Nidos nocturnos de los gorilas


Los asombrosos Nidos nocturnos de los gorilas

Dian Fossey consagró su vida al estudio, en estado salvaje, de los gorilas de montaña. La información que Fossey recogió en sus trabajos de campo quedó plasmada en su libro Gorilas en la niebla, del que se ha extraído el siguiente fragmento en el que se describen los nidos que estos primates construyen para dormir. Los gorilas confeccionan los nidos con material vegetal y cada día duermen en uno nuevo, abandonando el que utilizaron la noche anterior.
Fragmento de Gorilas en la niebla.
De Dian Fossey.
Capítulo 2.
Impresiones de campo en Karisoke.
Los gorilas, que son animales diurnos, construyen todas las noches sus nidos en un emplazamiento distinto. El 98 % de los nidos nocturnos de gorila están hechos de vegetación no comestible, pues los productos alimenticios, como cardos, ortigas y apio, no son buenos materiales de nidificación. Los nidos de los adultos son estructuras compactas, robustas, que a veces parecen bañeras ovales, frondosas, confeccionadas con plantas corpulentas como la lobelia (Lobelia giberroa) y el senecio (Senecio erici-rosenii). El trabajo de construcción se centra en el borde del nido, compuesto de múltiples tallos curvados, cuyos extremos foliosos están plegados alrededor y debajo del cuerpo del animal para formar un fondo central más «acolchado». Hacen los nidos en los árboles y también en el suelo, siendo estos últimos los más frecuentes debido al gran peso de los gorilas adultos. Durante la estación de las lluvias, los lugares de nidificación predilectos son los huecos abrigados de los árboles, que los protegen de los elementos; en ese caso, los nidos pueden estar hechos de musgo o suelo blando.
Los nidos de los individuos jóvenes suelen ser endebles amasijos de hojas hasta que la práctica les permite la construcción de un nido sólido, práctico. El animal más joven al que vi construir correctamente su propio nido nocturno y dormir en él, tenía dos años y tres meses de edad. Por lo común, los pequeños duermen en el nido de la madre hasta que ésta da a luz otra vez.
Se observa cierto determinismo en la elección del emplazamiento del nido nocturno cuando los gorilas están en zonas contiguas a los límites del parque o cerca de las rutas frecuentadas por los cazadores furtivos. En estos casos tienden a elegir montículos o laderas despejadas que ofrezcan buenas atalayas desde donde dominar el terreno circundante; digamos, de paso, que manifiestan idéntica predilección cuando andan cerca otros grupos de gorilas. En la tría del lugar de descanso diurno demuestran menor selectividad, si bien en los días soleados las zonas con una buena exposición solar óptima son mucho más frecuentadas que las zonas de umbría, con densa vegetación.
Durante muchos años, las laderas situadas inmediatamente detrás del campamento formaron parte del territorio de los grupos 4 y 5. En muchísimas ocasiones me encontré con que las hembras y los miembros más jóvenes del grupo construían los nidos nocturnos unos 30 m más arriba, en la ladera próxima al campamento, mientras los adultos de dorso plateado anidaban en la base de la montaña. Esta disposición hacía casi imposible que nadie se aproximara a los gorilas sin ser detectado. Cuando cualquiera de los dos grupos, el 4 o el 5, anidaba detrás del campamento, me acercaba con suma cautela nada más romper el día con la esperanza de poder observar los animales antes de que despertaran. No hubo manera, siempre acaba poco menos que pisando a algún centinela de dorso plateado oculto en la alta vegetación de la base de la ladera. Sería difícil decir quién de los dos se llevaba un susto mayor, pues el animal, tras tan rudo despertar, se ponía en pie de un salto y daba el grito de alarma antes de salir de estampía montaña arriba para «defender» a la familia, a la sazón totalmente despierta.
Los rastros de los nidos arbóreos perduran hasta cuatro años, mucho más que los construidos en la vegetación del suelo, que sobreviven unos cinco meses, según la ubicación o las condiciones meteorológicas. Los grupos de nidos nocturnos, construidos con robustas lobelias, proporcionan a menudo información interesante acerca de la frecuencia y duración del uso de ciertas zonas por parte de los gorilas. Las lobelias siguen creciendo en altura aun después de que sus cimeras coronas foliosas hayan sido partidas para algún nido. He calculado que esas plantas crecen de 5 a 8 cm por año. Una zona con círculos de tallos de lobelia, de unos 3 m de alto, indica que allí se edificaron nidos quizás unos 30 años antes.
Cabe cierta especulación en torno a si los nidos nocturnos protegen de la intemperie o si son una actividad innata, reminiscencia de los antecesores arborícolas del gorila. Ambos puntos de vista son verosímiles. He observado numerosos gorilas de zoológico nacidos en cautividad que, al parecer de forma innata, disponen alrededor y debajo de su cuerpo objetos remotamente adecuados para formar un nido, de manera muy similar a como lo hacen los gorilas que viven en libertad. En una ocasión vi volar al cercado de un zoo un gran sombrero de señora, de paja, que de inmediato capturó un gorila hembra adulto. El animal lo deshizo a conciencia en pedazos para «construir» un ridículo nido en su derredor, al tiempo que defendía con firmeza su material de nidificación frente a los demás individuos de la jaula.
Por regla general, los grupos de gorilas pasan el 40 % de su jornada en reposo, el 30 % alimentándose y el restante 30 % viajando o bien comiendo y viajando a la vez. En torno a los 15 km2 de la zona de estudio del Centro de Investigación de Karisoke hay siete grandes zonas de vegetación, todas ellas atractivas para los gorilas en diferentes momentos del año según la estación y el estado del tiempo.
Fuente: Fossey, Dian. Gorilas en la niebla. Traducción de Marcela Chinchilla y Manuel Crespo. Barcelona: Salvat Editores, 1988.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Quemadura


Las dolorosas Quemaduras

Quemadura
Quemadura de segundo grado en una mano. Se observa la típica formación de ampollas por despegamiento de la epidermis.

Quemadura, lesión térmica o química de los tejidos. Puede estar producida por líquidos calientes, por la acción directa de una llama, por contacto con cuerpos calientes, por productos químicos cáusticos, por electricidad, o por radiaciones electromagnéticas (rayos X, radiaciones nucleares,...). La piel se quema por exposición a temperaturas superiores a 50 °C durante más de cinco minutos.
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CLASIFICACIÓN
La gravedad de una quemadura depende de su profundidad, de su extensión y de la edad de la víctima. Según la profundidad se clasifican en quemaduras de primero, segundo o tercer grado. Las quemaduras de primer grado producen enrojecimiento y dolor (por ejemplo las quemaduras del sol). Las quemaduras de segundo grado presentan ampollas (por ejemplo las escaldaduras por líquido hirviendo). En las quemaduras de tercer grado la piel se destruye por completo y resultan también dañados los tejidos subyacentes (subcutáneo, músculo, e incluso hueso). La extensión de una quemadura se expresa según el porcentaje de la superficie corporal lesionada. Las personas que sufren quemaduras presentan peor pronóstico cuanto mayor es su edad, aunque también el daño es mayor en los niños. Otra circunstancia que empeora el pronóstico de una persona con quemaduras es la inhalación de humos y gases de combustión.
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PATOLOGÍA
La destrucción de la piel rompe la barrera principal contra la infección, siendo ésta la primera causa de muerte en las personas con quemaduras grandes. Además, la destrucción de la barrera cutánea favorece la pérdida de líquidos y electrolitos corporales. Ambos fenómenos, la infección y la deshidratación, alteran de forma grave las funciones pulmonar, cardíaca, hepática y renal.
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TRATAMIENTO
Entre los  primeros auxilios que se aplican en la mayoría de los casos de quemaduras se encuentra el enfriamiento rápido de la zona, habitualmente con agua fría (si el paciente está en llamas hay que envolverle en ropas o hacerle rodar por el suelo hasta conseguir apagar el fuego); las ropas de fibras artificiales deben ser retiradas pues continúan en combustión lenta durante mucho tiempo. Se debe evitar la aplicación de remedios caseros, pomadas o ungüentos. Las quemaduras que afectan a menos del 15% de la superficie corporal se suelen tratar en el hospital mediante desbridamiento, aplicación de cremas antisépticas específicas y tratamiento analgésico. Las quemaduras que ocupan entre el 15% y el 25% requieren hospitalización para administrar sueroterapia y evitar complicaciones. Las quemaduras con una extensión superior al 25% deben ser tratadas en unidades especializadas de quemados. El tratamiento actual de las quemaduras incluye el desbridamiento quirúrgico y la cobertura cutánea (a veces se realiza con algunos tipos de piel artificial), en muchos casos seguida, días después, de nuevos procedimientos de cobertura cutánea mediante injertos de piel. Son asimismo imprescindibles el tratamiento y la profilaxis de las complicaciones habituales (deshidratación, neumonía, insuficiencia renal aguda e infecciones). También es necesario el tratamiento intensivo del dolor. El recambio metabólico en las personas con quemaduras aumenta mucho, tanto por las pérdidas cutáneas como por el stress producido por la lesión; esto obliga a la hipernutrición calórica y proteica enteral (por vía digestiva) o parenteral (por vía intravenosa). Las cicatrices extensas dejadas por las quemaduras profundas producen problemas estéticos y limitaciones del movimiento de las articulaciones. Todos estos problemas se intentan paliar o solucionar mediante cirugía plástica (en realidad son los cirujanos plásticos los que suelen hacerse cargo del tratamiento quirúrgico e integral del paciente). De las cicatrices de las quemaduras también se derivan, por supuesto, problemas psicológicos.
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INVESTIGACIÓN
Los enfoques actuales se dirigen a mejorar el soporte nutricional de las personas con quemaduras, mejorar su respuesta inmune a la infección y conseguir el crecimiento de la piel en medios de cultivo artificial para cubrir las grandes zonas dañadas a partir de zonas donantes reducidas.
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PREVENCIÓN
Se calcula que alrededor del 50% de las quemaduras son evitables. Por esta razón se debe hacer especial énfasis en los sistemas y programas de seguridad.

Dermatitis


La terrible Dermatitis

Eccema
Dermatitis crónica que pasa por distintas fases a lo largo de su evolución: extrema, vesiculación, exudación, descamación, liquenificación e hiperpigmentación.

Dermatitis, inflamación de la piel o dermis. Los síntomas son enrojecimiento, dolor y exudación de la zona cutánea afectada. En los casos de larga duración es característica la formación de costras, y la sequedad y descamación de la piel. El término dermatitis se utiliza indistintamente con el de eccema, que se refiere a una forma más específica de inflamación cutánea que se acompaña de vesículas y picor o prurito. La inflamación puede deberse a parásitos o irritantes físicos o químicos. Las infecciones cutáneas por Streptococcus o Staphylococcus son ejemplos de dermatitis bacterianas. Las quemaduras solares son un ejemplo frecuente de dermatitis debida a la acción de la radiación solar sobre la piel.

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