Los ríos más largos del mundo


Los asombrosos ríos
Los ríos más largos del mundo
RÍOS MÁS LARGOS DEL MUNDO
LONGITUD APROXIMADA *

Nilo, África
6.695 km
Amazonas, Sudamérica
6.400 km
Yangtzé (Azul), Asia
6.300 km
Mississippi-Missouri,
Norteamérica
5.970 km
Obi-Irtish, Asia
5.410 km
Huang He (Amarillo), Asia
4.670 km
Congo, África
4.375 km
Amur, Asia
4.345 km
Lena, Asia
4.320 km
Mekong, Asia
4.200 km
Níger, África
4.180 km
Yeniséi, Asia
4.090 km
* Las medidas difieren según las canalizaciones efectuadas con el paso del tiempo, lo que conlleva variaciones de longitud según las fuentes consultadas.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Los Ríos


Los asombrosos Río
Río, corriente de agua que fluye por un lecho, desde un lugar elevado a otro más bajo. La gran mayoría de los ríos desaguan en el mar o en un lago, aunque algunos desaparecen debido a que sus aguas se filtran en la tierra o se evaporan en la atmósfera.
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EL CICLO DEL AGUA

El ciclo del agua
El ciclo hidrológico consta de 4 etapas: almacenamiento, evaporación, precipitación y escorrentía. El agua se almacena en océanos y lagos, en ríos y arroyos, y en el suelo. La evaporación, incluida la transpiración que realizan las plantas, transforma el agua en vapor de agua. La precipitación tiene lugar cuando el vapor de agua presente en la atmósfera se condensa y cae a la Tierra en forma de lluvia, nieve o granizo. El agua de escorrentía incluye la que fluye en ríos y arroyos, y bajo la superficie del terreno (agua subterránea).

Los ríos forman parte de la circulación general del agua o ciclo hidrológico. La presencia de grandes cantidades de agua es lo que distingue a la Tierra de los otros planetas conocidos y lo que hace aquí posible la vida. En la Tierra hay más de 1.400 millones de km3 de agua que son continuamente reciclados y transformados a su paso por los océanos, la atmósfera, la biosfera y por los suelos y las rocas de la geosfera.
Si se mide la cantidad de agua de cada uno de los componentes del ciclo hidrológico, la de los ríos sólo representa una pequeña parte del sistema. La mayor parte es agua salada, ya que los océanos contienen el 96,5% del agua terrestre. El 3,5% restante es agua dulce, concentrada principalmente en las reservas de las regiones frías (69% del total), como los casquetes polares, glaciares, y en forma de nieve; o en el subsuelo, en forma de agua subterránea (30% del total). Los lagos contienen un 0,25%, mientras que la atmósfera acumula el 0,4%. El agua de los ríos sólo suma un reducido 0,006% del agua dulce de la Tierra, pero tiene una relevancia que compensa su escaso volumen. Ello se debe a que el agua de los ríos, al fluir debido a la gravedad, erosiona y modela el paisaje, al transportar y depositar rocas y sedimentos. Otra razón es que el agua constituye un recurso natural renovable, tanto para los humanos como para los animales y las plantas.
El ciclo hidrológico se inicia cuando el agua se evapora desde los mares y océanos a la atmósfera. El agua atmosférica regresa a la Tierra en forma de precipitaciones de lluvia, granizo, o nieve. La cantidad de agua que llega al suelo depende de varios factores, pero, en general, las tierras elevadas reciben más agua que las bajas; en las montañas nacen la mayoría de los ríos. Las plantas, sobre todo los árboles, captan parte de las precipitaciones que se vuelven a evaporar directamente, incluso antes de llegar al suelo. La tala de árboles y su sustitución por cultivos (deforestación) aumenta la velocidad y la cantidad de agua de lluvia que llega al terreno, con la consiguiente erosión puntual de los suelos y el riesgo de inundaciones.
Las precipitaciones que alimentan el terreno se infiltran en los suelos, percolando hasta la capa freática para convertirse en agua subterránea; o bien, fluyen lentamente, ladera abajo, en forma de arroyada en surcos. No toda el agua que cae durante las grandes tormentas es capaz de filtrarse; en aquellos lugares en los que por la acción humana se ha compactado la superficie del suelo o ha sido cubierta de cemento, o en aquellos lugares ya saturados de agua, el exceso de líquido se acumula en la superficie y fluye ladera abajo, hasta el curso de agua más próximo, en forma de arroyada en manto. El agua que llega a los ríos en arroyada, ya sea en surcos o en manto, recibe el nombre de escorrentía. El río completa el ciclo hidrológico al recoger la escorrentía de su zona de influencia (cuenca de drenaje) y al llevarla de vuelta a los océanos o lagos, para reemplazar así el agua que se evapora.
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EL RÉGIMEN HIDROLÓGICO

El almacenamiento de agua en la superficie terrestre

La cantidad de agua que circula por un río (caudal) varía en el tiempo y en el espacio. Estas variaciones definen el régimen hidrológico de un río. Las variaciones temporales se dan durante o justo después de las tormentas; la escorrentía que produce la arroyada incrementa el caudal. En casos extremos se puede producir la crecida cuando el aporte de agua es mayor que la capacidad del río para evacuarla, desbordándose y cubriendo las zonas llanas próximas (llanura de inundación). El agua que circula bajo tierra, como la de la arroyada en surcos o el agua subterránea, tarda mucho más en alimentar el caudal del río y puede llegar a él días, semanas o meses después de la lluvia que generó la escorrentía. El caudal de un río aportado por las aguas subterráneas recibe el nombre de caudal basal, que fluctúa en función de la altura del nivel freático. Si no llueve en absoluto o la media de las precipitaciones es inferior a lo normal durante largos periodos de tiempo, el río puede llegar a secarse cuando el aporte de agua de lluvia acumulada en el suelo y el subsuelo reduzca el caudal basal a cero. Esto puede tener consecuencias desastrosas para la vida del río y sus riberas y para la gente que dependa de éste para su suministro de agua.

Modelos de drenaje
Las corrientes fluviales tienden a formar cinco tipos diferentes de drenaje: dendrítico, rectangular, radial, centrípeto y en espaldera. Esta tipología resultante es fruto de la clase de suelo existente en el área de drenaje y de la erosión del mismo por la acción de los cursos fluviales. Así, el modelo dendrítico, caracterizado por la ramificación, se forma en áreas con rocas sedimentarias planas, mientras que las regiones con cumbres elevadas, como las volcánicas, tienen un drenaje de tipo radial. En ocasiones, el agua fluye hacia un valle profundo a causa del drenaje de tipo centrípeto, dando lugar a un lago, o erosiona zonas localizadas entre crestas y cordones montañosos, lo que origina valles encajonados, como sucede cuando el drenaje es en espaldera.

La variación espacial se da porque el caudal del río aumenta aguas abajo, a medida que se van recogiendo las aguas de la cuenca de drenaje y los aportes de las cuencas de otros ríos que se unen a él como tributarios. Debido a esto, el río suele ser pequeño en las montañas, cerca de su nacimiento, y mucho mayor en las tierras bajas, próximas a su desembocadura. La excepción son los desiertos, en los que la cantidad de agua que se pierde por la filtración o evaporación en la atmósfera supera la cantidad que aportan las corrientes superficiales. Por ejemplo, el caudal del Nilo, que es el río más largo del mundo, disminuye notablemente cuando desciende desde las montañas del Sudán y Etiopía, a través del desierto de Nubia y de Sahara, hasta el mar Mediterráneo.
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ECOSISTEMAS
La cantidad, variaciones y regularidad de las aguas de un río son de enorme importancia para las plantas, animales y personas que viven a lo largo de su curso. Los ríos y sus llanuras de inundación sostienen diversos y valiosos ecosistemas, no sólo por la capacidad del agua dulce para permitir la vida sino también por las abundantes plantas e insectos que mantiene y que forman la base de las cadenas tróficas. En el cauce de los ríos, los peces se alimentan de plantas y los insectos son comidos por aves, anfibios, reptiles y mamíferos. Fuera del cauce, los humedales producidos por filtración de agua e inundación albergan entornos ricos y variados, no sólo importantes para las especies autóctonas, sino también para las aves migratorias y los animales que utilizan los humedales como lugar de paso en sus migraciones estacionales. Los ecosistemas de los ríos (fluviales) pueden considerarse entre los más importantes de la naturaleza y su existencia depende totalmente del régimen de los mismos. Por lo tanto, se debe tener gran cuidado para no alterar este régimen al actuar sobre el río y su cuenca, ya que una gestión poco responsable de los recursos del agua o su sobreexplotación pueden tener efectos desastrosos para el ecosistema de ribera.
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SEDIMENTACIÓN

Modelado fluvial

Es fácil reconocer la corriente de agua de un río, pero no siempre se aprecia que esta corriente está compuesta por sedimentos además de por agua. La carga de sedimentos arrastrados por la corriente tiene una gran importancia, ya que proporciona al agua la capacidad de erosionar, transportar y depositar materiales, lo cual constituye el papel principal de los ríos en el modelado de las formas del relieve. Cada año, los ríos transportan hasta los océanos 20.000 millones de toneladas de sedimentos. Esto sería suficiente como para reducir la altura de los continentes 3 cm cada 1.000 años, lo que deja pequeña la capacidad erosiva de otros agentes como el viento o el hielo.
Los ríos actúan sobre el modelado del relieve de tres maneras en los diferentes tramos de su curso: la acción erosiva predomina cerca del nacimiento, en la cabecera del río; en su curso medio se realiza el transporte de los materiales arrancados aguas arriba; y en su curso bajo deposita estos sedimentos y gana nuevas tierras.
Los ríos en su cabecera labran valles escalonados en forma de ‘V’ y socavan las laderas de las montañas que los rodean, lo que provoca corrimientos de tierra y desprendimientos, que aportan al cauce detritos sin pulir. La turbulenta corriente de los ríos de montaña arrastra y hace chocar entre sí a los guijarros y cantos rodados de los lechos. Cuando el río encuentra capas de roca particularmente resistentes se forman rápidos y cascadas, pero su acción erosiva no disminuye y estas formas de paisaje sólo son temporales. Las capas de rocas duras acaban por ser quebradas por la acción del río, que profundiza la erosión de su lecho y nivela las tierras altas al llevar sedimentos en bruto a su cuenca media. Si la erosión es muy intensa, una enorme cantidad de sedimentos, a los que se llama aluvión, se depositan al pie de las montañas, dando lugar a una forma cónica de relieve, denominada cono de deyección.
Los procesos de formación de paisajes predominantes en la cuenca media de los ríos son el transporte y la criba de los sedimentos. Cuando el río deja las tierras altas, su pendiente (gradiente) disminuye y ya no es capaz de arrastrar guijarros o cantos, aunque sí grava, arena o limo. En esta fase la actividad erosiva es fundamentalmente horizontal y el río ensancha su valle a costa de las colinas cercanas. Los meandros del río construyen y modifican la llanura de inundación de los ríos a lo largo de los valles, depositando guijarros y cantos rodados recogidos aguas arriba y arrastrando grava fina, arenas y limo arrancados a las colinas circundantes y a las propias orillas del río. Las curvas del río se van ampliando, debido a la erosión de los bancos de su orilla externa compensada por el avance (por agregación de materiales) de los de su orilla interna. A veces, el curso del río se vuelve muy tortuoso y la corriente acaba por hacer desaparecer las estrechas barras de tierra que separan los brazos del meandro. El cauce del meandro aislado queda como un lago con forma de herradura, llamado meandro abandonado, en mitad de la llanura de inundación. Los meandros abandonados acaban por ser colmatados de finos sedimentos cuando el río se desborda en su llanura de inundación, pero mientras existen estos lagos añaden diversidad a los entornos ecológicos de la llanura aluvial.
En el curso bajo el gradiente disminuye aún mas y el proceso de modelado del paisaje que domina es la sedimentación. Durante algún tiempo se pensó que esto se debía a que los ríos en su curso bajo circulaban más despacio que en su nacimiento y cuenca media, pero las mediciones indicaron que no era cierto. En las tierras bajas la velocidad de los ríos suele ser mayor que la de los cursos de agua de montaña, pese a ser menor su pendiente. Esto se debe a que la fricción de los finos materiales que componen su lecho es menor y no hace perder velocidad a la corriente. En las tierras bajas la llanura de inundación es mayor debido a la acreción lateral de arenas y limos a los bancos del río y a la acreción vertical de limos y arcillas durante las crecidas, momento en el que se deposita mayor cantidad de sedimentos por la pérdida de velocidad del agua cuando abandona el cauce del río. Como consecuencia de ello aparecen unos muretes naturales en ambas orillas del río que reciben el nombre de bancales. Los ríos en su curso bajo suelen trazar meandros, pero si transportan un gran volumen de sedimentos su cauce se desdobla en varios canales entrelazados dando lugar a un río extendido y trenzado que cambia continuamente de forma y posición.
Cuando los ríos llegan a su desembocadura en el mar, un lago u otro río mayor cargados de arenas las depositan en el punto de confluencia, formando un delta. Se trata de una forma de relieve triangular que recuerda a la letra griega del mismo nombre. Aparecen cuando el cauce del río se abre en un abanico de numerosos canales secundarios, debido a que la desembocadura se encuentra bloqueada por los sedimentos acumulados.
La mayoría de los ríos no transporta suficiente arena como para formar un delta; en vez de esto, se internan en el mar a través de estuarios. Se trata de zonas de transición en las que el agua dulce del río se mezcla con el agua salada del mar debido a las mareas. La mezcla del agua y la sal produce la floculación de limos y arcillas que al depositarse forman planicies lodosas y marismas. En los estuarios se asientan hábitats muy variados y ricos en especies marinas y fluviales. También proporcionan lugares protegidos para puertos y ensenadas. La presión del desarrollo pone en peligro estos hábitats debido a la expansión industrial, que amenaza con contaminar la vida silvestre.
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USOS DE LOS RÍOS
El conflicto entre la naturaleza y la explotación de los recursos fluviales no es algo nuevo. Los ríos y sus llanuras de inundación, estuarios y deltas han jugado un papel central en la historia, ya que han influido en la agricultura, el transporte, la industria, el vertido de desechos y los asentamientos humanos. De hecho, los ríos Tigris y Éufrates, en la actual Irak, convirtieron a Mesopotamia (que significa literalmente ‘entre ríos’), en la cuna de la civilización hacia la segunda mitad del IV milenio a.C. La larga asociación histórica entre sociedad y ríos es evidente por la gran importancia estratégica, comercial y religiosa de éstos. Por ejemplo, el Ganges en la India es sagrado para los hindúes, que lo visitan para su purificación al bañarse en sus aguas.
En un principio, los ríos atrajeron a la población por la seguridad que ofrecían en el suministro de agua y los ricos suelos agrícolas que proporcionaban. A lo largo del río se podía viajar y explorar nuevas regiones o transportar productos voluminosos a largas distancias sin necesidad de construir carreteras que cruzaran terrenos difíciles o espesa vegetación. Más tarde ayudó en los primeros tiempos de la revolución industrial al proporcionar a la vez una importante materia prima y una fuente de energía para accionar las norias. Muchas industrias permanecen todavía junto a los ríos, aunque ya no se emplee comercialmente esta energía hidráulica.
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CONTAMINACIÓN
Los ríos han sido utilizados como sumideros para los desechos de la agricultura y de la industria. Gracias a su corriente y naturaleza ecológica, los ríos son capaces de regenerarse por sí mismos al admitir cantidades asombrosas de afluentes. Sin embargo, todos los ríos tienen un límite de capacidad de asimilación de aguas residuales y fertilizantes provenientes de las tierras de cultivo. Si se supera este límite, la proliferación de bacterias, algas y vida vegetal consumirá todo el oxígeno disuelto en el agua (eutrofización) y ahogará a insectos y peces, lo que destruye todo el ecosistema fluvial ya que se interrumpen las cadenas tróficas.
La contaminación del agua por sustancias químicas que no suelen estar presentes en el sistema puede tener terribles consecuencias, ya que los ríos son muy vulnerables al envenenamiento por los productos tóxicos que generan la minería, las fundiciones y la industria, tales como metales pesados (plomo, cinc, cadmio...), ácidos, disolventes y PVCs (policloruros de vinilo). Estas sustancias químicas no solo destruyen la vida en el momento en el que se produce la contaminación, sino que también se acumulan lentamente en los sedimentos y suelos de la llanura de inundación. Las mutaciones y esterilidad que provocan en los animales al comer la vegetación que crece sobre estos terrenos contaminados —en la que se concentran los contaminantes—, pueden conducir a la destrucción irreversible de comunidades naturales enteras y a la permanente degradación de los paisajes. El ser humano no está exento de los peligros que se derivan del consumo del agua o de los alimentos que proceden de estos ríos y suelos contaminados. Los problemas para la salud pública que pueden presentarse son reales, aunque no están suficientemente estudiados.
La mayoría de los ríos de las naciones industrializadas están contaminados en mayor o menor grado. La sociedad del mañana no solo debe hacer frente al desafío de reducir los aportes actuales de contaminantes, sino que también tendrá que reconstruir la ecología natural de estos ríos. Tendrá que limpiar los suelos y sedimentos de las sustancias químicas que los contaminan para hacer seguro el consumo de agua. En los países en desarrollo, el desafío está en no repetir los errores cometidos por las naciones industrializadas y en prevenir la contaminación de sus ríos y ecosistemas vírgenes. Los ríos de estos países, como en el caso del Amazonas en América del Sur, son el último refugio de muchas especies de animales y plantas y el suministro de agua que pueden aportar es la mejor esperanza para el desarrollo sostenible de muchas naciones.
La importancia de los ríos trasciende las fronteras nacionales y los intereses locales. De ahí que para su conservación y manejo se necesite un acercamiento equilibrado entre los países en desarrollo y los desarrollados, para dividir equitativamente entre ambos los costos de su conservación gracias al reconocimiento de los ríos como un recurso natural mundial.

El río Amazonas


El río Amazonas  

Cuenca del río Amazonas
Con sus cientos de afluentes, el Amazonas recoge las aguas de una cuenca que supera los 6.100.000 km2, la mitad perteneciente a Brasil y el resto repartida entre Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela.

Amazonas (río), curso fluvial que discurre por el norte de Sudamérica, en su mayor parte por Brasil. Considerado el río más caudaloso del planeta, figura como el mayor en términos de captación de agua, número de afluentes y volumen de agua que descarga. Con sus cientos de afluentes, el Amazonas recoge las aguas de una cuenca que supera los 6.100.000 km2, la mitad perteneciente a Brasil y el resto repartida entre Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Se estima que el Amazonas descarga entre 34 y 121 millones de litros de agua por segundo y deposita, diariamente, unos tres millones de toneladas de sedimentos cerca de su desembocadura. Los aportes anuales del río suman una quinta parte del agua dulce que desemboca en los océanos en todo el mundo. La cantidad de agua y de sedimentos aportados es tan enorme que la salinidad y el color del océano Atlántico se ven alterados hasta una distancia de unos 320 km desde la boca del río.
y con sus 6.400 km de longitud es el segundo río más largo del mundo, después del Nilo.
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CURSO Y ENTORNO FÍSICO
Río Amazonas
El río Amazonas fluye en dirección este, a través de Sudamérica, a lo largo de unos 6.275 km desde su nacimiento, en los Andes, hasta su desembocadura, en el océano Atlántico. El Amazonas, segundo río en longitud después del río Nilo, en África, tiene el caudal de agua más grande del mundo. El Amazonas, navegable en gran parte de su curso, es una importante ruta comercial a través del continente. Este mapa muestra el recorrido del Amazonas y sus afluentes.

Las principales cabeceras del Amazonas son los ríos Ucayali y Marañón; ambos nacen en las nieves perpetuas y glaciares de los Andes peruanos y fluyen en cursos paralelos hacia el norte antes de unirse cerca de la localidad de Nauta, en Perú. En 2000, una expedición científica de la National Geographic Society determinó, por medio de equipos de Sistema de Posicionamiento Global, el punto exacto de nacimiento del Amazonas, localizado en una ladera del nevado Mismi. Desde la confluencia citada anteriormente, el brazo principal del Amazonas fluye en dirección este hasta el océano Atlántico. El Amazonas desemboca en el Atlántico en un amplio estuario con unos 240 km de anchura, en donde los depósitos de sedimentos han formado un laberinto de islas que dividen el río en varias ramas. La boca de la corriente principal tiene unos 80 km de ancho. Esta rama, conocida como el Pará, está separada de otra menor por la isla Marajó, que tiene un área (incluyendo los pantanos salados) de más de 36.000 km2. Durante las mareas de la luna nueva y llena la corriente asciende río arriba unos 650 km a velocidades que superan los 65 km/h. Este fenómeno suele causar olas, conocidas como macareos, de hasta 5 m de altura.
La cuenca del Amazonas incluye la mayor y más húmeda de las llanuras tropicales del mundo y la selva más extensa. Las intensas lluvias empapan gran parte de las tierras bajas a lo largo del año, pero más especialmente durante los meses de enero y junio. Las variaciones estacionales de las lluvias se reflejan en la anchura, caudal y volumen de descarga del río, pero la media anual de precipitaciones en la región oscila entre los 2.000 mm y los 3.000 mm. Durante los meses de máxima precipitación algunas zonas de ribera, que presentan una anchura entre 1,6 y 10 km durante la época de aguas bajas, pasan a tener hasta 48 km o más durante las inundaciones anuales; la velocidad del caudal oscila entre unos 2,4 y 8 km/h y con frecuencia crece hasta 15 m por encima del nivel normal. El Amazonas ha excavado un profundo lecho en la llanura por la que discurre. En un sector cerca de la localidad de Óbidos, en Brasil, el lecho tiene más de 91 m por debajo de la superficie media de sus aguas.

Selva del Amazonas
La cuenca del Amazonas incluye la mayor y más húmeda de las llanuras tropicales del mundo y la selva más extensa. Las intensas lluvias empapan gran parte de las tierras bajas a lo largo del año, pero más especialmente durante los meses de enero y junio. Las variaciones estacionales de las lluvias se reflejan en la anchura, caudal y volumen de descarga del río.

Debido a su enorme extensión, a las inundaciones anuales y a su navegabilidad, al Amazonas se le suele llamar el ‘río océano’. El número total de sus afluentes no se conoce todavía, pero sólo en Brasil hay más de 200. Diecisiete de los afluentes conocidos más caudalosos tienen más de 1.600 km de longitud. Por el Amazonas propiamente dicho pueden navegar transatlánticos de cualquier tonelaje durante dos tercios de su recorrido. Los transatlánticos hacen escala regular en Manaus, puerto situado a unos 1.600 km corriente arriba, y los barcos de hasta 3.000 toneladas pueden llegar hasta Iquitos, en Perú, a 3.700 km desde la desembocadura del río, el punto más alejado del mar de cualquier puerto que sirva para tráfico oceánico. Los barcos de vapor que recorren el río, de menor tonelaje, pueden navegar por más de cien de los afluentes más grandes.
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EXPLORACIÓN Y DESARROLLO

Deforestación en el Amazonas
El área originalmente ocupada por la pluvisilva, en el sector brasileño del Amazonas, está sufriendo una considerable deforestación debido a la acción antrópica. La tala indiscriminada de árboles y quema de las tierras, con vistas al aprovechamiento maderero, cría de ganado y construcción de nuevos asentamientos, está provocando una rápida erosión del suelo. La regeneración del bosque es difícil, y la tierra sólo puede sostener una vegetación de herbáceas y matorrales tras unos pocos años de uso agrícola.

La región del delta de Amazonas pudo haber sido descubierta por Vicente Yáñez Pinzón en 1500, pero la exploración no se inició hasta 1540-1541, cuando una expedición dirigida por Francisco de Orellana empezó el descenso del río Napo, en lo que hoy es Ecuador, y alcanzó el océano Atlántico. Pedro Teixeira fue el responsable del primer viaje corriente arriba; entre octubre de 1637 y agosto de 1638 ascendió por el Amazonas hasta las fuentes del río Napo y cruzó los Andes hasta Quito, en Ecuador. Más tarde, volvió por la misma ruta. Más recientemente, el río ha sido explorado por muchas expediciones científicas, incluyendo la que dirigió (en 1914) Theodore Roosevelt y otros subvencionados por la Royal Geographical Society, la National Geographic Society y el gobierno de Brasil.
Algunas autoridades creen que el río recibió su nombre de las amazonas, mujeres guerreras de la mitología griega que se creía que existían en la región; otros estudiosos insisten en que el nombre deriva de la palabra india amassona, que significa barco destruido.
A pesar de los siglos de esfuerzo por superar el dominio de la naturaleza, el impacto humano sobre el medio sólo ha sido importante en las últimas décadas. No hay puentes que atraviesen el río. Salvo cerca de la desembocadura, la cuenca del Amazonas constituye una de las regiones menos habitadas del mundo. Gran parte del territorio que drena el sistema del río no ha sido nunca explorado en profundidad; se podría volar durante horas por encima de la selva, que ocupa gran parte de la zona que inunda el río, y no ver ni un asentamiento humano. En los valles de muchos de los afluentes los indígenas continúan viviendo de modo muy parecido a como lo hacían antes de la llegada de los europeos. La mayor parte del comercio se limita a los sectores navegables del río. La economía sigue estando dominada por una agricultura primitiva, la caza y la pesca, así como la recolección de diversos productos de la selva. El turismo y la industria sólo tienen un papel de escasa importancia en la región, pero la minería, la producción de madera y la cría de ganado son cada vez más importantes y controvertidas. Las estimaciones varían mucho de una zona a otra en cuanto a la destrucción de la cuenca del Amazonas se refiere, ya sea para la obtención de madera, terrenos para la cría de ganado, construcción de carreteras o nuevos asentamientos para campesinos realojados de las ciudades de Brasil. Un estudio de la NASA, basado en fotografías de satélites, llegó a la conclusión de que la zona deforestada hasta 1993 era inferior a los 280.000 km2 (es decir, un 5% del total del área de la selva), y afirmaba que el nivel de deforestación había descendido hasta 11.000 km2 por año debido a los incentivos para frenar este proceso en Brasil. Otras opiniones no estuvieron de acuerdo con los resultados de este estudio, ya que éstos no tuvieron en cuenta los árboles perdidos en áreas de herbazales variados o la degradación de los bosques, próxima a su eliminación total. En 1993 los Amigos de la Tierra estimaron que la zona total de deforestación suponía un 14% del total, unos 700.000 km2, y alegaban que la ralentización del ritmo de destrucción sólo obedecía a una recesión económica temporal. El tema continúa siendo objeto de intensos debates.

Sal


La asombrosa Sal

sal. (Del lat. sal). f. Sustancia ordinariamente blanca, cristalina, de sabor propio bien señalado, muy soluble en agua, crepitante en el fuego y que se emplea para sazonar los alimentos y conservar las carnes muertas. Es el cloruro sódico; abunda en las aguas del mar y se halla también en masas sólidas en el seno de la tierra, o disuelta en lagunas y manantiales. || 2. Agudeza, donaire, chiste en el habla. || 3. Garbo, gracia, gentileza en los ademanes. || 4. Quím. Compuesto resultante de la sustitución de los átomos de hidrógeno de un ácido por radicales básicos. || 5. Am. Cen., Méx. y R. Dom. Mala suerte, desgracia, infortunio. || 6. Sustancia salina que generalmente contiene amoniaco y que se da a respirar a alguien que se ha desmayado para reanimarle. || 7. Sustancia perfumada que se disuelve en el agua para el baño. || ~ amoniacal. f. sal que se prepara con algunos de los productos volátiles de la destilación seca de las sustancias orgánicas nitrogenadas, y que se compone de ácido clorhídrico y amoniaco. || ~ ática. f. aticismo. || ~ común. f. sal (ǁ sustancia blanca y cristalina). || ~ de acederas. f. Quím. oxalato potásico. || ~ de cocina. f. sal (ǁ sustancia blanca y cristalina). || ~ de compás. f. sal gema. || ~ de la Higuera. f. Sulfato de magnesia natural, que hace amargas y purgantes las aguas de Fuente la Higuera y de otros puntos. || ~ de nitro. f. Nitrato de potasio. || ~ de perla. f. Acetato de cal. || ~ de plomo, o ~ de Saturno. f. Quím. azúcar de plomo. || ~ gema. f. La común que se halla en las minas o procede de ellas. || ~ infernal. f. Nitrato de plata. || ~ marina. f. La común que se obtiene de las aguas del mar. || ~ pedrés, o ~ piedra. f. sal gema. || ~ prunela. f. Quím. Mezcla de nitrato de potasa con un poco de sulfato, la cual se obtiene echando una cantidad pequeñísima de azufre en polvo en el nitro fundido. || ~ tártara. f. cristal tártaro. || con su ~ y pimienta. loc. adv. Con cierto donaire y gracia picante. || 2. coloq. Con malignidad, con intención de zaherir y mortificar. || 3. coloq. A mucha costa, con trabajo, con dificultad. || deshacerse algo como la ~ en el agua. fr. coloq. hacerse sal y agua. || echar alguien en ~ algo. fr. coloq. Guardarlo o reservarlo cuando estaba a punto de darlo, enseñarlo o decirlo. || estar alguien hecho de ~. fr. Estar gracioso, alegre, de buen humor. || hacerse ~ y agua. fr. Reducirse a nada, desvanecerse, disiparse. || 2. coloq. Dicho de bienes y riquezas: Disiparse y consumirse en breve tiempo. || no alcanzar, o no llegar, a alguien la ~ al agua. frs. coloqs. Estar falto de recursos, no tener bastante para su preciso mantenimiento. || poner ~ a alguien en la mollera. fr. coloq. Hacer que tenga juicio, escarmentándole. || ~ quiere el huevo. expr. U. para referirse a quien va muy ufano y desea que le alaben sus prendas o gracias. || 2. coloq. U. para dar a entender que un negocio está muy cerca de venir a su perfección. || sembrar de ~. fr. Esparcir sal en el solar o solares de edificios arrasados por castigo. || volverse ~ y agua. fr. coloq. hacerse sal y agua. V. agua ~, espíritu de ~, espuma de la ~, flor de la ~, taleguilla de la ~.

Sal  como compuesto

Cristales de sal
Esta micrografía electrónica de barrido nos muestra sal pura, o cloruro de sodio, recristalizada a partir de agua destilada. El cristal está formado por una red cúbica de iones sodio y cloro.

Sal (compuesto), también llamado cloruro de sodio, compuesto químico de fórmula NaCl. El término sal también se aplica a las sustancias producidas en la reacción de un ácido con una base, llamada reacción de neutralización. Las sales se caracterizan por sus enlaces iónicos, lo que da lugar a puntos de fusión relativamente altos, conductividad eléctrica en disolución o fundidas y estructura cristalina en estado sólido. Véase Ácidos y bases; Reacción química. En este artículo nos centraremos en la sal común, cuya fórmula es NaCl.
Es un sólido blanco, soluble en agua fría o caliente, ligeramente soluble en alcohol e insoluble en ácido clorhídrico concentrado. En su forma cristalina es transparente e incoloro, con un brillo parecido al hielo. Generalmente contiene impurezas de cloruro de magnesio (MgCl2), sulfato de magnesio (MgSO 4), sulfato de calcio (CaSO4), cloruro de potasio (KCl) y bromuro de magnesio (MgBr2).
La sal se halla ampliamente distribuida en la naturaleza. Se encuentra diluida en el agua de los océanos en concentraciones que alcanzan los 30 g/l de agua, constituyendo un 3% de la masa del agua de los océanos. También se encuentra distribuida por ríos, lagos y mares interiores en concentraciones que varían entre el 0,002% del río Mississippi y el 30% del mar Muerto. También se encuentra formando capas en pantanos y en el fondo de lagos secos, sobre todo en zonas extremadamente áridas. El mineral halita, conocido comúnmente como sal de piedra aparece en lechos de ríos y lagos, depositado por la deshidratación de antiguas masas de agua salada. La sal está formándose constantemente por la acción de ríos y corrientes sobre rocas que contienen cloruros y compuestos de sodio. Tiene un punto de fusión de 804 °C y empieza a evaporarse a temperaturas ligeramente por encima de ésta. Su densidad relativa es 2,17.
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HISTORIA
Desde épocas prehistóricas la sal ha sido fundamental para la conservación de alimentos, además de usarse en ritos religiosos en las civilizaciones griega, romana, hebrea y cristiana. Fue moneda de cambio en las rutas de los mares Egeo, Adriático y Mediterráneo, siendo objeto de impuestos y tributos en los países asiáticos desde épocas remotas. Al parecer se utilizó también como dinero en Tíbet y Etiopía. El término salario deriva de la palabra salarium, vocablo latino que aludía a la asignación de sal que se entregaba a los soldados que servían en el ejército romano.
El modo más simple de obtener sal en zonas próximas a los mares es por evaporación del agua salada, pero este método es costoso. En la mayoría de los casos se obtiene de depósitos subterráneos mediante técnicas de minería o a través de pozos excavados en dichos depósitos. En este último método, se disuelve la sal en el agua que se introduce por unos tubos, y se hace salir la salmuera a la superficie por otros tubos. Una vez extraídas las impurezas, se evapora la disolución salina. Entre los diversos métodos de evaporación en uso, los más importantes son: la evaporación solar, que emplea el calor de los rayos solares; la evaporación en vacío, en crisoles o marmitas y la evaporación por calor directo en crisoles y marmitas abiertas. La mayoría de la sal comercial se obtiene por evaporación de la salmuera.
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USOS
Ganado y bloques de sal
El ganado busca instintivamente la sal, un elemento que necesitan todos los animales de sangre caliente para su salud. Una ingesta adecuada de sal mantiene el equilibrio iónico necesario para las funciones celulares. Mientras que los animales salvajes acuden a los depósitos de sal para obtener el suplemento a su dieta, los animales domésticos dependen de los granjeros que les proporcionan bloques de sal como éste.

El uso más común de la sal es la salazón. La sal es un componente esencial de la dieta de los seres humanos y de otros animales de sangre caliente. Algunas personas restringen su consumo directo de sal, pero obtienen las cantidades necesarias comiendo carne y pescados que la contienen. La sal de mesa común destinada al consumo en zonas continentales alejadas del mar suele contener pequeñas cantidades de yodo para prevenir el bocio. Los animales salvajes a menudo se congregan en torno a corrientes saladas o en superficies con incrustaciones de sal para lamer los depósitos de sal.
Industrialmente la sal es la fuente de obtención del cloro y del sodio, así como de sus respectivos compuestos. Entre los compuestos del cloro de relevancia comercial se encuentran el ácido clorhídrico, el cloroformo, el tetracloruro de carbono y el polvo de blanquear. Entre los compuestos de sodio más importantes se encuentra el carbonato de sodio (véase Sosa), el sulfato de sodio, el bicarbonato de sodio, el fosfato de sodio y el hidróxido de sodio. La sal se emplea también para preservar carnes y pescados, y en ciertos métodos de refrigeración para preparar mezclas frigoríficas, así como en los procesos de teñido y para fabricar jabón y vidrio. Al ser transparentes a los rayos infrarrojos, los cristales de sal se utilizan para hacer los prismas y lentes de instrumentos empleados en el estudio de estos rayos.

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