La asombrosa Tirotropina (TSH)


Hormona tiroides

Tirotropina (TSH), también denominada hormona estimulante del tiroides u hormona tirotrópica se trata de una hormona glicoproteica secretada por el lóbulo anterior de la hipófisis que aumenta la secreción de tiroxina y triyodotironina.

Efectos sobre la tiroides

Con un peso molecular de unos 28.000, aproximadamente, esta hormona produce unos efectos específicos sobre el tiroides, tales como el aumento de la proteolisis de tiroglobulina (proteína yodada que proporciona los aminoácidos para la síntesis de las hormonas tiroideas), lo que hace que se libere tiroxina y triyodotironina a la sangre; el aumento de la actividad de la bomba de yodo; el aumento de la actividad secretora y del tamaño de las células tiroideas, y el aumento de la yodación del aminoácido tirosina, entre otros. Con lo cual se puede resumir que la TSH aumenta todas las actividades de secreción que tienen lugar en las células glandulares del tiroides.

Hormona liberadora de tirotropina (TRH)

Además, la secreción de tirotropina está controlada por un factor regulador hipotalámico, denominado hormona liberadora de tirotropina (TRH) o tiroliberina. Se trata de un tripéptido secretado por las terminaciones nerviosas del hipotálamo, que posteriormente es transportado hasta las células glandulares de la hipófisis anterior, donde actúa directamente sobre ellas aumentando la producción de tirotropina.


lunes, 7 de febrero de 2011

La asombrosa Tiroxina


Tiroxina, llamada también tetrayodotironina (T4), es la hormona principal que segrega el tiroides. La función de la tiroxina y de la otra hormona tiroidea, la triyodotironina (T3), consiste en incrementar la tasa del metabolismo de los hidratos de carbono y grasas, así como la síntesis y degradación de proteínas dentro de la célula. El tiroides sintetiza estas hormonas combinando yodo con el aminoácido tirosina; más tarde, estas hormonas son transportadas en la sangre formando un complejo con las proteínas del plasma. Tanto la síntesis como la secreción están reguladas, y a su vez regulan la formación de hormona estimulante del tiroides o tirotropina (TSH), segregada por la hipófisis. La tiroxina fue aislada por primera vez en 1919 y sintetizada en 1927. En la actualidad se utiliza tiroxina sintética para tratar enfermedades causadas por deficiencias del tiroides, como el cretinismo (hipotiroidismo congénito) y el bocio.


La asombrosa Tiroides


Hipertiroidismo
El cuello hinchado que se observa en la fotografía es una muestra de hipertiroidismo. Esta enfermedad se debe a una anomalía del tiroides y cursa con una secreción excesiva de hormonas tiroideas.


Tiroides, glándula endocrina que se encuentra en casi todos los vertebrados, localizada en la parte anterior y a cada lado de la tráquea (véase Sistema endocrino). Segrega una hormona que controla el metabolismo y el crecimiento.
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ESTRUCTURA Y SECRECIÓN
La glándula tiroides humana es un órgano de color entre castaño y rojizo con dos lóbulos conectados por un istmo, rodeada por una cápsula de tejido conjuntivo; pesa unos 28 g y está formada por células epiteliales cúbicas, dispuestas en forma de pequeñas bolsas que se conocen como vesículas o folículos. Las vesículas tienen un tejido de soporte que forma un esqueleto en toda la glándula. En situaciones normales las vesículas están llenas de una sustancia coloidal constituida por la proteína llamada tiroglobulina junto con las dos hormonas tiroideas, tiroxina, también llamada tetrayodotironina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas están compuestas por múltiples copias del aminoácido tirosina, conteniendo tres o cuatro átomos de yodo.
La cantidad de tiroglobulina segregada por el tiroides es controlada por la hormona estimulante del tiroides (TSH) de la hipófisis. La hormona hipofisaria TSH es regulada a su vez por una sustancia llamada factor regulador de la TSH (TRH), segregada por el hipotálamo. La tiroglobulina es muy rica en yodo. Aunque el tiroides constituye apenas el 0,05% del peso corporal, acumula cerca del 25% del total del yodo del organismo, que se obtiene a partir de los alimentos y del agua. El yodo suele circular en la sangre como yodo inorgánico y se concentra en el tiroides en una cantidad 500 veces superior al nivel sanguíneo.
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ENFERMEDADES DEL TIROIDES
Se utilizan distintas pruebas de laboratorio, incluyendo la medida directa de tiroxina y triyodotironina, para conocer la actividad del tiroides. Las tomografías del tiroides con radioyodo o con tecnecio-99 sirven para detectar o descartar la existencia de cáncer de tiroides en personas con un nódulo palpable o un aumento de su tamaño. La mayoría de los cánceres de tiroides tienen un crecimiento lento y no tienen un desenlace fatal. La tiroides es sensible a la radiación: durante la década de 1970 se produjo un aumento de la incidencia de cáncer de tiroides en personas que habían sido tratadas con rayos X a edades tempranas por problemas como el acné, micosis y amigdalitis.
La producción excesiva de hormonas tiroideas da lugar al hipertiroidismo o enfermedad de Graves, que produce un aumento del metabolismo. A veces este fenómeno viene acompañado por trastornos oculares, como puede ser la protrusión de los ojos. El tratamiento en este caso consiste en administrar fármacos antitiroideos como el propiltiouracilo o dosis de yodo radiactivo, que cuando se concentra en el tiroides destruye parte del tejido. El hipertiroidismo aparente puede derivar de la destrucción de células tiroideas con caída importante de los niveles de hormonas totales. En la llamada tiroiditis de Hashimoto esta destrucción se produce por un anticuerpo que actúa sobre el tejido tiroideo (véase Enfermedades autoinmunes).
El déficit de hormonas tiroideas o hipotiroidismo se caracteriza por estados de letargo y ritmos metabólicos más bajos. Se cree que esta enfermedad es debida a trastornos de la hipófisis o de la misma glándula tiroides. En la antigüedad la mayoría de los hipotiroidismos se debían a una deficiencia de yodo en la dieta, que causaba una enfermedad llamada bocio. Hoy, para prevenirla se añade yodo a la sal de mesa. El cretinismo, más conocido como hipotiroidismo congénito, es una deficiencia inherente a la función tiroidea que ocurre en uno de cada 6.000 nacimientos. En la mayoría de los casos, pero no en todos, estos niños sufren retraso mental. Investigadores de diferentes países han desarrollado pruebas para detectar esta enfermedad en la infancia. Así como un tratamiento precoz previene el retraso mental, una investigación dirigida a su detección limita los efectos de esta enfermedad.


La asombrosa Testosterona


Testosterona, principal hormona masculina o andrógeno; se produce en las células de Leydig en los testículos, por influencia de la hormona luteinizante segregada por la hipófisis anterior. Las células de Leydig producen también, en cantidades muy inferiores, otros dos andrógenos menos potentes.
La testosterona estimula la formación de espermatozoides en los testículos y la aparición de las características sexuales secundarias masculinas después de la pubertad: crecimiento de barba y vello púbico, desarrollo del pene y evolución de la voz hacia un tono más grave. Es un esteroide anabólico que acelera la síntesis de proteínas y frena su descomposición, lo cual induce a su vez la aceleración del crecimiento. También favorece el desarrollo muscular y conforma la constitución corporal característica del varón adulto.
Si antes de la pubertad la secreción de testosterona es escasa o nula, las características sexuales secundarias no llegan a desarrollarse. Además, los huesos largos crecen de manera anormal y el paciente adquiere una constitución peculiar, alta pero afeminada. Si la insuficiencia testicular se produce después de la pubertad, las consecuencias son menos manifiestas, aunque poco a poco puede producirse desaparición de la barba, debilitamiento muscular, aumento de la acumulación de grasa y cambio de la voz; todo ello suele ir acompañado de infertilidad y, en muchos casos, de disminución de la potencia sexual y la libido. La hormona resulta útil para tratar ciertos tipos de cáncer de mama en la mujer.


La asombrosa Relaxina


Relaxina, hormona que producen los ovarios de las mujeres de forma natural durante el embarazo para facilitar el parto. Provoca una dilatación del cuello del útero y ensancha la salida de la pelvis, relajando los ligamentos. Inhibe también las contracciones uterinas, previniendo un parto prematuro.


La asombrosa Prolactina (LTH)


Prolactina (LTH), hormona polipeptídica secretada por el lóbulo anterior de la hipófisis que estimula la secreción de leche y el desarrollo de las mamas durante el embarazo. También se conoce como hormona lactopénica o luteotropina.
La secreción de prolactina por la hipófisis a su vez está controlada por un factor inhibidor que se forma en el hipotálamo, el cual se denomina hormona inhibidora de la prolactina.
La concentración de prolactina en sangre aumenta de forma constante desde la quinta semana del embarazo hasta el parto, donde puede alcanzar hasta 20 veces más que la concentración que hay en una mujer no gestante. También la progesterona y los estrógenos intervienen en el desarrollo de las glándulas mamarias; sin embargo, estas hormonas tienen un efecto inhibidor sobre la secreción de leche, por tanto, opuesto al de la prolactina. No obstante, las secreciones de estas hormonas por la placenta justo después del parto disminuyen de forma brusca, lo que hace que actúe el estímulo lactógeno de la prolactina y las mamas comiencen a secretar grandes cantidades de leche durante los días siguientes después de haberse producido la secreción del calostro (líquido que se produce al final del embarazo o en el primer momento después del parto, cuyo contenido en proteínas y lactosa es el mismo que el de la leche pero no lleva nada de grasa).
La secreción de leche por parte de la prolactina necesita de la colaboración de otras hormonas, como son la parathormona, el cortisol, la insulina y la hormona del crecimiento, que proporcionan sustratos necesarios, como ácidos grasos, calcio, glucosa y aminoácidos, para la elaboración de la leche.


La asombrosa Progesterona


Progesterona, hormona producida por las células del cuerpo lúteo del ovario. El cuerpo lúteo es una estructura que se desarrolla en el ovario, en el lugar que ocupaba un óvulo maduro que ha sido liberado durante la ovulación. Por consiguiente, el nivel de progesterona se eleva durante la segunda mitad del ciclo menstrual (véase Menstruación). Si el óvulo liberado no es fecundado, la producción de progesterona disminuye justo antes del inicio del siguiente ciclo menstrual y el cuerpo lúteo degenera. La progesterona fue aislada y cristalizada por tres grupos independientes de investigadores en 1934. Es una hormona esteroide, un compuesto que tiene el mismo núcleo químico que las hormonas estrogénicas femeninas y las hormonas androgénicas masculinas, así como el colesterol y las hormonas esteroides suprarrenales. La función principal de la progesterona es la preparación de la membrana mucosa del útero para la recepción del óvulo. También estimula la formación de estructuras saculares en las mamas; las prepara para su función de producción de leche y mantiene esta función durante la lactancia.
Las sustancias que imitan la acción de la progesterona se denominan a veces agentes progestágenos, gestágenos o progestinas. Se utilizan junto con estrógenos sintéticos como anticonceptivos orales y en terapia de sustitución hormonal en mujeres posmenopáusicas.


La asombrosa Paratiroides


Paratiroides, cada grupo de agregados de células glandulares localizado en la región del cuello próxima al tiroides en los lagartos, algunas aves y la mayoría de los mamíferos. En el ser humano aparecen cuatro de estos grupos que se presentan como órganos encapsulados (glándulas endocrinas) pardo-amarillos bien determinados, de 6 mm de longitud. El peso combinado de estas glándulas es de 560 mg como máximo. Se localizan junto al tiroides (dos a cada lado), y en ocasiones una o más están inmersas en el tejido tiroideo. En otros casos se encuentran asociadas con el timo, o incluso en cualquier localización del cuello o de la zona anterior y superior del tórax. Las glándulas que pueden encontrarse además de las cuatro ya citadas se conocen como tejido paratiroideo accesorio.
Las paratiroides secretan parathormona (PTH), una hormona que controla la concentración de calcio (ion calcio) y fósforo (ion fosfato) en la sangre. El calcio y el fósforo mantienen una relación constante en el organismo. La parathormona eleva la excreción de fósforo por los riñones (que tiende a descender los niveles de fósforo en la sangre) e incrementa la tasa de reabsorción de calcio del hueso (lo que eleva el nivel de calcio en la sangre). El déficit de parathormona se produce rara vez de forma espontánea y generalmente se debe a la resección o corte accidental de las glándulas paratiroideas durante la extirpación quirúrgica del tiroides. La consecuencia de este déficit es la reducción del calcio sanguíneo, el aumento de los niveles de fósforo, y de la excitabilidad nerviosa que conduce a contracciones rápidas e involuntarias de los músculos, un estado denominado tetania. A veces, cuando se extirpan las cuatro glándulas principales, el tejido paratiroideo accesorio basta para evitar los síntomas graves de deficiencia.
A menos que exista tejido accesorio o que se administren inyecciones de hormonas, el déficit de parathormona conduce a la muerte. La hiperactividad de las glándulas paratiroideas, habitual en casos de tumores paratiroideos o hiperplasia (aumento de tamaño) de estas glándulas, origina una disminución del fósforo en la sangre y un aumento del calcio sanguíneo. El calcio sanguíneo se obtiene por reabsorción en determinadas zonas óseas, que se vuelven blandas y frágiles y se originan “pseudotumores”. En el hiperparatiroidismo la elevada excreción de calcio en la orina provoca la formación de cálculos renales. La sangre puede transportar y depositar el calcio en los tejidos blandos del organismo. Los depósitos de calcio pueden ser causantes de la disfunción de diversos órganos, en particular de los riñones.


La asombrosa Vasopresina


Vasopresina, también denominada hormona antidiurética o ADH, hormona producida por el hipotálamo y almacenada y secretada por el lóbulo posterior de la hipófisis, que estimula la reabsorción de agua por las células tubulares del riñón, con lo que se incrementa su contenido en el organismo. Además, produce constricción de los vasos sanguíneos en concentraciones elevadas y aumenta la tensión arterial.
De la misma naturaleza peptídica que la oxitocina, esta hormona está formada por nueve aminoácidos, de los cuales siete son comunes a ambas y dos diferentes. Fue sintetizada en laboratorio en 1956 por Vincent du Vigneaud y sus colaboradores.
Esta hormona se utiliza en el tratamiento de la diabetes insípida.


La asombroso Nucleosíntesis


Nucleosíntesis
En el Sol y otras estrellas, los núcleos atómicos están sometidos a temperaturas y presiones elevadas, y se combinan para formar núcleos más pesados. Aquí se muestra un proceso simplificado: (1) Colisionan dos protones, con carga positiva. Uno de los protones emite un positrón (un antielectrón, de carga positiva) y un neutrino, sin carga. La partícula neutra que queda es un neutrón, que se combina con el otro protón para formar un núcleo de deuterio (hidrógeno pesado). (2) El núcleo de deuterio colisiona con otro protón para formar helio 3, una forma ligera de helio. (3) Dos núcleos de helio 3 colisionan y forman un núcleo de helio ordinario, desprendiendo dos protones.


Nucleosíntesis, proceso por el que se formaron los elementos químicos en los primeros minutos del Universo a partir de los protones y neutrones primordiales, y por el que se siguen formando en el interior de las estrellas a partir de núcleos de hidrógeno y helio. Todo lo que vemos en el Universo, incluidos nuestros cuerpos, está formado de átomos cuyos núcleos contienen el llamado material bariónico: protones y neutrones, partículas primordiales producidas en el Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo. En los primeros tres minutos aproximadamente, alrededor de una cuarta parte del material bariónico primordial se convirtió en núcleos de helio, compuestos cada uno por dos protones y dos neutrones. Menos del 1% del material bariónico primordial se convirtió mediante nucleosíntesis en pequeñas cantidades de otros elementos ligeros, en particular deuterio y litio. Esta mezcla constituyó la materia prima a partir de la cual se formaron las primeras estrellas.
El proceso que libera energía en el interior de la mayoría de las estrellas es la conversión continua de hidrógeno en helio. En un primer paso, dos protones se combinan y uno de ellos se convierte en un neutrón emitiendo un antielectrón de carga positiva, o positrón. La combinación de un protón y un neutrón se denomina deuterón, el núcleo del deuterio o hidrógeno pesado. En pasos posteriores, los deuterones pasan a constituir núcleos de helio, formados cada uno por dos protones y dos neutrones. Esto es lo que sucede en el interior del Sol. Todos los demás elementos, incluidos el carbono y el oxígeno, que son tan importantes para la vida, se han formado por nucleosíntesis en el interior de las estrellas —sobre todo de estrellas más grandes— en fases posteriores de su evolución. Los primeros en explicar y describir el proceso fueron el astrofísico y cosmólogo británico Fred Hoyle y sus colegas, a mediados de la década de 1950. El proceso consiste en una serie de reacciones en las que se forman sucesivamente núcleos más pesados añadiendo núcleos de helio. En el paso primero y fundamental, tres núcleos de helio 4 se combinan para formar un núcleo de carbono 12 (la cifra indica el número nucleónico, o total de protones y neutrones del núcleo). La adición de otro núcleo de helio proporciona oxígeno 16, y así sucesivamente hasta elementos como el hierro 56 y el níquel 56, los núcleos más estables de todos. Cada paso libera energía. Los núcleos intermedios, cuyos números nucleónicos no son múltiplos de 4, se producen cuando algunos de los núcleos así formados participan en otras interacciones nucleares y capturan o emiten un protón o un neutrón.
Generar núcleos más pesados que el hierro exige un aporte de energía. Eso ocurre cuando las estrellas grandes explotan como supernovas al final de sus vidas. La energía liberada desencadena la nucleosíntesis de todos los elementos pesados, como el uranio o el plomo, y dispersa los productos de la nucleosíntesis estelar por el espacio, donde forman nubes de gas y polvo que posteriormente pueden dar lugar a nuevas estrellas y planetas. La variedad de elementos que vemos en la Tierra, y de los que estamos formados, proceden de los restos de generaciones anteriores de estrellas.



La asombrosa Mixedema


Mixedema (del griego myxa, ‘limo’ y oidema, ‘tumefacción’), enfermedad deficitaria debida a la producción insuficiente o nula de hormonas por el tiroides. Los pacientes que padecen mixedema sufren cansancio, estupor, somnolencia, intolerancia al frío, falta de agilidad mental, tienden a ganar peso y tienen dolores generalizados. El rostro aparece hinchado y el cutis se muestra tumefacto, rugoso y de color amarillento. La piel se seca y el pelo, quebradizo y seco, se pierde con facilidad. A menudo desaparece también la porción externa de las cejas. Estos y otros síntomas son consecuencia de un descenso en la actividad metabólica debido al déficit de la hormona tiroidea, que es un estimulante del metabolismo. El mixedema tiene la misma causa que el cretinismo, pero se distingue de éste en que se desarrolla después del nacimiento y no produce un retraso cerebral tan marcado. La enfermedad puede afectar a varios miembros de una misma familia. Cualquier alteración que lleve consigo una disminución en la producción hormonal del tiroides puede causar mixedema. El tratamiento consiste en la administración de tiroxina u otros extractos tiroideos, o de preparaciones sintéticas como la levotiroxina.


La asombrosa Noradrenalina


Noradrenalina, hormona que pertenece al grupo de las catecolaminas sintetizado en la médula de la glándula suprarrenal. Es el neurotransmisor de la mayoría de las fibras nerviosas simpáticas postganglionares y el precursor de la adrenalina, con potente efecto vasopresor y estimulador de la contractilidad cardiaca.
La noradrenalina, al igual que otras catecolaminas, puede medirse en el plasma humano, proporcionando un índice de la actividad del sistema nervioso simpático y de la médula suprarrenal. Esta valoración se utiliza en el estudio de pacientes con una insuficiencia del sistema nervioso autónomo y, en ocasiones, para el estudio de pacientes en los que se sospecha la existencia de un tumor hipersecretor de catecolaminas, el llamado feocromocitoma.
Actúa sobre las células efectoras al unirse a unos receptores específicos, que pueden ser de dos tipos: receptores adrenérgicos alfa o receptores beta. Los receptores alfa intervienen en la relajación intestinal, la vasoconstricción y la dilatación de las pupilas. Los receptores beta participan en el aumento de la frecuencia y contractilidad cardiacas, la vasodilatación, la broncodilatación y la lipolisis.


La asombrosa Melatonina


Fototerapia
Una fuente luminosa colocada en el dormitorio de un paciente con un desequilibrio afectivo estacional puede ayudar a superar los síntomas de depresión y de abulia durante los meses de invierno. Se sostiene que la terapia por la luz reduce los niveles de la hormona llamada melatonina.

Melatonina, hormona natural que se libera en el torrente sanguíneo durante las horas de oscuridad. Los científicos continúan investigando la función de la melatonina en el organismo humano, pero consideran que afecta al ritmo circadiano. Éste regula las funciones fisiológicas que ocurren en el cuerpo a lo largo de un periodo de 24 horas, como el ciclo de sueño y vigilia o las fluctuaciones de temperatura, frecuencia cardiaca y presión arterial (véase Relojes biológicos). Recientemente ha cobrado cierta fama como complemento dietético de venta sin receta al que se atribuye la propiedad de combatir afecciones diversas.
La melatonina se produce en la glándula pineal, un órgano cónico del tamaño de un guisante situado cerca de la zona central del cerebro. La liberación de melatonina en la sangre por parte de la glándula pineal está regulada por el hipotálamo, la parte del cerebro que gobierna el medio interno del organismo para mantener la temperatura y los equilibrios hídrico y hormonal. El hipotálamo recibe indicaciones sobre la cantidad de luz solar absorbida por el ojo; la oscuridad hace que el hipotálamo estimule la liberación de melatonina, mientras que la luz la suprime.
Los científicos postulan que, como la concentración de melatonina es baja durante el día y elevada por la noche, puede servir para informar al organismo de esta circunstancia y adaptarlo así a las demandas cambiantes del medio. También podría facilitar la adaptación a las distintas estaciones informando al cuerpo de la duración de las noches, mayor en invierno que en verano.
En los animales es obvio que la información sobre el día, la noche o la época del año es decisiva para el apareamiento y la reproducción, pues las crías deben nacer en el momento idóneo, por lo general en primavera, cuando las condiciones son menos rigurosas que en invierno. Pero cuesta más imaginar cómo podría afectar esta función al ser humano. Algunos estudios sugieren que la melatonina ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia y constituye un tratamiento eficaz de algunos tipos de insomnio, del jet-lag y del cambio de turno de trabajo.
Otros estudios han demostrado que la concentración de melatonina en el ser humano disminuye con la edad, lo que ha llevado a postular que podría ser una hormona antienvejecimiento capaz de aliviar algunos de los efectos adversos de la edad, como las patologías cardiacas. Pero con la edad disminuyen las concentraciones de casi todas las hormonas y hay pocas pruebas que demuestren que el aporte de melatonina pueda frenar el envejecimiento.
La melatonina es objeto de abundantes investigaciones encaminadas a determinar su función exacta y la forma de utilizarla para mejorar la salud. La prensa sensacionalista le ha atribuido virtudes como el aumento del rendimiento sexual y la prevención del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la artritis, la epilepsia, la hipertensión y otras enfermedades graves. Estas afirmaciones no tienen fundamento científico y, por tanto, los consumidores deberían emplear la melatonina con prudencia. Aunque en algunos países se comercializa sin receta, carece de regulación legal. Todavía no se han determinado las dosis eficaces, y los posibles efectos secundarios se conocen mal.


La asombrosa Parathormona


Parathormona, también denominada hormona paratiroidea o PTH, hormona peptídica secretada por las glándulas paratiroides que interviene en la regulación del metabolismo del calcio y del fósforo.
La parathormona regula la concentración de iones calcio en el líquido extracelular mediante el control de la absorción de calcio por el intestino, de la excreción de calcio por los riñones y de la liberación de calcio procedente de los huesos. Además, regula los niveles de iones fósforo en la sangre, de tal forma que hace descender la concentración de ellos en este medio al aumentar su excreción renal. En el caso de iones calcio, lo que hace es aumentar la reabsorción de estos iones procedentes del hueso, principalmente, para así aumentar los niveles de calcio en sangre. Por tanto, tiene un efecto contrario a la calcitonina.
El déficit de esta hormona produce hipocalcemia (niveles bajos de calcio en sangre) que puede conducir a la tetania; el aumento de la secreción de parathormona provoca hipercalcemia (niveles elevados de calcio en sangre).
Esta hormona es un péptido, sintetizado primero en los ribosomas como una preprohormona de 110 aminoácidos, después se escinde en una prohormona de 90 aminoácidos y ya en el retículo endoplasmático y en el aparato de Golgi se convierte en una cadena peptídica de 84 aminoácidos, estructura que corresponde a la parathormona.


La asombrosa Hormona luteinizante (LH)


Hormona luteinizante (LH), hormona gonadotrópica de naturaleza glicoproteica que, al igual que la hormona foliculoestimulante o FSH, está producida por el lóbulo anterior de la hipófisis.
Tiene un papel importante en el proceso de la ovulación. Su acción se manifiesta sobre las células de la granulosa del folículo de De Graaf del ovario. La LH induce la secreción rápida de hormonas esteroideas foliculares, que incluyen una pequeña cantidad de progesterona, lo que hace que el folículo se rompa, se transforme en el cuerpo lúteo y, por tanto, se produzca la expulsión del óvulo.
Además, la LH estimula la secreción de testosterona por parte de los testículos.


La asombrosa Hormona foliculoestimulante (FSH)


Hormona foliculoestimulante (FSH), hormona gonadotrópica de naturaleza glicoproteica producida por el lóbulo anterior de la hipófisis. En la mujer estimula la maduración del folículo de De Graaf del ovario y la secreción de estrógenos; en el hombre es responsable en parte de la inducción de la espermatogénesis.
Tanto la hormona luteinizante (LH) como la FSH son pequeñas glicoproteínas con un peso molecular de 30.000, aproximadamente. Al principio de la pubertad, la hipófisis comienza a secretar las hormonas gonadotrópicas FSH y LH en gran cantidad, lo que da lugar al inicio de los ciclos sexuales mensuales (véase Menstruación). El primer ciclo menstrual se conoce como menarquia. Durante cada mes de ciclo sexual femenino, existe una disminución y un aumento cíclicos de ambas hormonas, las cuales causan a su vez variaciones cíclicas en los ovarios.


El asombroso Hormona del crecimiento


Hormona del crecimiento, sustancia necesaria para el crecimiento humano que es sintetizada por el lóbulo anterior de la hipófisis. La hormona activa la síntesis de proteínas y disminuye su catabolismo, y activa el metabolismo de las grasas. También estimula la secreción por el hígado de la hormona somatomedina, que provoca la formación de hueso. El ejercicio, el estrés, la disminución de la ingestión de glucosa, la insulina y los estrógenos activan la secreción de la hormona del crecimiento. La liberación de esta hormona es inhibida por una proteína llamada somatostatina, que es sintetizada por el hipotálamo, una estructura del cerebro que, se cree, también produce un factor que estimula la liberación de hormona del crecimiento.

El gigantismo, producido por un exceso de hormona durante la niñez; la acromegalia, producida por la síntesis excesiva de hormona del crecimiento en la edad adulta, y el enanismo, causado por una producción escasa de la hormona durante la niñez, son patologías relacionadas con una síntesis anormal de hormona del crecimiento. Parece que los síndromes relacionados con una producción excesiva de hormona responden a la administración de somatostatina, y el enanismo a la administración de hormona del crecimiento. En los últimos años, los científicos han logrado producir hormona del crecimiento humana por medio de ingeniería genética, y se utilizan drogas para tratar a los niños cuya estatura es baja como consecuencia de una deficiencia en esta hormona.


La asombrosa Gonadotropina


Gonadotropina, una de las hormonas implicadas en el funcionamiento del aparato reproductor masculino y del femenino. La hipófisis segrega dos gonadotropinas en ambos sexos: la hormona estimulante del folículo y la hormona luteinizante. La hormona estimulante del folículo (FSH) inicia la producción de espermatozoides en el hombre y el desarrollo de los folículos en el ovario en la mujer. La otra gonadotropina hipofisaria, la hormona luteinizante (LH), inicia la maduración del óvulo y su posterior liberación del folículo. En el hombre, la LH hace que los testículos produzcan la hormona llamada testosterona. Una tercera gonadotropina, la gonadotropina coriónica, es producida en las mujeres por la placenta y mantiene las condiciones adecuadas para que se desarrolle el feto dentro del útero; también, al igual que la LH, provoca la producción de testosterona en los testículos fetales. Véase Estrógeno; Ovario.


La asombrosa Hipófisis


Hipófisis
La hipófisis, llamada la glándula endocrina maestra, secreta hormonas que controlan la actividad de otras glándulas endocrinas y regulan varios procesos biológicos. Sus secreciones incluyen hormona del crecimiento (que estimula la actividad celular en los huesos, el cartílago y otros tejidos estructurales); la hormona estimulante tiroides (que provoca que el tiroides libere hormonas reguladoras del metabolismo); hormona antidiurética (que induce al riñón a excretar menos agua en la orina); hormonas estimulantes de las gónadas, y prolactina (que estimula la producción de leche y el desarrollo de las mamas en las hembras). La hipófisis está regulada de forma tanto neuronal como hormonal por el hipotálamo situado en el cerebro.


Hipófisis o Glándula pituitaria, glándula endrocrina principal de los vertebrados. Las hormonas que segrega controlan el funcionamiento de casi todas las demás glándulas endocrinas del organismo. Las hormonas hipofisarias también estimulan el crecimiento y controlan el equilibrio del agua del organismo. Véase Sistema endocrino; Hormona.
La hipófisis es una pequeña glándula con forma de riñón, de color rojizo-grisáceo. Se localiza cerca del hipotálamo en la silla turca, en el suelo de la cavidad craneal (en el hueso esfenoides), y está unida a la base del cerebro por un tallo. La hipófisis tiene dos lóbulos —el anterior o adenohipófisis y el posterior o neurohipófisis— que difieren en estructura y función. El lóbulo anterior deriva desde el punto de vista embriológico del techo de la faringe; está compuesto por grupos de células glandulares separadas por conductos sanguíneos y cubierta por una cápsula de colágeno. El lóbulo posterior deriva de la base del cerebro y está compuesto por tejido nervioso y células neurosecretoras. El área que queda entre el lóbulo anterior y posterior de la hipófisis apenas está desarrollada en los humanos, se llama lóbulo intermedio y tiene el mismo origen embriológico que el lóbulo anterior.
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LÓBULO ANTERIOR
Porción de mayor tamaño de la hipófisis, contiene grandes cantidades de sustancias químicas u hormonas que controlan de diez a doce funciones del cuerpo. Es posible obtener extractos de estas sustancias a partir del lóbulo anterior de la hipófisis de ganado vacuno, ovino y porcino. Ocho hormonas han sido aisladas, purificadas e identificadas. Todas ellas son péptidos compuestos por aminoácidos. La hormona del crecimiento (GH) o somatotropina es esencial para el desarrollo del esqueleto durante el crecimiento y se neutraliza por las hormonas gonadales durante la adolescencia. La hormona estimulante del tiroides (TSH) controla la función normal de la glándula tiroides, y la hormona adrenocorticotrófica o adrenocorticotropina (ACTH) controla la actividad de la corteza suprarrenal y participa en las reacciones de estrés (véase Cortisol). La prolactina (LTH), también llamada hormona lactopénica o luteotropina, inicia la secreción mamaria durante la lactancia después de que la mama haya sido preparada durante el embarazo por la secreción de otra hormona hipofisaria y de hormonas sexuales. Las dos hormonas gonadotrópicas son la foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH). La foliculoestimulante induce la etapa de la formación del folículo de De Graaf en el ovario en la mujer y el desarrollo de los espermatozoides en el varón. La hormona luteinizante estimula la formación de hormonas ováricas tras la ovulación e induce la etapa de lactancia en las mujeres; en el hombre estimula los tejidos del testículo para producir testosterona. En 1975, los científicos identificaron una sustancia llamada endorfina que actúa en animales de experimentación controlando el dolor en situaciones de estrés. La endorfina y la ACTH se forman a partir de una proteína de cadena larga que, más tarde, se rompe. Este puede ser el mecanismo para controlar las funciones fisiológicas de dos hormonas inducidas en situaciones de estrés. La misma prohormona que contiene la ACTH y la endorfina también contiene péptidos cortos como la hormona estimulante del melanocito. Esta sustancia es análoga a la hormona que regula la pigmentación en peces y anfibios, pero en los seres humanos apenas tiene importancia.
Distintas investigaciones han demostrado que la actividad hormonal del lóbulo anterior de la hipófisis está controlada por mensajeros químicos, enviados desde el hipotálamo a través de finos capilares sanguíneos que conectan con el lóbulo anterior de la hipófisis. En la década de 1950 el neurólogo británico Geoffrey Harris descubrió que al interrumpir el aporte sanguíneo del hipotálamo a la hipófisis se alteraba la función hipofisaria. En 1964 se encontraron en el hipotálamo agentes químicos llamados factores reguladores; estas sustancias afectan a la secreción de la hormona del crecimiento, a la hormona estimulante del tiroides, llamada tirotropina y a las hormonas gonadotróficas en relación con los testículos y los ovarios. En 1969 el endocrinólogo estadounidense Roger Guillemin y sus colaboradores aislaron y caracterizaron el factor regulador de la tirotropina, que estimulaba la secreción del factor estimulador del tiroides en la hipófisis. En los cinco años siguientes, al lado del fisiólogo estadounidense Andrew Schally, aislaron el factor regulador de la hormona luteinizante que estimula la secreción tanto de LH como de FSH y la somatostatina, que inhibe la secreción de la hormona del crecimiento. Por este trabajo, que demostraba que el cerebro y el sistema endocrino están ligados, le fue otorgado el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1977. La somatostatina fue una de las primeras sustancias que pudieron obtenerse a partir de bacterias mediante técnicas de recombinación del ADN.
La presencia de factores de regulación en el hipotálamo ayudó a explicar la acción de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona, y la producción de formas sintéticas de las mismas como anticonceptivos orales o píldoras anticonceptivas. Durante un ciclo femenino normal se precisan numerosos cambios hormonales para la producción de óvulos por el ovario para una posible fecundación. Cuando los niveles de estrógenos descienden, el factor regulador del folículo aumenta su concentración en la hipófisis y estimula la secreción de hormona foliculoestimulante (FSH). A través de un mecanismo de retroalimentación similar, la caída de niveles de progesterona causa una caída del factor regulador luteico, que estimula a su vez la secreción de la hormona luteinizante (LH). La maduración del folículo en el ovario produce estrógenos, y un aumento en los niveles de esas hormonas influye en el hipotálamo para disminuir, de forma temporal, la producción de FSH. El mecanismo de retroalimentación por el incremento de progesterona sobre el hipotálamo provoca un descenso en la producción de LH por la hipófisis. Las dosis diarias de estrógenos sintéticos y progesterona en forma de anticonceptivos orales, o la inyección de las mismas hormonas, inhiben la actividad reproductiva de los ovarios, ya que imitan los efectos de estas hormonas sobre el hipotálamo.
3
LÓBULO INTERMEDIO
En los vertebrados inferiores esta parte de la hipófisis segrega la hormona estimulante de los melanocitos, que ocasiona cambios en el color de la piel. En los seres humanos, esto ocurre sólo durante cortos periodos iniciales de la vida y durante el embarazo, pero no está demostrado que tenga que ver con ninguna función.
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LÓBULO POSTERIOR
En el lóbulo posterior se segregan dos hormonas. Una de ellas es la hormona antidiurética (ADH) o vasopresina. La vasopresina estimula los túbulos renales para absorber agua del plasma filtrado en los riñones y esto controla la cantidad de orina excretada. La otra hormona secretada por el lóbulo posterior es la oxitocina, que provoca la contracción de las fibras del músculo liso del útero, intestinos y arteriolas. La oxitocina estimula la contracción de los músculos del útero en la etapa final del embarazo para permitir la expulsión del feto y estimula la eyección o subida de la leche de la glándula mamaria. Sintetizada en 1953, la oxitocina fue la primera hormona hipofisaria producida artificialmente. Tres años más tarde fue sintetizada la vasopresina.
5
TRASTORNOS HIPOFISARIOS
El funcionamiento de la hipófisis se altera por distintos factores como tumores, intoxicaciones, coágulos de sangre e infecciones. Los problemas que provoca el descenso de la secreción del lóbulo anterior de la hipófisis incluyen el enanismo, la enfermedad de Simmond y el síndrome de Fröhlich. El enanismo se produce cuando la deficiencia en las secreciones del lóbulo anterior ocurren durante la infancia. En algunos casos, aparece cuando los huesos de las extremidades son cortos y frágiles, en especial cuando la deficiencia se produce tras la pubertad. El síndrome de Simmond se produce cuando hay un daño importante del lóbulo anterior de la hipófisis, y se caracteriza por envejecimiento precoz, pérdida de cabello y dientes, anemia y desnutrición; puede ser fatal. El síndrome de Fröhlich, también llamado distrofia adiposogenital, se produce por un defecto tanto del lóbulo anterior de la hipófisis como del lóbulo posterior o del hipotálamo. Ocasiona obesidad, enanismo y retraso en el desarrollo sexual. Las glándulas sometidas a la influencia de las hormonas del lóbulo anterior de la hipófisis se ven también afectadas por el déficit hipofisario anterior.
La hiperproducción de una de las hormonas del lóbulo anterior hipofisario, somatotropina, origina una enfermedad crónica llamada acromegalia, que se caracteriza por el aumento del tamaño de ciertas partes del cuerpo. Las deficiencias del lóbulo posterior dan lugar a la diabetes insípida.


Las asombrosas Hormonas


Hormona, sustancia que poseen los animales y los vegetales que regula procesos corporales tales como el crecimiento, el metabolismo, la reproducción y el funcionamiento de distintos órganos. En los animales, las hormonas son segregadas por glándulas endocrinas, carentes de conductos, directamente al torrente sanguíneo (véase Sistema endocrino). Se mantiene un estado de equilibrio dinámico entre las diferentes hormonas que producen sus efectos encontrándose a concentraciones muy pequeñas. Su distribución por el torrente sanguíneo da lugar a una respuesta que, aunque es más lenta que la de una reacción nerviosa, suele mantenerse durante un periodo más prolongado.
2
HORMONAS EN ANIMALES
Los órganos principales implicados en la producción de hormonas son el hipotálamo, la hipófisis, el tiroides, la glándula suprarrenal, el páncreas, la paratiroides, las gónadas, o glándulas reproductoras, la placenta (véase Aparato reproductor) y, en ciertos casos, la mucosa del intestino delgado.
La hipófisis consta de tres partes: el lóbulo anterior, el lóbulo intermedio, el cual se cree que no es funcional o que está casi ausente en humanos, y el lóbulo posterior. El lóbulo anterior es considerado como la glándula más importante del sistema endocrino. Controla el crecimiento del esqueleto; regula la función del tiroides; afecta a la acción de las gónadas y de las glándulas suprarrenales; produce sustancias que interaccionan con otras que son segregadas por el páncreas, y puede influir sobre la paratiroides. También segrega una hormona llamada prolactina (LTH), excepto cuando está inhibido por la progesterona, que estimula la formación de leche en las glándulas mamarias maduras. El lóbulo anterior también segrega la hormona melanotropina, que estimula a los melanocitos o células productoras de pigmentos. Las hormonas producidas o almacenadas en el lóbulo posterior incrementan la presión sanguínea, evitan que se produzca una secreción excesiva de orina (hormona antidiurética o vasopresina), y estimulan la contracción del músculo uterino (oxitocina). Algunas de las hormonas hipofisarias tienen un efecto opuesto al de otras hormonas, como, por ejemplo, el efecto diabetogénico que inhibe la síntesis de insulina. Véase ACTH.
La hormona producida en el tiroides estimula el metabolismo general; también incrementa la sensibilidad de varios órganos, en especial el sistema nervioso central, y tiene un efecto marcado sobre el desarrollo, es decir, en la evolución desde la forma infantil hasta la forma adulta. La secreción de la hormona tiroidea está controlada sobre todo por el lóbulo anterior de la hipófisis, pero también se ve afectada por las hormonas producidas por el ovario y, a su vez, afecta al desarrollo y a la función de los ovarios.
La hormona producida por el paratiroides controla la concentración de calcio y fosfato de la sangre.
El páncreas segrega al menos dos hormonas, la insulina y el glucagón, que regulan el metabolismo de los hidratos de carbono en el cuerpo. La insulina, que es una proteína, fue sintetizada por científicos estadounidenses en 1965, y el glucagón fue sintetizado en 1968 por investigadores alemanes.
Las glándulas suprarrenales están divididas en dos partes, una corteza externa o córtex y una médula interna. Los extractos de corteza contienen hormonas que controlan la concentración de sales y de agua en los líquidos corporales, y son esenciales para el mantenimiento de la vida de cada individuo (véase Hidrocortisona). Las hormonas corticales también son necesarias para la formación de azúcar a partir de proteínas y para su almacenamiento en el hígado, y para mantener la resistencia frente al estrés tóxico, físico y emocional. La corteza también segrega hormonas que afectan a los caracteres sexuales secundarios. La médula, que es independiente de la corteza desde el punto de vista funcional y embrionario, produce adrenalina, que incrementa la concentración de azúcar en la sangre y estimula el sistema circulatorio y el sistema nervioso simpático (véase Sistema nervioso vegetativo), y también produce noradrenalina (precursor de la adrenalina), que es una hormona relacionada con este sistema.
Las gónadas, sometidas a la influencia del lóbulo anterior de la hipófisis, producen hormonas que controlan el desarrollo sexual y los distintos procesos implicados en la reproducción. Las hormonas testiculares controlan la formación de esperma en los testículos y la aparición de los caracteres sexuales secundarios masculinos (véase Andrógeno; Testosterona). Las hormonas ováricas se sintetizan sobre todo en los folículos del ovario. Estas hormonas, llamadas estrógenos, son producidas por células granulosas, y en este grupo se incluyen el estradiol, la más importante, y la estrona, cuya composición química está relacionada con la del estradiol, y cuya función es similar a la de éste, pero menos potente. Las hormonas estrogénicas interaccionan con las hormonas producidas por el lóbulo anterior de la hipófisis para controlar el ciclo de la ovulación. Durante este ciclo, se forma el cuerpo lúteo, éste segrega progesterona, y de este modo controla el ciclo de la menstruación. Durante la gestación, la placenta también produce grandes cantidades de progesterona; junto con los estrógenos, da lugar al desarrollo de las glándulas mamarias y, al mismo tiempo, transmite al hipotálamo la información necesaria para inhibir la secreción de prolactina en la hipófisis. En la actualidad se utilizan varias hormonas semejantes a la progesterona como anticonceptivos, para inhibir la ovulación y la concepción. La placenta también segrega una hormona, similar a otra producida por la hipófisis, que recibe el nombre de gonadotropina coriónica e inhibe la ovulación. Esta hormona está presente en la sangre en cantidades sustanciales y es excretada con rapidez por los riñones; ésta es la base de algunas pruebas de embarazo. Véase Gonadotropina; Terapia de sustitución hormonal.
La membrana mucosa del intestino delgado segrega un grupo especial de hormonas en una fase determinada de la digestión. Estas hormonas coordinan las actividades digestivas puesto que controlan la movilidad del píloro, del duodeno, de la vesícula biliar y de los conductos biliares. También estimulan la formación de los jugos digestivos del intestino delgado, de la bilis hepática y de las secreciones internas y externas del páncreas. La gastrina es una hormona producida por una parte del revestimiento del estómago y es liberada a la sangre mediante impulsos nerviosos, iniciados en el momento de la degustación del alimento o por la presencia de comida en el estómago. En el estómago, la gastrina estimula la secreción de pepsina, una proteasa, y de ácido clorhídrico, y estimula las contracciones de la pared del estómago. La gastrina estimula la secreción de enzimas digestivas y de insulina por el páncreas, y de bilis por el hígado. Véase Aparato digestivo.
La deficiencia o el exceso de cualquier hormona altera el equilibrio químico que es esencial para la salud, para un crecimiento normal y, en casos extremos, para la vida. La hormonoterapia es el método utilizado para tratar las enfermedades que aparecen como consecuencia de alteraciones endocrinas; este método implica la utilización de preparaciones procedentes de órganos animales y de productos sintéticos, y ha conseguido algunos éxitos notables y a veces espectaculares. Véase Enfermedad de Addison; Cretinismo; Diabetes mellitus; Gigantismo; Bocio; Mixedema.
2.1
Mecanismos hormonales
Cuando las hormonas llegan al torrente sanguíneo, se unen a proteínas plasmáticas o transportadoras específicas, que las protegen de una degeneración prematura y evitan que sean absorbidas de inmediato por los tejidos a los cuales afectan, los tejidos diana o blanco. En general, los tejidos diana poseen receptores o células que atrapan de forma selectiva y concentran a sus moléculas hormonales respectivas, hasta que las hormonas reaccionan con los tejidos diana.
Se cree que las hormonas afectan a los tejidos diana de tres formas básicas. Primera: regulan la permeabilidad de la membrana celular externa y de las membranas intracelulares. Se cree que la insulina relaja las membranas de las células del músculo esquelético, permitiéndoles transportar glucosa con rapidez. Segunda: las hormonas modifican las enzimas intracelulares. Por ejemplo, la adrenalina, que procede de la médula adrenal, permite que se produzca la hidrólisis del glucógeno en azúcares de seis átomos de carbono en las células del hígado y del músculo, mediante la activación de una enzima unida a la membrana de la célula y recibe el nombre de adenilato-ciclasa. Este proceso está mediado por moléculas que reciben el nombre de segundos mensajeros; no son hormonas y se encuentran dentro de las células diana. Cuando los receptores celulares se unen a las hormonas del torrente circulatorio, se altera el nivel de actividad de los segundos mensajeros, los cuales estimulan o inhiben al tejido diana.
El tercer modo en que las hormonas afectan a los tejidos diana consiste en cambiar la actividad de los genes de las células diana. Se ha demostrado que las hormonas causan plegamiento o desenrrollamiento; en determinados cromosomas, de un modo directo al entrar en las células diana, o, con mayor probabilidad, actuando de forma indirecta a través de segundos mensajeros; esto indica que los genes están implicados de una forma activa en la síntesis de moléculas de ácido ribonucleico mensajero o ARNm. Las moléculas de ARNm son traducidas a proteínas específicas necesarias para procesos controlados por hormonas y son tan diversos como la muda en los insectos, o el mantenimiento de los caracteres sexuales secundarios en los vertebrados.
2.2
Obtención de hormonas a partir de bacterias
Utilizando la tecnología del ADN recombinante (véase Ingeniería genética), los investigadores han desarrollado técnicas que permiten utilizar bacterias modificadas genéticamente para producir grandes cantidades de insulina destinada a los pacientes que padecen diabetes. Se han empleado métodos similares para producir la hormona del crecimiento, una sustancia muy solicitada porque se utiliza para tratar a los niños que presentan un crecimiento insuficiente (mediante métodos convencionales, se necesita la hormona de crecimiento de 50 hipófisis humanas procedentes de donaciones, para proporcionar un solo año de tratamiento). Los investigadores tienen grandes esperanzas en la utilización de la síntesis de productos en bacterias para tratar úlceras pépticas sangrantes severas y para soldar fracturas óseas complicadas.


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