El monstruoso e increíble Hipopótamo


Hipopótamos en el agua
El nombre Hippopotamus deriva de las palabras griegas que significan caballo y agua; esos términos hacen referencia a los hábitos semiacuáticos del animal, que pasa la mayor parte del día en el agua y durante la noche sale a tierra firme y se alimenta de hierba. El hipopótamo es un consumado y rápido nadador; puede zambullirse, permanecer sumergido bajo el agua más de 25 minutos y caminar por el fondo de un lago o río, alcanzando velocidades de 13 km/h. Es un animal sociable y vive en rebaños de 10 a 15 individuos. Durante los periodos de sequía, cuando los ríos y los lagos disminuyen su caudal, los rebaños de hipopótamos se vuelven más numerosos, produciéndose una competencia por el espacio que provoca peleas entre los individuos.


Hipopótamo
El hipopótamo reparte su tiempo entre la tierra y el agua. La piel fina que recubre su cuerpo no le permite estar fuera del agua mucho tiempo durante el día. La piel presenta la peculiaridad de no tener glándulas sudoríparas, pero sí otras que secretan una sustancia roja que actúa como barrera de los rayos solares; por esta razón, se dice que los hipopótamos sudan sangre. Los hipopótamos se dirigen hacia tierra al atardecer y en concreto a los pastos, donde pasan la noche comiendo hierba; suelen consumir unos 40 kg en un día.


Hipopótamo, nombre común de un mamífero artiodáctilo (animal dotado de dedos pares y pezuñas), que se encuentra sólo en África. El hipopótamo (el nombre viene del griego, y quiere decir caballo de río), es de cuerpo pesado, patas y cola cortas, lo que le confiere un aspecto más parecido al de un cerdo grande que al de un caballo. Tiene la cabeza grande, con ojos y orejas pequeñas. Los orificios nasales, rodeados de pelos fuertes y esparcidos, poseen unas ventanas que pueden cerrarse cuando el animal se sumerge en el agua. Los ojos, los orificios nasales y las orejas están dispuestos en lo alto de la cabeza a modo de periscopio, de forma que puede ver, respirar y oír aunque el resto del cuerpo esté sumergido. La boca es enorme y posee dientes incisivos y caninos largos y puntiagudos. El adulto de la especie de hipopótamo común también posee caninos en la mandíbula inferior con forma de colmillo, y pueden alcanzar 70 cm de longitud y pesar unos 3 kg siendo muy valorados por su marfil, equiparable al de los colmillos de elefante. La piel posee una capa de grasa subcutánea de 5 cm de grosor y está casi desprovista de pelo; el ser humano la utiliza para fabricar látigos de cuero conocidos en Sudáfrica con el nombre de sjamboks. Los pies poseen cuatro dedos separados entre sí y provistos de pezuñas semejantes a uñas. La carne del hipopótamo es comestible y su piel se utiliza para preparar sopa.
El hipopótamo común estaba distribuido ampliamente al sur del desierto del Sahara y a lo largo del río Nilo hasta su desembocadura; en la actualidad sólo se encuentra al sur de los 17° de latitud N. La distribución del hipopótamo ha visto reducida su extensión debido a la acción del hombre. Es uno de los cuadrúpedos más grandes; mide entre 2,9 y 5 m, y pesa entre 1.000 y 4.500 kilogramos. Debido a sus patas cortas, no alcanza más de 1,65 m de altura en la cruz.
El hipopótamo es un animal semiacuático, pues pasa la mayor parte del día sumergido en el agua, asomando sólo los ojos, las orejas y los orificios nasales; es capaz de permanecer sumergido hasta 25 minutos, aunque lo normal son las inmersiones que duran entre 2 y 6 minutos. Durante el día sestea o se alimenta de la vegetación acuática y, a menudo, nada más de 30 km en busca de comida; al atardecer sale a tierra firme para dirigirse a los pastos donde se alimenta de hierba. También entra en las plantaciones de caña de azúcar y de maíz, donde hace más daño por el pisoteo y destrozo de plantas causados a su paso que por lo que come. Se han visto hipopótamos en ríos de montaña a una altitud por encima de los 1.500 m sobre el nivel del mar y a temperaturas cercanas al punto de congelación.
Los hipopótamos comunes se desplazan en rebaños de 10 a 15 individuos, aunque se han observado grupos formados por 150 individuos. El periodo de gestación dura 233 días, al cabo de los cuales la hembra pare una sola cría de 45 kg de peso, a la que defiende con fiereza frente a depredadores como el león o el cocodrilo. La madurez sexual se alcanza a los 4 años de edad, y llegan a vivir hasta 30 años. Los machos viejos, al igual que sucede en el caso de los elefantes, atacan a otros hipopótamos.
El hipopótamo enano mide entre 1,5 y 1,75 m, la altura en la cruz oscila entre 0,75 y 1 m, y pesa entre 160 y 270 kilogramos. Se encuentra sólo en las zonas selváticas de África occidental, especialmente en Liberia. La piel de su dorso es de color negro y tiene un brillo verdoso; la parte inferior del cuerpo es de color verde-amarillento. Esta especie pasa menos tiempo en el agua que el hipopótamo común y prefiere los bosques frescos y las marismas. El hipopótamo enano se desplaza casi siempre en parejas o en grupos formados por tres individuos; no es normal que constituya un rebaño.
Se han encontrado restos fósiles de hipopótamos en los depósitos del plioceno y en el periodo cuaternario; parece que los fósiles hallados en Inglaterra (incluso en un lugar tan al norte como Yorkshire), pertenecen a la misma especie que el hipopótamo común actual.
Clasificación científica: los hipopótamos forman la familia de los Hipopotámidos (Hippopotamidae), dentro del orden de los Artiodáctilos. El hipopótamo común está clasificado científicamente como Hippopotamus amphibius y el hipopótamo pigmeo como Choeropsis liberiensis.


viernes, 14 de enero de 2011

Los asombroso Artiodáctilo, animales con pezuña


Ciervo rojo
En el orden Artiodáctilos se incluyen los animales dotados de un número par de pezuñas. Ciervos (como el ciervo rojo que aparece en la fotografía), jirafas, bisontes, cabras, cerdos, llamas y ovejas son algunos de los animales que pertenecen a este orden.









Cerdo criado en libertad
El cerdo, un mamífero artiodáctilo, aporta la cuarta parte de la carne consumida en el mundo.


Artiodáctilo (del griego artios, ‘par’, y dactylos, ‘dedo’), cualquier miembro de un orden de los mamíferos con pezuñas (ungulados), que incluye al ganado vacuno, los cerdos, las cabras, las jirafas, los camellos, los ciervos, los antílopes y los hipopótamos. Todos ellos, con la excepción del pecarí cariblanco y el pecarí de collar, poseen un número par de dedos en cada pie. La mayoría de las especies son nativas de África, aunque también están distribuidas por América, Europa y Asia. Australia no tiene artiodáctilos nativos.
En los miembros de este orden, el eje del pie, donde se soporta el peso, pasa por los dedos tercero y cuarto, que son los únicos que existen en las especies más evolucionadas del orden. Los antepasados remotos de estos animales tenían cinco dedos, pero este número se ha ido reduciendo a lo largo del proceso evolutivo; el primer dedo ha desaparecido completamente. Los dedos segundo y quinto están presentes en algunas especies, bien como dedos funcionales, bien como dedos vestigiales o rudimentarios (no funcionales), que no llegan a tocar la tierra. Estos pequeños apéndices del pie están situados en una posición más elevada que los dedos terminales sobre los que se apoya el animal. Los dedos vestigiales no tienen utilidad alguna excepto en los cerdos y en el caribú, pues impiden que se hundan cuando pisan sobre suelo blando.
Cada uno de los dedos sustentadores de los miembros de este orden, el tercero y el cuarto, terminan en una pezuña. La apariencia engañosa que producen estas dos pezuñas, dio lugar al término bíblico de pata hendida, que sugiere erróneamente que ambas pezuñas derivan de una única más grande. El hipopótamo constituye una excepción en este orden, pues tiene cuatro dedos de igual tamaño y anchura.
Se alimentan exclusivamente de materia vegetal, excepto los cerdos, que incluyen también en su dieta huevos, pequeños reptiles, gusanos y carroña. Aunque carecen de incisivos superiores, y muchas especies tampoco poseen los caninos superiores, tienen una fuerte almohadilla en la encía de la mandíbula superior contra la cual pueden presionar los dientes inferiores. Además, utilizan su capacidad para correr a gran velocidad como principal método de defensa contra los depredadores, aunque también pueden hacer uso de sus cuernos o astas.
En 1847, Richard Owen, especialista británico en anatomía comparada, fue quien clasificó a los Artiodáctilos como un orden aparte. El orden está dividido en tres grupos: aquellos que no rumian la comida, como los cerdos; los que rumian la comida y poseen el tercer incisivo de la mandíbula superior, como los camellos y las llamas; y los verdaderos rumiantes, que carecen de los dientes incisivos superiores. Los verdaderos rumiantes comprenden los dorcaterios (pequeños animales parecidos a ciervos y sin cuernos), los antílopes, el ganado vacuno, los ciervos y las jirafas.
Clasificación científica: el nombre científico del orden Artiodáctilos es Artiodactyla. Los que no rumian la comida pertenecen al suborden de los Suiformes; los que rumian la comida y poseen el tercer incisivo de la mandíbula superior pertenecen al suborden de los Tilópodos; y los verdaderos rumiantes pertenecen al suborden de los Rumiantes.


Los asombrosos delfines


Delfines mulares
Los delfines mulares pertenecen a un grupo de mamíferos marinos llamados Odontocetos (cetáceos con dientes). El hocico es alargado, la aleta dorsal es alta y la caudal, ancha. Miden unos 1,2 m de largo cuando nacen y en estado adulto alcanzan un tamaño máximo de entre 3 y 4 metros. Hay unas 32 especies de delfines repartidos por los océanos y mares del mundo, excepto en las aguas árticas y antárticas. También hay delfines de agua dulce.

Delfín, mamífero acuático perteneciente al orden de los Cetáceos, en el que se incluyen también las ballenas y las marsopas. La diferencia entre el delfín y la marsopa es clara: el delfín posee un hocico alargado a modo de pico y dientes cónicos; sin embargo, la marsopa carece de pico, los dientes son aplanados (en forma de azada), y el cuerpo es bastante rechoncho. Su distribución es muy amplia y pueden verse delfines en casi todos los mares del mundo.
Los delfines pertenecen a una gran familia que contiene unas 32 especies. Entre los ejemplos más conocidos se encuentran: el delfín mular, muy popular por sus espectáculos en los acuarios de los zoológicos, y el delfín común, inspirador de muchas leyendas populares en el mundo Mediterráneo. Ambas especies son comunes en aguas abiertas; por el contrario, otras sólo se dan en aguas dulces y en estuarios de América del Sur y Asia. El boto, delfín grácil y pequeño, ha llegado a remontar 2.000 km aguas arriba en el río Amazonas. El boto es el delfín más pequeño, con una longitud inferior a 1,2 m; el de mayor tamaño es el delfín mular, que puede alcanzar 3 m de longitud. A pesar de su tamaño (mide unos 9 m), la orca común o ballena asesina también pertenece a la familia de los delfines, al igual que los calderones.
Calderones
El comportamiento gregario de los calderones se apoya en una estructura social muy desarrollada, en la que los animales se reúnen en grupos para viajar, alimentarse y reproducirse. El grupo responde a las llamadas de animales heridos y los suelen acompañar a pesar del posible peligro. Este comportamiento puede ser la causa de la facilidad para capturarlos y de los encallamientos masivos en las playas.

Los delfines eran cazados en la antigüedad para extraer el aceite que se encontraba en pequeñas cantidades en una zona de su cabeza, y que se usaba como lubricante para ciertos mecanismos de relojería. En la actualidad se han encontrado fuentes alternativas y más baratas para la obtención de estos aceites, por lo que la caza de los delfines ha desaparecido; sin embargo, muchos de ellos quedan atrapados por accidente en las redes de los barcos atuneros; entre 1959 y 1972, se estimó que alrededor de 4,8 millones de delfines habían muerto por esta causa. Con la ayuda de la presión ejercida por ecologistas y consumidores, se ha conseguido que buena parte de las empresas conserveras y del sector del atún rechacen el pescado procedente de flotas que no protejan a los delfines.
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COMPORTAMIENTO
Delfín saliendo a la superficie para respirar
El delfín necesita subir a la superficie cada pocos minutos para respirar aire a través del espiráculo que está situado encima de su cabeza. Los delfines habitan en todos los océanos del mundo y gracias a su forma hidrodinámica pueden alcanzar hasta 40 km/h de velocidad. Su habilidad para la natación y la presencia de unos dientes afilados, les permiten capturar con facilidad peces y calamares, sus presas principales.

Los delfines pueden comer en un solo día una cantidad de alimento (sobre todo peces y calamares) que equivale a un tercio de su peso corporal. Atrapan a sus presas con las mandíbulas, en concreto, con sus dientes afilados, cuyo número puede oscilar entre 200 y 250 según la especie de que se trate. Los delfines suelen seguir a los cardúmenes de peces formando grupos con un número variable de individuos; algunas especies, como el delfín listado del Pacífico norte, constituyen agregaciones de cientos de miles de individuos. Hay especies menos gregarias, como el delfín mular, con grupos formados por pocos individuos.
Al igual que las ballenas, los delfines respiran a través de un único orificio situado encima de la cabeza, el espiráculo. Salen a la superficie aproximadamente cada dos minutos, y después de realizar una corta pero explosiva espiración, toman aire antes de sumergirse otra vez. La aleta horizontal de la cola, similar a la de otros mamíferos acuáticos (como es el caso del manatí), se mueve en sentido vertical y permite la propulsión del animal hacia delante; las aletas situadas a ambos lados del cuerpo actúan como estabilizadores. La forma de los delfines, perfectamente hidrodinámica, les capacita para mantener velocidades de 30 km/h, con picos de velocidad máximos de 40 km/h. Tienen unos pulmones muy bien adaptados para solventar problemas derivados de los cambios de presión y pueden descender hasta profundidades de más de 300 metros.
En cuanto a la reproducción, el delfín mular, que es la especie mejor estudiada, alcanza la madurez sexual entre los 5 y los 12 años en las hembras, y entre los 9 y los 13 años en los machos. Las cópulas ocurren en la primavera, y tras un periodo de gestación de 11 o 12 meses, la hembra pare una sola cría que es capaz de nadar y respirar pocos minutos después del nacimiento. Esta es amamantada durante 18 meses y puede seguir sin dificultad a la madre, nadando cerca de ella y aprovechando las ventajas hidrodinámicas que le brinda el cuerpo de su progenitora.
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VOCALIZACIONES E INTELIGENCIA
Anatomía interna de un delfín
Los delfines emiten pulsos de sonidos desde el melón, una estructura formada por grasa y aceite que está situada justo debajo del espiráculo. De modo similar al sistema de los murciélagos, estos pulsos de sonidos retornan al delfín en forma de ecos después de rebotar en los objetos que se encuentran en su camino. El animal utiliza los ecos para desplazarse y para calcular la distancia y el lugar en el que se encuentran sus presas, algunas veces tan pequeñas como una quisquilla. Los delfines también emiten silbidos cuando están excitados o cuando se comunican con otros delfines. Estos sonidos se producen en la laringe.

Los delfines emiten de forma continua chasquidos y silbidos. Los primeros consisten en pequeños pulsos de 300 sonidos por segundo que se generan desde un mecanismo situado justo debajo del espiráculo y que se utilizan para la ecolocación de los objetos (funciona como un sonar). El melón (abombamiento de la frente situado encima de la mandíbula superior), consta principalmente de grasa y aceite, y actúa como una pantalla acústica que mejora la resolución de la emisión de sonidos. La mandíbula inferior, también llena de aceite, ayuda a la transmisión del eco reflejado por los objetos, y recibido por la zona posterior de dicha mandíbula, hacia el oído. Este sistema de ecolocación, similar al de los murciélagos, permite a los delfines navegar y detectar a sus presas con suma facilidad. Respecto a los silbidos, son sonidos de tono uniforme que provienen de la parte profunda de la laringe. Se utilizan para comunicar estados de alarma, excitación sexual y, tal vez, otros estados emocionales.
Estudios realizados con animales en cautividad, han mostrado que los delfines son capaces de aprender, realizar tareas con cierto grado de complejidad, comunicarse entre ellos y, mediante entrenamiento, vocalizar sonidos parecidos a palabras. Basándose en esto, algunos investigadores han sugerido que los delfines podrían aprender un lenguaje propiamente dicho y comunicarse con los seres humanos. Sin embargo, la mayoría de los expertos mantienen que las habilidades expuestas, y que sitúan a los delfines con un nivel de inteligencia similar al de los primates, no son prueba suficiente para demostrar que sus vocalizaciones puedan alcanzar la complejidad de un lenguaje verdadero.
Clasificación científica: los delfines pertenecen a la familia de los Delfínidos (Delphinidae), dentro del suborden de los Odontocetos (cetáceos con dientes), que se incluye a su vez en el orden de los Cetáceos. El delfín mular recibe el nombre científico de Tursiops truncatus, el delfín común Delphinus delphis, y el boto Sotalia fluviatilis. La orca se clasifica como Orcinus orca. Los calderones constituyen el género Globicephala y el delfín listado del Pacífico norte es Lagenorhynchus obliquidens.


Cetáceos


Los cetáceos se clasifican en dos grupos: los cetáceos con dientes, como los delfines o el cachalote, y los cetáceos con barbas, como la ballena jorobada mostrada en la imagen. Las barbas son placas córneas que cuelgan de la mandíbula superior de la ballena y ayudan a filtrar el plancton de las toneladas de agua de mar que penetran en su boca. El plancton está formado por organismos tanto animales (zooplancton) como vegetales (fitoplancton), que son muy pequeños y constituyen la única fuente de comida de los cetáceos con barbas.

Cetáceos, orden de mamíferos completamente adaptados al medio acuático; pasan toda su vida, desde que nacen hasta que mueren, en el agua. El orden Cetáceos incluye unas 79 especies de ballenas, delfines, orcas, calderones, narvales y cachalotes.


Ballena saltando fuera del agua

La investigación científica ha demostrado que los cetáceos descienden de un animal terrestre con cuatro extremidades. Según los últimos estudios estos mamíferos podrían haber evolucionado a partir de un artiodáctilo primitivo, a partir del cual habrían descendido también los artiodáctilos modernos, como las ovejas, los ciervos, los cerdos o los hipopótamos. Precisamente estos últimos animales parecen ser los parientes vivos más próximos de los cetáceos. Los primeros restos fósiles de cetáceos conocidos datan de hace 52 millones de años, pero muchos científicos estiman que el origen de estos animales se remonta aún más atrás, hace 60 millones de años. Hace poco se han descubierto esqueletos fósiles de cetáceos en Pakistán que datan del eoceno y que indican que los primeros miembros de este orden ondulaban la columna vertebral para nadar y mover la parte final del cuerpo en sentido vertical, arriba y abajo, de modo similar a como lo hacen las nutrias modernas.
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ODONTOCETOS Y MISTICETOS
Odontocetos y Misticetos
Algunos cetáceos como la ballena gris o los rorcuales comen filtrando su alimento. Pertenecen al grupo de los cetáceos con barbas (Misticetos); carecen de dientes, y en su lugar, la mandíbula superior lleva muchas placas córneas, las barbas, que cuelgan hacia abajo. El borde filamentoso de cada una de estas placas atrapa a modo de criba el alimento y lo filtra. El ancho de las barbas determina el tipo de dieta de la ballena. El otro grupo principal de cetáceos son los Odontocetos o cetáceos con dientes.

El orden Cetáceos se divide en 2 subórdenes: Odontocetos o cetáceos con dientes (delfines y cachalotes) y Misticetos o cetáceos con barbas (ballenas verdaderas). Los Odontocetos tienen los dientes todos iguales, tanto en el tamaño como en la forma, y se alimentan de peces, calamares, crustáceos y otros invertebrados; una especie, la orca, tiene una dieta más variada que incluye aves y mamíferos marinos. El cachalote también pertenece a este grupo; el macho alcanza una longitud de 18,3 m y la hembra de 12,2 m.


Orca
La orca es un gran depredador marino y entre sus presas están: peces, focas, leones marinos y ballenas. Las orcas tienen una estructura social bien definida que gira en torno a la hembra dominante. Al igual que otros cetáceos con dientes (Odontocetos), la comunicación entre los individuos está basada en la diversidad de sonidos que emiten estos animales. El silbido que se oye aquí pertenece al calderón.

El suborden Misticetos está formado por 11 especies —todas han sido o son cazadas con fines comerciales— y se caracterizan porque de la mandíbula superior cuelgan una serie de placas córneas llamadas barbas. El número de barbas oscila entre 160 y 360 en cada lado de la mandíbula y presentan en su borde interior un aspecto filamentoso. Las barbas se utilizan a modo de filtro para capturar el plancton o el krill que constituye la dieta de estos animales; cuando se alimentan, las ballenas abren la boca para que penetre la mayor cantidad de agua posible; después, la cierran y presionan con la lengua hacia arriba y contra la franja filamentosa de las barbas para expulsar el agua de la boca, de forma que el alimento quede atrapado en ellas. Las ballenas con barbas suelen pasar el verano en las aguas polares, donde abunda el plancton y disponen de comida abundante, después migran hacia el sur, hacia las zonas templadas y tropicales, para pasar el invierno y reproducirse.
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CARACTERÍSTICAS
Estructura de la extremidad anterior de un mamífero
La estructura del esqueleto de los mamíferos se ha modificado según las necesidades particulares de cada animal. En el esquema, los diferentes huesos de las extremidades anteriores están adaptados a un tipo determinado de locomoción. En el primer esquema empezando por la izquierda, se aprecia como el gran peso del elefante requiere una estructura robusta y fuerte; por el contrario, las alas del murciélago están soportadas por los huesos finos y alargados de los dedos. En el caso de los mamíferos acuáticos, como la marsopa, las extremidades anteriores se han transformado en aletas, mientras que en el caso del gibón, los dedos de las manos están muy alargados para poderse agarrar bien a las ramas de los árboles.

La adaptación a la vida acuática de los cetáceos ha sido de tal magnitud que su apariencia recuerda por completo a la de un pez. Las extremidades anteriores han evolucionado hasta convertirse en aletas; aunque sus huesos todavía muestran reminiscencias de elementos óseos articulados terminados en dedos, las extremidades posteriores se han perdido por completo y no hay ninguna conexión anatómica entre éstas y la cola. La cola es grande, dispuesta en un plano horizontal y constituye el principal órgano propulsor en el desplazamiento; además, no contiene hueso sino tejido elástico y fibroso que le confiere firmeza y flexibilidad. Por otro lado, el cuerpo está cubierto por una capa de grasa que ayuda a la flotación del animal, a mantener el calor y como medio para almacenar energía. La piel de los cetáceos carece de glándulas sudoríparas, de glándulas sebáceas y de pelo.


Anatomía de una ballena

Al igual que otros mamíferos, los cetáceos tienen pulmones. Respiran a través de uno o un par de orificios (espiráculos), situados encima de la cabeza y al contrario de lo que se cree, no expulsan agua cuando exhalan el aire y forman el característico surtidor. Éste varía en longitud y forma según la especie de que se trate; consiste en vapor de agua presente en los pulmones que, en contacto con el aire, se condensa en diminutas gotas de agua visibles a gran distancia.


Capa aislante
Los mamíferos terrestres tienen una capa de pelo cuya función principal es la de mantener una capa de aire que aísle el cuerpo contra la pérdida de calor; sin embargo, los mamíferos acuáticos mantienen el calor del cuerpo gracias a una capa de grasa que está situada debajo de la piel, lo cual les confiere un diseño más hidrodinámico y los convierte en nadadores más eficientes. En los cetáceos, la capa de grasa está justo debajo de la dermis y puede alcanzar un grosor de unos 50 centímetros. Debajo de la capa aislante de grasa está el músculo, aunque entre ellos hay diferentes tipos de tejido conectivo. Los cetáceos han sido cazados debido a esta capa de grasa; cuando esta se transforma en aceite, se emplea como combustible para lámparas y también se utiliza en la composición de pinturas, jabones, cosméticos y otros productos.

Los cetáceos presentan una serie de adaptaciones fisiológicas que les capacitan para sumergirse a profundidades bastante grandes. En primer lugar, tienen un volumen de sangre mayor al de los mamíferos de tamaño y peso similar, y una capacidad mayor para almacenar oxígeno en la sangre y en los tejidos musculares. En segundo lugar, en cada inspiración se renueva entre el 80% y el 90% del aire de los pulmones frente al 10% o 20% de la mayoría de los mamíferos terrestres. En tercer lugar, los cetáceos pueden tolerar cierta cantidad de dióxido de carbono en los tejidos, mientras que en el resto de los mamíferos la acumulación de éste desencadena una respuesta respiratoria involuntaria. Los Misticetos pueden aguantar la respiración hasta 50 minutos cuando bucean y los cachalotes hasta 75 minutos; éstos suelen alcanzar profundidades de 460 m para buscar una de sus presas favoritas, el calamar gigante. Por último, los cetáceos son capaces de restringir el riego sanguíneo sólo a órganos vitales durante una inmersión profunda, de manera que dichos órganos no se dañen por la falta de oxígeno.
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REPRODUCCIÓN Y DESARROLLO
La reproducción de los cetáceos es, en esencia, similar a la del resto de mamíferos. Los individuos que alcanzan la madurez sexual llevan a cabo un cortejo después del cual viene la cópula, que tiene lugar en el agua (no se sabe si las parejas permanecen después juntas o no). La hembra pare una sola cría tras un periodo de gestación que varía entre 9 y 16 meses según la especie.
El joven cetáceo puede nadar desde el mismo instante en que nace, y subir sin ningún tipo de ayuda hasta la superficie para respirar por primera vez. Poco después comienza a tomar leche de cualquiera de las dos mamas situadas a cada lado de la abertura genital de la madre. La leche de los cetáceos es muy nutritiva y el recién nacido crece muy deprisa. Por ejemplo, la cría recién nacida de una ballena azul, que mide 7 m de longitud y pesa 1,8 toneladas, dobla su peso en su primera semana de vida; cuando tenga siete meses de edad medirá 17 m de largo y pesará 22 toneladas. Es posible que las crías sean destetadas entre ocho meses y dos años después de su nacimiento; sin embargo, la edad a la que comienzan a llevar una vida independiente se desconoce en la mayor parte de las especies. En algunas, como en la orca, parece que los jóvenes siempre permanecen junto al grupo familiar, que oscila entre 5 y 12 individuos.
Los cetáceos alcanzan la madurez sexual entre los 6 y los 13 años. La longevidad depende de las especies; los Odontocetos de pequeño tamaño como la beluga viven unos 30 años; los de mayor tamaño como el cachalote, unos 70 años; y los Misticetos es probable que lleguen a vivir 80 años. Sin embargo, no todos los cetáceos llegan a estas edades; enfermedades, accidentes y ataques de los depredadores (orcas, tiburones y el ser humano), impiden que esto suceda.
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SENTIDOS E INTELIGENCIA
Grandes cerebros
El cerebro de los cetáceos y los elefantes es el único que supera en tamaño al del ser humano. Sin embargo, el significado de este hecho plantea algún problema cuando se tiene en cuenta la inteligencia. Los mamíferos como clase presentan una proporción más o menos constante entre el peso de su cerebro y el de su cuerpo (representado en el gráfico por la línea continua). Dicha proporción es claramente más grande en el caso del ser humano (situado en el gráfico en el punto más alejado de la línea), al que le sigue de cerca la marsopa. Un tamaño de cerebro más grande en relación con el tamaño del cuerpo implica a su vez un área mayor de la parte del cerebro que está asociada a la inteligencia.

El oído es el sentido más importante de los cetáceos. Se sabe que producen al menos dos tipos de sonidos, los que intervienen en su sistema de ecolocación y las vocalizaciones, probablemente producidos por el movimiento del aire al entrar y salir de los sacos nasales. Las vocalizaciones —son las conocidas canciones de las ballenas— parecen ser más bien un medio de comunicación entre los miembros de la misma especie, mientras que los sonidos de ecolocación funcionan como una especie de sonar biológico, que les sirve para orientarse en el agua. Gracias a este sistema estos animales discriminan con precisión el tamaño o la distancia a la que se encuentra un objeto. Para ello, dirigen hacia éste los sonidos que, después de rebotar en el objeto, vuelven hacia el animal y le proporcionan toda la información necesaria. Es fácil deducir que la ecolocación es de gran ayuda y supone una gran ventaja a la hora de orientarse, navegar o capturar presas en la oscuridad de las profundidades marinas. Por otro lado, esto no supone que los cetáceos tengan una visión pobre: por ejemplo, la agudeza visual de la orca bajo el agua es igual a la de un mamífero terrestre como el gato.
Los cetáceos son los únicos animales (con excepción del elefante) que tienen un cerebro más grande que el del ser humano. El peso medio del cerebro de un cachalote es de 9 kg, el de un elefante de 4,5 kg, el del delfín mular de 1,7 kg y el del ser humano de 1,35 kg; sin embargo, la relación entre el tamaño del cerebro y la inteligencia de los cetáceos todavía no está clara. En cautividad, las ballenas y los delfines muestran una gran capacidad para aprender, pero como la observación de los cetáceos en estado natural es muy difícil, se sabe muy poco de su vida en estado salvaje. Algunas especies son solitarias la mayor parte de su vida, mientras que otras viven en grupos familiares o forman grupos de cientos de individuos. Las orcas muestran un comportamiento de cooperación muy desarrollado cuando cazan, lo que indica que debe haber una comunicación muy activa entre los miembros del grupo. A pesar de todo lo que se ha escrito sobre la existencia de un “lenguaje” de los cetáceos y de su posible similitud con la comunicación humana, los resultados de las investigaciones en este campo no son todavía concluyentes.
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LA CAZA DE LOS CETÁCEOS
Caza de cetáceos
Los cetáceos, perseguidos y capturados durante siglos como fuente de comida, aceite y muchos otros productos, disminuyeron en número desde mediados del siglo XIX, y hoy muchas especies se encuentran amenazadas. La mayoría de los países han suspendido sus actividades balleneras. En la imagen, una ballena es descuartizada en una playa islandesa.

Durante siglos, los cetáceos han sido cazados para obtener diversos productos: carne, alimento habitual en algunos países como Japón; grasa, obtenida de la espesa capa subcutánea y utilizada, hasta el siglo XIX, para la iluminación; espermaceti, cera presente en la cabeza de algunos cetáceos, muy importante para la industria cosmética; ámbar gris, concreción sólida que se forma en el estómago o el intestino del cachalote, también empleada en la preparación de perfumes; y marfil, presente en los dientes de los Odontocetos. De las barbas de los Misticetos también se obtenían en el siglo XIX las varillas de los corsés. En la actualidad, a partir de los tendones se fabrican cuerdas para las raquetas de tenis. La caza de estos animales ha llevado a la regresión a muchas de las especies. La ballena vasca, de la que se calcula que sólo sobreviven 300-600 ejemplares, es actualmente la especie más cazada; la siguen el rorcual aliblanco, el cachalote, la ballena jorobada y la ballena boreal o ballena de Groenlandia.
La caza excesiva a la que se han visto sometidos estos mamíferos, determinó la creación, en 1946, de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), organismo internacional que se encarga de la regulación de la pesca comercial de cetáceos formado por representaciones de diferentes países implicados o no directamente en la caza de ballenas. El objetivo principal de dicha organización es realizar un manejo adecuado de las poblaciones de cetáceos para que su explotación comercial sea compatible con su conservación. En 1975, durante la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Ambiente Humano, las peticiones para el cese de la caza presentadas por muchos países fueron desatendidas. En 1982 entró en vigor una moratoria internacional propuesta por la propia CBI que establecía, para cada uno de los 35 países firmantes y para cada especie, las cuotas de captura posibles; algunos países —en especial Noruega y Japón no estuvieron conformes con esta normativa y han seguido cazando ballenas argumentando su captura con fines científicos. Las diferencias no se han resuelto todavía.
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ESPECIES PRESENTES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Las especies de ballenas que frecuentan las costas de la península Ibérica son la ballena jorobada (también llamada, xibarte o yubarta), muy rara en aguas ibéricas y considerada como especie en peligro de extinción; la ballena vasca, conocida también como ballena negra o ballena franca septentrional, considerada ya extinguida en nuestras costas; el rorcual azul, considerada especie en peligro de extinción; el rorcual aliblanco y el norteño o boreal, consideradas raras; el rorcual común, frecuente en todas las costas ibéricas, pero considerada vulnerable debido a su caza; el cachalote, común en las costas españolas, incluidas las de Canarias; el cachalote pigmeo, no muy habitual; la marsopa, bastante habitual en las costas atlánticas; el calderón tropical, poco frecuente; el calderón común, muy habitual en las aguas peninsulares; la orca, considerada como especie vulnerable y relativamente habitual en las costas atlánticas y cantábricas; la falsa orca, pseudorca u orca bastarda, muy escasa en costas atlánticas; y el calderón gris, no infrecuente en aguas ibéricas. Hay además ballenatos o zifios como el zifio de Cuvier o zifio común, el ballenato de hocico de Sowerby, el ballenato de hocico de Gervais, el ballenato de hocico de Blainville, el ballenato de hocico de True y el calderón de hocico boreal.
Clasificación científica: las ballenas, los delfines, las marsopas, los cachalotes, los calderones y los narvales pertenecen al orden de los Cetáceos (Cetacea), que comprende unas 79 especies. Este orden está subdividido en dos subórdenes: los Odontocetos (Odontoceti) o cetáceos con dientes y los Misticetos (Mysticeti) o cetáceos con barbas. Dentro de los Odontocetos se encuentran el cachalote (Physeter catodon o Physeter macrocephalus) incluido en la familia Fisetéridos (Physeteridae); el cachalote pigmeo (Kogia breviceps) perteneciente a la familia Kógidos (Kogiidae); el zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris), el ballenato de hocico de Sowerby (Mesoplodon bidens), el ballenato de hocico de Gervais (Mesoplodon europaeus), el ballenato de hocico de Blainville (Mesoplodon densirostris), el ballenato de hocico de True (Mesoplodon mirus) y el calderón de hocico boreal (Hyperoodon ampullatus), que pertenecen a la familia de los Zífidos (Ziphiidae); el calderón común (Globicephala melaena o Globicephala melas), el calderón tropical (Globicephala macrorhynchus), el calderón gris (Grampus griseus), la orca (Orcinus orca) y la orca bastarda (Pseudorca crassidens) que pertenecen a la familia de los Delfínidos (Delphinidae); y la marsopa (Phocoena phocoena) incluida en la familia de los Focénidos (Phocoenidae). Del grupo de los Misticetos son el rorcual común (Balaenoptera physalus), el rorcual norteño (Balaenoptera borealis), el rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata), el rorcual azul (Balaenoptera musculus) y la ballena jorobada o xibarte o yubarta (Megaptera novaeangliae) que pertenecen a la familia de los Balenoptéridos (Balaenopteridae). Por último, la ballena vasca o ballena franca septentrional (Eubalaena glacialis o Balaena glacialis) y la ballena boreal o de Groenlandia (Balaena mysticetus) pertenecen a la familia de los Balénidos (Balaenidae).


Los increíbles Conejos y liebres


Conejos y liebres
La liebre, a la izquierda en la fotografía, se diferencia con facilidad del conejo, derecha, por sus orejas más largas, por el tamaño, las liebres son más grandes, y por las costumbres sociales, pues las liebres no son tan gregarias como los conejos.

Conejos y liebres, nombre común de ciertos mamíferos que se caracterizan por presentar el cuerpo recubierto de un pelaje denso y suave, por sus orejas largas y por carecer de cola, o si la tienen, por ser muy corta.
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DIFERENCIAS ENTRE CONEJOS Y LIEBRES
Los conejos paren crías que nacen desnudas, sin pelo, con los ojos cerrados e incapaces de caminar. Además, son animales gregarios que viven en madrigueras formando colonias (la excepción son el conejo de cola de algodón y el tapetí, que no excavan madrigueras ni tienen hábitos sociales). Las especies designadas como liebres nacen completamente cubiertas de pelo y con los ojos abiertos; los adultos no excavan madrigueras, hacen nidos simples sobre el suelo o entre la vegetación y no son gregarios. Otras características que diferencian a los conejos de las liebres es que éstas suelen ser más grandes, tienen las patas traseras más largas y las orejas también más largas, manchadas de negro en la punta; además los cráneos de ambas especies son completamente diferentes.
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CARACTERÍSTICAS COMUNES
Los conejos y las liebres se distribuyen por todo el mundo y comparten algunas características comunes. Suelen ser de color castaño, gris o blanco; algunas formas norteñas tienen una capa blanca en invierno y recuperan la capa oscura en verano. Presentan una hendidura en la mitad del labio superior. Las orejas son más largas que anchas en todas las especies. Poseen cinco dedos con garras. Las extremidades posteriores son mucho más largas que las anteriores y están adaptadas para la carrera. Aunque inermes, poseen un oído y un olfato bien desarrollados que les protegen frente a los depredadores, a la vez que sistemas de alarma como el tamborileo. Algunos realizan carreras cortas y enseguida buscan una madriguera para refugiarse; otros conejos y liebres son grandes corredores que se lanzan a espacios abiertos donde pueden alcanzar 70 km/h de velocidad.
Ambos grupos son muy prolíficos, paren una camada numerosa, entre tres y ocho crías, y se reproducen entre cuatro y ocho veces al año; el periodo de gestación dura cerca de un mes, las crías alcanzan la madurez sexual a los seis meses de edad y su longevidad es de unos diez años. Estos animales, que pesan entre uno y cinco kilogramos, y miden entre 30 y 60 cm de longitud, se alimentan de materia vegetal, incluida la corteza de los árboles. Su hábitat preferido son zonas de suelo suelto y seco que les permita excavar sus madrigueras, y con matorral suficiente que les ofrezca refugio. Los conejos y las liebres son especies cinegéticas importantes, muy apreciadas por su piel y su carne; sin embargo, también constituyen plagas para la agricultura en algunos lugares y pueden destrozar plantaciones de árboles y cultivos enteros.
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CONEJOS
Conejo común
El conejo común es un animal herbívoro que se alimenta de hierbas, plantas cultivadas y de cortezas de árboles y arbustos. Pueden causar daños a los cultivos ya que se comen las raíces y las hojas de las plantas.

El conejo común o conejo salvaje se ha difundido, desde hace ya muchos siglos, por todos los países cálidos y templados de Europa. En la actualidad se encuentra también en el continente americano, Australia y Nueva Zelanda. Se adapta a cualquier ambiente que pueda garantizarle hierba para alimentarse y un terreno en el cual poder excavar sus madrigueras. Es un animal sobre todo nocturno y social, ya que viven en grupos en los que se establece una precisa jerarquía. Esta especie es bastante prolífica y voracísima y constituye en algunas regiones un enemigo para los cultivos y los pastos destinados al ganado.
Hay varias especies de distribución restringida como el teporingo o conejo de volcán, que es una especie que vive en una zona de colinas volcánicas restringida cerca de México capital.
Conejo enfermo de mixomatosis
La mixomatosis es una enfermedad vírica que afecta a los conejos. Los animales enfermos presentan una conjuntivitis purulenta y desarrollan tumores en la piel.

Los conejos de cola de algodón son especies muy prolíficas que reciben este nombre por el pelaje blanco de su cola que recuerda a una bola de algodón. Existen numerosas especies que se distribuyen desde Canadá hasta América del Sur.
El conejo doméstico deriva del conejo salvaje originario de Europa y África, y hay por lo menos 66 variedades diferentes. Algunas de ellas son: la variedad de Angora, la belga, la alemana, la del Himalaya, la de Siberia, la de Patagonia y la Flamenca. Las características externas del conejo doméstico son muy variables, como por ejemplo el color, que puede ser blanco puro o totalmente negro, o la longitud del pelaje, que varía de corto a largo. En caso de peligro, los conejos domésticos se avisan unos a otros golpeando el suelo de forma característica con sus patas traseras. La utilización que el ser humano ha hecho de estos animales es muy amplia; se crían como mascotas, para estudios genéticos, para experimentos de laboratorio y para consumir su carne o emplear su piel en la fabricación de prendas de vestir.
Los conejos han sido introducidos en Sudamérica, Java, Australia, Nueva Zelanda y varias islas oceánicas por todo el mundo. Un ejemplo claro de la rápida expansión de estos animales es el caso de Australia y Nueva Zelanda. En este último lugar, se introdujeron siete individuos cerca de la localidad de Invercargill, hacia el año 1860. Poco tiempo después, el número de individuos se multiplicó y su control se convirtió en un problema muy serio. En Australia, apareció un virus mortal que afectó a los conejos y en 1951 empezó a promocionarse el empleo artificial de este virus para controlarlos. La enfermedad que producía el virus es la mixomatosis. Este proyecto tuvo éxito sólo en aquellas zonas donde había suficiente agua para que pudiera haber mosquitos, pues éstos son los vectores que transmiten la enfermedad. Sin embargo, ésta se extendió a Europa, provocando la muerte de gran parte de la población de conejos en Gran Bretaña, Bélgica, Francia y España, donde estos animales juegan un papel muy importante en la dieta de determinados depredadores, como lobos y águilas.
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LIEBRES
Liebre de California
Las orejas de 20 cm de este habitante del desierto no sólo le permiten escuchar el más mínimo movimiento, sino que además actúan como unos grandes ventiladores que aminoran el calor. La liebre no puede soportar altas temperaturas y pasa buena parte del día descansando a la sombra. Pese a ser la más rápida de las liebres, llegando a alcanzar los 70 km/h y los seis metros en los saltos, el agotamiento por el calor le sobreviene pronto y puede ser cazada entonces con facilidad si no se deshace rápidamente de los depredadores.

Para algunos autores la liebre de Europa, África y Asia se incluye en una sola especie de gran plasticidad ecológica. Otros considerarían a ésta como la liebre mediterránea, de menor tamaño, distribuida en África, Asia oriental, en la península Ibérica y pequeñas zonas de Italia; y la liebre europea, de la mayor parte de Europa y Asia occidental. En España coexisten las dos.
La liebre variable se distribuye por toda Europa y también en Norteamérica y se caracteriza por presentar orejas más cortas que la especie anterior y tener la cola enteramente blanca.
La liebre de California se distribuye por el oeste de Estados Unidos y Canadá hasta México. Es el animal más rápido entre todos los conejos y liebres, alcanzando velocidades de unos 70 km/h; además puede cubrir una distancia de entre 4,5 y 6 metros en un solo salto. Se sabe que estas liebres pueden ser vectores en la transmisión de la tularemia, una enfermedad bacteriana que puede afectar a los seres humanos.
Clasificación científica: los conejos y las liebres pertenecen a la familia de los Lepóridos, dentro del orden de los Lagomorfos. El conejo común es la especie Oryctolagus cuniculus, el conejo de volcán es Romerolagus diazi y el conejo de cola de algodón pertenece al género Sylvilagus. El nombre científico de la liebre común es Lepus capensis (si se consideran dos especies, Lepus capensis es la especie mediterránea, y Lepus europaeus la europea). La liebre variable es Lepus timidus y la liebre de California Lepus californicus.


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