El asombroso perro Galgo ingles




Carrera de galgos
Al tratar de cazar una liebre eléctrica en una pista especialmente construida para ello, los galgos llegan a alcanzar una velocidad de hasta 64 km/h. Sus cualidades físicas, pecho profundo y gran capacidad pulmonar, cabeza estrecha y aerodinámica, proporcionan a estos animales su rápida aceleración y velocidad.


Galgo inglés, raza de perro de caza que destaca por su velocidad y buena vista. Relieves encontrados en tumbas egipcias indican que el galgo inglés ya era conocido en el tercer milenio a.C. Algunos expertos opinan que su nombre inglés, greyhound (literalmente 'perro gris'), se refiere al primitivo color de su pelaje. El galgo inglés ha sido utilizado para cazar cabras, zorros, gamos y otras piezas, sobre todo liebres; en Inglaterra lleva 200 años empleándose en cacerías deportivas. En los últimos tiempos se les hace competir en carreras celebradas en canódromos, persiguiendo una liebre eléctrica hasta la meta. Véase Carreras de galgos.
El galgo inglés es un perro grande, pero delgado y elegante, pesa entre 29 y 32 kg. Se caracteriza por tener una cabeza alargada y estrecha, orejas pequeñas y apuntadas, ojos brillantes e inteligentes; el lomo ancho, arqueado y musculoso, el pecho amplio y profundo, flancos delgados y fibrosos y una cola en disminución que se curva ligeramente hacia arriba. El pelaje, suave y corto, puede ser blanco, negro, gris o una combinación de estos tres colores.

domingo, 10 de abril de 2011

El asombroso perro Caniche




Corte de pelo a un caniche
Con frecuencia, a los caniches se les recorta el pelaje. Antiguamente se hizo para facilitarles la natación.


Caniche, raza de perro, seguramente originada en Alemania para recuperar presas del agua. Está presente en otras partes del globo desde hace siglos y aparece en bajorrelieves del siglo I encontrados en el sur de Francia. Aunque el caniche ha sido especialmente popular en Francia desde principios del siglo XIX, su inteligencia y adaptabilidad lo han hecho universalmente apreciado.
Existen tres variedades de caniche: el grande, de 38 cm o más a la cruz y unos 23 kg de peso; el mediano, de 25 a 38 centímetros y entre 5 y 9 kilogramos; y el enano, de 27,5 centímetros o menos y 2,7 kilogramos. El caniche grande se utiliza en el campo para cobrar presas del agua y como perro guardián y de compañía. Las variedades mediana y enana son perros de compañía. Los tres tipos tienen el cráneo más bien apuntado, el hocico largo y recto, los ojos ovalados y oscuros, las orejas caídas a los lados de la cabeza, el cuello fuerte, el pecho profundo, las patas delanteras rectas, las patas traseras musculosas y la cola de porte alto. El entrepelo es lanoso y el manto puede ser duro y rizado o largo, sedoso y cordado. El pelaje del caniche puede cortarse de dos formas distintas, al estilo continental o "corte de león" o al estilo moderno. La costumbre de cortarles el pelo tenía como finalidad que los perros nadasen con mayor facilidad, pero, hoy en día, se trata simplemente de una cuestión estética. En el estilo continental se afeita el pelo de los cuartos traseros hasta dejar la piel al aire, pero se dejan vellones de pelo en las caderas y los corvejones. En el estilo moderno se deja una fina capa de pelo en los cuartos traseros. En ambos se corta el pelo de las patas, dejando un vellón de pelo cerca del pie; la cara y la cola también se rapan, excepto una bola de pelo al final de ésta. Véase Animales de compañía.

El asombroso perro Sabueso de San Huberto




Sabueso de San Huberto
El sabueso de San Huberto, el más antiguo de los sabuesos que cazan sólo por olfato, es uno de los mejores rastreadores y en la actualidad lo utiliza la policía. Los pliegues de su piel le dan un aspecto triste aunque es un perro muy cariñoso.

Sabueso de San Huberto, raza de perro de caza, el más antiguo de los perros de rastreo. Al parecer, la raza ya existía en los países mediterráneos antes de la llegada del cristianismo y fue introducido en otras zonas de Europa durante la edad media. Incansable en la persecución de su presa, el sabueso de San Huberto puede seguir un rastro sobre una superficie seca sin pistas visibles y, tras cruzar un río, reconocer el olor en la otra orilla. Se sabe que puede seguir el rastro de un hombre durante más de 80 km. Este perro, que no ataca presas humanas, es utilizado por la policía de algunos países para rastrear fugitivos.
El sabueso de San Huberto tiene una piel fina y amplia que cuelga en pliegues alrededor de la cabeza y el cuello, formando una papada; ojos con forma de diamante y hundidos que le dan un aspecto triste, largas orejas que caen en pliegues, cuello largo, hombros inclinados y musculosos y costillas muy combadas. El pelaje es rojo y castaño o leonado. La altura es de 66 cm o más, el macho pesa entre 41 y 60 kg y la hembra de 36 a 45 kg. Se trata de un perro muy afectuoso, aunque un poco tímido y susceptible, distraído algunas veces.

El asombroso perro Afgano




Afgano
El afgano, parecido al galgo, procede de Afganistán y ya era conocido en el antiguo Egipto. Eficaz perro de caza, el afgano es un rápido corredor y un poderoso saltador.


Afgano (raza canina), raza de perro de caza menor que fue descubierta hace mucho tiempo en las colinas del norte de Afganistán. Existen evidencias que demuestran que ya era conocido en Egipto entre los años 4000 y 3000 a.C. Los soldados ingleses que volvían de las guerras en la frontera indo-afgana introdujeron la raza en Inglaterra a finales del siglo XIX. Pesa unos 23 kg y mide unos 68 cm de altura a la cruz. Tiene la cabeza estrecha, parecida a la del galgo, cuello largo, patas delanteras fuertes y rectas , pelaje espeso, largo y sedoso. Perro cazador, la vista es su mejor arma. Es especialmente valioso como perro de trabajo en zonas de terreno accidentado por su habilidad en los giros. Véase también Perro doméstico.

LAS MÁS ANTIGUAS MAQUINAS TRAGAMONEDAS




Hace 1.900 años funcionaba con una dracma

MAQUINA DE VAPOR. Con la esfera que gira por la fuerza del vapor, Herán de Alejandría se adelantó al inglés James Watt en 1,700 años.



MAQUINA TRAGAMONEDAS.  Las monedas introducidas en una
urna accionaban un balancín, que a su vez levantaba un tapón. De este modo salía un pequeño chorro de agua durante unos segundos. El recipiente fue diseñado para distribuir en los templos el agua de las abluciones.



LA máquina tragamonedas, casi un símbolo de nuestro tiempo, ya fue diseñada por el griego Herón de Alejandría que vivió en esta ciudad en el siglo primero  de nuestra era.
Su finalidad era distribuir en los templos el agua de las abluciones. El agua llenaba una urna que tenía un pequeño conducto de salida en la parte inferior. El extremo superior de este conducto, que se hallaba en el interior de la urna, se cerraba con un tapón.
Este tapón estaba sujeto al extremo de una barrita horizontal que podía moverse como un balancín. La moneda introducida por la ranura superior caía sobre el otro extremo del balancín. Durante unos segundos el balancín basculaba y, levantando el tapón, dejaba salir el agua por e! conducto hasta caer en una copa. Tan pronto como la moneda (una pieza de cinco dracmas) caía al fondo del ánfora, el balancín volvía a su posición normal, cerrando con el tapón el extremo
del conducto y, consiguientemente, la salida del agua.

Hoy en día se utiliza un sistema análogo en las más sencillas máquinas accionadas por monedas, tales como las máquinas automáticas de café.

Herón de Alejandría, verdadero cerebro de la antigüedad, mostró su talento creador en los más variados campos del  saber: en la música, la filosofía, la guerra, la ingeniería y las finanzas. Fue autor de libros importantes sobre geometría, con un talento igualmente apto para la especulación y para la práctica. Halló el modo de calcular la distancia de Roma a Alejandría observando un eclipse e ideó muchas máquinas útiles. Diseñó una prensa de viga para obtener aceite de las aceitunas y una prensa de rosca para extraer el jugo de las uvas.

Máquina de hacer tomillos

Herón de Alejandría construyó también una máquina aterrajadora para hacer tornillos de madera y una máquina para hacer tuercas de madera para atornillarlos. De tal modo se anticipaba a los tiempos que aún
transcurrirían mil seiscientos años antes de que el atornillador  se generalizara y mil setecientos para e! moderno destornillador o desarmador.

Su aportación al campo militar consistió en una potente ballesta, llamada gastrophetes, en cuyo arco introdujo dos cuernos de animales y una cuerda de trenzas de tendones.
Su contribución a la música fue la construcción de dos órganos semiautomáticos. Uno funcionaba mediante una bomba neumática, accionada por una turbina o por un molino de viento. Otro, bombeando agua en un tanque de aire.
El más avanzado de sus inventos fue la eolípila, un genuino motor de vapor. Constaba de una esfera hueca provista de varios tubitos de escape acodados; al llenarla de agua y someterla al calor, el vapor de agua que escapaba por los tubos le imprimía un movimiento de rotación. El mundo tuvo que esperar hasta finales del siglo XVIII para que  James Watt encontrara aplicación práctica a aquella energía.

Control remoto

Pero lo más espectacular de sus ideas fue  la de abrir y cerrar las inmensas puertas de madera de los templos por control remoto.
Cuando e! sacerdote encendía el fuego del altar se abría por sí solo el portalón del santuario ante e! estupor de! público. El secreto estaba en que, al arder e! fuego, se calentaba' e! aire de una cámara oculta en el altar.
El aire expansionado descendía por un conducto hasta un recipiente lleno de agua situado debajo de la cámara. El agua del recipiente era impelida a lo largo de una conducción hasta un cubo sujeto con cuerdas a un mecanismo giratorio, conectado con la base de las puertas del templo. El cubo, al llenarse, descendía por el peso del agua y ponía en movimiento el mecanismo
que abría las puertas. Como e! sacerdote se hallaba lejos de las mismas, los asistentes pensaban que las puertas se abrían por voluntad de los dioses. Cuando el  fuego se apagaba, el aire se enfriaba y se contraía, y
la operación se efectuaba al revés: se absorbía el agua del cubo, caía un contrapeso y las puertas se cerraban de nuevo, sin intervención humana aparente. No se sabe cuántos de los inventos de Herón se utilizaron realmente; pero las noticias sobre los mismos, contenidas en sus libros, nos lo revelan como gran ingenio creador, gloria de la civilización griega, muy por encima de los condicionamientos de su tiempo.

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