Tejón



El asombroso:
Tejón

Tejón, mamífero plantígrado
Tejón americano
El tejón americano ocupa una gran variedad de hábitats que incluyen zonas de montañas, bosques e incluso áreas urbanas como parques y jardines. Este tejón de hábitos excavadores tiene una dieta que consiste en vertebrados pequeños, invertebrados, raíces, tubérculos, fruta e incluso basura.

Tejón, mamífero plantígrado
Tejón europeo
El tejón europeo (Meles meles), que se distingue por las dos franjas negras que van desde los ojos a las orejas, vive en zonas boscosas europeas. Tiene una dieta muy variada; se alimenta de lombrices, insectos, huevos e, incluso, de pequeños mamíferos.

Tejón, mamífero plantígrado (que se apoya en las palmas de sus manos y en las plantas de sus pies para desplazarse), que se caracteriza por tener las extremidades cortas y fuertes, y por poseer unos pies alargados que están dotados de uñas fuertes utilizadas para excavar. Los tejones poseen un pelaje denso y muy fuerte, con un dibujo bien definido: es de color gris por encima, negro por debajo, y con unas bandas características negras y blancas sobre su cabeza que forman una especie de antifaz. Son animales principalmente nocturnos, viven en madrigueras y excavan grandes sistemas de galerías. Poseen glándulas anales que emiten una secreción de olor fétido. La piel del tejón tiene valor comercial y se utiliza para la confección de abrigos; los pelos son utilizados para la fabricación de brochas y pinceles.
El tejón europeo está distribuido desde Europa occidental hasta China; mide hasta 90 cm de longitud y vive en zonas boscosas donde excava sus sistemas de galerías. Aquí es donde pasa el invierno, y también donde la hembra dará a luz de dos a seis crías, que nacen desprovistas de pelo y completamente ciegas. Es un animal omnívoro y se alimenta de materia vegetal, frutos, bulbos y raíces, así como de pequeños invertebrados: lombrices, caracoles e insectos. También come ranas, huevos, pajarillos y gazapos. La miel y las larvas de abejas y avispas son muy apreciadas por los tejones; su pelo enmarañado lo protege de los aguijones de estos insectos.
El tejón americano, también conocido con el nombre de tlalcoyote, está distribuido por el oeste de Norteamérica: al este, en el estado de Ohio; al norte, en el sur de Canadá, y al sur del centro de México. Mide alrededor de 60 cm de longitud, tiene un cuerpo ancho y achaparrado, y unas extremidades anteriores dotadas de garras que utiliza para excavar profundas madrigueras en las laderas de las colinas. El pelaje es de color gris, moteado de marrón o color café, y la cabeza tiene una línea de pelo blanco que le recorre el dorso desde detrás del hocico. También tiene algunas marcas blancas alrededor de las orejas y de los ojos. Las presas que constituyen la mayor parte de su dieta son las ratas de abazones y otras especies consideradas como plagas para la agricultura.
Existen otras especies muy relacionadas, pero que pertenecen a diferentes subfamilias, y son: el teledu de Java, el balisano o tejón de la arena, del noroeste de la India, y el ratel africano (Mellivora capensis), también llamado tejón melero.
Clasificación científica: el tejón pertenece a la familia de los Mustélidos, dentro del orden de los Carnívoros. El tejón europeo se clasifica como Meles meles, y el tejón americano recibe el nombre científico de Taxidea taxus.

jueves, 26 de julio de 2012

Reptil



El asombroso:
Reptil

Aligátor
El aligátor americano, declarado especie amenazada en 1967, ha aumentado en número en su zona de distribución originaria, que abarca el sureste de Estados Unidos. Aunque alcanza hasta 6 m de longitud, suele medir 1,5 m de tamaño medio. Se alimenta de otros reptiles, carroña, aves, mamíferos y anfibios. Dado que el aligátor y otros crocodilios no pueden masticar su comida, engullen a sus presas enteras o, en el caso de animales más grandes, los despedazan y se los tragan.

Reptil, nombre común de los miembros de la clase Reptilia (véase Animal), que engloba a las serpientes, los lagartos, las tortugas, los cocodrilos, el tuátara y numerosas especies extintas. Hay unas 7.000 especies vivas que se encuentran en una gran variedad de hábitats terrestres y acuáticos.
Los reptiles son vertebrados, es decir, animales con columna vertebral. A pesar de que comparten características con otros vertebrados como peces, anfibios, aves y mamíferos, los reptiles muestran una combinación única de características que les distingue de todos estos grupos. Los reptiles modernos, como los anfibios, son animales ectotérmicos o de “sangre fría” (véase Poiquilotermia). Esto significa que no son capaces de regular su temperatura corporal, es decir, no pueden generar calor, por lo que dependen del que reciben del Sol. Por eso, ajustan su comportamiento para adaptarse a los cambios de la radiación solar y, de esa manera, regular la temperatura de su cuerpo. Como las aves, la mayoría de los reptiles nacen de huevos con cáscara que la madre deposita sobre el terreno. Respiran a través de pulmones, como la mayoría de los anfibios adultos, las aves y los mamíferos. Además, como los anfibios y los mamíferos, la mayoría de los reptiles, con la excepción de las tortugas, tienen dientes. Su piel dura, seca y escamosa es única en el reino Animal. No es húmeda ni permeable, como la de los anfibios, ni con plumas, como la de las aves, ni cubierta con pelo, como la de los mamíferos.
Los reptiles habitan en casi todos los lugares del planeta, incluyendo la mayoría de los océanos del mundo. Los encontramos en un gran número de hábitats, desde el fondo de los estanques y lagos hasta en la vegetación arbórea de gran altitud. Sin embargo, son especialmente abundantes y diversos en los trópicos y en los desiertos. El único factor que parece limitar su distribución geográfica es su incapacidad para generar su propio calor corporal. Este es el motivo por el que no hay reptiles en la helada Antártida ni en los océanos polares, y sólo algunos en el círculo polar ártico.
2
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
Órgano de Jacobson
El órgano de Jacobson es un órgano sensorial especial, formado por dos estructuras saculares huecas muy sensibles, que se localiza en el cielo de la boca. La lengua recoge las partículas odoríferas del entorno y las lleva hasta este órgano.

Su característica piel seca y escamosa impide que sus tejidos internos se sequen. En muchas especies también juega un papel importante en la defensa y el apareamiento. Las escamas de los reptiles están formadas principalmente por queratina y derivan de la capa exterior de la piel o epidermis, a diferencia de las escamas de los peces que son estructuras óseas y dérmicas. La capa interior de la piel o dermis contiene muchos vasos sanguíneos y nervios, además de células con pigmentación que proporcionan a muchas especies sus vistosos colores.
Anatomía general interna de un reptil

El color de la mayoría de los reptiles presenta matices verdes, pardos y grises, lo que permite a los animales adaptarse mejor a su entorno. Sin embargo, muchas tortugas, lagartos y serpientes muestran marcas brillantes en azul, verde, amarillo, naranja o incluso púrpura. Algunos reptiles, en especial los camaleones y los lagartos del género Anolis, son capaces de cambiar el color de la piel mediante la dispersión o concentración de unas células portadoras de pigmentos denominadas cromatóforos. Los cambios en la pigmentación les permiten mimetizarse con el entorno y, de esa manera, evitar ser descubiertos por sus depredadores. Estos cambios de color también son importantes para comunicarse con otros reptiles, por ejemplo, para atraer a una hembra o atemorizar a un rival (véase Comunicación animal). A medida que crecen, los reptiles mudan regularmente la capa exterior de la piel bien perdiendo trozos a intervalos o bien, como las serpientes y las culebrillas ciegas (véase Anfisbénido), mudando la piel de una sola vez.

Anatomía de una serpiente
Los órganos abdominales de la mayoría de los vertebrados están agrupados en una cavidad abdominal restringida. En las serpientes están alineados en una cavidad alargada, modificada en función de la extensión de la columna vertebral.

Los reptiles se valen de sus sentidos para buscar alimentos y evitar a los depredadores. Las especies que cazan para alimentarse suelen tener los ojos en la parte anterior de la cabeza, lo que les permite tener una visión binocular. Muchos lagartos, como los camaleones, pueden mover los ojos de forma independiente para ver en distintas direcciones a la vez. Las serpientes y algunos lagartos presentan una membrana transparente protectora cubriendo cada ojo y carecen de párpados que se abren y se cierran, por lo que dan la impresión de que miran implacablemente.
Los reptiles poseen un órgano olfativo especial, denominado órgano de Jacobson, situado en la parte superior de la boca. Se trata de una pequeña cavidad equipada con detectores sensoriales que reconoce las moléculas olorosas y permite a los reptiles localizar a sus presas, encontrar pareja y, en general, obtener información del medio que les rodea. Los varanos y las serpientes sacan continuamente sus bífidas lenguas fuera de la boca para recoger las partículas olorosas y llevarlas al órgano de Jacobson. La serpiente de cascabel y el mocasín buscan sus presas utilizando las fosetas termosensitivas que tienen en la cabeza y que detectan el calor corporal. Por medio de esta extraordinaria capacidad las víboras de foseta pueden incluso perseguir y matar a sus presas en la oscuridad. Las boas y las pitones también tienen receptores térmicos.


Percepción del calor con órganos termosensibles
Los crótalos detectan a sus presas (por lo general, animales de sangre caliente que desprenden calor) con un órgano termosensible situado entre el ojo y el oído a ambos lados de la cabeza. El cerebro de la serpiente localiza la presa comparando diferencias de temperaturas; de esta forma la serpiente puede atacarla, incluso en la oscuridad.

El esqueleto de los reptiles está osificado casi en su totalidad (no es cartilaginoso). Su cráneo está unido a la columna vertebral por un único cóndilo, o superficie articular, como ocurre también en las aves. Las costillas torácicas están unidas al esternón y, cuando existe un hueso sacro (parte de la espina dorsal conectada a la pelvis), las costillas sacras se articulan con la cintura pélvica. Pueden tener dos juegos completos de extremidades o haber perdido uno o ambos, como ocurre en las serpientes y algunos lagartos.

La muda de un reptil
Este reptil (probablemente un lagarto ápodo) está cambiando la piel.

Tienen un sistema nervioso más avanzado que los anfibios. Respiran por medio de pulmones; carecen de branquias. En la mayor parte de las serpientes y algunos lagartos sólo hay un pulmón funcional; en otros reptiles, ambos pulmones están igualmente desarrollados. El tórax y el abdomen no están separados por un diafragma y la respiración se realiza con la ayuda de músculos de la pared del cuerpo. Presentan un corazón formado por tres cámaras: dos aurículas y un ventrículo. En los cocodrilos, no obstante, el ventrículo está casi totalmente dividido en dos cámaras por un septo o tabique.


Camaleón mediterráneo
Este reptil que crece hasta 28 cm de largo, vive en los semidesiertos de África septentrional, España y el Oriente Próximo. A diferencia de la mayoría de los miembros de su género, que casi nunca bajan de los matorrales y árboles a los que trepan, el camaleón mediterráneo algunas veces excava agujeros en la proximidad de los oasis, donde pueden evitar el calor. Sobreviven principalmente con una dieta a base de langostas. Como todos los camaleones, pueden mover los ojos independientemente y tienen un color característico que cambian cuando se aparean, luchan o se camuflan.

El material procedente del intestino, del aparato urinario y del aparato reproductor se vierte a una cámara posterior que recibe el nombre de cloaca. Presentan sexos separados y la fecundación es interna. Los machos disponen de un órgano copulador para introducir el esperma en el sistema genital femenino.
3
COMPORTAMIENTO
Aunque es común referirse a los reptiles como animales de sangre fría, sin embargo son capaces de mantener la temperatura corporal prácticamente constante. La diferencia importante en lo que se refiere a la fisiología de la temperatura corporal es que los reptiles dependen de fuentes externas de calor para mantenerla, mientras que los mamíferos generan el calor por procesos internos. Los reptiles regulan su temperatura aprovechando diferentes fuentes de calor externo, como la luz solar directa o el calor que despiden las piedras, los troncos y el suelo. Mediante el uso equilibrado de estas fuentes, las diferentes especies de reptiles mantienen una temperatura corporal más o menos constante, característica de cada especie, que suele ser superior a la del aire que les rodea. Sólo cuando el animal está en estado latente o inactivo la temperatura de su cuerpo es más o menos igual que la de su entorno.
Cuando la cabeza y el cerebro están demasiados calientes en relación al resto del cuerpo, los reptiles abren su boca para permitir que la humedad interior se evapore, creando así un efecto refrescante. Este comportamiento se observa muy a menudo en los cocodrilos. Algunos lagartos del desierto jadean, como los perros, para bajar la temperatura al evaporar la saliva de su boca. Lagartos y serpientes pueden desplazarse a zonas frías o cálidas según el momento del día, e incluso pueden adoptar posiciones distintas en los árboles. Las tortugas semiacuáticas y los cocodrilos pueden moverse desde la tierra al agua y viceversa, y los reptiles acuáticos pueden nadar en las partes más frías o más cálidas del agua según les interese.
Cuando hace frío, muchas especies buscan un lugar seguro bajo tierra o en madrigueras para pasar el invierno en una estado letárgico o de inactividad, muy parecido a la hibernación. Las tortugas suelen retirarse al fondo de los estanques donde permanecen incluso después de que queden cubiertos por el hielo. Son capaces de absorber todo el oxígeno que necesitan del agua a través de los pliegues de la boca y la garganta, la piel y de unos sacos de paredes muy delgadas que se encuentran en su cloaca. Cuando en primavera la temperatura mejora, salen a la superficie para comenzar una nueva temporada de actividad y reproducción.
3.1
Defensa y territorialidad

Lagarto de Kingy en actitud amenazante

Los reptiles son presas buscadas por muchos depredadores, como peces grandes, aves, mamíferos y otros reptiles. Muchas especies pueden morder si son amenazadas, aunque su primera iniciativa para defenderse es esconderse o escapar. Cuando la escapatoria no es posible, algunos pueden realizar elaborados sistemas de aviso para asustar o confundir al depredador, y otros pueden aparentar un tamaño mayor del que realmente tienen. El lagarto de Kingy hace frente a su enemigo desplegando el ancho volante que tiene en torno a su cuello, a la vez que abre la boca. La inofensiva serpiente de hocico de cerdo puede emitir silbidos y expandir el cuello como las cobras, además de despedir un olor desagradable a través de sus escamas. Si estas acciones no consiguen espantar a su rival, esta serpiente puede revolcarse en el fango y darse la vuelta sobre su espalda, como si estuviera muerta. Muchos reptiles intentan aparentar el aspecto y el comportamiento de otras especies más peligrosas. Por ejemplo, las bandas brillantes en rojo, amarillo y negro de la coral ratonera, una especie no venenosa, son similares a las de la serpiente coral, extremadamente venenosa. Para las serpientes venenosas un buen ataque puede ser la mejor defensa: la cobra escupidora puede escupir veneno a los ojos del depredador, alcanzando a veces objetivos de más de 3 metros.

Lagarto venenoso
El monstruo de Gila es uno de los dos únicos lagartos venenosos del mundo. Utilizan el veneno principalmente para defenderse, segregándolo a través de unas glándulas situadas en la mandíbula inferior.

A menudo, los reptiles tienen conflictos con miembros de su propia especie sobre el control del territorio. En algunas especies de lagartos, los machos realizan ritos para poner de manifiesto sus derechos sobre un terreno. Por ejemplo, en muchas especies de varanos, los machos que rivalizan por un territorio se mantienen sobre sus patas traseras empujándose unos a otros para tratar de derribarse. Algunas serpientes, como las serpientes de cascabel, también realizan estas exhibiciones. A veces, las tortugas macho golpean sus caparazones para elegir al macho dominante.

3.2
Alimentación
Serpiente engullendo



Serpiente engullendo a su presa
Las serpientes, todas ellas carnívoras, se alimentan de un modo peculiar. La mandíbula inferior, formada por dos huesos unidos en la barbilla por un ligamento elástico, puede abrirse para dar cabida a animales enteros, desde ratones hasta animales del tamaño de un ciervo o venado. El roedor de la imagen ha sido engullido con la cabeza por delante, tanto para impedirle morder mientras estaba vivo como para facilitar su paso. Según el tamaño, puede tardar hasta una semana en digerir la presa.

Las serpientes y algunos otros reptiles son carnívoros. Los lagartos se suelen alimentar de insectos mientras que las serpientes comen pequeños vertebrados, como pájaros, roedores, peces, anfibios e incluso otros reptiles. Para muchas serpientes, los huevos de aves y reptiles son un bocado suculento. Muchas tortugas, además de algunas especies de lagartos como la iguana común o iguana verde, son herbívoras y se alimentan de hojas y frutos. Otras tortugas, como la tortuga pintada, son omnívoras; es decir, se alimentan tanto de carne de otros animales como de materia vegetal.

Lengua extensible
La lengua del camaleón es muy extensible y pegajosa en el extremo, lo que permite al animal capturar insectos con mucha facilidad.

Las especies carnívoras tienen formas muy diferentes de capturar a sus presas. Algunas tortugas acuáticas cazan a sus presas con un movimiento rápido de sus largos cuellos, a la vez que se meten agua en la boca para tragar mejor a la presa. Muchas serpientes pequeñas, como la serpiente piloto y la serpiente real, además de especies grandes, como la pitón o la boa, golpean y agarran a sus presas, enroscándose a su alrededor para estrangularlas antes de tragarlas. Casi todas las serpientes pueden dislocar sus mandíbulas para engullir presas más grandes que su propia cabeza. Aunque no es usual, se han visto pitones africanas tragarse impalas: pequeños antílopes de 1 m de altura. Las serpientes venenosas muerden a sus presas y les inyectan veneno y, normalmente, en vez de luchar con ellas, las dejan marcharse mientras el veneno hace su efecto. Después, utilizan la lengua y el órgano de Jacobson para encontrar el cuerpo. Los camaleones tienen una lengua larga y pegajosa que lanzan con precisión y velocidad extremas a los insectos que pretenden engullir. Los enormes varanos a veces acechan a otros animales de presa pero suelen alimentarse de carroña. Los cocodrilos comen peces pequeños aunque también son capaces de capturar grandes mamíferos, como ciervos o vacas que estén bebiendo agua en la orilla de un río o lago.

4
REPRODUCCIÓN Y CICLO DE VIDA

Nacimiento de un reptil
Casi todos los reptiles ponen huevos de cáscara coriácea, pero los de algunas especies tienen el cascarón duro, como el de las aves, de los que incluso pueden nacer jóvenes ya formados. En el momento de la eclosión, el reptil puede formar un diente agudo temporal en el extremo de la mandíbula superior para romper la cáscara del huevo.

La mayoría de los reptiles llevan a cabo ritos de apareamiento (véase Cortejo y apareamiento). Los lagartos acompañan su cortejo con cambios de color. Por ejemplo, los camaleones macho experimentan cambios de color durante el cortejo y las hembras preñadas muestran una coloración viva para indicar que no están disponibles. El lagarto anolis macho infla su papada para impresionar a las hembras e intimidar a sus rivales. Las tortugas macho pueden incitar a las hembras agitando su cabeza o tocando la cara de la hembra con las uñas de sus extremidades. Los tuátaras macho caminan en lentos círculos alrededor de la hembra hasta que ésta desaparece en su madriguera o permite al macho cruzarse con ella. Las serpientes hembra atraen a sus compañeros expulsando aromas químicos llamados feromonas. Cuando el macho encuentra a una hembra receptiva la corteja pasando por encima de ella varias veces y luego alinea su cola con la de ella de manera que se pueda producir la fecundación.
La fecundación de los reptiles es interna: los óvulos se unen con el esperma del macho dentro del cuerpo de la hembra. Las tortugas y los cocodrilos macho sólo tienen un pene pero los lagartos y las serpientes macho tienen dos, llamados hemipenes, que se encuentran protegidos por pliegues y espinas que mantienen al pene en posición durante el apareamiento. Estos animales sólo utilizan un hemipene cada vez que se aparean. En las especies que se aparean sucesivamente, los machos alternan sus hemipenes. Los tuátaras macho no tiene pene, por lo que utilizan la abertura muscular de su cloaca para introducir el esperma en la hembra.
La mayoría de los reptiles son ovíparos (ponen huevos), pero muchas especies de serpientes y lagartos son ovovivíparas (alumbran crías vivas). El huevo con cáscara dura que presentan los reptiles permitió a este grupo independizarse del medio acuático. Este huevo consta de una serie de membranas extraembrionarias que posibilitan el desarrollo del embrión: un amnios protector, común a los reptiles, aves y mamíferos, que impide que el huevo se seque, de modo que las primeras fases del ciclo vital de estos animales no tiene que depender del agua; un alantoides respiratorio o membrana vascular fetal, que sirve como superficie respiratoria; y el corion que regula el paso de oxígeno y dióxido de carbono. Rodeando a estas membranas está la cáscara calcárea o coriácea exterior.

Huevo de reptil
Un avance evolutivo crucial para los animales terrestres fue el desarrollo del huevo amniótico en los reptiles, característico también de las aves y de algunos mamíferos. El embrión, puede sobrevivir fuera del agua en diversos hábitats protegido contra la desecación. El vitelo le provee de alimento y el albumen de agua y nutrientes. Los desechos se almacenan en el alantoides, una extensión del intestino del embrión. El oxígeno se difunde a través de la cáscara. Su paso al embrión es regulado por el corión.

El número de huevos o de crías de los reptiles varía mucho de una especie a otra e incluso dentro de una misma especie. Por ejemplo, ciertas tortugas africanas de pequeño tamaño sólo ponen un huevo en cada puesta, mientras que algunas tortugas marinas ponen hasta 150 huevos. La serpiente de jarretera puede dar a luz entre 3 y 100 crías.
Los reptiles normalmente depositan sus huevos en un nido excavado en la arena, en la tierra o sobre las hojas, pero luego los abandonan y no se ocupan de las crías recién nacidas. La pitón es una excepción, ya que se mantiene cerca de los huevos para protegerlos de los depredadores. Las hembras de cocodrilo, y a veces también los machos, vigilan sus nidos. Si una de las crías tiene problemas para salir del cascarón, sus padres la ayudan metiéndose el huevo en la boca y rompiendo la cáscara con suavidad, sin dañar a la cría.
Los reptiles se encuentran totalmente desarrollados y preparados para llevar una vida independiente desde que nacen. Sin embargo, las crías de los reptiles, en particular las crías de las tortugas marinas, tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir durante los primeros meses de vida. Estos animales son la presa favorita de muchas aves, serpientes, mamíferos e, incluso en el caso de las tortugas marinas, de tiburones. Son muy pocos los reptiles que sobreviven al primer año de vida, pero los que lo hacen suelen tener una larga existencia. Por ejemplo, se cree que algunas tortugas viven hasta 120 años en condiciones de libertad y los tuátara parece que también pueden alcanzar esa edad. Los caimanes viven cerca de 70 años. Por el contrario, algunos lagartos de pequeño tamaño sólo viven 4 o 5 años.

5
CLASIFICACIÓN
Evolución de los reptiles
Si bien los reptiles dominaron una vez la Tierra, sólo cuatro órdenes tienen representantes vivos. El mayor de estos grupos comprende el orden Escamosos, que incluye a lagartos y serpientes. Todas las tortugas pertenecen al orden Quelonios, y los cocodrilos, aligatores, caimanes y gaviales al orden Crocodilios. El tuátara, un fósil viviente, es el único miembro vivo del orden Rincocéfalos. Entre los extintos destaca el orden Saurisquios (Tyrannosaurus y otros reptiles de cintura pélvica reptiliana), del que surgieron las aves, y el orden Ornitisquios (herbívoros de cintura pélvica de ave, como el Stegosaurus y el Hypsilophodon). Los mamíferos proceden de la línea de los Terápsidos.

Los primeros reptiles aparecieron durante el periodo carbonífero dentro de la era paleozoica. Muchas formas evolucionaron y florecieron durante el mesozoico, también conocido como “era de los reptiles”. La clase Reptilia se divide en 3 subclases: Anápsidos, Diápsidos y Sinápsidos. Los Anápsidos, representados en la actualidad sólo por las tortugas, presentan rasgos primitivos, con cráneos sin abertura temporal. En la subclase Diápsidos se incluyen lagartos, serpientes, cocodrilos y tuátaras. Los cráneos de los Diápsidos, aunque en los grupos actuales pueden estar muy modificados, presentaban en las condiciones ancestrales dos pares de aberturas temporales. Los Diápsidos se subdividen en 3 superórdenes: Lepidosaurios, que incluye a los reptiles actuales, excepto tortugas y cocodrilos, y a los extintos ictiosaurios; Arcosaurios, formado por los cocodrilos y por grupos extintos como los dinosaurios; y Sauropterigios, que incluye varios reptiles marinos que se han extinguido. La subclase Sinápsidos, con cráneos con un único par de aberturas temporales, incluye grupos extintos de reptiles como los perteneciente al orden Terápsidos que dio lugar a los mamíferos. De los 23 órdenes que engloban estas 3 subclases sólo 5 incluyen especies vivas. A continuación se mencionan los órdenes más conocidos.
5.1
Rincocéfalos
Tuátara
Los tuátaras son los únicos sobrevivientes de una especie de antiguos reptiles que vivieron hace más de 200 millones de años. Los animales viven en unas pequeñas islas frente a la costa de Nueva Zelanda. Son animales nocturnos, duermen durante el día y cazan insectos, aves o pequeños lagartos por la noche. Mientras un depredador agarra la cola del tuátara, el animal puede fácilmente desprenderse del apéndice y crecerle otra cola nueva.

Son reptiles similares a lagartos, diferenciándose de éstos por características osteológicas. Los rincocéfalos o esfenodontos fueron abundantes en el triásico y el jurásico, pero hoy están todos extintos, a excepción del tuátara de Nueva Zelanda, que pertenece al género Sphenodon.

5.2
Escamosos
Dos especies de serpientes
Una víbora cornuda (Vipera ammodytes) y una culebra de Esculapio (Elaphe longissima) toman el sol en una roca en el estado de Carintia, en Austria. La víbora cornuda (la primera que aparece) es la serpiente más venenosa del sur de Europa. Vive en Europa suroriental y Asia suroccidental. La culebra de Esculapio, por el contrario, no es una especie venenosa. Pertenece a la familia de los Colúbridos y puede llegar a medir hasta 2 metros de longitud. Se alimenta principalmente de ratones y lagartijas.


Lagartos
Los lagartos se caracterizan por los siguientes rasgos: cuatro patas, párpados móviles, escamas en los costados y abdomen, cola larga y desechable y mandíbula inferior con estructura esquelética rígida. Aunque algunas especies, como la serpiente o lagarto de cristal (arriba, centro), carecen de patas, son lagartos por poseer párpados móviles y una mandíbula inferior que no se separa al engullir grandes presas. En la imagen (arriba, de izquierda a derecha), el camaleón, la víbora de cristal, el varano, la iguana, el monstruo de Gila y el geco.

Este orden, formado por lagartos, serpientes y culebrillas ciegas, constituye el mayor grupo de reptiles vivientes e incluye el 95% de todas las especies vivas. Se divide en tres subórdenes: el suborden Lacertilios o Saurios (los lagartos), el suborden Anfisbenios (las culebrillas ciegas), y el suborden Serpientes. Los lagartos aparecen por primera vez en el registro fósil en el pérmico, las serpientes a finales del cretácico y las culebrillas ciegas a principios del cenozoico.

5.3
Testudines
Tortugas
El cuerpo de las tortugas está envuelto en un caparazón formado por una serie de placas óseas cubiertas por un escudo córneo. Las vértebras y costillas están fusionadas en el interior del caparazón, reforzándolo. Las tortugas acuáticas tienen el caparazón más plano que las tortugas de tierra que lo presentan con forma abovedada.

Este orden, también llamado Quelonios, se había diferenciado ya de los demás reptiles en el triásico, y en nuestros días comprende a las tortugas marinas y a las tortugas terrestres. Se caracterizan porque están cubiertas de una coraza que consta de un caparazón dorsal o espaldar y un plastrón ventral. Las especies de este orden son únicas, en el sentido de que tienen costillas planas sobre las que descansa el caparazón; dado que esta coraza ósea hace que las paredes del cuerpo sean rígidas, los animales tienen que respirar utilizando un proceso similar a la deglución, en vez de recurrir a los músculos de la pared del cuerpo.  Tortugas: Tortugas Marinas; Tortugas Terrestres.

5.4
Crocodilios
Cocodrilo del Nilo
El cocodrilo es uno de los reptiles más grandes del mundo; es también de los más feroces. Engulle enteros muchos animales pequeños, pero ataca también al ser humano o a animales grandes; a menudo les golpea con la cola hacia el agua para facilitar su captura. Pueden cerrar las fosas nasales, lo que les permite aferrar a su presa sin ahogarse. Son muy fuertes y pueden descuartizar una presa en el agua. En la imagen el Crocodylus niloticus, una de las 12 especies de cocodrilo más conocidas.

Los cocodrilos y caimanes aparecieron a finales del triásico y son los parientes vivos más próximos de los dinosaurios y las aves. Su corazón está casi totalmente dividido en cuatro cámaras; el cerebro muestra un mayor grado de desarrollo y presentan un cráneo alargado y robusto. Las especies actuales se incluyen en 3 familias: Aligatóridos (aligátores y caimanes), Crocodílidos (cocodrilos) y Gaviálidos (gaviales).

5.5
Ictiosaurios
Fósil de un ictiosaurio
Los ictiosaurios eran reptiles marinos que vivieron hace 240 a 65 millones de años. Por el hocico afilado y las aletas se parecían a los delfines. Las aletas, formadas por la fusión de los huesos de las extremidades, servían para mantener la dirección; el animal avanzaba valiéndose de la cola.

Todos los miembros de este orden, perteneciente a la subclase Diápsidos, están extintos. Los ictiosaurios eran grandes reptiles marinos que tenían un cuerpo similar al de los delfines y extremidades en forma de pala o remo. Las especies del género típico, Ichthyosaurus, alcanzaban longitudes superiores a los 4 metros.
5.6
Plesiosaurios
Este orden de animales extintos, incluido en el superorden Sauropterigios dentro de la subclase Diápsidos, englobaba individuos acuáticos de cuello largo con grandes cuerpos y extremidades adaptadas para deslizarse a través del agua.

5.7
Saurisquios y Ornitisquios
Tyrannosaurus
Con aproximadamente 5 m de altura y 14 de longitud y unas mandíbulas poderosas armadas de dientes afilados y aserrados, el tiranosaurio era uno de los dinosaurios más temibles.

Los dinosaurios, reptiles de cuello y cola largos que aparecen por primera vez en los estratos correspondientes al triásico, se incluyen en los órdenes Saurisquios y Ornitisquios. Llegaron a ser comunes en tiempos posteriores hasta el final del mesozoico, cuando se extinguieron. Véase Dinosaurio.

5.8
Pterosaurios
Pterosaurios
Aparte de los insectos, los pterosaurios fueron los primeros animales en volar por medio de alas. Todo sugiere que algunos eran homeotermos en parte. Surcaron los cielos prehistóricos, desde el triásico, pasando por el jurásico, hasta extinguirse a finales del cretácico.

Son reptiles voladores extintos provistos de alas membranosas, parecidas a las de los murciélagos. El orden Pterosaurios se engloba en el superorden Arcosaurios, en el que también se sitúan los dinosaurios (véase Pterosaurio).
5.9
Terápsidos
El orden Terápsidos, perteneciente a la subclase Sinápsidos, incluye reptiles similares a los mamíferos, que vivieron durante el pérmico y el triásico. Algunos eran herbívoros y otros carnívoros. Se cree que los mamíferos descienden de esta línea.

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