El platillo volador que destruyó mi pueblo.


Ocurrió hace algunos años  y fue tema de conversación  en  los siguientes meses. Por la noche la gente observó caer estrellas, una lluvia como nunca antes se viera por  los cielos de estos rumbos.

Y… a la mañana siguiente, lo impensable se presentó en forma de un plato volador  sostenido en el aire por manos invisibles. El pueblo estaba aterrorizado, no les faltaba razón al creer que el fin del mundo era anunciado por aquella amenazante presencia. Muchos corrieron a esconderse a la iglesia, otros desafiantes cogieron sus armas; algunos viejos mosquetones, otros pavorosos rifles calibre 30.

El disco volador no se movía de su lugar, impávido permanecía  en la altura deslumbrando con su brillo. Horas más tarde llegaron los soldados, nunca en la vida vimos ni veremos tantos militares juntos y gente extraña que bajó de sus automóviles aparatos extraños  y armó en minutos tiendas de campaña; ni cuando secuestraron al senador y decían que lo tenían cogido por estos rumbos.
Algunos nos impacientábamos ante el calmo espectáculo de un cielo deslumbrante, un platillo volador en lo alto y una gran sombra  sobre los tejados. 

Casi al caer la tarde las cosas cambiaron, el platillo volador se estremeció un instante  y salió  disparado a pasmosa velocidad, dibujando deslumbrante estela tras de sí; eso fue todo pensamos, pero las cosas apenas empezaban para el pueblo;  cuando creímos verlo desaparecer en las alturas, reapareció como un cometa, como un monstruo de fuego, como un leviatán que embiste a la tierra con su plateada estructura. El platillo volador cayó  con potente estruendo sobre la calle desnuda, llevándose casas  y postes de luz. Por increíble que parezca no sufrió ningún rasguño, pero la tierra quedó humeando  en el enorme cráter donde quedó  el plato volador, tras un surco  de humeante destrucción.

Cientos de soldados  rodearon el objeto formando un cerco, a uno de los hombres de traje que se comunicaba con un aparato como ladrillo, lo escuche reportar nervioso que el  OVNI había caído. 
En ese momento todo fue confuso, el OVNI abrió una especie de compuerta y salieron dos  criaturas de largos brazos, dos extraterrestres cubiertos por algo  parecido a una armadura, pero delgada como tela.  Los soldados empezaron a disparar sus rifles automáticos, matando a los extraterrestres y a una docena de paisanos que miraban curiosos.

Al final del día el asunto de la caída del platillo volador había dejado al pueblo con 42 velorios, dos docenas de ellos los mató la caída de la nave y el resto de los cristianos fueron baleados por los propios soldados.

Al día siguiente el platillo volador había desaparecido, dicen que se lo llevaron en grandes camiones  con rumbo desconocido;  nosotros no lo vimos, nos mantuvieron encerrados en nuestras casas; sólo un atrevido que pudo ver todo,  dijo que quienes se lo llevaron fueron  los gringos.

martes, 30 de agosto de 2016

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