Dimorfismo
sexual
Cortejo del pavo real
El espectacular despliegue de
plumas del pavo real tiene por único objeto cortejar a la hembra. En este caso,
la hembra no parece prestarle mucha atención. El dimorfismo sexual, conjunto de
diferencias físicas entre machos y hembras, es importante en el cortejo.
Dimorfismo sexual, diferencia física entre
machos y hembras de una misma especie. Los sexos se diferencian por la forma de
los genitales, a esto se llama dimorfismo sexual primario por oposición al
secundario, que agrupa las diferencias que no son físicamente necesarias para
el transporte de los gametos (células sexuales). El dimorfismo sexual secundario
puede afectar al tamaño, la forma, el color, la voz y la presencia o ausencia
de determinados atributos. Cuando se habla de dimorfismo sexual sin más
indicación, suele entenderse que se habla de dimorfismo sexual secundario.
Charles Darwin propuso la teoría de la selección sexual para explicar el
dimorfismo sexual secundario.
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MACHOS
CONSPICUOS
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Dimorfismo sexual del muflón de
las Rocosas
El tamaño y la presencia de
cuernos más grandes son los rasgos comunes de dimorfismo sexual en los bóvidos.
Este macho de muflón tiene los cuernos mucho más desarrollados que la hembra.
En el mundo animal, el macho suele ser más grande y vistoso porque debe atraer
al mayor número posible de hembras antes del cortejo y apareamiento. En muchos
casos debe también luchar por las hembras con otros machos, como en el caso del
muflón de las Rocosas.
Cuando hay dimorfismo
sexual en vertebrados, sobre todo aves y mamíferos, y entre algunos insectos,
el macho suele ser más grande, conspicuo o ruidoso que la hembra. En muchas
especies de aves, por ejemplo, el macho se adorna con colores más vivos y puede
tener estructuras de plumaje ausentes en las hembras. Estos ornamentos y
coloraciones de los machos sirven para atraer a las hembras durante el periodo
de apareamiento. El pavo real macho es mayor que la hembra y tiene una cola
adornada con un motivo de manchas coloreadas sobre un llamativo fondo azul. Los
machos del pájaro viudo africano (pertenecientes a la familia Viduinae)
presentan en época de celo un plumaje muy diferente al de las hembras; éstas
son de color castaño y presentan una cola corta, de unos 7 cm; en cambio, el
macho es de un llamativo color negro con el dorso rojo y tiene una cola de unos
50 cm de longitud. El macho del ciervo y de otros venados lleva cuernas que
utiliza en las luchas por la conquista de las hembras; este dimorfismo sexual
parece estar relacionado con la agresividad más acusada que presentan los
machos (véase Agresión). Muchos primates son más grandes que las hembras y
tienen caninos mayores; en algunas especies el dimorfismo sexual es más
individual, como ocurre con la coloración facial del mandril (véase Papión).
Las hembras de algunas especies presentan hinchazones sexuales cíclicas. En el
hombre, el dimorfismo sexual afecta al tamaño (el varón es por término medio un
8% más alto y un 15% más pesado que la mujer), la distribución del vello
corporal, la fisiología (el varón tiene un ritmo metabólico más rápido) y el
ciclo vital (el varón sufre una mortalidad juvenil mayor, madura más tarde y
muere antes que la mujer).
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HEMBRAS MÁS GRANDES
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El tamaño corporal de
las hembras suele ser mayor que el de los machos en los insectos, arañas,
crustáceos y otros invertebrados, y en los peces y anfibios. El motivo es
probablemente que las hembras al ser más grandes puedan llevar más huevos, lo
que supone una ventaja automática para ellas. En cambio, para los machos el
mayor tamaño no supone ninguna ventaja si no hay lucha y si los machos menores
pueden dispersarse o moverse más ágilmente. En esta situación, los machos no
luchan para obtener las hembras, sino que compiten. Los vertebrados constituyen
probablemente una excepción por la intensidad de sus relaciones sociales, lo
que puede hacer de la lucha una ventaja para los machos. También es excepcional
la atención que prestan a sus crías, lo que significa que la producción de
huevos no limita el éxito reproductor de la hembra.
Un caso extremo, en cuanto
a la diferencia de tamaños entre machos y hembras, es el de algunos peces
abisales que presentan machos enanos que se fijan a las hembras y viven a
expensas de ellas. Sus órganos, salvo los relacionados con la reproducción, se
han ido atrofiando en mayor o menor medida.
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SELECCIÓN
SEXUAL Y DIMORFISMO SEXUAL
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La teoría de Darwin explica
el dimorfismo sexual en términos de la cantidad de tiempo y energía dedicada a
la reproducción por machos y hembras. Las hembras suelen invertir más tiempo y
energía, sea en forma de huevos, mayores que los espermatozoides, o de atención
a la prole. Esta diferencia da al macho la oportunidad de fecundar a varias
hembras, y cualquier adaptación que le permita aumentar el número de hembras
fecundadas será favorecida por la selección natural. Algunas de tales
adaptaciones están favorecidas por la elección que hace la hembra; esto se ha
demostrado de forma experimental, en el caso del pájaro viudo africano,
alargando artificialmente la cola de algunos machos, que automáticamente resultan
más atractivos para las hembras. Otras adaptaciones, como los medios de lucha,
son favorables cuando hay competencia entre machos.
Las especies en que las
hembras soportan una parte mucho mayor de la labor reproductora suelen ser las
que presentan un dimorfismo sexual más acusado. Y aquéllas en que los dos sexos
se reparten el trabajo por igual son las que lo presentan más atenuado. Algunas
de ellas, como las palomas, son sexualmente monomórficas, y los sexos
indistinguibles. En ciertas especies atípicas la situación se invierte. Así,
las hembras de la jacana y el falaropo (véase Escolopácidos) son mayores y más
conspicuas y agresivas que los machos; éstos incuban los huevos y crían a los
pollos mientras las hembras compiten entre ellas por la defensa del territorio
en que el macho cumple con su trabajo de padre.