El DESIERTO DEL SAHARA UN CAMPO VERDE


CUANDO EL SAHARA ERA VERDE
Una civilización más antigua que los Faraones

EL exterior de las cuevas, los soldados aguardaban sentados a horcajadas sobre sus camellos, soportando entre sudores el ardiente sol del Sahara.
Mientras tanto, en el interior" el teniente Charles Brenans, del ejército francés, que mandaba la patrulla, observaba asombrado centenares de expresivas pinturas, extendidas por las cálidas y secas paredes terrosas de las cuevas.

En aquel día del año 1933 acababa de descubrir una galería de arte de 8.000 años de antigüedad. Era el testimonio de un pueblo, totalmente olvidado, que habitó el Sahara central, cubierto entonces no por arenas calcinadas sino por un verde y fértil manto.

Las cuevas se encuentran en la solitaria meseta de Tassili-n-Ajjer, 1.300 kilómetros al sur de Argelia. Durante casi 7.000 años estuvieron habitadas por una serie de tribus que dejaron en sus muros representaciones de la vida familiar, de las jornadas de caza, de sus extrañas deidades, de elefantes, de
rebaños de ganado y de ritos religiosos. Unos guerreros, con escudos redondos y lanzas, corren en las paredes de un lado a otro montados en cuadrigas.
El arre seco del desierto permitió la conservación de vestigios de diversas épocas: cazadores desnudos con flechas y arcos; soldados de redondas cabezas que arrojan lanzas; pacíficos ganaderos con cascos y atuendos parecidos a los egipcios, que conducían reses de cuernos largos y curvos.

Algunos de los animales' representados se extinguieron hace mucho tiempo. Otros, como el hipopótamo, el rinceronte, la jirafa y el avestruz, sólo se encuentran hoy en llanuras herbóreas situadas a más de 1.600 kilómetros en dirección sur.

Impresionado por lo que había visto, el teniente Brenans dedicó la mayor parte del viaje a tomar apuntes de aquellas pinturas.

Se organiza una expedición
El explorador y etnólogo francés Henri Lhote, movido por los apuntes de Brenans, organizó una expedición.
Asistido por agencias Científicas y gubernamentales francesas, reunió un buen número de dibujantes y fotógrafos para volver a la meseta de Tassili. Para 1957 los hombres de Lhote habían llevado a París 1.500 metros cuadrados de copias y fotografías.

Todavía se está descifrando el mensaje que guardan las imágenes. Las escenas más antiguas ofrecen unos cazadores de piel oscura, posiblemente de raza negroide, que hostigan jirafas, rinocerontes y elefantes con flechas y lanzas. También aparecen enormes figuras blancas, sernihuruanas, dioses quizá
de las desconocidas tribus.
Una de ellas, de seis inetros de altura, es mitad hombre y mitad bestia, con cabeza como de tortuga y ojos en extraña posición, semejantes a los que aparecen en algunos cuadros de Picasso.
Las pinturas más recientes muestran figuras mucho más reales. Se observan claramente representadas piernas bien formadas y musculosas, cicatrices que adornan la piel desnuda, cinturones, aros para los tobillos, anillos y brazaletes.

Escenas de banquetes
Hay escenas de banquetes, ceremonias nupciales, una mujer que arroja grano en la molienda, la construcción de una choza, una familia con su perro, unos niños dormidos bajo una piel de animal y otras imágenes domésticas.
Entre los años 5000 y 4000 antes de J.C, parece ser que este pueblo fue sustituido paulatinamente por una raza más pálida, de piel cobriza. Estos nuevos inquilinos añadieron a la galería sus propios retratos, consistentes en nuevas escenas de caza que muestran ganado lanar de montaña, jirafas y antílopes.
Pinturas posteriores, pertenecientes al tercer milenio antes de Cristo, muestran soldados con túnicas de forma acampanada montados en cuadrigas. Se piensa que pudieran ser los, «pueblos del mar», mencionados en los antiguos escritos egipcios, que intentaron invadir Egipto desde Creta o Asia Menor.
Es posible que vencidos por el faraón, los invasores se retiraran y establecían sus hogares .en las laberínticas cuevas de la meseta de Tassili.
Llegó un tiempo en que los cursos de las aguas se secaron, la población de Tassili disminuyó notablemente y el arte de la caverna se hizo muy parco. Pero esta parquedad es más expresiva que muchos escritos.
El camello sustituye al caballo en las paredes; pues éste no pudo soportar los rigores de la tierra calcinada por el sol. Y  luego el silencio. El polvo del desierto invade las cuevas abandonadas y, durante miles de años, mientras en otras zonas del mundo surgen y se derrumban los imperios, las espléndidas pinturas de las razas extinguidas miran vacíamente desde las rocas calcinadas por el sol de Tassili.
Hasta que un día, un joven soldado de una patria lejana, posa en ellas sus ojos.

martes, 28 de junio de 2011

El primer hombre Homo erectus


EL HOMBRE EXISTIÓ HACE 2,800.000 AÑOS

Recientes y sensacionales hallazgos en África del Sur
Poco después de 1970 se han hecho dos descubrimientos en África que han conmovido al mundo de la antropología, pues desafían las hipótesis establecidas acerca del origen y evolución de la especie humana.       .
El primero fue el hallazgo de un cráneo y huesos humanos en Kenya, bajo un estrato de hace unos 2,800.000 años. El segundo fue la noticia de que en el sur de África, en la frontera entre Swazilandia y la República de Sudáfrica, existía una cueva que había estado habitada por hombres del tipo actual, 100.000 años antes del nacimiento de Cristo.
Según la teoría de la evolución, el primer primate que puede considerarse como hombre, el Hamo erectus, no apareció hasta hace aproximadamente un millón de años. Sin embargo, los huesos extraídos de la cuenca situada al este del lago Rodolfo, en Kenya, tenían una antigüedad más de dos veces superior a la del Hamo erectus e incluso mostraban un desarrollo notablemente mayor.
Los textos de biología y paleontología señalaban que probablemente los únicos seres humanos que existieron hace 100.000 años fueron los hombres de Neanderthal, de cejas prominentes y piernas cortas y arqueadas. No obstante, los restos hallados en la cueva Border, del sur de África, pertenecían sin duda al Hamo sapiens sapiens, la genuina especie humana que se supone que no apareció hasta el año 35,000 antes de J.C., unos 65,000 años más tarde.

El arte de la minería
Igualmente desconcertantes fueron los objetos hallados junto a los fósiles. Indicaban que el hombre había desarrollado su inteligencia y había emprendido el camino de la civilización miles de años antes de lo que se pensaba. Los habitantes de la cueva Border ya conocían el arte de la minería.
Elaboraron una serie de herramientas complicadas, entre ellas cuchillos de ágata excelentemente fabricados, tan agudos que cortaban el papel.
También poseían convicciones religiosas y creían en la otra vida. El cadáver de un niño había recibido un ceremonioso entierro. Es evidente que hablaban una lengua desarrollada, ya que ideas abstractas como la inmortalidad no pueden transmitirse mediante gruñidos y gestos.
El inspirado trabajo detectivesco de dos prehistoriadores  jóvenes sudafricanos, Adrian Boshier y Peter Beaumont, condujo al descubrimiento de la cueva Border. En diciembre de 1970 desenterraron en 50 días unos 300.000 objetos fabricados por el hombre y huesos calcinados de animales, muchos de ellos pertenecientes a criaturas hoy extinguidas.
El carbón vegetal correspondiente a un estrato superior de cenizas, más moderno que el estrato donde apareció el esqueleto del niño, superó el límite de la antigüedad del carbono radiactivo, cifrado en unos 50.000 años. Hasta la base misma de la roca se hallaron herramientas de piedra y ocre molido, lo que· hace pensar que la caverna estuvo ocupada desde hace 100.000 años.

Los mismos lechos

El ambiente de la cueva había sido ideal para la conservación de tan antiguas reliquias. Incluso se habían preservado las ramillas, hojas, hierba y plumas que sirvieron de lecho. «Prácticamente todo lo que hallamos tenía tres veces la edad que los libros indicaban», observó Boshier. El hallazgo de cabezas de flecha de piedra sitúa la invención del arco hace más de 50.000 años, mientras que su aparición en Europa no se supone anterior al año 15000 antes de j.C.
En un estrato de 35.000 años de antigüedad se encontraron unos huesos con unas muescas cuidadosamente labradas que indicaban que el hombre había aprendido a contar.
Hasta el momento, los científicos estaban convencidos de que el hombre hizo su primera aparición en Asia y más tarde se desplazó hacia el oeste. Se creía además que África no había participado en este esquema evolutivo. Esta teoría se fundaba en unos cráneos de 500.000 años de antigüedad hallados en Java y cerca de Pekín.

Africa, ¿cuna de la humanidad?
Ya en 1924 el profesor Raymond Dart había descubierto en África restos de una criatura, situada entre el hombre y el mono, mucho más antigua que el hombre de Java y el de Pekín. Pero la hipótesis asiática se mantuvo firme hasta que fue relegada ante los numerosos descubrimientos efectuados
por los antropólogos británicos Louis y Mary Leakey en el cañón de Olduvai, en Tanzania. En 1959, los Leakey asombraron al mundo al hallar un cráneo cuya antigüedad ascendía a casi dos millones de años, emparentado con la critura de Dart. En 1960 encontraron parte del cráneo y la mandíbula inferior de otro prehumano parecido, junto con unas herramientas talladas en piedra que indudablemente había utilizado para fabricar sus armas. Por ello le designaron con el nombre de Hamo babilis (hombre ma
ñoso),
Más tarde, en el mismo año, hallaron fragmentos de un ser más avanzado, el Horno erectus, primer hombre del que se sabe con seguridad que empleó el fuego. Pertenecía a la misma especie que el hombre de Java y de Pekín, pero había nacido más de medio millón de años antes.
Hoy, por tanto, la ciencia se inclina a pensar que fue en África y no en Asia donde hizo su aparición el hombre. Quizá sea posible seguir la evolución humana hasta los huesos de 2.800.000 años, descubiertos en Kenya por Richard Leakey. Aunque el cráneo de los Leakey es reducido, su forma es
muy semejante a la que presenta el hombre moderno.
Quizá se sucedan muchos años antes de que los prehistoriadores puedan valorar adecuadamente el significado de estos hallazgos. Pero por las pruebas de que ahora disponemos parece claro que el hombre moderno evolucionó mucho antes de lo supuesto, y es muy probable que el misterioso origen del hombre se halle guardado en alguna caverna africana.

Entradas populares