Fractura


La dolorosa Fractura de hueso
Fracturas comunes
Con una fisura, el hueso no llega a romperse por completo. En las fracturas simples, o cerradas (sin desplazamiento), el hueso se parte, pero no la piel. En una fractura complicada, o abierta (con desplazamiento), el hueso roto desgarra la piel, con el riesgo de una posible infección. La zona que rodea la rotura se inflama y se decolora, pero algunas fracturas sólo pueden detectarse con rayos X. Los huesos de las personas ancianas, ya debilitados, son muy propensos a las fracturas.

Fractura (anatomía), rotura en un hueso o en un cartílago osificado. La fracturas simples o cerradas no son visibles en el exterior. Las fracturas complicadas o abiertas implican la solución de continuidad de la piel por lo que es frecuente la exposición del hueso. La fractura es simple o conminuta según el número de roturas presentes en el mismo hueso. Las fracturas son completas si la rotura abarca todo el hueso, o incompletas ('tallo verde') si la fractura no interrumpe del todo su continuidad, con desviación o aplastamiento del hueso. Las fracturas incompletas se observan con más frecuencia en los niños pequeños, cuyos huesos están dotados de más elasticidad. La mayor parte de las fracturas están causadas por un traumatismo, aunque también pueden ser consecuencia de una actividad normal como lanzar una pelota.
Los síntomas comunes de una fractura son dolor local intenso, hipersensibilidad e inflamación, con algún grado de deformidad. El único medio que permite detectar y definir con precisión el tipo de fractura son los rayos X.
La infección de una fractura abierta se trata con antisépticos y antibióticos. Si los fragmentos están próximos, se utiliza el estiramiento o la tracción para vencer la poderosa fuerza de los músculos y conseguir su alineación. Estas maniobras reciben el nombre de reducción de una fractura. Si no se consigue una alineación adecuada, se opera y se unen los fragmentos con tornillos, clavos, agujas, alambres o placas metálicas. Esta reducción se denomina abierta. Una vez realineados los fragmentos se aseguran desde el exterior con una escayola (yeso) o férula para inmovilizar la fractura y acelerar la consolidación. Durante el proceso de consolidación, el organismo forma tejido nuevo para unir los fragmentos fracturados. Los minerales se depositan en el tejido endureciéndolo para formar una estructura ósea nueva. Véase Osteoporosis.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Hueso


Los increíbles Huesos
Huesos de la mano

Hueso, tejido conjuntivo duro, componente principal de casi todos los sistemas esqueléticos en los vertebrados adultos. El hueso parece un tejido sin vida y, de hecho, la palabra esqueleto deriva de una palabra griega que significa ‘desecado’. Sin embargo, el hueso es, en realidad, una estructura dinámica formada por tejidos vivos, como las células óseas, las células grasas y los vasos sanguíneos, así como por materiales inertes como agua y minerales.
Huesos del pie

Los huesos son estructuras con funciones múltiples que desempeñan actividades vitales y diversas en los vertebrados. Forman la estructura de soporte para el cuerpo, al que sostienen y dan forma (véase Esqueleto). También presentan una superficie para la inserción de los músculos y actúan como brazos de palanca que permiten numerosos movimientos complejos. Muchos huesos protegen órganos internos blandos; por ejemplo, los huesos del cráneo protegen al cerebro, y las costillas forman una jaula alrededor de los pulmones y el corazón. Además de estas funciones estructurales y mecánicas, los huesos participan también en la fisiología del organismo. Almacenan calcio, un mineral esencial para la actividad de las células nerviosas y musculares. La zona central blanda del hueso, la médula ósea, es donde se forman los glóbulos rojos de la sangre, algunos glóbulos blancos y las plaquetas (véase Sangre).
Una persona adulta tiene 206 huesos, que representan el 14% del peso corporal total. El hueso más largo y resistente es el fémur, que en la madurez alcanza una longitud de 50 cm y una anchura de 2,5 cm aproximadamente. El hueso más pequeño, el estribo, es uno de los tres huesos diminutos alojados en el oído medio, con tan solo 0,18 cm de longitud.
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ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DEL HUESO
Sección de un hueso
Los huesos están compuestos de una intrincada estructura en capas que les proporciona la fuerza del acero y un peso semejante al del aluminio. Una red central con cavidades llamada hueso esponjoso proporciona fuerza sin añadir un peso excesivo. Una capa de hueso más denso llamada hueso compacto rodea el hueso esponjoso. El hueso compacto se compone de muchas unidades llamadas osteonas. Las osteonas constan de un canal central rodeado de capas concéntricas muy apretadas llamadas láminas. Cada canal de una osteona aloja vasos sanguíneos y nervios. Una capa final, una delgada membrana llamada periostio, protege el hueso y alberga los nervios y los vasos sanguíneos responsables de detectar el dolor y proporcionar nutrientes al hueso.

El hueso está formado por células vivas ampliamente repartidas en el interior de la matriz ósea. La matriz contiene osteoblastos, células que son renovadas constantemente en el hueso. Los osteoblastos fabrican y segregan colágeno, una proteína que proporciona elasticidad al hueso para soportar las fuerzas generadas al andar, coger peso y en otras muchas actividades. Los osteoblastos segregan también sales minerales formadas por calcio y fósforo que aportan dureza para que los huesos no puedan romperse con facilidad. Si es necesario más hueso, los osteoblastos nuevos llevan a cabo la tarea de reconstruirlo. Cuando el tejido óseo madura, los osteoblastos se transforman en osteocitos, células óseas maduras que llevan a cabo las actividades celulares habituales.
Existen dos tipos principales de hueso. El hueso compacto o cortical, que forma la mayor parte del hueso de los brazos y las piernas, es muy denso y duro en el exterior. Las unidades estructurales del hueso compacto son las osteonas, cilindros alargados que actúan como pilares de soporte de carga, capaces de soportar una fuerza mecánica aplicada al hueso. El centro de cada osteona contiene un conducto hueco, llamado canal o conducto de Havers, que actúa como vía de paso para los vasos sanguíneos y los nervios.
En algunos casos, por dentro del hueso compacto existe hueso esponjoso, también denominado hueso trabecular, formado por un entramado, en forma de panal, de estructuras denominadas trabéculas, que actúan como vigas de soporte. El hueso esponjoso está diseñado para soportar fuerzas en distintas direcciones, como la ejercida sobre la pelvis al flexionar o extender. Los espacios entre las trabéculas están ocupados por médula ósea roja que contiene los vasos sanguíneos que nutren al hueso esponjoso. El hueso esponjoso está presente en los huesos de la pelvis, costillas, esternón, vértebras, cráneo y en los extremos de los huesos largos de brazos y piernas.
Rodeando al hueso compacto y al hueso esponjoso existe una membrana delgada denominada periostio. La capa externa de esta membrana contiene nervios y vasos sanguíneos que se ramifican y distribuyen dentro del hueso. La capa interna del periostio está formada principalmente por osteoblastos.
La región en la que se ponen en contacto dos o más huesos se denomina articulación. Los distintos tipos de articulaciones permiten diferentes grados de movilidad. Algunas articulaciones presentan una movilidad muy limitada, como las presentes entre los huesos del cráneo. Otros huesos se mantienen unidos por estructuras de tejido conjuntivo resistente, denominadas ligamentos, y forman articulaciones como la articulación en bisagra del codo, que permite movimientos solo en una dirección. La articulación en pivote entre la primera y la segunda vértebra cervical permite girar la cabeza de lado a lado.
Existe otro tipo de tejido conjuntivo, muy relacionado con el hueso, denominado cartílago. El cartílago es más blando, más elástico y más compresible que el hueso. Está presente en zonas del cuerpo que precisan una combinación de resistencia y flexibilidad, como los extremos de los huesos, la punta de la nariz y la zona externa del oído.
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FORMACIÓN Y DESTRUCCIÓN DEL HUESO
Fracturas comunes
Con una fisura, el hueso no llega a romperse por completo. En las fracturas simples, o cerradas (sin desplazamiento), el hueso se parte, pero no la piel. En una fractura complicada, o abierta (con desplazamiento), el hueso roto desgarra la piel, con el riesgo de una posible infección. La zona que rodea la rotura se inflama y se decolora, pero algunas fracturas sólo pueden detectarse con rayos X. Los huesos de las personas ancianas, ya debilitados, son muy propensos a las fracturas.

Al comienzo del desarrollo del bebé dentro del cuerpo de la madre, el esqueleto está formado por cartílago. Aproximadamente hacia la octava semana del desarrollo fetal comienzan a depositarse sales de calcio y fósforo alrededor del cartílago. Sin embargo, hacia la semana 40 del desarrollo, los huesos fetales siguen estando formados principalmente por cartílago blando. El cráneo consiste en varias láminas de cartílago que aún no están unidas por completo. Los espacios entre estas láminas se denominan puntos blandos o fontanelas. El cartílago blando y las fontanelas permiten la compresión del cráneo durante su paso a través del canal del parto. Durante la infancia, el cartílago va siendo sustituido de manera gradual por hueso, gracias a la actividad de los osteoblastos. En el lactante existen más de 300 huesos, varios de los cuales se fusionan conforme madura.
A lo largo de la vida, el tejido óseo es destruido y reconstruido (proceso de remodelación) en respuesta a las demandas del cuerpo. Por ejemplo, siempre debe haber calcio en la sangre a una concentración determinada. Si baja la concentración de calcio en sangre, las células denominadas osteoclastos destruyen hueso para aportar calcio al torrente sanguíneo. Si el ejercicio aumenta la masa muscular, los huesos deben desarrollarse en consonancia para evitar que la tracción de unos músculos más potentes provoque una fractura en el hueso. En este caso, los osteoblastos promueven la formación de hueso nuevo.
Hueso fracturado
Esta radiografía ilustra un peroné (el hueso externo de los dos que unen la rodilla con el tobillo) fracturado. La fractura es completa, pues atraviesa el hueso por completo.

Durante la infancia y la adolescencia se forma mucho más hueso del que se destruye, de modo que el esqueleto crece en tamaño y en resistencia. Durante la fase inicial de la edad adulta, la destrucción ósea comienza lentamente a superar a la formación de hueso. Conforme la persona envejece, pierde tejido óseo y los huesos van debilitándose, lo que aumenta su susceptibilidad a la fractura. El ejercicio y una dieta apropiada son fundamentales para mantener la salud del hueso en todas las etapas de la vida. Los nutrientes, en especial una cantidad suficiente de calcio, fósforo, vitamina D y hormonas (hormona del crecimiento, parathormona u hormona paratiroidea, calcitonina y hormonas sexuales), influyen en el crecimiento del hueso.
Las fracturas o roturas del hueso son lesiones muy frecuentes. El proceso de reparación requiere la interacción de varios fenómenos. Aproximadamente una semana después de que se produzca una fractura, las células presentes en el periostio invaden la zona lesionada y producen un entramado fibroso. A continuación, otras células producen cartílago en dicho entramado. Por último, los osteoblastos penetran en este entramado y convierten el cartílago en hueso. La reparación completa puede durar semanas o incluso meses, según el estado de salud general de la persona, su edad y otros factores. En algunos casos se emplean férulas para el tratamiento de las fracturas, que son objetos firmes que dan soporte a la zona que rodea el hueso roto y limitan la movilidad. En otros casos, es necesario inmovilizar por completo el hueso fracturado para lograr la curación porque el movimiento podría provocar una nueva fractura en la zona. Estas fracturas suelen inmovilizarse con una escayola normal o de fibra de vidrio enrollada alrededor de la zona que rodea al hueso fracturado.
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ENFERMEDADES ÓSEAS
Raquitismo
El origen del raquitismo puede estar en un aporte insuficiente de vitamina D en la dieta o en una escasez de radiaciones ultravioletas solares. El raquitismo puede conducir a deformidad esquelética, como la incurvación de la columna vertebral o de las piernas. Esta radiografía muestra la deformación ósea debida a raquitismo.

Distintas enfermedades pueden afectar a los huesos. Una de las más frecuentes es la osteoporosis, que se caracteriza por un adelgazamiento del hueso que hace que este se debilite, fragilice y sea propenso a las fracturas. Muchos factores pueden causar osteoporosis, como la menopausia, la falta de ejercicio, un consumo insuficiente de calcio, la adicción al tabaco, la medicación con corticoides y el consumo excesivo de alcohol.
Osteoporosis
El hueso de la derecha, que forma parte de una vértebra lumbar, tiene osteoporosis y es mucho más delgado y poroso que el hueso sano de la izquierda.

Las deficiencias dietéticas de calcio, fósforo y vitamina D producen raquitismo, una enfermedad caracterizada por la formación anormal de hueso y deformidades esqueléticas. El raquitismo es más frecuente en la infancia. Las deficiencias dietéticas de estos nutrientes en adultos o los trastornos metabólicos que alteran la absorción de los nutrientes pueden provocar un reblandecimiento anormal del hueso, un problema denominado osteomalacia.
Las infecciones de los huesos denominadas osteomielitis están causadas por bacterias, generalmente del género Staphylococcus, que entran en el cuerpo a través de heridas abiertas y pueden destruir los tejidos óseos. El hueso puede presentar tumores o crecimientos anormales, aunque la mayoría son benignos. Los tumores malignos (cáncer) son muy poco frecuentes y pueden tener relación con una radiación excesiva, ya que muchas sustancias radiactivas tienen afinidad por el hueso, sobre todo por la médula ósea donde se acumulan con facilidad. Sin embargo, la mayoría de los tumores malignos del hueso se deben a la propagación de un cáncer desde otra región del cuerpo (metástasis). Los cánceres que tienen origen en el hueso, cartílago y otros tejidos conjuntivos se denominan sarcomas. Véase también Cáncer óseo. 

Tejido


Los asombrosos Tejidos
Tejido, agrupación de células con una estructura determinada que realizan una función especializada, vital para el organismo (véase Fisiología). Los tejidos animales adquieren su forma inicial cuando la blástula, originada a partir del óvulo fecundado, se diferencia en tres capas germinales: ectodermo, mesodermo y endodermo (véase Embriología: Desarrollo normal en animales). A medida que las células se van diferenciando (histogénesis), determinados grupos de células dan lugar a unidades más especializadas para formar órganos que se componen, en general, de varios tejidos formados por células con la misma función.
Se pueden distinguir cuatro tipos básicos de tejidos:
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TEJIDO EPITELIAL
Este tejido incluye la piel y las membranas que cubren las superficies internas del cuerpo, como las de los pulmones, estómago, intestino y los vasos que transportan la sangre. Debido a que su principal función es proteger las lesiones e infecciones, el epitelio está compuesto por células estrechamente unidas con escasa sustancia intercelular entre ellas.
Hay unas doce clases de tejido epitelial. Una de ellas es el epitelio pavimentoso estratificado presente en la piel y en la superficie del esófago y la vagina. Está formado por una capa fina de células planas y escamosas que descansan sobre capilares sanguíneos y crecen hacia la superficie, donde mueren y se eliminan. Otro es el epitelio prismático simple, que incluye al epitelio del sistema digestivo desde el estómago al ano; estas células no sólo controlan la absorción de nutrientes, sino que también segregan moco. Algunas glándulas multicelulares se forman por el crecimiento hacia dentro (invaginaciones) del epitelio, por ejemplo las glándulas sudoríparas de la piel o las glándulas gástricas. El crecimiento hacia afuera ocurre en el pelo, las uñas y otras estructuras.
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TEJIDO CONECTIVO
Tejido conectivo
Son tejidos conectivos el hueso, el cartílago, el tejido adiposo, los ligamentos y los tendones. Sujetan y conectan las distintas partes del cuerpo. La estructura depende de su función. La franja roja diagonal de esta imagen es un haz de fibras de elastina, que permite al tejido conectivo recuperar la forma después de deformarse.

Estos tejidos, en conjunto, sustentan y mantienen las distintas partes del cuerpo, y comprenden el tejido conectivo elástico y fibroso, el tejido adiposo (tejido graso), el cartílago y el hueso. A diferencia del epitelio, las células de estos tejidos están muy separadas unas de otras, con gran cantidad de sustancia intercelular entre ellas. Las células del tejido fibroso se interrelacionan unas con otras por una red irregular de filamentos en capa fina que también forma el esqueleto de vasos sanguíneos, nervios y otros órganos. El tejido adiposo tiene una función similar, y sus células suponen además un almacén de grasas. El tejido elástico que forma parte de los ligamentos, de la tráquea y de las paredes arteriales se dilata y se contrae con cada latido del pulso. Durante el desarrollo embrionario los fibroblastos segregan colágeno para el desarrollo del tejido fibroso y se modifican más tarde para segregar una proteína diferente llamada condrina para la formación del cartílago; ciertos cartílagos se calcifican para formar huesos. La sangre y la linfa suelen considerarse tejidos conectivos.
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TEJIDO MUSCULAR
Tejido muscular estriado
El músculo estriado es aquél que se relaciona con el esqueleto y el movimiento. El tejido muscular estriado, junto con el tejido muscular liso, permanece libre de infecciones debido a su abundante riego sanguíneo.

Estos tejidos que se contraen y se relajan comprenden los músculos estriados, lisos y músculos cardiacos. El músculo estriado, también llamado músculo esquelético o voluntario, incluye al músculo activado por el sistema nervioso somático o voluntario. Las células del músculo estriado, unidas unas con otras, carecen de pared celular y tienen numerosos núcleos y presentan estrías transversales. El músculo liso o involuntario que se activa por el sistema nervioso autónomo se encuentra en distintos órganos y sus células se agrupan formando túnicas o haces musculares. El músculo cardiaco, que tiene características tanto del liso como del estriado, está constituido por una gran red de células entrelazadas y vainas musculares.
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TEJIDO NERVIOSO
Célula nerviosa
Las células nerviosas transmiten información desde unas partes del organismo hacia otras. Cada una de ellas tiene unas terminaciones ramificadas llamadas dendritas que se conectan con otras y un largo axón que transmite los impulsos recogidos.

Este complejo grupo de células transfiere información de una parte del cuerpo a otra; de esta manera coordina el funcionamiento de un organismo y regula su comportamiento. Cada neurona o célula nerviosa consta de un cuerpo celular con distintas ramas llamadas dendritas y una prolongación llamada axón. Las dendritas conectan unas neuronas con otras y transmiten información hacia el cuerpo de la neurona; el axón transmite impulsos a un órgano o tejido.

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