El jardín japonés



El jardín japonés
Jardín japonés
Hay muchos tipos de jardín japonés, desde los más austeros de arena, piedras y musgo propios de los monasterios budistas hasta los refinados jardines palaciegos. Al margen de la extensión y la finalidad, en casi todos los jardines japoneses se usan piedras, arbustos, árboles y agua para sugerir o recrear el paisaje natural. En cuanto a plantas, son comunes las azaleas, los arces y los pinos.

El jardín japonés, porción de terreno, con límites precisos, donde, a través de elementos naturales o creados por el hombre, se pretende crear un espacio placentero y armonioso. La jardinería en Japón cuenta con más de 1.300 años de historia; el primer tratado data de la segunda mitad del siglo XI, y existen otros muchos posteriores. A lo largo de estos siglos se han ido desarrollando numerosos estilos, que tienen algo en común: todos representan el universo y todos están concebidos para inspirar serenidad y para facilitar la meditación y la existencia en armonía con la naturaleza (véase también Arte y arquitectura de Japón).
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LOS JARDINES EN EL PERIODO HEIAN
En torno al año 1000, una dama de la corte Heian, Murasaki Shikibu, escribió La historia de Genji, una de las obras cumbres de la prosa lírica japonesa. En ella se describen detalladamente los jardines cortesanos (a modo de mandalas, como representación del cosmos), además de narrar cómo se desarrollaba la vida en ellos.
Algún tiempo después, en la segunda mitad del siglo XI, se escribió el primer tratado sobre jardinería, el Sakutei-ki, literalmente ‘Tratado sobre diseño de jardines’. Probablemente escrito por Tachibana No Toshitsuna, se trata de una colección de reglas para la construcción de jardines en los palacios nobles. El tratado se componía de dos partes presentadas en dos rollos. La primera parte era una introducción con los principios básicos, y la segunda, contenía la descripción de cinco tipos de jardines (entre los que distingue ocho clases de islas y nueve tipos de cascadas). En este tratado se alude también a China como lugar de creación del jardín originario y a las técnicas de geomancia desarrolladas en ese país para su construcción.
En realidad se trata de una guía para los aristócratas del periodo Heian. Contiene los principios de la jardinería paisajística, que fueron introducidos en Japón a partir del siglo VII desde China y Corea. En este sentido, demuestra una gran influencia del arte chino de esa época, y en particular, de uno de los estilos pictóricos, el Yamato-e.
Así se incluyen montículos y estanques, que simbolizan las islas y el mar; las orillas de esos estanques simulan playas de arena, de contornos sinuosos y perfiles distorsionados por efecto de la bruma.
El estilo característico de jardín de época Heian es el san-sui, que significa ‘monte y agua’. Son jardines donde predominan los lagos y las islas, pudiendo recorrerse en barca. A este tipo de jardín le corresponde un estilo arquitectónico de tipo ortogonal, el shinden, usado para la construcción de los palacios Heian.
Algunos de los ejemplos más notables se encuentran en los templos de Hokongo-ji y Motsu-ji. En el primero, construido en torno a 1130, hay una cascada escalonada de cuatro metros de altura, que responde a uno de los tipos descritos en el Sakutei-ki: la tsutai-ochi. En el templo de Motsu-ji se viene celebrando desde su construcción, a principios del siglo XII, la fiesta del Arroyo sinuoso, una costumbre cortesana de época Heian.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO KAMAKURA
A partir de 1180 se produce un cambio político en Japón, y empiezan a llegar desde China el budismo zen y el arte de la dinastía Song. De este modo, se producen algunos cambios en la concepción tradicional: a partir de entonces se crean jardines para la meditación, tratando de imitar la esencia interna de la naturaleza y no sus manifestaciones externas. Se desarrolla pues un jardín austero, abstracto, el llamado kare-sansui, de paisaje seco con montaña y agua. Se origina también el estilo arquitectónico shoin-zukuri, donde el edificio más común es el shoin o estancia más importante en las viviendas de los samuráis y de los sacerdotes zen.
Los jardines de esta etapa fueron realizados por monjes shingon, con los más importantes ejemplos en templos y palacios. Algunos de ellos son jardines de transición entre los de época Heian y los del periodo Kamakura, creándose un nuevo prototipo, el jardín zen. El santuario de Saiho-ji, en Kyoto, fue reconvertido en monasterio zen en 1134, y destaca por los tres imponentes grupos de rocas: la isla de las tortugas, que se eleva sobre un ‘mar’ de musgo; la gran piedra plana de la meditación, llamada zazen-seki; y el kare-taki o cascada escalonada, con grandes bloques de granito apilados.
También el templo zen de Tenryu-ji muestra influencia del arte chino de la dinastía Song, y destaca por la introducción de la técnica del shakkei, que se desarrollará plenamente en el periodo Edo. Esta técnica consiste en la incorporación del paisaje del fondo a la composición del jardín, como si se tratara de una pintura, muy en sintonía con el paisajismo chino de esa época.
Existen además importantes ejemplos de jardines palaciegos del periodo Kamakura, como el Kinkaku-ji o el Ginkaku-ji, ambos construidos por los sogunes Ashikaga y con una fuerte influencia del arte Song.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO MUROMACHI
Durante el periodo Muromachi, se desarrollan los más bellos ejemplos de jardines zen, caracterizados por una absoluta austeridad. Se retoma como modelo la arquitectura palaciega shinden, y los encargados de la realización de los jardines serán un nuevo grupo social, los llamados kawaramono, ‘las gentes de la orilla del río’. Este grupo adquiere el rango de arquitectos profesionales de los jardines, y a ellos se deben unos 323 kare-sansui.
Los jardines del templo Ryoan-ji no tienen agua ni plantas ni árboles; solo algunas rocas sobre arena rastrillada. Se trata de representar simplemente la belleza del espacio vacío y el contraste entre la forma natural y el ángulo recto, creado por el hombre. De similares características son los jardines del santuario zen Daitoku-ji, el más grande en Japón.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO MOMOYAMA
Durante el periodo Momoyama se produce la tercera de las oleadas chinas, con la entrada de nuevas formas y gustos. Los jardines, sin embargo, usan las formas estereotipadas del tipo san-sui y kare-sansui, propias de periodo Heian. Algunos ejemplos son los jardines del palacio Tokushima en Shikoku, concluidos en 1592, aunque los actuales fueron realizados en 1908, y que presentan esos dos tipos estereotipados de jardín seco y jardín con lago; también los del templo de Sambo-in, que datan de 1598.
Durante esta etapa se desarrolla otro tipo de jardín ya propio de este momento: el roji, literalmente ‘senda que conduce al so-an’. Se trata del prototipo del jardín del té; ya no se crea para ser contemplado, sino que tiene un uso, esto es, un camino que se recorre a pie hasta llegar al so-an (cabaña cubierta con paja). Forma parte del wabi-cha, la ceremonia del té, que se describe en un libro publicado en 1694 y que dedica los últimos cinco capítulos al jardín.
A partir del so-an se desarrolla un tipo de arquitectura, sukiya, el estilo de la casa del té. Algunos ejemplos de este tipo son los jardines de la escuela del té Omote-Senke y los del palacio de Katsura, realizados en el siglo XVII.
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LOS JARDINES EN EL PERIODO EDO
También en el periodo Edo se usan las mismas formas estereotipadas de jardín san-sui y kare-sansui. Del primer tipo se conservan los jardines del templo Emman-in, realizados en torno a 1647 dentro del complejo religioso de Enjo-ji en Otsu; también en Kyoto se realizaron los jardines de Sanzen-in, entre 1648 y 1654, y los de Chishaku-in en 1674. Del segundo tipo, kare-sansui o jardín seco, se realizaron en Kyoto los de Manshu-in y Nanzen-ji, en torno a 1656.
En este momento aparecen los niwa-shi o artistas profesionales encargados de realizar los jardines para los daimio. Surge además una nueva tipología de jardín, llamada meisho, que significa ‘vistas famosas’. Así el jardín se presenta como un paseo con un recorrido prescrito donde se pueden contemplar esas vistas, que son reproducciones a escala de bellezas naturales famosas, o bien paisajes ficticios ensalzados en la poesía del momento. Este nuevo tipo surge probablemente a raíz de los numerosos viajes realizados por los daimio a través de paisajes montañosos. Así quedan incorporadas al nuevo jardín una serie de colinas artificiales cónicas que representan esas montañas, y que se recogen en un tratado aparecido en 1680, el llamado Manual ilustrado de jardinería. Instrucciones para crear vistas peculiares, escrito probablemente por Hishikawa Moronobu, y donde se describen las bellezas naturales de Japón y China.
También es el momento de máximo desarrollo del shakkei, el ‘paisaje prestado’, que hizo su aparición en la época Kamakura. Se trata de incluir el paisaje de fondo a la composición del jardín, y para ello existen una serie de métodos que enmarcan elementos del paisaje y que crean la ilusión de estar dentro del jardín, como si de una pintura se tratara. Uno de los ejemplos más bellos de esta tipología son los jardines del templo Entsu-ji, en Kyoto, realizados en 1678. Allí un grupo de cipreses blancos y cedros japoneses, situados en el muro, enmarcan con sus troncos y ramas el monte Hiei.
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EL JARDÍN EN LA ERA MEIJI Y LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
En 1871 se promulgó una ley en virtud de la cual numerosos jardines religiosos y otros tantos realizados por los daimio en época Momoyama y Edo fueron declarados parques públicos. Los que se construyen siguen las tipologías tradicionales: san-sui, como los de la villa Murin-an (Kyoto, 1896); kare-sansui, como los del templo Tofuku-ji (Kyoto, 1940); y roji, como los jardines de Isui-en, construidos en Nara en 1890, todos ellos en el periodo Meiji.
A partir de la II Guerra Mundial se produce el cambio más importante en la concepción del jardín japonés, debido a la necesidad de reconstrucción y a la apertura de Japón al resto del mundo. Ahora los jardines son fruto de la imaginación y la fantasía de su autor, ya sea arquitecto, escultor o paisajista. Ya no se trata de imitar la esencia interna de la naturaleza, sino de mostrar la propia individualidad del autor.
En 1958 el arquitecto Kenzo Tange realizó en la cara sur del palacio de la Prefectura de Kagawa en Takamatsu unos jardines con lago, que sirven como plaza pública y como escenario. En 1961 el escultor Nagare Masayuki creó los jardines situados junto al Hotel Palace en Tokio, donde la tradicional cascada ha pasado a ser una escultura de duras líneas ortogonales, que quiere mostrar el absoluto dominio de la voluntad del hombre sobre la naturaleza.
Otros escultores han creado también jardines: en 1975 Shigemori Mirei realizó uno junto al edificio Yuzen en Kanazawa, una empresa dedicada a la fabricación tradicional de kimonos. Mirei se inspiró en las espirales pintadas sobre los kimonos para crear en su jardín un grupo de espirales en piedra tallada y cantos rodados.
También en 1989 Itsuko Hasegawa creó para el centro cultural Shonandai en Fujisawa un jardín con árboles metálicos, donde se manifiesta el tremendo contraste entre la forma natural y el ángulo recto, motivo ya usado desde el periodo Muromachi.

viernes, 26 de agosto de 2011

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