Los asombrosos lagos
Lago de Valencia
Lago de Valencia o Lago de Tacarigua, formación lacustre endorreica venezolana denominada Tacarigua desde la prehistoria hasta finales del siglo XVII, imponiéndose luego el actual topónimo. En zonas que rodeaban este lago hubo importantes asentamientos indígenas cuyas viviendas y tumbas fueron protegidas de las inundaciones mediante un sistema de grandes montículos artificiales, así como los cultivos de yuca amarga y maíz.
El lago está emplazado a 406 m de altitud en la fosa tectónica de Valencia, en la parte más deprimida que separa las serranías del litoral e interior del tramo central de la cordillera de la Costa, entre los estados de Carabobo y Aragua. Sus aguas cubren una superficie de 370 km2, con una profundidad media de 18 m, aunque con grandes variaciones entre los periodos de sequía y lluvia. Tiene trece islas, destacando la de Tacarigua o del Burro y Otama. Le afluyen 22 ríos y riachuelos de escaso caudal, destacando los ríos Aragua, Turmero, Cabriales, Guacara y Güigüe. La retirada de sus aguas ha originado ricos suelos aluviales, que se han utilizado para cultivos de caña de azúcar y cítricos. Su cuenca hidrográfica abarca 7.800 km2, destinada a un intensivo uso agrícola y donde se localizan importantes núcleos urbanos e industriales, encabezados por las ciudades de Valencia y Maracay.
Fue reconocido en 1547 por el capitán Juan de Villegas, y existen pruebas geohistóricas de su proceso de desecamiento por los testimonios de José de Oviedo y Baños en 1723, Alexander von de Humboldt en 1800, Agustín Codazzi en 1841, Alfredo Jahn en 1896 y A. Bockh en 1951. Este proceso se ha interrumpido en las últimas décadas por aumento de las aguas negras y de desechos industriales, observándose un alto grado de contaminación y avanzado proceso de eutrofización. A partir de 1990 se ha desarrollado por parte del Instituto para la Conservación del Lago de Valencia un programa de recuperación y saneamiento integral.
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