La asombrosa Axiología


Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o de lo que se considera valioso. La axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética y en la estética, ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia específica. Algunos filósofos como los alemanes Heinrich Rickert o Max Scheler han realizado diferentes propuestas para elaborar una jerarquía adecuada de los valores. En este sentido, puede hablarse de una ‘ética axiológica’, que fue desarrollada, principalmente, por el propio Scheler y Nicolai Hartmann.


viernes, 4 de febrero de 2011

El asombroso Axioma


Axioma, en lógica y matemáticas es un principio básico que es asumido como verdadero sin recurrir a demostración alguna. El uso de axiomas para la resolución de problemas matemáticos empezó en la antigua Grecia, probablemente a partir del siglo V a.C., dio lugar al nacimiento de la matemática pura tal como hoy la conocemos. Ejemplos de axiomas podrían ser los siguientes: 'Una proposición no puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo' (principio de contradicción); 'Si a cantidades iguales se les añaden cantidades iguales, las sumas resultantes también son iguales'; 'El todo es mayor que cualquiera de sus partes'. La lógica y las matemáticas puras empiezan con algunas proposiciones indemostrables de las que se derivan otras proposiciones (teoremas). Hay que reconocer que este procedimiento es circular o bien que se da una infinita regresión en el razonamiento. Los axiomas de un sistema deben ser coherentes con algún otro, es decir, deben evitar incurrir en contradicción. Deben ser también independientes en el sentido de que no deben derivarse de ningún otro y deben ser muy pocos en número. A veces los axiomas han de interpretarse como verdades evidentes en sí mismas. La tendencia actual es reconocer tal pretensión para aseverar que un axioma debe ser asumido como verdadero sin demostración alguna en el sistema de que forma parte.
Los términos axioma y postulado suelen utilizarse con frecuencia como sinónimos. Algunas veces la palabra axioma se usa para referirse a los principios básicos que deben ser asumidos en cualquier sistema deductivo, y el término postulado para señalar a los primeros principios peculiares de un sistema particular, como la geometría de Euclides. Rara vez se usa el término axioma para referirse a los primeros principios de la lógica, ni el término postulado para aludir a los primeros principios de las matemáticas.


El asombroso Aristóteles


Escuela de Atenas
En el célebre Escuela de Atenas (1510-1511), uno de los frescos pintados por Rafael para decorar las estancias del Vaticano, aparece Aristóteles departiendo con su maestro Platón (en el centro).

Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental.
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VIDA
Nació en Estagira (actual ciudad griega de Stavro, entonces perteneciente a Macedonia), razón por la cual también fue conocido posteriormente por el apelativo de El Estagirita. Hijo de un médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de edad para estudiar en la Academia de Platón. Permaneció en esta ciudad durante aproximadamente 20 años, primero como estudiante y, más tarde, como maestro. Tras morir Platón (c. 347 a.C.), Aristóteles se trasladó a Assos, ciudad de Asia Menor en la que gobernaba su amigo Hermias de Atarnea. Allí contrajo matrimonio con una pariente de éste (posiblemente su sobrina o su hija), llamada Pitias, y actuó como su consejero. Tras ser capturado y ejecutado Hermias por los persas (345 a.C.), Aristóteles se trasladó a Pela, antigua capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor de Alejandro (más tarde Alejandro III el Magno), hijo menor del rey Filipo II. En el año 336 a.C., al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela: el Liceo. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes caminaban por su paseo cubierto, sus alumnos recibieron el nombre de peripatéticos. La muerte de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento contra los macedonios, por lo que Aristóteles se retiró a una propiedad familiar situada en Calcis, en la isla de Eubea, donde falleció un año más tarde.
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OBRAS
Al igual que Platón en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento, aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo. Aristóteles escribió además algunas notas técnicas, como es el caso de un diccionario de términos filosóficos y un resumen de las doctrinas de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Los textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas anotaciones, que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.
Entre sus textos existen tratados de lógica, llamados en conjunto Organon (‘instrumento’), ya que proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre astronomía, meteorología, botánica y zoología. Sus escritos sobre la naturaleza, el alcance y las propiedades del ser, que Aristóteles llamó “filosofía primera”, recibieron el nombre de Metafísica en la primera edición de sus obras (c. 60 a.C.), debido a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedicó su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco. Otros escritos aristotélicos fundamentales son Retórica, Poética (que se conserva incompleta) y Política (también incompleta).
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MÉTODOS
Frente a la importancia que Platón concedió a las matemáticas, la filosofía de Aristóteles hizo hincapié en la biología, quizá debido a la influencia que sobre él ejerció la profesión de su padre. Para Aristóteles, el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias) que se presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato específico de desarrollo y tiende en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su clase. El crecimiento, la finalidad y la dirección son, pues, aspectos innatos a la naturaleza, y aunque la ciencia estudia los tipos generales, éstos, según Aristóteles, encuentran su existencia en individuos específicos. La ciencia y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza, sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción racional).
Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad. Los primeros pensadores griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo de causa podía ser explicatoria; Aristóteles propuso cuatro. (El término que usa Aristóteles, aition, ‘factor responsable y explicatorio’, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que posee esta palabra.)
Estas cuatro causas son: la causa material (materia de la que está compuesta una cosa), la causa eficiente o motriz (fuente de movimiento, generación o cambio), la causa formal (la especie, el tipo o la clase) y la causa final (objetivo o pleno desarrollo de un individuo, o la función planeada de una construcción o de un invento). Así pues, un león joven está compuesto de tejidos y órganos, lo que constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente serían sus padres, que lo crearon; la causa formal es su especie (león); la causa final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro de su especie. En contextos diferentes, las mismas cuatro causas se aplican de forma análoga. Así, la causa material de una estatua es el mármol en que se ha esculpido; la causa eficiente, el escultor; la causa formal, la forma que el escultor ha dado a la estatua (Hermes o Afrodita, por ejemplo); y la causa final, su función (ser una obra de arte).
En todos los contextos, Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se expresan sus causas en términos específicos y no en términos generales. Por este motivo, se obtiene más información si se conoce que un escultor realizó la estatua que si apenas se sabe que la esculpió un artista, y se obtendrá todavía más información si se sabe que fue Policleto el que la cinceló, que si tan sólo se conoce que fue un escultor no especificado.
Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. Sus notas de clases son una impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.
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DOCTRINAS
En la siguiente exposición se pueden apreciar algunos de los principales aspectos de las doctrinas o teorías del pensamiento aristotélico.
5.1
Física o filosofía natural
En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Universo esférico y finito que tendría a la Tierra como centro. La parte central estaría compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En su Física, cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o “gravedad específica”. Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta —la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto elemento, que él llamaba aither, elemento superior que no es susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia es, en realidad, válida para todos los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostenía también que los cuerpos más pesados de una materia específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando sus formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el físico y astrónomo italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos arrojados desde la torre inclinada de Pisa.
5.2
Biología
En zoología, Aristóteles propuso un conjunto fijo de tipos naturales (especies), que se reproducen de forma fiel a su clase. Pensó que la excepción a esta regla la constituía la aparición, por generación espontánea (concepto que acuñó), de algunas moscas y gusanos “muy inferiores” a partir de fruta en descomposición o estiércol. Los ciclos vitales típicos son epiciclos: se repite el mismo patrón, aunque a través de una sucesión lineal de individuos. Dichos procesos son, por lo tanto, un paso intermedio entre los círculos inmutables de los cielos y los simples movimientos lineales de los elementos terrestres. Las especies forman una escala que comprende desde lo simple (con gusanos y moscas en el plano inferior) hasta lo complejo (con los seres humanos en el plano superior), aunque la evolución no es posible.
5.3
Ética
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las “ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.
La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia ateniense.
5.4
Lógica
En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas verdaderas (reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos eran los silogismos: proposiciones emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más famoso, “Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se llega a la conclusión válida de que “Todos los griegos son mortales”. La ciencia es el resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La analítica, por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de principios que descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto supone una ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era el único método lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como en la filosofía.
5.5
Metafísica
En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe como “Primer Motor”, responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que aspiran todos los seres del mundo, ya que desean participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los motores inteligentes de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de “55 o 47”). No obstante, el “Primer Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y teólogos posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le interesa lo que sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología, sin embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.
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INFLUENCIA
Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el siglo IX, los estudiosos musulmanes introdujeron su obra, traducida al árabe, en el ámbito del islam. De estos pensadores que examinaron y comentaron la obra aristotélica, el más famoso fue Averroes, filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su interés por la obra de Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para orientar el pensamiento cristiano, aunque su interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en un principio por las instancias eclesiásticas. En las primeras fases de este redescubrimiento, la filosofía de Aristóteles fue tomada con cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que sus enseñanzas conducían a una visión materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo Tomás acabaría siendo aceptada, continuando más tarde la filosofía del escolasticismo la tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo Tomás hacía del pensamiento aristotélico.
La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el lenguaje moderno y el denominado sentido común, y su concepto del “Primer Motor” como causa final ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo XX, decir lógica significaba en exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e incluso después, tanto poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del Universo. El estudio de la zoología estuvo basado en la obra de Aristóteles hasta que, en el siglo XIX, el científico británico Charles Darwin cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las especies. En el siglo XX se ha producido una nueva apreciación del método aristotélico y de su relevancia para la educación, el análisis de las acciones humanas, la crítica literaria y el análisis político.
No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el comentario realizado por Darwin, quien llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época “eran simples colegiales al lado del viejo Aristóteles”.


El asombroso Averroes


Averroes
Durante la edad media, el pensador y físico hispanomusulmán Averroes mantuvo que la verdad puede ser expresada por dos vías, la filosófica y la religiosa. Sus comentarios de las obras de Aristóteles fueron traducidos al latín y al hebreo y ejercieron una gran influencia con posterioridad.

Averroes (1126-1198), filósofo, físico, jurista malikí y teólogo asharí hispanoárabe. Introductor del pensamiento aristotélico en Occidente, su figura ocupa un lugar de honor en la historia del pensamiento medieval.
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VIDA
Abul Walid Muhammad ibn Rusd (su nombre en árabe) nació en Córdoba cuando al-Andalus estaba bajo dominio de los almorávides. Su padre, un cadí (juez) cordobés, le inició en el estudio de la jurisprudencia. En su ciudad natal también estudió teología, filosofía y matemáticas (con el filósofo árabe Ibn Tufayl), y medicina (fue discípulo de Avenzoar). En 1168 viajó a Marrakech y pudo conocer al afamado filósofo y médico Abentofail, quien le presentó ante Yusuf I, emir de los almohades. Posteriormente, Averroes ejerció como juez en Sevilla (1169) y Córdoba (1171). En 1182 marchó de nuevo a Marrakech y sustituyó a Abentofail como médico personal de Yusuf I. Debido a algunas de sus teorías filosóficas (especialmente la que afirmaba que la razón prima sobre la religión), Yusuf II (hijo y sucesor de Yusuf I) ordenó su destierro en 1194. Refugiado en la localidad cordobesa de Lucena, todavía emprendió un nuevo viaje a Marrakech, donde falleció en 1198.
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FILOSOFÍA
Averroes mantenía que las verdades metafísicas pueden expresarse por dos caminos: a través de la filosofía (según pensaban Aristóteles y los seguidores del neoplatonismo) y a través de la religión (como se refleja en la idea simplificada y alegórica de los libros de la revelación). Aunque en realidad Averroes no propuso la existencia de dos tipos de verdades (filosófica y religiosa), sus ideas fueron interpretadas por los pensadores cristianos, que las calificaron como “teoría de la doble verdad”. Rechazó el concepto de la creación del mundo “en el tiempo”, pues mantenía que el mundo no tiene principio. Dios es el “primer motor”, la fuerza propulsora de todo movimiento, que transforma lo potencial en lo real. El alma individual humana emana del alma universal unificada. Los amplios comentarios de Averroes sobre las obras de Aristóteles (encargados por Yusuf I) fueron traducidos al latín y al hebreo, y tuvieron una gran influencia en la edad media, tanto en el escolasticismo y la filosofía cristiana como entre los filósofos judíos. Su principal obra original fue Tahafut al-Tahafut (La destrucción de la destrucción), donde rebatía una obra del teólogo islámico Algazel sobre la filosofía. Fue también autor de escritos sobre medicina, astronomía, derecho y gramática.


El asombroso Avicena


Avicena
El sabio persa Avicena está considerado el pensador musulmán más insigne del siglo XI y, posiblemente, de la edad media. Su obra más importante fue Kitab ash-Shifa (El libro de la curación), compendio de tratados sobre lógica, metafísica, antropología y ciencias naturales.


Avicena (980-1037), conocido en el mundo musulmán como Ibn Sina, filósofo y médico islámico persa, nacido cerca de Bujara (hoy Uzbekistán). Hijo de un funcionario del gobierno, estudió Medicina y Filosofía en esta ciudad. Con 18 años fue nombrado médico de la corte del soberano samaní de Bujara. Permaneció en ese cargo hasta la caída de la dinastía Samaní en 999, y pasó los últimos 14 años de su vida actuando como consejero científico y médico del gobernante de Ispahan.
Considerado por los musulmanes como uno de los mayores filósofos islámicos, Avicena es una figura importante en el campo de la medicina y de la filosofía. Su obra El canon de la medicina fue durante mucho tiempo un texto preeminente en Oriente Próximo y Europa. Es un libro significativo como clasificación y sumario sistemático del conocimiento médico y farmacéutico de su época y anterior a su tiempo. La primera traducción al latín de esta obra se hizo en el siglo XII, la versión hebrea apareció en 1491 y el texto en árabe en 1593, siendo el segundo en imprimirse en esta lengua.
Su obra más conocida es Kitab ash-Shifa (El libro de la curación), un compendio de tratados sobre lógica, metafísica, antropología aristotélica, ciencias naturales y otros temas. La filosofía de Avicena era una combinación de la filosofía de Aristóteles y del neoplatonismo. Al igual que la mayoría de los filósofos medievales, negaba la inmortalidad del alma individual, del interés de Dios por los particulares y de la creación del mundo en el tiempo, todos ellos temas centrales de la corriente principal de la doctrina islámica. Avicena se convirtió en el principal blanco de los ataques de los teólogos suníes, como Algazel. No obstante, la filosofía de Avicena fue muy influyente a lo largo de la edad media.


La asombrosa Mitología escandinava


Odín
Odín, padre y rey de todos los dioses en la mitología escandinava, era también el señor de la guerra y el trueno. En la ilustración aparece con todos los símbolos de su poder: sentado en su trono con el yelmo alado de oro y su lanza mágica, Gungnir. Le rodean los cuervos Huginn ('pensamiento') y Muninn ('memoria'), que le llevan las noticias de todo cuanto acontece en el mundo, y los dos lobos fieles, Geri (ansiedad) y Freki (glotonería).

Mitología escandinava, cuerpo de creencias que constituyen la religión precristiana del pueblo escandinavo. Las leyendas y mitos escandinavos sobre los antiguos dioses y héroes, y la creación y destrucción del universo se desarrollaron fuera de la original mitología común a los pueblos germánicos y constituyen la primera fuente de conocimiento sobre la antigua mitología germánica. Como la mitología escandinava fue transmitida y alterada por los historiadores cristianos medievales, las creencias, actitudes y prácticas religiosas originales no pueden definirse con certeza. Está claro, sin embargo, que la mitología escandinava se desarrolló lentamente y la relativa importancia de los diferentes dioses y héroes varió según las épocas y los lugares. Así el culto de Odín, soberano de los dioses, puede haberse difundido del oeste de Alemania a Escandinavia no mucho antes de que se registraran los mitos; dioses menores —incluidos Ull, el dios de la fertilidad Njord y Heimdall— pueden representar divinidades más antiguas que perdieron difusión y popularidad cuando Odín se hizo más importante. Odín, un dios de la guerra, se asociaba también con el conocimiento, la sabiduría, la poesía y la magia.
La mayor parte de la información sobre la mitología escandinava se conserva en la antigua literatura de los países de esta área geográfica (véase Literatura islandesa; Literatura noruega), en los Eddas y sagas posteriores; otro material se encuentra en los comentarios del historiador danés Saxo Grammaticus y en el escritor alemán Adam de Bremen (fl. c. 1075). Se han conservado fragmentos de leyendas en antiguas inscripciones y en el folclore posterior.
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DIOSES Y HÉROES
Brunilda
En la mitología germánica, Brunilda es una princesa y guerrera hermosa y de gran poder. En el ciclo operístico de Richard Wagner, El anillo del Nibelungo, basado en parte en el poema medieval germánico Niebelungenlied, Brunilda o Brünnehilde es una belicosa reina de Islandia que pretende casarse con el hombre que sea capaz de vencerla en combate. Ésta es la situación que se representa en la imagen.

Junto con Odín, las divinidades más importantes de la mitología escandinava eran su mujer, Frigg, diosa del hogar; Thor, dios del trueno, quien protegía a los seres humanos y a los demás dioses de los gigantes y era especialmente popular entre los campesinos escandinavos; Frey, diosa de la prosperidad, y Freya, hermana de Frey, diosa de la fertilidad. Dioses menores eran Baldo, Hermod, Tyr, Bragi y Forseti; Idun, Nanna y Sif se contaban entre las diosas. El principio del mal entre los dioses estaba representado por el embaucador Loki. No parece que muchas de estas divinidades hayan tenido funciones especiales; simplemente aparecen como personajes en las narraciones legendarias.
Se creía que muchos héroes mitológicos antiguos, algunos de los cuales parecen haberse derivado de personas reales, eran descendientes de los dioses; entre ellos estaban Sigurd, el exterminador de dragones; Helgi, el nacido tres veces; Harald, el devorador de la guerra, Hadding, Starkad y las valquirias. Las valquirias, un grupo de muchachas guerreras que incluían a Svava y Brunilda, servían a Odín como seleccionadoras de guerreros muertos, quienes se convertían en moradores de Valhala. Allí los guerreros pasaban sus días luchando y las noches de fiesta hasta Ragnarok, el día de la batalla final del universo, en la cual los viejos dioses perecerían y se instituiría un nuevo reino de paz y amor. La diosa Hel recibía a los individuos comunes después de su muerte en un mundo infernal melancólico.
La mitología escandinava incluía enanos, duendes y los norns, que distribuían suertes entre los mortales. Los antiguos escandinavos también creían en espíritus personales, tales como los ylgja y los hamingja, que en algunos aspectos se asemejaban a la idea cristiana del alma. Originalmente se concebía a los dioses como una confederación de dos tribus divinas, guerreras en sus inicios, los Aesir y los Vanir. Odín fue líder de los Aesir, que por lo menos eran doce dioses. Todos los dioses vivían juntos en Asgard.
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MITO DE CREACIÓN
El poema éddico Völuspá (Profecía de la vidente) describe un periodo de caos primitivo, seguido por la creación de gigantes y dioses y, finalmente, de la humanidad. Ginnungagap era el vacío abismal, Jotunheim la morada de los gigantes, Niflheim la región del frío y Muspellsheim el reino del calor. El gran árbol del universo, Yggdrasil, abarcaba todo el tiempo y el espacio, pero era constantemente hostigado por Nidhogg, la serpiente maligna. El manantial de Mimir, fuente de la sabiduría oculta, se encontraba bajo una de las raíces del árbol.
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RITUAL RELIGIOSO
Los dioses escandinavos tenían a su servicio una clase de jefes sacerdotes llamados godar. El culto se celebraba originalmente al aire libre, bajo árboles custodios, cerca de fuentes sagradas, o dentro de construcciones de piedra. Posteriormente se usaron templos de madera, con altares y con tallas que representaban a los dioses. El templo más importante estaba en la antigua Uppsala (Suecia) donde se sacrificaban animales y también seres humanos.


El maravillosos Santo Grial


Santo Grial (del latín medieval, cratella, copa), en la literatura medieval, cáliz sagrado que usó Jesucristo en la Última Cena y que más tarde fue buscado piadosamente por los caballeros del legendario rey Arturo. Según la tradición, el Grial lo guardó José de Arimatea, que recogió en él la sangre de Cristo crucificado. El cáliz después pasó a Inglaterra, donde fue heredándose de generación en generación por los descendientes de José. El Grial poseía muchas propiedades milagrosas, tales como proporcionar alimento a los que estaban libres de pecado, cegar a los impuros de corazón o dejar mudo al irreverente que llegaba a su presencia.
2
PARSIFAL
El Santo Grial aparece en el romance medieval de Parsifal (o Percival). De joven, Parsifal quiere alcanzar el título de caballero de la corte del rey Arturo. Un día llega al castillo del rey pescador, famoso por su afición a la pesca. Sin que él lo sepa, el rey es tío suyo y custodio del Santo Grial y de la lanza que hirió a Jesucristo en la cruz. Debido a sus pecados, el rey pescador ha enmudecido en presencia del cáliz sagrado. Cuando Parsifal entra en el castillo, contempla una procesión en la que la lanza manchada de sangre y el Santo Grial pasan ante el rey mudo. Asombrado, Parsifal no acierta a preguntar nada sobre la extraña pantomima, sin saber que si él, un alma pura y libre de culpa, hubiera hablado, su tío habría recuperado la palabra. Tras diversas andanzas, Parsifal vuelve al castillo del Grial y refunde una espada rota o, según otra versión, devuelve la capacidad de habla a su tío, y hereda el trono.
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BÚSQUEDA LEGENDARIA
Galahad
En la leyenda artúrica, el caballero Galahad culmina la búsqueda del Santo Grial, el cáliz sagrado usado por Jesucristo en la Última Cena. Galahad era hijo del caballero Lancelot.

En las leyendas posteriores, el Santo Grial es ya un objeto de búsqueda consagrada, y el encargado de encontrarlo es sir Galahad, uno de los caballeros de Arturo. Otros muchos caballeros parten en busca del cáliz sagrado, pero sólo uno de ellos, sir Bors, en unión de Parsifal y Galahad, logra encontrarlo.





Los caballeros de la tabla redonda
La búsqueda del Santo Grial es el tema central de las hazañas de los caballeros de la tabla redonda. La leyenda, probablemente una mezcla de creencias celtas y cristianas, es el argumento de muchos romances medievales.

Muchos aspectos de la historia del Santo Grial, sobre todo los que se refieren al héroe y al vaso mágico, se consideran actualmente basados en una saga celta que fue cristianizada como vehículo para la enseñanza religiosa y moral. La leyenda se inicia con Chrétien de Troyes, poeta francés del siglo XII, que a su muerte dejó un poema inconcluso, Perceval el Galo, después continuado por otros escritores. De las mismas fuentes que las del romance de Chrétien o del poema mismo, se sirvió el poeta épico germano del siglo XIII Wolfram von Eschenbach para su Parzival, uno de los tratamientos más logrados del tema del grial. En el siglo XV, el escritor y traductor inglés Thomas Malory incorporó la búsqueda del cáliz sagrado en su obra La muerte de Arturo. En el siglo XIX el compositor alemán Richard Wagner aborda la leyenda de Parsifal en su drama musical del mismo nombre.


La asombrosa y mítica Leyenda del rey Arturo


El rey Arturo
Figura a caballo de la historia y de la leyenda, el monarca britano Arturo luchó contra los invasores anglosajones durante la primera mitad del siglo VI. Quien fuera objeto de numerosas creaciones literarias y artísticas desde el siglo VII, aparece representado aquí en una obra pictórica de Eleanor Brickdale.


Leyenda del rey Arturo, grupo de relatos en varias lenguas que se desarrollan en la edad media y tratan sobre Arturo, rey semihistórico de los britanos, y sus caballeros de la tabla redonda, llamados así porque se reunían en torno a una mesa redonda ya que no había diferencia de rango entre ellos, sólo el rey era primus inter pares. La leyenda es un tejido complejo de la antigua mitología celta con incorporaciones posteriores sobre un posible núcleo histórico.
Las primeras referencias a Arturo se encuentran en fuentes galesas como el poema Y Gododdin (c. 600), cuentos escritos en latín en los siglos IX y X, y los relatos de la colección de cuentos galeses Mabinogion (c. 1100). En uno de estos aparecen la esposa de Arturo, Ginebra, y sus guerreros Kay, Bedivere y Gawain. La primera narración artúrica extensa procede de Historia Regum Britanniae (c. 1139), del escritor inglés Godofredo de Monmouth, en la que se identifica a Arturo como hijo del rey britano Uther Pendragon y aparece su consejero Merlín. La Historia menciona la isla de Avalón, donde Arturo acude para recuperarse de las heridas tras su última batalla, y se narra la infidelidad de Ginebra, así como la rebelión instigada por el sobrino de Arturo, Mordred.
El desarrollo posterior de la leyenda artúrica parte de la obra de Godofredo de Monmouth, como la primera historia artúrica inglesa, el Roman de Brut (1205) del poeta Layamon. Se describe a Arturo como un guerrero épico, y se narra por primera vez la historia de su espada mágica, Excalibur, que sólo él pudo sacar de la roca en la que estaba enclavada.
También se desarrolló una tradición artúrica en Europa, probablemente basada en narraciones transmitidas por los celtas, que emigraron a Britania en los siglos V y VI. En el año 1100, los romances del rey Arturo eran conocidos en países tan lejanos como Italia y España. Inspirados en la caballería y en el amor cortés, se centran más en las hazañas de sus caballeros que en las del propio Arturo.
Los romances más antiguos artúricos franceses son una serie de poemas del siglo XII de Chrétien de Troyes. En uno de ellos se cuenta la historia de Lancelot du Lac, principal caballero de Arturo y su rival por el amor de Ginebra. En otro trata de Parsifal (véase más adelante) y por primera vez se habla de la búsqueda del Santo Grial, tema del ciclo artúrico que se desarrolla, a partir de entonces, en el mundo cristiano, como en las primeras versiones alemanas de Erec y Iwein, del poeta Hartmann von Aue del siglo XII, y en el poema épico Parzifal (c. 1210), de Wolfram von Eschenbach. A principios del siglo XIII se añadió a la leyenda artúrica la historia de Tristán e Isolda (o Iseo), procedente de otra tradición celta.
Los romances artúricos ingleses de los siglos XIII y XIV se refieren a los caballeros —Percival y Galahad, los caballeros del Grial, y sobre todo a Gawain. La obra maestra culminante de todos ellos fue Sir Gawain y el caballero verde (c. 1370), de autor anónimo. Varios de estos cuentos artúricos fueron reescritos en prosa inglesa por Thomas Malory en su libro La muerte de Arturo (1469-1470), en el que se basó el poeta Alfred Tennyson para escribir Idilios del rey (1859-1885), una alegoría de la sociedad victoriana.
Muchos escritores han adaptado las historias de Arturo, sus caballeros y la corte espléndida de Camelot a los gustos y temas contemporáneos. El poeta Edmund Spenser idealizó a Arturo como el perfecto caballero en su alegoría épica de la sociedad isabelina La reina de las hadas (1590-1599). La música también se ha interesado por las historias artúricas —desde Parsifal de Richard Wagner (1882) al musical de Broadway Camelot (1960) de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe.

Rey Arturo: leyenda y literatura
La leyenda del rey Arturo ha servido de inspiración literaria durante varios siglos. Esta tabla muestra algunas de las principales obras que han reelaborado acciones y personajes ligados a la leyenda. La lista no es exhaustiva, pero sirve de base para profundizar en el conocimiento del rey Arturo, Ginebra, Lancelot du Lac y otras figuras del ciclo artúrico.

OBRA
FECHA
AUTOR
ORIGEN
'Y Gododdin'
siglo VII
Aneirin
Galés
Historia de los bretones
siglo IX
Nennius
Galés
Mabinogion
1100?
Anónimo
Galés
Historia regum Britanniae
1136?
Godofredo de Monmouth
Inglés
Roman de Brut
1155
Wace
Normando
Gawain o el caballero del león
1170?
Chretién de Troyes
Francés
Lancelot en prosa o el caballero de la carreta
1170?
Chretién de Troyes
Francés
Perceval o la historia del Grial
1180?
Chretién de Troyes
Francés
Erec
1200?
Hartmann von Aue
Alemán
Iwein
1200?
Hartmann von Aue
Alemán
Roman de Brut
1205
Layamon
Inglés
Parzival
1210?
Wolfram von Eschenbach
Alemán
Tristán
1210
Gottfried von Strassburg
Alemán
Sir Gawain y el Caballero Verde
1380?
Anónimo
Inglés
La muerte de Arturo
1469-1470
Thomas Malory
Inglés
La reina de las hadas
1590-1596
Edmund Spenser
Inglés
Idilios del rey
1859-1885
Alfred Tennyson
Inglés
Un yanqui en la corte del rey Arturo
1889
Mark Twain
Estadounidense
The once and future king
1938-1958
T. H. White
Inglés
La gruta de cristal
1970
Mary Stewart
Inglés
Las brumas de Avalon
1982
Marion Zimmer Bradley
Estadounidense
La hija de Tintagel
1995
Fay Sampson
Inglés


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