Reales Jardines Botánicos de Kew



Reales Jardines Botánicos de Kew
Reales Jardines Botánicos de Kew
Los Reales Jardines Botánicos de Kew, cerca del Támesis (Londres), constituyen un importante centro de investigación científica. Fundados en 1759, conservan la mayor colección de plantas vivas del mundo.
Reales Jardines Botánicos de Kew, institución científica británica situada junto al río Támesis, entre Richmond y Kew, que ocupa más de 120 hectáreas de bosques y jardines y más de 2 hectáreas de invernaderos. El jardín botánico, que está abierto al público durante todo el año, se dedica al cultivo, conservación y preservación de la flora mundial y a la investigación y estudios relacionados con ésta. Los Reales Jardines Botánicos de Kew se ven complementados por el de Wakehurst Place de Sussex, otras 190 hectáreas que también pertenecen a esta institución desde 1965.
Fueron fundados, a escala mucho más pequeña, por Augusta, viuda de Federico, príncipe de Gales, en 1759, creciendo de forma considerable a finales del siglo XVIII y alcanzando fama mundial bajo la influencia del eminente botánico sir Joseph Banks. Fueron cedidos al Estado en 1840, para convertirse en un importante centro académico y de investigación. La familia real le cedió más terreno y durante el siglo XIX se fueron alzando en la zona otros edificios y muchos de sus espectaculares invernaderos, incluidos Palm House, la Casa Templada y el Laboratorio Jodrell. Otro edificio representativo de los Jardines es la pagoda, que data del 1762 y fue construida para la princesa Augusta. Adquisiciones más recientes han sido el invernadero de la princesa de Gales y el Centro sir Joseph Banks de Botánica económica.
En la actualidad, Kew dice contar con la mayor y más completa colección mundial de plantas vivas, con unos 40.000 especies distintas de plantas —lo que representa una octava parte de todas las conocidas— en exposición, incluidas 13 ya extinguidas y unas 1.000 en peligro de extinción. Muchas son utilizadas en programas de investigación que tratan de determinar los beneficios que las distintas especies pueden suponer para los campos de la alimentación, los combustibles y la medicina. Existe también una colección destinada a la consulta en la que se hallan conservados unos seis millones de especímenes. Además de su labor investigadora, Kew ofrece una amplia gama de oportunidades educativas. En 2003 este paraje natural fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

viernes, 26 de agosto de 2011

El jardín de las delicias



El asombroso  jardín de las delicias
El jardín de las delicias
El jardín de las delicias, pintado entre 1505 y 1510 por El Bosco, es un tríptico en el que el artista representa sus visiones particulares del Cielo y el Infierno. En el centro está representado el mundo dominado por los pecados, la hoja izquierda es la creación y la derecha el Infierno. En el tríptico cerrado se describe la creación del mundo. A finales del siglo XVI también se conocía como La pintura del madroño.


El jardín de las delicias, tríptico realizado hacia 1505-1510 por El Bosco. También se conoce como La pintura del madroño.
Obra moral y didáctica, El jardín de las delicias (tabla central 220 × 195 cm; tablas laterales 97 × 195 cm, Museo del Prado, Madrid) es una alegoría sobre la caída del hombre, según una tradición iconográfica establecida en la edad media. En el tríptico cerrado está pintada al claroscuro La creación del mundo; en el interior está representada La creación a la izquierda y El infierno a la derecha. En el centro se puede contemplar un vastísimo catálogo de las perversiones humanas.
Sobre la tabla de la izquierda, El Bosco representa el Paraíso con Adán y Eva. La fuente del conocimiento y el árbol del bien y del mal anuncian el pecado original.
Los placeres representados en la tabla central, titulada El jardín de las delicias, evocan una humanidad sin conciencia moral. La fuente de la juventud y el huevo, símbolo de la infancia, sugieren el estado original, mientras que el resto de la composición está dedicado a los vicios, anunciados por un ejército de hombres-pez. En la parte central de esta tabla, caballeros sobre animales (los vicios) rodean un estanque (la lujuria) donde se bañan mujeres blancas y negras (la tentación). El registro inferior representa el lago y el jardín del amor con parejas que se abrazan o devoran frutas, como símbolo sexual. Se evoca la inconstancia (la bola de cristal craquelada, la mariposa), la copulación (las valvas de mejillones), el adulterio, la homosexualidad, la muerte y el pecado (el búho y el martín pescador). Abajo a la derecha, san Juan Bautista anuncia a Eva la llegada del Salvador.
En el infierno, pintado sobre la tabla de la derecha, huestes sombrías empujan a los condenados hacia su castigo. Una iconografía extremadamente estricta sirve, aquí también, para denunciar los pecados: el deseo de lucro está simbolizado por la mesa de juego volcada, la borrachera por la taberna representada en el estómago de un monstruo, la lujuria (la pareja atada a una lira y a una cítara) o bien la perversión (un hombre cabalgando sobre una mujer).

El jardín japonés



El jardín japonés
Jardín japonés
Hay muchos tipos de jardín japonés, desde los más austeros de arena, piedras y musgo propios de los monasterios budistas hasta los refinados jardines palaciegos. Al margen de la extensión y la finalidad, en casi todos los jardines japoneses se usan piedras, arbustos, árboles y agua para sugerir o recrear el paisaje natural. En cuanto a plantas, son comunes las azaleas, los arces y los pinos.

El jardín japonés, porción de terreno, con límites precisos, donde, a través de elementos naturales o creados por el hombre, se pretende crear un espacio placentero y armonioso. La jardinería en Japón cuenta con más de 1.300 años de historia; el primer tratado data de la segunda mitad del siglo XI, y existen otros muchos posteriores. A lo largo de estos siglos se han ido desarrollando numerosos estilos, que tienen algo en común: todos representan el universo y todos están concebidos para inspirar serenidad y para facilitar la meditación y la existencia en armonía con la naturaleza (véase también Arte y arquitectura de Japón).
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LOS JARDINES EN EL PERIODO HEIAN
En torno al año 1000, una dama de la corte Heian, Murasaki Shikibu, escribió La historia de Genji, una de las obras cumbres de la prosa lírica japonesa. En ella se describen detalladamente los jardines cortesanos (a modo de mandalas, como representación del cosmos), además de narrar cómo se desarrollaba la vida en ellos.
Algún tiempo después, en la segunda mitad del siglo XI, se escribió el primer tratado sobre jardinería, el Sakutei-ki, literalmente ‘Tratado sobre diseño de jardines’. Probablemente escrito por Tachibana No Toshitsuna, se trata de una colección de reglas para la construcción de jardines en los palacios nobles. El tratado se componía de dos partes presentadas en dos rollos. La primera parte era una introducción con los principios básicos, y la segunda, contenía la descripción de cinco tipos de jardines (entre los que distingue ocho clases de islas y nueve tipos de cascadas). En este tratado se alude también a China como lugar de creación del jardín originario y a las técnicas de geomancia desarrolladas en ese país para su construcción.
En realidad se trata de una guía para los aristócratas del periodo Heian. Contiene los principios de la jardinería paisajística, que fueron introducidos en Japón a partir del siglo VII desde China y Corea. En este sentido, demuestra una gran influencia del arte chino de esa época, y en particular, de uno de los estilos pictóricos, el Yamato-e.
Así se incluyen montículos y estanques, que simbolizan las islas y el mar; las orillas de esos estanques simulan playas de arena, de contornos sinuosos y perfiles distorsionados por efecto de la bruma.
El estilo característico de jardín de época Heian es el san-sui, que significa ‘monte y agua’. Son jardines donde predominan los lagos y las islas, pudiendo recorrerse en barca. A este tipo de jardín le corresponde un estilo arquitectónico de tipo ortogonal, el shinden, usado para la construcción de los palacios Heian.
Algunos de los ejemplos más notables se encuentran en los templos de Hokongo-ji y Motsu-ji. En el primero, construido en torno a 1130, hay una cascada escalonada de cuatro metros de altura, que responde a uno de los tipos descritos en el Sakutei-ki: la tsutai-ochi. En el templo de Motsu-ji se viene celebrando desde su construcción, a principios del siglo XII, la fiesta del Arroyo sinuoso, una costumbre cortesana de época Heian.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO KAMAKURA
A partir de 1180 se produce un cambio político en Japón, y empiezan a llegar desde China el budismo zen y el arte de la dinastía Song. De este modo, se producen algunos cambios en la concepción tradicional: a partir de entonces se crean jardines para la meditación, tratando de imitar la esencia interna de la naturaleza y no sus manifestaciones externas. Se desarrolla pues un jardín austero, abstracto, el llamado kare-sansui, de paisaje seco con montaña y agua. Se origina también el estilo arquitectónico shoin-zukuri, donde el edificio más común es el shoin o estancia más importante en las viviendas de los samuráis y de los sacerdotes zen.
Los jardines de esta etapa fueron realizados por monjes shingon, con los más importantes ejemplos en templos y palacios. Algunos de ellos son jardines de transición entre los de época Heian y los del periodo Kamakura, creándose un nuevo prototipo, el jardín zen. El santuario de Saiho-ji, en Kyoto, fue reconvertido en monasterio zen en 1134, y destaca por los tres imponentes grupos de rocas: la isla de las tortugas, que se eleva sobre un ‘mar’ de musgo; la gran piedra plana de la meditación, llamada zazen-seki; y el kare-taki o cascada escalonada, con grandes bloques de granito apilados.
También el templo zen de Tenryu-ji muestra influencia del arte chino de la dinastía Song, y destaca por la introducción de la técnica del shakkei, que se desarrollará plenamente en el periodo Edo. Esta técnica consiste en la incorporación del paisaje del fondo a la composición del jardín, como si se tratara de una pintura, muy en sintonía con el paisajismo chino de esa época.
Existen además importantes ejemplos de jardines palaciegos del periodo Kamakura, como el Kinkaku-ji o el Ginkaku-ji, ambos construidos por los sogunes Ashikaga y con una fuerte influencia del arte Song.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO MUROMACHI
Durante el periodo Muromachi, se desarrollan los más bellos ejemplos de jardines zen, caracterizados por una absoluta austeridad. Se retoma como modelo la arquitectura palaciega shinden, y los encargados de la realización de los jardines serán un nuevo grupo social, los llamados kawaramono, ‘las gentes de la orilla del río’. Este grupo adquiere el rango de arquitectos profesionales de los jardines, y a ellos se deben unos 323 kare-sansui.
Los jardines del templo Ryoan-ji no tienen agua ni plantas ni árboles; solo algunas rocas sobre arena rastrillada. Se trata de representar simplemente la belleza del espacio vacío y el contraste entre la forma natural y el ángulo recto, creado por el hombre. De similares características son los jardines del santuario zen Daitoku-ji, el más grande en Japón.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO MOMOYAMA
Durante el periodo Momoyama se produce la tercera de las oleadas chinas, con la entrada de nuevas formas y gustos. Los jardines, sin embargo, usan las formas estereotipadas del tipo san-sui y kare-sansui, propias de periodo Heian. Algunos ejemplos son los jardines del palacio Tokushima en Shikoku, concluidos en 1592, aunque los actuales fueron realizados en 1908, y que presentan esos dos tipos estereotipados de jardín seco y jardín con lago; también los del templo de Sambo-in, que datan de 1598.
Durante esta etapa se desarrolla otro tipo de jardín ya propio de este momento: el roji, literalmente ‘senda que conduce al so-an’. Se trata del prototipo del jardín del té; ya no se crea para ser contemplado, sino que tiene un uso, esto es, un camino que se recorre a pie hasta llegar al so-an (cabaña cubierta con paja). Forma parte del wabi-cha, la ceremonia del té, que se describe en un libro publicado en 1694 y que dedica los últimos cinco capítulos al jardín.
A partir del so-an se desarrolla un tipo de arquitectura, sukiya, el estilo de la casa del té. Algunos ejemplos de este tipo son los jardines de la escuela del té Omote-Senke y los del palacio de Katsura, realizados en el siglo XVII.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO EDO
También en el periodo Edo se usan las mismas formas estereotipadas de jardín san-sui y kare-sansui. Del primer tipo se conservan los jardines del templo Emman-in, realizados en torno a 1647 dentro del complejo religioso de Enjo-ji en Otsu; también en Kyoto se realizaron los jardines de Sanzen-in, entre 1648 y 1654, y los de Chishaku-in en 1674. Del segundo tipo, kare-sansui o jardín seco, se realizaron en Kyoto los de Manshu-in y Nanzen-ji, en torno a 1656.
En este momento aparecen los niwa-shi o artistas profesionales encargados de realizar los jardines para los daimio. Surge además una nueva tipología de jardín, llamada meisho, que significa ‘vistas famosas’. Así el jardín se presenta como un paseo con un recorrido prescrito donde se pueden contemplar esas vistas, que son reproducciones a escala de bellezas naturales famosas, o bien paisajes ficticios ensalzados en la poesía del momento. Este nuevo tipo surge probablemente a raíz de los numerosos viajes realizados por los daimio a través de paisajes montañosos. Así quedan incorporadas al nuevo jardín una serie de colinas artificiales cónicas que representan esas montañas, y que se recogen en un tratado aparecido en 1680, el llamado Manual ilustrado de jardinería. Instrucciones para crear vistas peculiares, escrito probablemente por Hishikawa Moronobu, y donde se describen las bellezas naturales de Japón y China.
También es el momento de máximo desarrollo del shakkei, el ‘paisaje prestado’, que hizo su aparición en la época Kamakura. Se trata de incluir el paisaje de fondo a la composición del jardín, y para ello existen una serie de métodos que enmarcan elementos del paisaje y que crean la ilusión de estar dentro del jardín, como si de una pintura se tratara. Uno de los ejemplos más bellos de esta tipología son los jardines del templo Entsu-ji, en Kyoto, realizados en 1678. Allí un grupo de cipreses blancos y cedros japoneses, situados en el muro, enmarcan con sus troncos y ramas el monte Hiei.
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EL JARDÍN EN LA ERA MEIJI Y LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
En 1871 se promulgó una ley en virtud de la cual numerosos jardines religiosos y otros tantos realizados por los daimio en época Momoyama y Edo fueron declarados parques públicos. Los que se construyen siguen las tipologías tradicionales: san-sui, como los de la villa Murin-an (Kyoto, 1896); kare-sansui, como los del templo Tofuku-ji (Kyoto, 1940); y roji, como los jardines de Isui-en, construidos en Nara en 1890, todos ellos en el periodo Meiji.
A partir de la II Guerra Mundial se produce el cambio más importante en la concepción del jardín japonés, debido a la necesidad de reconstrucción y a la apertura de Japón al resto del mundo. Ahora los jardines son fruto de la imaginación y la fantasía de su autor, ya sea arquitecto, escultor o paisajista. Ya no se trata de imitar la esencia interna de la naturaleza, sino de mostrar la propia individualidad del autor.
En 1958 el arquitecto Kenzo Tange realizó en la cara sur del palacio de la Prefectura de Kagawa en Takamatsu unos jardines con lago, que sirven como plaza pública y como escenario. En 1961 el escultor Nagare Masayuki creó los jardines situados junto al Hotel Palace en Tokio, donde la tradicional cascada ha pasado a ser una escultura de duras líneas ortogonales, que quiere mostrar el absoluto dominio de la voluntad del hombre sobre la naturaleza.
Otros escultores han creado también jardines: en 1975 Shigemori Mirei realizó uno junto al edificio Yuzen en Kanazawa, una empresa dedicada a la fabricación tradicional de kimonos. Mirei se inspiró en las espirales pintadas sobre los kimonos para crear en su jardín un grupo de espirales en piedra tallada y cantos rodados.
También en 1989 Itsuko Hasegawa creó para el centro cultural Shonandai en Fujisawa un jardín con árboles metálicos, donde se manifiesta el tremendo contraste entre la forma natural y el ángulo recto, motivo ya usado desde el periodo Muromachi.

Jardines de Versalles



Asombros Jardines de Versalles
Jardines de Versalles
André Le Nôtre proyectó los jardines que rodean el palacio de Versalles, cercano a París. Están organizados a lo largo de grandes avenidas y su carácter geométrico se acentúa gracias a los setos perfectamente recortados y otros elementos artificiales como esculturas, terrazas, canales y fuentes monumentales.


Jardines de Versalles, jardines construidos en el palacio de Versalles para Luis XIV, entre los años 1661 y 1687, por el arquitecto y paisajista André Le Nôtre, y decorados por Charles Lebrun. Con una extensión de 100 hectáreas, en 1979 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO . Esta tipología responde al prototipo de jardín francés desarrollado durante el barroco, de gran importancia en Europa hasta la aparición y desarrollo del jardín inglés en el siglo XVIII. En este tipo de jardín queda patente el dominio del hombre sobre la naturaleza, a la que obliga a desarrollarse según su voluntad. Así, cobran vital importancia la tala y la poda de la vegetación, creando formas geométricas fruto de la fantasía.
El modelo tomado por Le Nôtre para la creación de estos jardines fueron los del château de Vaux-le-Vicomte, construidos entre 1656 y 1661. Le Nôtre había previsto, además, la rehabilitación de los jardines cada cien años. El trazado es geométrico, y todo queda organizado en torno a un eje central, el Gran Canal, construido en estilo veneciano, con unos dos kilómetros de longitud y más de sesenta metros de anchura, y que prolonga la perspectiva del jardín hasta la línea del horizonte. A partir de este eje principal se ordenan otros ejes secundarios como avenidas, estanques, esculturas, fuentes, parterres, grutas, invernaderos, casas de fieras, bosques y parcelas forestales de diferentes usos.
En torno al palacio se extienden los parterres, auténticos ejemplos de arquitectura vegetal, formados por árboles de boj y decorados con esculturas que simbolizan los ríos de Francia. Existen además numerosas fuentes que narran algunos mitos clásicos: la más importante de todas es la situada en el gran estanque del extremo occidental, donde una gran escultura de Apolo, surge de las aguas en su carro tirado por cuatro caballos. En otra fuente cercana al palacio se sitúa la escultura de Latona, madre de Apolo; destacaba también la gruta de Tetis, hoy destruida, decorada con incrustaciones de conchas y cantos rodados, y que albergaba en su interior un órgano acuático.
El tema de la canalización del agua fue importante en el diseño de estos jardines. Distintos proyectos se sucedieron: primero se pensó en traer agua desde el río Loira, pero los doscientos kilómetros de distancia que lo separaban de Versalles hizo cambiar de idea. Se construyó así el Maintenon, un gigantesco acueducto de casi ochenta kilómetros que traía las aguas del río Eure; pero el invento más ingenioso fue la creación de la llamada máquina Marly, hoy destruida, que canalizó las aguas del río Sena hasta Versalles. El resultado es una red hidráulica con más de doscientos kilómetros de acequias, pozos y acueductos en un circuito semicerrado; así, hay fuentes, como la del estanque de Neptuno, que tiene hasta 58 surtidores.
Otro de los espacios de estos jardines es la Orangerie, un invernadero para cultivar naranjos, cuyo antecedente se encuentra en los jardines del castillo de Blois, y que fue construido en 1685 por el arquitecto Jules Hardouin-Mansart. Allí se plantaron unas 1.080 especies de árboles llevados desde España, Portugal, Italia y otros lugares más exóticos: naranjos, limoneros, granados, adelfas, palmeras… Muy cerca de allí se sitúa el huerto del Rey, donde se cultivaban numerosas variedades de frutas y hortalizas excepcionales en la época, como piña, café, uvas o higos. También se conserva la ménagerie, un pequeño pabellón que albergaba aves y otros animales exóticos.

Pelícano



Pelícano
Pelícano pardo
El pelícano pardo se lanza en picado sobre el agua desde el aire para capturar a sus presas utilizando la bolsa de su pico como red. Anida en América del Norte, América del Sur y América Central.


Pelícano blanco americano
El pelícano blanco americano es una de las seis especies que viven en todas las regiones tropicales, subtropicales y templadas del mundo. Tienen una bolsa en la mandíbula inferior, que usan para almacenar peces. Aunque parezcan torpes, son de hecho grandes voladores y pueden hacer largas migraciones, invernando en áreas costeras marinas y viajando tierra adentro, a lagos y ríos durante el verano.

Pelícano, nombre común de cualquiera de las especies pertenecientes a un género de aves grandes con el pico largo, ancho y aplastado. La mandíbula superior termina en un fuerte gancho que se curva hacia abajo sobre la punta de la mandíbula inferior. Debajo de ésta hay una bolsa de piel desnuda. La lengua es corta y casi rudimentaria. Tienen la cara y la garganta desnudas, las patas cortas y la cola redondeada. Los pelícanos pueden pesar hasta 15 kg, y su envergadura alcanzar los 3 metros.
Los pelícanos están muy distribuidos en la mayor parte de las regiones cálidas y frecuentan las costas, las orillas de los lagos y los ríos. Se alimentan sobre todo de peces. Los pelícanos tienen dos métodos de alimentación distintivos. El pelícano pardo y el pelícano peruano, de mayor tamaño, que algunos zoólogos consideran una subespecie del primero, se lanzan en picado sobre el agua desde el aire para capturar a sus presas. La mayoría de las otras especies se alimentan comunalmente o nadan en un círculo abierto en aguas poco profundas e impulsan a los peces a aguas cada vez menos profundas, donde los capturan. Los pelícanos almacenan entonces sus capturas en la bolsa, de la que pueden sacarlas cuando las necesitan, bien para alimentarse ellos o para alimentar a sus polluelos. Estas aves viven en grandes colonias y construyen toscos nidos de ramas y palos cerca de una masa de agua.
El pelícano blanco americano, que se reproduce en el oeste de Estados Unidos y Canadá y pasa el invierno en el este, en Florida, se distingue por tener los extremos de las alas negros. Los pelícanos pardo y peruano son las únicas especies de color oscuro; tienen el cuerpo de color castaño oscuro y la cabeza de color más claro. El patrón de colores de la cabeza y el cuello experimenta cambios estacionales. Hay cuatro especies prácticamente blanquecinas, cuyo territorio de reproducción abarca el sur de Eurasia y África. Una especie, el pelícano australiano, sólo se reproduce en Australia, pero llega en invierno a Nueva Guinea, Nueva Zelanda y otras islas del suroeste del Pacífico.
Clasificación científica: los pelícanos constituyen el género Pelecanus y la familia Pelecánidos, orden Pelecaniformes. El nombre científico del pelícano pardo es Pelecanus occidentalis; el de la subespecie peruana, Pelecanus occidentalis thagus; el del pelícano blanco americano, Pelecanus erythorhynchos, y el del pelícano australiano, Pelecanus conspicillatus.

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