Usos del suelo


El asombroso uso de los suelos

Paisaje agrario de campos cerrados (bocage)

Usos del suelo, este epígrafe engloba los diferentes usos que el hombre puede hacer de la tierra, su estudio y los procesos que llevan a determinar el más conveniente en un espacio concreto. Menos del 30% de la superficie de nuestro planeta es tierra. No toda ella puede ser utilizada por los humanos, motivo por el cual constituye un recurso natural valioso y sometido, en muchas partes del mundo, a una notable presión. En consecuencia, es importante tener una visión correcta del uso que se le está dando a un espacio concreto y de si éste es el más apropiado. En los últimos años, se han producido grandes avances en las técnicas de análisis y representación cartográfica que se utilizan en el estudio de los usos del suelo, mientras que el tamaño de las áreas objeto del mismo ha sido incrementado.
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CLASIFICACIÓN DE LOS USOS DEL SUELO
Existen numerosos sistemas de clasificación de usos del suelo, comprendidos en una de estas tres categorías: urbano, urbanizable (apto para ser urbanizado) y no urbanizable (espacios protegidos por su valor agrícola, forestal o ganadero, por sus recursos naturales, valor paisajístico, histórico, cultural o para preservar su flora, fauna o el equilibrio ecológico). Cada uno de estos grandes grupos comprende otras subdivisiones. Así, por ejemplo, la categoría urbana puede incluir un uso residencial o industrial del suelo, entre otros, y la no urbanizable puede englobar tanto un espacio rústico de aprovechamiento agropecuario como un parque nacional. La mayoría de los países y organizaciones estudiosas del tema emplean mapas de usos del suelo, que siguen los sistemas de clasificación que mejor reflejan sus circunstancias y permiten ser cartografiados con una relativa facilidad.
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MAPAS DE USOS DEL SUELO
La observación directa en el campo a partir de mapas base de reconocimiento y apoyada en el análisis de fotografías aéreas (véase Reconocimiento aéreo; Fotogrametría), tradicionalmente ha supuesto la principal fuente de información sobre los usos del suelo. Sin embargo, la introducción de técnicas de sensores remotos colocados en satélites artificiales, como la serie americana Landsat o la francesa SPOT, así como los Sistemas de Información Geográfica (SIG), capaces de procesar y comparar una gran cantidad de datos, han logrado proporcionar una información más detallada y precisa de los usos del suelo. Éstos pueden ser representados, a modo de mosaico, en mapas de gran precisión, los cambios pueden ser monitorizados a una buena escala y permiten enjuiciar mejor la capacidad de la tierra, que viene definida por factores como el tipo de suelo, el microclima del área considerada, la inclinación o la estabilidad del suelo, que ayudarán a decidir su uso más apropiado.
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MODELOS DE USOS DEL SUELO
Los modelos de usos del suelo han sido concebidos para demostrar la influencia tanto de rasgos naturales como de factores socioeconómicos.
4.1
Uso de suelo agrícola

Cambios en los usos agrícolas del suelo
Vista aérea de las tierras de cultivo en los alrededores de Maxey, condado de Cambridge. En ella se aprecia, en la parte superior, el uso actual de los suelos y, en la inferior, los restos de las señales de cosechas de época prehistórica y medieval en los campos que circundan el cementerio.

Uno de los modelos de uso de suelo agrícola mejor conocido fue desarrollado en 1820 por el ingeniero agrónomo alemán Johann Heinrich von Thünen, y publicado en 1826 bajo el título Der Isolierte Staat (El estado aislado). Este estudio trataba de explicar la variación del uso del suelo agrícola con la distancia a los mercados centrales. Von Thünen asumía en principio la existencia de áreas naturales en torno a una llanura agrícola, que presentaba unas condiciones uniformes de clima, fertilidad y acceso a un único mercado, situado en el centro de la planicie, el ‘estado aislado’. También partía de la premisa de que el coste del transporte se incrementaba en proporción directa con la distancia desde el centro de mercado. Basándose en estas afirmaciones, propuso dos modelos: el primero para justificar las diferencias en la intensidad de producción de una cosecha determinada, y el segundo para explicar la distribución de las diferentes cosechas en relación con el centro de mercado.
4.1.1
Intensidad de la producción
De acuerdo con el primer modelo, la intensidad de la producción de una cosecha disminuye con la distancia al centro de mercado. Esto se debe a que todos los agricultores en el estado aislado se enfrentan a los mismos costes de producción por unidad de tierra, rinden la misma cosecha y reciben el mismo precio por unidad de peso para esa cosecha. De este modo, el coste del transporte es el único factor variable y, por tanto, el determinante de la renta local que el agricultor recibe por su producción, que equivaldría al total de los ingresos percibidos por la cosecha obtenida en una unidad de tierra, menos el total de los costes de producción y de transporte al mercado central, aunque tiene en cuenta que el rendimiento normalmente no aumenta en proporción directa al incremento en los costes de producción.
4.1.2
Localización de la cosecha
El segundo modelo, el cual se deriva del primero, afirma que la localización de las diferentes actividades agrícolas está determinada por los costes de producción y el rendimiento por unidad de tierra, así como por los costes de transporte y los precios de mercado por unidad de peso. A una distancia dada del centro de mercado, la cosecha con el más elevado arrendamiento (renta) local aumentará. Los productos que soportan los mayores costes de transporte (también normalmente de producción), y, por lo tanto, aquellos donde el arrendamiento o renta local disminuye más bruscamente con la distancia, aumentarán si están más cerca del centro de mercado. Esto conduce a un modelo de zonas concéntricas de producción en torno al mercado central, donde actividades como la horticultura se desarrollarían más cerca del centro de mercado, mientras que las zonas más alejadas se destinarían a otras extensivas, como el pastoreo.
Posteriormente, Von Thünen intentó acercar estos modelos a la realidad introduciendo otros factores, como una carretera principal o río, que hacen posible un transporte más rápido y barato, o la existencia de otro centro de mercado. Esto dio lugar a unos patrones más complejos de usos del suelo, cuya constatación, en países como Uruguay, Australia o Etiopía, llevó a verificar la validez de algunos conceptos derivados de estos modelos o subyacentes a ellos. Hoy, sin embargo, los factores económicos son más fuertes y complejos que aquellos considerados por Von Thünen. Además, ciertas actividades agrícolas contempladas en su modelo, como la explotación forestal para su utilización como combustible, actualmente tienen poca importancia en los países desarrollados.
4.1.3
Influencias modernas en el uso de suelo agrícola
Los factores económicos ejercen una gran influencia sobre el uso del suelo agrícola, especialmente los costes derivados de los créditos o préstamos y la política gubernamental en esta materia; así, los controles en la producción de un determinado cultivo, la disponibilidad de subsidios, las cuotas fijadas, el marco establecido al margen de la tierra a cambio de una compensación económica y los planes para hacer las granjas menos dependientes de una sola actividad se combinan para crear un complejo modelo en constante cambio sobre el uso del suelo agrícola. El impacto de estos factores es mucho mayor de lo que imaginaba Von Thünen. En Europa, por ejemplo, las decisiones de los agricultores sobre sus tierras están cada vez más determinadas por la política agraria común de la Unión Europea. Además, en la actualidad los transportes permiten acercar rápidamente los productos agrícolas a los mercados mundiales, por lo que, de este modo, el uso que se está dando a un determinado espacio puede responder a las demandas de otros lugares del globo.
4.2
Modelos de uso de suelo urbano
En los pueblos y ciudades, los patrones de uso del suelo responden a varios procesos, tanto de desarrollo urbano como de retroceso. La competencia por el uso de la tierra es fuerte entre y dentro de las diferentes funciones. Por ejemplo, el espacio que se extiende en el límite de una población puede ser requerido para fines residenciales, industriales o comerciales, mientras que los negocios pueden buscar la mejor localización dentro del llamado distrito central de negocios (CBD) de la ciudad, en general situado en el centro de la misma, donde las rentas son más elevadas; este distrito ha estado tradicionalmente asociado a los servicios financieros, como Wall Street en Nueva York y la City de Londres. Los modelos clásicos de estructura urbana se centran en su morfología y enfatizan las relaciones de las diferentes áreas urbanas con el centro y de unas con otras.
4.2.1
Los modelos tradicionales de uso de suelo urbano
Uno de los primeros modelos fue el de anillos concéntricos ideado por el geógrafo estadounidense E. W. Burgess en 1927, el cual se basó en sus estudios sobre el desarrollo de la ciudad de Chicago, que relacionaban el uso de la tierra directamente con su coste. Así, las funciones que podían pagar el precio más elevado del suelo se establecían en el centro, mientras que en las afueras de la ciudad se localizaban las industrias ligeras y las áreas residenciales. Este modelo ha sido muy criticado por ajustarse demasiado a las estructuras de desarrollo urbano de las poblaciones norteamericanas y por sugerir límites muy marcados entre las diferentes zonas funcionales. El patrón propuesto en 1939 por otro americano, H. Hoyt, el llamado modelo sector, reconocía la influencia de las líneas de comunicación en el uso del suelo. El modelo de centro múltiple, desarrollado en 1945, se mostraba más realista, al reconocer que las zonas funcionales se desarrollan alrededor de varios núcleos, uno de los cuales, aunque el más importante, es el CBD, y otros podrían ser un centro comercial o un pueblo anterior absorbido por la expansión de la ciudad.
Todos estos modelos reflejan el valor del suelo y sitúan el CBD en el centro, donde la competencia por el espacio es más fuerte y los precios del suelo más altos. También reconocen que las áreas inmediatas al CBD, las llamadas zonas de transición o, más coloquialmente, ‘ciudad interior’, pueden estar en declive, caracterizadas por una alta densidad de viviendas de clase social baja y por presentar problemas sociales. Desde que estos modelos fueron desarrollados, el proceso de suburbanización, debido a una cada vez mayor disponibilidad de coche particular, ha dado como resultado que los límites de las ciudades, las afueras, empiecen a ser más buscadas como áreas comerciales, parques empresariales y barrios residenciales. Esta tendencia ha debilitado el dominio del CBD.
4.2.2
Otros aprovechamientos
Los modelos tradicionales no pueden ser aplicados a todos los centros urbanos. La planificación zonal de las nuevas ciudades frecuentemente obedece a decisiones formales que gobiernan el conjunto de la estructura urbana, con pocas posibilidades para que los distritos cambien su función y carácter. Por otro lado, el crecimiento de las ciudades en regiones desarrolladas del mundo puede estar sujeto a presiones, sobre todo en los procesos de rápida expansión, como la evolución rural-urbano, que conduce a diferentes estructuras urbanas y, a menudo, a la aparición de asentamientos no oficiales alrededor de los límites de la ciudad, constituyendo barriadas de infraviviendas.
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CONFLICTOS EN EL USO DEL SUELO
Los conflictos en el uso del suelo surgen entre las áreas urbanas y rurales y dentro de cada una de ellas. Ejemplos de estos conflictos se encuentran en las áreas urbanas en relación con los denominados cinturones verdes, y en los cambios en el paisaje rural que trae consigo la creación de embalses y la construcción de carreteras nuevas. Propuestas para modificar los usos del suelo son objeto de estudio en muchos países, para controlar el planeamiento y asegurar que las decisiones no sean tomadas ligeramente tras un análisis superficial. En algunas naciones, la controversia entre diferentes propuestas de planeamiento urbano puede convertirse en una cuestión pública, como ha ocurrido en el Reino Unido o Suiza.

martes, 22 de noviembre de 2011

Liquen


Los asombrosos Liquenes

Estructura anatómica de un liquen
En la mayor parte de los líquenes crustáceos y foliáceos, el talo se divide en tres estratos: un estrato inferior, en contacto con el sustrato, constituido exclusivamente por material fúngico y llamado médula; un estrato intermedio, compuesto por el hongo y el alga, llamado capa de fotobionte; y un estrato externo de hifas fúngicas muy espesas, llamado córtex superior.


Liquen, cualquier miembro de un grupo de organismos constituidos por un hongo y un alga que viven en asociación simbiótica. El hongo proporciona una estructura que puede proteger al alga de la deshidratación y de las condiciones desfavorables, mientras que el alga sintetiza y excreta un hidrato de carbono específico que el hongo toma y utiliza como alimento.
Se han descrito unos 1.500 tipos de líquenes. Se encuentran en todo el mundo, especialmente en hábitats agrestes y son frecuentes sobre rocas, cortezas y suelos pobres. El cuerpo o talo tiene unas formas de crecimiento características: como una corteza (crustáceos), como una hoja (foliáceos) o como un tallo (fruticulosos). Un liquen crustáceo se compone de tres capas: una capa superior que contiene filamentos del hongo, una capa intermedia de células del alga entremezcladas con los filamentos fúngicos y una capa inferior de estos últimos que penetran en la superficie sobre la que crecen. Los líquenes foliáceos, como el liquen canino, tienen una estructura similar. Los fruticulosos —como, por ejemplo, la barba de capuchino— constan de una zona central donde los filamentos fúngicos están laxos, una zona intermedia de células del alga y una zona externa donde los filamentos del hongo están comprimidos. Los líquenes sintetizan unas sustancias químicas únicas que les confieren su color, y su tamaño oscila entre menos de 1 milímetro y más de 3 metros de ancho.
El método de reproducción más común implica la formación de una pequeña yema o soredio, compuesto por una mata de filamentos del hongo que rodean una o más células del alga. El soredio se separa, se dispersa y en condiciones favorables produce un liquen directamente. Las algas que componen los líquenes suelen ser capaces de reproducirse independientemente, pero muy pocos de estos hongos pueden vivir por separado. Se han sintetizado algunos líquenes haciendo crecer a sus componentes en cultivos independientes y uniéndolos después.
En las regiones árticas y alpinas, líquenes como el liquen de los renos, sirven de alimento a los renos y caribúes. El liquen de Islandia, un liquen fruticuloso originado en las regiones anteriores, se ha utilizado como alimento para los seres humanos. Una especie del desierto, que puede ser transportada por el viento porque tiene poca fijación, podría ser el maná descrito en la Biblia. Los líquenes son también una fuente de colorantes: la orcina se usa como colorante alimentario y para formar el indicador ácido-base denominado tornasol. Además, los líquenes son sensibles a la contaminación atmosférica, especialmente a los gases provocados por los automóviles. En las primeras etapas de su vida no toleran el plomo y retienen y registran los efectos de otros metales pesados.
Clasificación científica: los líquenes se clasifican de acuerdo con el tipo de hongo (llamado micobionte) que los componen. El micobionte de la mayoría de los líquenes es un ascomicete, aunque en algunos líquenes tropicales es un basidiomicete. El alga que compone un liquen (llamada ficobionte) suele ser unicelular del tipo de las algas verdes, como Trebouxia o Coccomyxa, o del tipo de las cianobacterias o algas verdeazuladas, como Nostoc o Scytonema. El liquen canino se clasifica como Peltigera canina, la barba de capuchino como Usnea barbata, el liquen de Islandia como Cetraria islandica y la especie del desierto que podría haber sido el maná bíblico como Lecanora esculenta.

Pantano


Los increíbles Pantanos

Pantanal de Okavango, Botsuana
El delta interior del río Okavango, que se extiende por el noroeste de Botsuana, es conocido como pantano de Okavango. Es muy valorado tanto por la gran variedad de fauna de que dispone como por sus numerosas especies vegetales, incluidos los densos lechos de papiro. Además, en el contexto de un país árido como es Botsuana, Okavango ha sido contemplado como una potencial solución a los numerosos problemas que tal aridez provoca. Durante la década de 1980 el gobierno estudió la posibilidad de utilizar algunos de sus recursos acuíferos, pero las protestas de los grupos medioambientalistas de dentro y fuera del país provocaron la retirada de estos planes.

Pantano o Pantanal, término aplicado a un área desprovista de árboles en la que la capa freática está al mismo nivel que el suelo, o justo por encima o por debajo de él; la vegetación dominante es de gramíneas, cañas, juncos y carrizo. Estas plantas conforman la vegetación aérea, que hunde sus raíces en un suelo cubierto o saturado de agua y tiene las hojas suspendidas sobre ella. Otro tipo de tierra pantanosa que se da en zonas llanas de tierras altas con fuertes precipitaciones es la turbera, donde la vegetación se encuentra parcialmente descompuesta.
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TIPOS DE PANTANO

Pantanal próximo a Mar del Plata, Argentina
En el sector noroeste de la provincia argentina de Buenos Aires se desarrolla una planicie medanosa, en la que la presencia de lagunas y bañados es la nota predominante. La imagen corresponde a un área pantanosa al norte de la ciudad de Mar del Plata, en el litoral bonaerense.

Los pantanos pueden aparecer en agua dulce o salada. Los de agua dulce se hallan en las orillas poco profundas de lagos y ríos de aguas calmas, y aparecen a medida que las lagunas y lagos son colmatados por sedimentos. Los pantanos de agua salada (marismas) aparecen en la llanura de inundación de las mareas, en las zonas costeras. Los pantanos salados de tierra adentro ocupan los bordes de los lagos salados. La naturaleza del pantano —su composición vegetal, riqueza de especies y productividad— está fuertemente influida por su relación con los ecosistemas próximos. Éstos determinan el aporte de nutrientes, el movimiento del agua y el tipo y cantidad de sedimentos que se deposita.
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MODELOS DE AGUA Y VEGETACIÓN
En algunas tierras pantanosas, como en los manglares de Everglades o en las marismas inundadas por las mareas, la escorrentía se produce en forma de manto y el terreno está dominado habitualmente por una o dos especies vegetales aéreas. En otros pantanos el agua no circula en forma de manto, sino por canales, y corre por ellos sólo en época de deshielo o de fuertes precipitaciones aportando, entonces, nutrientes y sedimentos. La deposición irregular de éstos produce variaciones en la profundidad del agua, lo que crea unas condiciones favorables para que aparezcan las diferentes variedades de especies propias de los pantanos. Plantas acuáticas sumergidas, algas de estanque y plantas flotantes, como el lirio de agua, colonizan las tierras pantanosas de aguas más profundas; el junco y el arroz silvestre cuando la profundidad es menor; y en las zonas que sólo presentan una capa de agua superficial aparece la enea.
A medida que los sedimentos y depósitos orgánicos rellenan el fondo de los pantanos, hasta sobrepasar el nivel de las aguas, la vegetación acuática es reemplazada gradualmente por el matorral y, en ocasiones, por especies propias de tierra firme con gramíneas y arbolado.
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IMPORTANCIA

Pantanal del río Grijalva, México
El río Grijalva, uno de los dos más importantes que atraviesan el estado mexicano de Tabasco, junto con el Usumacinta, se adentra en la llanura tabasqueña antes de desembocar en el golfo de México. La escasa inclinación del terreno y el considerable caudal que presentan las corrientes que descienden desde los escasos relieves montañosos, que constituyen las estribaciones de las sierras septentrionales de Chiapas, provocan la inundación de grandes extensiones de la llanura durante la época de crecidas, y dan lugar a la aparición, en las zonas más bajas, de lagunas y popales. El cauce del Grijalva se divide en varios brazos y genera un área de pantanal, con numerosas islas fluviales.

Los pantanos de agua dulce proporcionan hábitats donde anidar y pasar el invierno aves marítimas y de ribera, ratones almizcleros, ranas, insectos y muchas otras especies hidrófilas. Lo mismo ocurre con las marismas, lugar de hibernación para el gansos y patos y de nidificación para garzas y rascones.
Los pantanos han sido destruidos continuamente a lo largo de la historia mediante su drenaje y colmatación; muchas ciudades importantes, entre las que se encuentran Roma, Bruselas, Tokio y San Petersburgo, fueron construidas, al menos parcialmente, sobre terrenos ganados a zonas pantanosas. Otro ejemplo, más reciente, tiene lugar en el sur de Irak, donde el gobierno iraquí está desecando el área en torno a Shatt al-Arab. Este hecho ha sido ampliamente denunciado como un ataque al entorno y a la cultura de las gentes que allí viven.

Deforestación


La terrible Deforestación

Destrucción de la selva amazónica
En esta zona de la selva amazónica se realizó un clareo con fuego, tras lo cual apareció una cubierta de plantas pequeñas de crecimiento rápido, incapaces de impedir la rápida erosión del suelo por el agua. Las señales de este proceso pueden verse en los canales que conducen a la cárcava central. La rápida erosión de un suelo ya empobrecido hace que la regeneración sea una perspectiva aún más difícil.

Deforestación, destrucción a gran escala del bosque por la acción humana, generalmente para la utilización de la tierra para otros usos. Avanza a un ritmo de unos 13 millones de hectáreas al año, aunque la pérdida neta es de 7,3 millones de hectáreas, gracias a la reforestación o a la expansión natural de los bosques existentes. La deforestación alcanza sus valores más elevados en América del Sur y África, con cerca de 4,3 millones de hectáreas anuales perdidas en América del Sur y unos 4 millones de hectáreas anuales perdidas en África. Oceanía y América del Norte y Central perdieron cada una cerca de 350.000 ha, mientras que Asia registró una ganancia neta de un millón de hectáreas al año entre 2000 y 2005, gracias sobre todo a los programas de reforestación llevados a cabo en China. Las superficies forestales en Europa continuaron su expansión, aunque a un ritmo menor de la que habían tenido en la década de 1990. Según los datos que aparecen en el documento Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2005, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2005, la cubierta forestal mundial alcanzaba una extensión de unos 4.000 millones de hectáreas. Dos tercios de los bosques del mundo estaban situados exclusivamente en 10 países (Australia, Brasil, Canadá, China, República Democrática del Congo, India, Indonesia, Perú, Rusia y Estados Unidos).
Los bosques ofrecen una gran cantidad de bienes y servicios que van desde una amplia gama de productos forestales, como madera o papel, hasta la conservación de suelos y aguas, la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad o las actividades turísticas o recreativas.
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DEFORESTACIÓN Y DEGRADACIÓN
La deforestación no es lo mismo que la degradación forestal, que consiste en una reducción de la calidad del bosque y que, en general, no supone un cambio en la utilización de la tierra. La degradación de las formaciones vegetales se debe a la intervención humana y puede deberse a numerosas causas, como la tala selectiva de especies forestales o la construcción de caminos para arrastrar los troncos. Ambos procesos, deforestación y degradación, están vinculados y producen diversos problemas, como pueden ser la erosión del suelo y desestabilización de las capas freáticas, lo que a su vez favorece las inundaciones o sequías. También pueden ocasionar la reducción de la biodiversidad (diversidad de hábitats, especies y tipos genéticos), que es especialmente significativa en los bosques tropicales. La cultura y el conocimiento de muchos pueblos habitantes de los bosques han evolucionado a lo largo de los siglos muy ligados a los cuidados del bosque y van desapareciendo junto con éste, al ser cada vez más restringido el acceso al bosque y ser mermados sus derechos tradicionales por los gobiernos. La deforestación afecta al medio de vida de entre 200 y 500 millones de personas que dependen de los bosques para obtener comida, abrigo y combustible. La deforestación y la degradación pueden contribuir a los desequilibrios climáticos regionales y globales. Los bosques desempeñan un papel clave en el almacenamiento del carbono; si se eliminan, el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera puede llevar a un calentamiento global de la Tierra, con multitud de efectos secundarios problemáticos.
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HISTORIA

Imagen por satélite de la deforestación del Amazonas
Estas imágenes por satélite, que muestran la misma sección de una selva brasileña del río Amazonas, fueron tomadas en 1975 (izquierda), 1986 (centro) y 1992 (derecha). Las estrías diagonales indican la destrucción progresiva de árboles durante un periodo de 17 años. Entre las actividades humanas que produjeron esa creciente deforestación destacan la industria maderera, la agricultura, la minería y las explotaciones de petróleo, así como actividades de subsistencia a pequeña escala, como la agricultura de tala y quema, la producción de carbón vegetal y la recolección de leña. El medio más utilizado para limpiar el bosque y poder dedicar el suelo a la agricultura y el desarrollo es el fuego, un método peligroso que suele escapar al control y destruir amplias áreas de bosque.

Si hoy la deforestación se considera un problema, antiguamente se pensaba que contribuía al desarrollo nacional. El capital forestal fue liquidado y reemplazado por otras formas de capital para generar alimentos, materias primas, energía o infraestructuras.
En las regiones templadas, la agricultura se ha basado en la eliminación de los bosques aprovechando la fertilidad de sus suelos. A mediados del siglo XIV la mayor parte de las áreas boscosas de Inglaterra ya estaban deforestadas. A mediados del siglo XVII en la península Ibérica había desaparecido el 75% de los bosques. En la Europa continental y en América del Norte, la deforestación se aceleró durante los siglos XVIII y XIX, con el fin de despejar tierras y dedicarlas a cultivos alimentarios para abastecer a las ciudades industriales y hacer frente a las necesidades de combustible y de materiales de construcción. Desde entonces, la creciente productividad agrícola ha permitido que buena parte de las tierras agrícolas de las zonas templadas reviertan al bosque.
Los procesos de deforestación son, por lo general, más destructivos en los trópicos. La mayor parte de los suelos forestales tropicales son mucho menos fértiles que los de las regiones templadas y resultan sensibles al proceso de lixiviación, causado por la elevada pluviosidad que impide la acumulación de nutrientes en el suelo. No obstante, las políticas coloniales se basaban en el supuesto, equivocado, de que un bosque exuberante significaba suelos fértiles. Pretendían conquistar los bosques, sobre todo para destinarlos a los cultivos comerciales y a la agricultura, y estas prácticas han dejado un legado de suelos exhaustos.
La deforestación tropical aumentó rápidamente a partir de 1950, debido al empleo de maquinaria pesada y al crecimiento de las poblaciones humanas. Las tasas anuales de deforestación en 52 países tropicales prácticamente se duplicaron entre 1981 y 1990.
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CAUSAS DE LA DEFORESTACIÓN
La agricultura itinerante de tala y quema, muy practicada por los pequeños agricultores de las regiones tropicales, fue la responsable del 45% de la deforestación en África y Asia durante la década de 1980. Tras unos pocos años de cultivo, muchos suelos sólo pueden sustentar praderas y matorral, por lo que los agricultores tienen que trasladarse a otros bosques que acondicionan para el cultivo, en este caso mediante la tala de la cubierta vegetal y el fuego.
Las explotaciones madereras constituyen una causa importante de deforestación en el Sureste asiático, África central y, hasta cerca de 1990, África occidental. La tala suele dañar más árboles de los que derriba. Los productores madereros del noroeste de América del Norte y de Siberia, a menudo, reponen la cubierta arbórea por medio de plantaciones (véase más abajo), o dejan que el área se regenere naturalmente por el proceso de sucesión (véase Ecología), aunque, mientras se restablece la comunidad vegetal, se produce la erosión y degradación del suelo.
La deforestación con fines agrícolas en suelos no fértiles sólo produce beneficios a corto plazo. No obstante, cuando está bien planificada, puede producir beneficios sostenibles, como ocurre en algunas plantaciones de caucho y palma de aceite, que conservan cierta estructura forestal favorable para el suelo.
La deforestación motivada por la creación de plantaciones de árboles ha sido significativa en el Sureste asiático y Sudamérica. Los silvicultores de todo el mundo han talado bosques naturales para introducir plantaciones más rentables en la producción maderera, pero hoy son más conscientes del coste social y ambiental que esta práctica supone. Las plantaciones, dado que a menudo contienen tan sólo una especie de árbol, todos ellos de la misma edad, no reproducen el ecosistema del bosque original, que suele caracterizarse por la variedad de su flora y fauna en todas las fases de desarrollo. En los bosques de coníferas del Norte y en los bosques templados de la Columbia Británica, donde se talan cerca de 2.200 km2 de bosque al año (aproximadamente un 1% del total del bosque comercialmente viable de la provincia), se ha exigido, desde 1987, que las empresas madereras replanten toda la tierra deforestada en el plazo de cinco años (véase Repoblación); también se están haciendo esfuerzos por mantener la diversidad original de especies arbóreas, aunque los ecosistemas animales y vegetales secundarios se ven necesariamente afectados. Dado que la repoblación en la Columbia Británica sólo se abordó a una escala significativa a partir de mediados de la década de 1960, el gobierno provincial afirma que la tala de bosques antiguos seguirá siendo necesaria durante al menos 50 años más, hasta que los nuevos plantones y retoños estén en condiciones de reemplazarlos. Esta situación, que se reproduce a grandes rasgos en otros lugares de América del Norte y Europa, significa que el área de bosque permanece más o menos estable, aunque la proporción de bosques antiguos disminuya de día en día. La preocupación generalizada por la pérdida de estos bosques ha conducido a muchas confrontaciones, como la de Clayoquot Sound en la isla de Vancouver en 1993, en la que fueron detenidos más de 700 manifestantes mientras intentaban impedir la tala de árboles en áreas vírgenes de bosque templado.
La deforestación motivada por la creación de pastos fue una importante causa de pérdida de masa forestal en los bosques brasileños y centroamericanos en las décadas de 1970 y 1980, impulsada por programas gubernamentales para crear grandes ranchos. La quema regular de bosques para mantener los pastos es común en el África seca.
La deforestación que se realiza para obtener leña constituye un problema en las áreas más secas de África, el Himalaya y los Andes.
La deforestación que se realiza para crear asentamientos, explotaciones mineras y petrolíferas es localmente significativa, en especial los programas de reasentamiento puestos en práctica, hasta hace poco, en Indonesia y Brasil, donde los habitantes de zonas superpobladas fueron reasentados por sus respectivos gobiernos en superficies ocupadas por bosques.
La construcción de carreteras y presas ha tenido, como resultado directo, la deforestación.
A menudo varios agentes actúan secuencialmente y provocan la deforestación de una región. La construcción de carreteras incentiva la explotación maderera, que abre el bosque a la explotación agrícola y a la recolección de leña. Alrededor de la mitad de los bosques tropicales talados acaban siendo dedicados a la agricultura.
Los incendios forestales, y otras catástrofes naturales como los huracanes y los temporales, también causan daños importantes en los bosques. En la década de 1990, la zona occidental de los Estados Unidos, Etiopía, el Mediterráneo oriental e Indonesia sufrieron graves incendios.
Además de estas causas directas, existen otras causas que facilitan que este proceso pueda ocurrir. Entre las causas subyacentes de la deforestación cabe destacar el crecimiento demográfico, la pobreza, el comercio de los productos forestales o las políticas macroeconómicas. Por otra parte, muchas políticas infravaloran, a todos los efectos, los bosques, imponiendo costes muy bajos a su explotación, o sobrevaloran los beneficios de la deforestación para otros usos, lo que se manifiesta en los subsidios concedidos para bajar los precios de los alimentos. Por contraste, no ofrecen incentivos a largo plazo para cuidar los bosques. La falta de seguridad en lo que se refiere a la propiedad de los bosques y a los derechos de uso de éstos favorece una conducta explotadora. Ciertas políticas exigen incluso la deforestación como muestra de que el propietario ha ‘mejorado’ la tierra. La deuda comercial y oficial de muchos países en vías de desarrollo con los países industrializados impone a los primeros la deforestación para obtener divisas a cambio.
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ESFUERZOS POR CONTROLAR LA DEFORESTACIÓN
Para hacer frente a los problemas forestales se han dictado leyes y reglamentos, que a menudo, los grupos más poderosos consiguen rehuir. En los países pobres, se ha centrado la atención en los programas de ayuda, en especial en el Programa Internacional para los Bosques Tropicales, que sin embargo han resultado insuficientes para reducir la deforestación. No han abordado sus causas fundamentales. Actualmente están surgiendo propuestas voluntarias, basadas en el mercado, como la certificación forestal y el etiquetado de la madera, para favorecer a aquellos productos que provienen de una gestión sostenible de los bosques. Además, cada vez se concede más importancia al desarrollo de programas forestales nacionales.
En nuestros días, existe acuerdo en que, dado que la deforestación es el resultado de muchas acciones directas activadas por muchas causas fundamentales, la acción en un único frente difícilmente podrá resolver el problema. Son necesarios muchos esfuerzos para implantar una gestión forestal sostenible, equilibrando objetivos ambientales, sociales y económicos. Ciertos procedimientos y políticas nacionales son críticos. Dado que la deforestación puede generar tanto beneficios como costes, es importante estimar las ganancias y pérdidas en cada caso. Las Naciones Unidas han recomendado que cada nación preserve al menos un 12% de sus ecosistemas representativos. Varios países están evaluando los beneficios que ofrecen los bosques, definiendo una Propiedad Forestal Permanente (PFE, en inglés Permanent Forest Estate) y unos estándares para su uso. La PFE es la extensión y localización de la superficie forestal que cada nación decide que necesita, ahora y de cara al futuro, tanto para su protección como para su producción y se planifica la conversión futura de los bosques remanentes para otros usos.

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