Elementos transuránicos
Elementos transuránicos, elementos químicos con un número atómico mayor de 92, que es el correspondiente al uranio. Ya se han identificado más de 20, y las investigaciones continúan. Entre ellos hay más de 100 isótopos, que se caracterizan por su inestabilidad radiactiva. Estos radioisótopos se crean de forma artificial bombardeando átomos pesados con neutrones, producidos en reactores nucleares o en explosiones nucleares diseñadas especialmente, o con partículas aceleradas hasta altas energías en ciclotrones o aceleradores lineales. Los 10 primeros elementos transuránicos, junto con el actinio, el torio, el protactinio y el uranio, constituyen la serie de los actínidos, químicamente análogos a los lantánidos. Estos 10 elementos son, por orden creciente de número atómico: neptunio, plutonio, americio, curio, berquelio, californio, einstenio, fermio, mendelevio y nobelio.
2 | ÚLTIMOS DESCUBRIMIENTOS |
Entre 1964 y 1984, científicos de Estados Unidos, Europa y la Unión Soviética anunciaron la producción experimental de seis elementos transuránicos adicionales más allá del laurencio (de número atómico 103) en el sistema periódico, y, por tanto, más allá de los actínidos.
Durante varios años existió una pugna internacional para nombrar a estos últimos elementos, del 104 al 109, pero finalmente la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC, siglas en inglés) acordó los siguientes nombres: rutherfordio, dubnio, seaborgio, bohrio, hassio y meitnerio (por orden creciente de número atómico).
En 1994, un equipo de científicos de la Sociedad de Investigación de Iones Pesados de Darmstadt (Alemania) anunció la obtención de los elementos 110 (darmstadtio) y 111 (roentgenio), y en 1996 la del 112 (ununbio). Desde el Instituto Conjunto de Investigación Nuclear de Dubna (Rusia) se anunció, en 1998, el descubrimiento del elemento 114 (ununquadio), y en 2001, el del elemento 116 (ununhexio); los científicos de este mismo Instituto, conjuntamente con los del Laboratorio Lawrence Livermore de California (Estados Unidos), anunciaron asimismo, en 2004, el descubrimiento de los elementos 115 (ununpentio) y 113 (ununtrio), y en 2006, la obtención del elemento 118 (ununoctio).
3 | PRODUCCIÓN Y APLICACIONES |
La velocidad de desintegración radiactiva de los elementos transuránicos tiende a aumentar con el número atómico; los núcleos transuránicos muy pesados, como el del californio, tienden a la fisión de forma espontánea (véase Energía nuclear). Debido a esto, es extremamente difícil fabricar grandes cantidades de elementos más pesados que el plutonio. Este problema está siendo resuelto bombardeando uranio y plutonio con haces muy intensos de neutrones en reactores como el High Flux Isotope Reactor en el Oak Ridge National Laboratory de Tennessee (EEUU). A mediados de la década de 1970 este reactor estaba produciendo varios miligramos por año de berquelio, californio y einstenio, y pequeñas cantidades de fermio. Además, las explosiones nucleares, que liberan grandes flujos de neutrones, pueden ser diseñadas específicamente para aumentar la producción instantánea de elementos pesados como el einstenio y el fermio. En el momento en que se pudiera disponer de cantidades suficientes de elementos pesados, sería posible utilizar isótopos como el plutonio 238 y el curio 244 como fuentes de energía extremadamente compactas y seguras, aunque un poco caras, al convertir directamente el calor de la desintegración radiactiva en electricidad por medio de mecanismos termoeléctricos. Otros isótopos transuránicos, como el americio 241 y el californio 252, tienen aplicaciones en medicina y en la industria.
4 | ELEMENTOS TRANSURÁNICOS MÁS PESADOS |
La búsqueda de elementos aún más pesados continúa. Muchos de ellos tendrían una vida media tan corta que su identificación positiva sería muy difícil. Sin embargo, estudios teóricos sugieren, en las proximidades de los elementos 114 y 115, disposiciones nucleares comparativamente estables, es decir, elementos con vidas medias mucho mayores que las de los últimos conocidos de la tabla periódica. Esta predicción parece confirmarse con los primeros datos obtenidos del elemento 114: 30 segundos de vida media.
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