viejo Mundo. Sus inicios se centran en el VII milenio en el Oriente Próximo y tiene su fin en el II milenio en Europa septentrional dependiendo del comienzo de la utilización del cobre.
Megalitos de la isla de Pascua
La isla de Pascua posee un rico legado arqueológico en forma de grandes esculturas de piedra denominadas megalitos. Estas impresionantes estatuas fueron erigidas cientos de años antes de la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVIII. Los antiguos habitantes insulares extraían los megalitos de las canteras de piedra volcánica y los transportaban a distintos lugares de la isla.

En el neolítico se produjo la aparición de los primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico precerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluido alacenas, aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos, fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico. Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana (piedra volcánica) en las islas del Mediterráneo, pero fue en Europa septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales, extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización, que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud) construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia de la deforestación. En el yacimiento de Kückhoven (Alemania noroccidental) se ha encontrado el pozo más antiguo, fechado más allá del 5000 a.C., que estaba revestido con enormes tablas de madera. Durante el neolítico también se construyeron carreteras o pistas mediante tablones de madera en la Europa húmeda, como la de Somerset (Gran Bretaña) y poblados formados por casas de madera a orillas de los lagos alpinos, a veces palafitos, esto es, levantadas en plataformas sobre el agua. Las excavaciones en estos poblados lacustres han sacado a la luz gran cantidad de productos manufacturados a partir de materiales orgánicos, como objetos de madera, de cestería o tejidos, que normalmente se desintegran con el paso del tiempo. Ello ha permitido vislumbrar la vida cotidiana de finales de la edad de piedra. Este tipo de materiales también se conserva en ambientes extremadamente áridos como el suroeste americano o las alturas andinas. La cerámica estaba a menudo ricamente decorada mediante motivos incisos, estampillados o pintados.
El arte neolítico también presenta una amplia variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática) pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra sobre las estructuras mortuorias de piedra. Es notable el ejemplo de Silbury Hill (sur de Inglaterra), un enorme túmulo de creta de 40 metros de altura y 160 de diámetro, construido hacia el año 2600 a.C. Más impresionantes aún son los monumentos megalíticos (del griego mega y lithos, ‘grandes piedras’) en especial los de Europa occidental: los grandes círculos británicos (de los que Stonehenge y Avebury son quizá los más conocidos); los menhires, o piedras hincadas verticalmente en el suelo, en la mayoría de los casos aislados pero en ocasiones en conjuntos como los asombrosos alineamientos de Carnac (Bretaña, Francia); los menhires-estatuas antropomórficos y las grandes tumbas megalíticas, desde Escandinavia hasta Portugal. Muchas de estas tumbas estaban profusamente decoradas con motivos incisos en sus piedras: espirales, puntas de diamante e incluso hachas. Algunas tumbas en España y Portugal estaban pintadas en su interior. Está bien comprobado que el trazado y la orientación de algunos de estos monumentos estaban en relación con la astronomía. Por ejemplo, Stonehenge está orientado según el solsticio de verano mientras que New Grange tiene un vano a través del cual penetran los rayos solares durante el solsticio de invierno. Aunque los bloques de piedra levantados en algunos de los monumentos europeos son de imponentes dimensiones, el logro probablemente más destacado de cualquier grupo humano en la edad de piedra se encuentra en la isla de Pascua, en el sur del océano Pacífico, donde desde los primeros siglos de nuestra era hasta el año 1600 aproximadamente, los nativos del neolítico construyeron impresionantes estatuas que descansaban sobre plataformas enormes construidas con cascajo y recubiertas con losas. Se esculpieron unas mil de estos moai en toba volcánica con cinceles de basalto y fueron transportadas, probablemente sobre troncos a modo de rodillos, varios kilómetros hasta la costa donde se encontraban las plataformas. El trabajo que supuso el labrado, el traslado y el izado de los megalitos ha generado un profundo respeto por sus constructores y por la inmensa capacidad del hombre, equipado tan sólo con utillaje de piedra y materiales orgánicos.


El asombroso signo de Piscis


Piscis. (Del lat. piscis). adj. Dicho de una persona: Nacida bajo el signo zodiacal de Piscis. Yo soy piscis, ella es leo. U. t. c. s.

Piscis
Piscis
Las personas nacidas entre el 19 de febrero y el 20 de marzo pertenecen al último signo del zodíaco, Piscis, simbolizado por dos peces unidos por una cuerda que nadan en direcciones opuestas. Los astrólogos piensan que la tensión entre los peces refleja la tendencia a la vacilación que caracteriza a las personas de este signo. A veces carecen de la confianza necesaria para desarrollar todo su potencial.


Piscis, duodécimo signo del zodíaco, simbolizado por dos peces. Según los astrólogos, las personas nacidas entre el 19 de febrero y el 20 de marzo pertenecen al signo de Piscis. Es un signo de agua, regido por el planeta Neptuno.
Los astrólogos definen a los piscis como personas sensibles, emotivas, alegres, impresionables, soñadoras, creativas, espirituales y místicas. Muestran tendencia al idealismo y en ocasiones el mundo real les resulta demasiado duro y desagradable. Para evadirse de esta realidad poco grata algunos piscis se encierran en sus propios sueños y fantasías, y se vuelven evasivos, incluso poco fiables. Otros se evaden de manera constructiva y se dedican a las obras de caridad, el arte, la religión, la meditación y la soledad. Los piscis saben escuchar, son capaces de ver todas las caras de un problema y por lo general se muestran compasivos con el sufrimiento ajeno.
Según los astrólogos los piscis no poseen una gran resistencia física. Pueden ser delicados y vulnerables, en especial cuando se encuentran sometidos a una gran tensión emocional. Sin embargo, manifiestan una gran fortaleza, en parte porque son adaptables y ello les permite controlar las situaciones difíciles. También tienen la capacidad de aceptar la vida como viene. Entre las profesiones relacionadas con los piscis se encuentran la música, el cine, la danza y otras artes; los trabajos de asistencia social; cualquier actividad relacionada con el agua, los productos químicos, el aceite o las drogas; la enfermería y el clero. Frédéric Chopin, Albert Einstein, Edward Kennedy, Miguel Ángel, Gabriel García Márquez, Luis Buñuel y Sara Montiel figuran entre los piscis famosos. Véase también Astrología; Horóscopo.

Piscis (astronomía)
Piscis (astronomía), constelación simbolizada generalmente por dos peces con las colas unidas por una banda ondulada. Es una constelación del zodíaco, es decir, una constelación situada sobre la eclíptica, el recorrido aparente anual del Sol a través del cielo. Piscis no contiene estrellas notables pero comprende el punto en el que se sitúa el Sol en el equinoccio de primavera.


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