LO asombroso GRANDE Y LOS PEQUEÑO



También en el tamaño los extremos son viciosos



EN las películas de ciencia-ficción aparecen con frecuencia hormigas y otros insectos que, mutados por radiación, se desarrollan hasta dimensiones gigantescas y aterrorizan a la humanidad. Pero en realidad la propia naturaleza impide esta pesadilla, pues el tamaño de los seres
vivientes está determinado por leyes inmutables.

Tan imposible sería producir una hormiga del volumen de un caballo como reducir a un hombre al tamaño de un ratón o de un pájaro. En ambos casos la nueva criatura habría de afrontar graves problemas al alterarse la relación entre su masa y su superficie.

Como indica el diagrama de esta página, si el tamaño de un animal se duplica, la pérdida de calor, a través de su superficie, se reduce a la mitad. Inversamente, si su tamaño se reduce a la mitad, pierde doble cantidad de calor durante un mismo período de
tiempo
. Si el hombre fuera tan pequeño como el pájaro tendría que comportarse como el pájaro; es decir, emplearía la mayor parte de su tiempo tomando alimentos ricos en
cal
orías y sin un buen abrigo de plumas moriría helado en cuestión de minutos. .

El hecho de que los animales grandes conserven el calor corporal mejor que los pequos explica por qué los animales de las  regiones polares son generalmente mayores que los de las templadas y cálidas. Un oso polar, por ejemplo, puede crecer hasta tres
m
etros y medio y pesar seis veces más que el oso negro del Himalaya.

Los voluminosos animales que viven en zonas tórridas, como elefantes y rinocerontes, han de librarse del calor chapuzándose en el agua y revolndose en el barro fresco.

Una hormiga que adquiriese el tamaño de un caballo, aparte del recalentamiento, moriría por falta de oxígeno, pues los insectos no tienen pulmones. El oxígeno llega a sus tráqueas por diminutos agujeros· del
cuerpo, llamados estigmas. En insectos de tamaño normal el aire se filtra sin dificultades, pero en una hormiga tan grande como un caballo se precisaría un viento huracanado para llevar el aire desde sus estigmas
a sus tejidos internos.

Aun cuando la hormiga gigante de la ciencia-ficción llegara a tener pulmones activados por músculos, no se salvaría por ello. Necesitaría también un espeso cascarón (que no podría sostener) para protegerse de la presión atmosférica.

Aparte de lo anterior, existen otras circunstancias relacionadas con' el tamaño. Toda criatura u objeto cuya dimensión no alcance la centésima de milímetro, se encuentra a merced de las moléculas de su alrededor.

Por ejemplo, las moléculas del aire se hallan en continuo movimiento, chocando unas con otras y con los objetos que se cruzan en su camino. Una gran masa se encuentra equilibrada porque las partículas de aire inciden  en ella en todas direcciones: se trata de la llamada presión atmosférica. Sin embargo, los objetos extremadamente pequeños reciben choques desiguales: por ello, los organismos diminutos se mantienen constantemente en un baile de San Vito, y les es imposible ejercer el menor control sobre su entorno.

Pero también las grandes moles tienen sus dificultades, entre ellas la de hallar comida suficiente. El mayor animal que ha visto el mundo, la ballena azul de 100 toneladas, necesita diariamente 4.000 kilogramos de alimentos, Para sustentarse engulle miles de litros de agua de mar que contiene innumerables y pequeños organismos.

Ninguna criatura que viviese en un medio en donde las posibilidades de alimentación fuesen menores podría alcanzar tal tamaño.
Los mayores organismos vivientes, las secuoyas y los árboles rojos de California, no tienen más alternativa que producir su propio alimento. Como casi todas las plantas, transforman el bióxido de carbono en azúcar y oxígeno.
La desventaja del vegetal, cualquiera que sea su tamaño, estriba en la falta de control sobre su entorno. Ninn animal puede alcanzar la magnitud de estos árboles, pues su apetito sería mayor que la posibilidad de
saciarlo.

PROBLEMAS DE CORPULENCIA. Supongamos un hombre cuyo volumen equivalga al de un cubo (figura pequa). Si duplicamos la altura del cubo, el volumen aumenta 8 veces y la superficie solamente 4 (figura grande).
En este último caso, la pérdida de calor a través de la piel se reduce a la mitad. Tal incremento en el tamaño produciría anomalías, debidas al exceso de calor

domingo, 20 de febrero de 2011

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