La Rueda de la Vida


La Rueda de la Vida (también llamada Rueda de la Ley) describe la naturaleza cíclica de la vida según el budismo. En este mural, el ser que representa la muerte sostiene la Rueda. Los tres pecados capitales, representados en forma simbólica, forman el centro de la rueda. El gallo simboliza la pasión, el cerdo la estupidez y la serpiente el odio. Rodeando los pecados están los que caen presa del mal karma, a la derecha, y los que tienen buen karma, a la izquierda. Las seis esferas de la existencia forman el círculo siguiente. La Rueda, como la búsqueda de la verdad de Buda, culmina en el círculo exterior, que describe los 12 vínculos en la cadena de la causalidad.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Auroras boreales Fuego en el cielo


Según las leyendas escandinavas, las “Luces del norte”, son reflejos de los escudos dorados de las valkiria, doncellas guerreras que escoltaban las almas de los héroes por los caminos del cielo.

Los científicos dan del fenómeno una explicación menos romántica. Opinan que las aureolas boreales se forman del mismo modo que las imágenes en televisión. Estas se deben a un haz de electrones dirigidos por electroimanes a un apantalla fluorescente. El campo magnético de la Tierra produce el mismo efecto sobre los electrones procedentes del Sol y los enfoca a la pantalla del cielo sobre los polos magnéticos.
Destellos de la aurora.

Las partículas electrónicas descendentes chocan y excitan a los átomos de la parte alta de la atmósfera. Los destellos de la aurora se deben precisamente a estos átomos: los de oxigeno producen luces rojas y verdes; los de nitrógeno, violetas y azules.

Se denominan auroras boreales las producidas en el hemisferio norte, y australes las del sur. Normalmente son visibles al producirse llamaradas especiales en el Sol, con motivo de una violenta tormenta solar. Durante la misma se escapan de la atmósfera solar núcleos y electrones de átomos que alcanzan la Tierra a una velocidad de 600 a 1,000 kilómetros por segundo.

El magnífico espectáculos de las auroras, rara vez se contempla fuera de las regiones polares. Pero también se han visto en el Mediterráneo. Hace tiempo el filósofo griego Aristóteles escribía: “Algunas veces, en una noche clara vemos un singular espectáculo en el cielo: abismos, fosas colores rojos de sangre”. A continuación añadía que el aire se transformaba en fuego líquido.

La altura de las auroras boreales se ha medido comparando fotografías tomadas al mismo tiempo. La más alta registrada hasta la fecha se observó en Noruega a más de 780 kilómetros de altura, sobre la superficie de la Tierra.

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