Los asombrosos: dientes
Dientes, estructuras duras, calcificadas,
sujetas al maxilar superior e inferior de los vertebrados y algunos animales
inferiores, cuya función principal es la masticación. En algunos animales los
dientes tienen también otros cometidos, como roer, cavar o ser utilizados en la
lucha. En el curso de la evolución se han desarrollado distintas formas de
dientes, desde las simples hileras escalonadas de dientes cónicos que poseen
los tiburones hasta las estructuras más complejas habituales en los mamíferos.
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DENTADURA HUMANA
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En el ser humano, además
de en la masticación, los dientes están implicados de forma directa en la
articulación del lenguaje, actuando como punto de apoyo contra el que la lengua
hace presión para emitir ciertos sonidos. Los dientes afectan también a las
dimensiones y a la expresión de la cara, cuya apariencia puede resultar
modificada de forma desagradable por la pérdida de una pieza dentaria o por
cualquier irregularidad en su crecimiento o coloración.
2.1
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Estructura de los
dientes
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Estructura de un diente
Los nervios y los vasos
sanguíneos del centro de cualquier diente están protegidos por varias capas de
tejido. La más externa, el esmalte, es la sustancia más dura. Bajo el esmalte,
circundando la pulpa desde la corona hasta la raíz, está situada una capa de
sustancia ósea llamada dentina. Un tejido duro llamado cemento separa la raíz
del ligamento peridental, que sujeta la raíz y amortigua el diente contra la
encía y la mandíbula.
Los dientes están formados
por una parte externa denominada corona y una raíz que está inmersa en el
maxilar. La capa más externa de la corona esta compuesta por un tejido
calcificado que recibe el nombre de esmalte, la sustancia más dura del
organismo. Por dentro del esmalte se halla la dentina, una sustancia de tipo
óseo que se extiende desde la superficie más interna del esmalte y penetra en
el maxilar para formar la raíz. La dentina de la raíz está cubierta por una
capa delgada de un tejido duro denominado cemento. Las raíces se mantienen en
su posición mediante fibras elásticas que forman la membrana periodontal, la
cual se extiende desde el cemento hasta una capa ósea engrosada denominada
lámina dura, en el interior del maxilar.
La dentina encierra la
cavidad pulpar que se continúa en la raíz como el conducto radicular. A través
del orificio que se abre en el extremo de la raíz, penetran vasos sanguíneos,
nervios y tejido conjuntivo, que ocupan el conducto radicular y la cavidad
pulpar.
2.2
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Desarrollo
embriológico
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En el embrión humano,
el desarrollo de la yema o primordio del diente se inicia en el segundo mes
después de la concepción. El esbozo dental está formado por tejido externo o
ectodermo, e interno o mesodermo. El ectodermo se calcifica en prismas de
esmalte que cubren la corona. Tras el depósito del esmalte, el mesodermo se
diferencia en la porción de dentina de la corona y la cavidad pulpar. A medida
que se desarrolla el embrión, el proceso de calcificación se traduce en la
formación de la raíz y de un conducto radicular amplio, a través del cual los
vasos sanguíneos, los nervios y el tejido conjuntivo penetran en la cavidad
pulpar. Al tiempo que se produce la erupción de la corona y la elongación de la
raíz, la cavidad pulpar y el conducto radicular se estrechan debido a la
continua producción de dentina por células especiales dentro de la pulpa.
Conforme el diente continúa su desarrollo, la corona es empujada a través de la
encía por una fuerza eruptiva.
2.3
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Dientes de leche y
permanentes
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Dientes definitivos
Los veinte dientes de leche de la
boca de los niños, son reemplazados de forma gradual por las piezas
definitivas, un conjunto de 32 dientes que se ilustran aquí. Los 8 incisivos (4
en la mandíbula superior y 4 en la inferior) tienen el filo recto y afilado
para cortar y morder. Los 4 caninos puntiagudos están especializados en
desgarrar. Los 8 premolares, una vez perdidos los dientes de leche, tienen
superficies afiladas, como las que presentan también los 12 grandes molares.
Los terceros molares, ausentes en algunas personas, se denominan muelas del
juicio.
El ser humano tiene 20
dientes que utiliza durante la fase inicial del desarrollo de los maxilares y
que reciben el nombre de dientes de leche o de la infancia. A medida que los
maxilares crecen, estos dientes son reemplazados por otros 32 dientes
permanentes de mayor tamaño. Como resultado del crecimiento y ampliación de los
maxilares, las raíces de los dientes de leche se separan y dejan espacio para
que los dientes permanentes, más grandes, se desarrollen. La presión de los
dientes permanentes en crecimiento provoca que los tejidos mandibulares
reabsorban las raíces de los dientes de leche, dejando sólo las coronas. Al
tiempo que emergen los dientes permanentes, cada uno de ellos desaloja la
corona del diente de leche correspondiente.
2.4
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Tipos de dientes
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Anclaje de los dientes
Los dientes están anclados en la
mandíbula por sus raíces, que se ajustan en el interior de huecos del hueso
esponjoso. En un niño en edad de crecimiento, las raíces de los dientes de
leche son absorbidas de forma gradual por el hueso. Cuando un diente de leche
se cae, en realidad sólo se pierde la corona, desalojada por el nuevo diente
definitivo que emerge de la encía. De izquierda a derecha están los dientes
incisivos, los caninos, los premolares y los molares.
Por lo general, las coronas
de los dientes permanentes son de tres tipos: los incisivos, los caninos o
colmillos y los molares. Los dientes delanteros o incisivos tienen forma de
escoplo para facilitar el corte del alimento. En cada cuarto de la boca existe
un incisivo central y lateral. Detrás de los incisivos hay tres piezas dentales
utilizadas para desgarrar. La primera, el canino, que se sitúa justo posterior
al incisivo lateral, tiene una única cúspide puntiaguda. Detrás de éste existen
dos dientes denominados premolares, con dos cúspides cada uno. Detrás de los
premolares están el primero, el segundo y el tercer molar, que tienen una
superficie de masticación relativamente plana, lo que permite triturar y moler
los alimentos. Por lo general, la comida se corta con los dientes incisivos
frontales, su tamaño se reduce por los caninos y premolares, y adquiere un
tamaño digerible por los molares. Los dientes humanos todavía están
evolucionando. Los expertos en dentición piensan que el tercer molar o muela
del juicio desaparecerá a medida que el maxilar humano se reduzca y los
alimentos refinados eliminen la necesidad de molares adicionales.
2.5
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Alineación de los
dientes
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La secuencia de la erupción
de los dientes en la mandíbula superior e inferior se produce de forma
ordenada. Las irregularidades ocasionales en la secuencia de erupción pueden
originar un alineamiento defectuoso. En algunos casos, el diente de leche no se
cae o el permanente puede no existir. En otros, el diente permanente puede
estar ocluido entre el hueso de la mandíbula y la raíz de otro diente, por lo
que su erupción es imposible. También pueden existir dientes supernumerarios o
adicionales. El alineamiento defectuoso o maloclusión se puede producir también
después de la erupción. Debido a que la posición de un diente en la mandíbula
no es estática, la pérdida de una pieza dentaria puede hacer que los dientes
adyacentes se inclinen hacia el espacio vacío y el diente correspondiente del
maxilar opuesto continúe su crecimiento en dicho espacio.
Esta desviación es posible
debido a que el diente está sujeto al maxilar por las fibras elásticas cortas
de la membrana periodontal. Los dientes están sometidos a un amplio rango de
movimientos mandibulares, que son posibles gracias a las articulaciones cóndilo
glenoideas de la mandíbula. Por lo general, cada diente está protegido por los
dientes vecinos y opuestos que permiten igualar las fuerzas de la movilidad
mandibular y evitar los desplazamientos de su posición. Cuando existe una
maloclusión severa, los ortodontistas, especialistas que corrigen las
irregularidades dentarias, pueden conseguir que los dientes recuperen su
posición original (véase Odontología).
2.6
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Caries dental
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Dientes con caries dental
Esta vista del interior de la
boca muestra caries dentales, que aparecen como zonas oscuras en la parte
delantera de los dientes. El término caries dental se refiere a la destrucción,
o necrosis, de los dientes y suelen estar causado por la acción bacteriana. El
resultado de esta acción se conoce como caries dental. Las cavidades que forman
la caries han sido rellenadas en los dientes posteriores para prevenir futuros
daños en la dentadura.
Los dientes son susceptibles
de sufrir un proceso de putrefacción (caries dental). La bacteria acidogénica
oral, que siempre está presente en la boca, reacciona con los hidratos de
carbono para formar ácidos capaces de disolver el esmalte. La desintegración
del esmalte permite la penetración de otras bacterias en la dentina. Con el
tiempo, la caries origina una cavidad, o agujero, en la estructura del diente.
La extensión de la caries produce la infección del tejido de la cavidad pulpar
que al final conduce a necrosis o formación de abscesos, que si no se detiene
pueden llegar a afectar al maxilar. El proceso de las caries se acompaña de la
formación de gases putrefactos. Si se obstruye la entrada en la cavidad pulpar,
se produce un dolor severo a medida que aumenta la presión de los gases. En
muchos casos, el diente se puede tratar con terapia del conducto radicular que
elimina el material infectado que se encuentre en él. En los casos graves el
diente se extrae.
Es necesario que el tratamiento
dental sea precoz para evitar complicaciones serias, ya que los dientes, a diferencia
de la mayoría de otros órganos, no son capaces de regenerarse. Sin embargo, es
posible restaurar el diente; para ello, se elimina el material necrosado de los
dientes y se sustituye con un material inerte de relleno. El relleno puede ser
de oro, plata, amalgama, porcelana, cemento sintético o plástico. Algunas veces
los dientes dañados o enfermos se enfundan, es decir, se coloca una corona
nueva o se cubren con un material apropiado. En los últimos años, es muy
habitual el implante de dientes falsos en el lugar de los dientes dañados.
La higiene dental adecuada
y las revisiones periódicas ayudan a prevenir que los dientes enfermen. Una
dieta bien equilibrada con un aporte mínimo de hidratos de carbono puede
reducir las infecciones dentales. El cepillado de los dientes después de las
comidas para eliminar los residuos de alimentos ayuda a reducir las caries. Los
dientes se deben cepillar en la dirección de su crecimiento para evitar la
irritación de la encía.
2.7
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Descubrimientos
recientes
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En 1949, los científicos
demostraron que la aplicación directa sobre la superficie de los dientes de una
solución de fluoruro de sodio al 2% reduce en un 40% la caries dental. Los
experimentos indican que la adición de una parte de fluoruro en un millón de
partes de agua potable disminuye hasta un 65% la incidencia de caries. Aunque
con una fuerte oposición por parte de varios grupos, se ha demostrado que la
fluoración frena de forma eficaz el desarrollo de caries dental en los niños (véase
Flúor).
3
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ANATOMÍA COMPARADA
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Los dientes y las mandíbulas
articuladas suelen indicar un grado de desarrollo avanzado en la vida animal y,
por consiguiente, nunca están presentes en animales inferiores, como las
esponjas o medusas. Las formas más evolucionadas de dientes y maxilares de la
vida animal se encuentran en el grupo de los mamíferos. Los dientes de todos
los mamíferos, incluido el ser humano, están inmersos en un alveolo óseo en los
maxilares y sujetos por la membrana periodontal. La mayoría de los mamíferos,
excepto los roedores, tienen también dos series de dientes: los primarios y los
permanentes.
3.1
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Estructura de los
dientes de los animales
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Los dientes de los animales
están formados por las mismas cuatro sustancias que los dientes humanos:
esmalte, dentina, cemento y pulpa, aunque la composición y estructura de cada
sustancia puede ser diferente en cada especie. Por ejemplo, en los caballos,
toda la corona del diente es de esmalte en lugar de encerrar sólo la dentina y
la pulpa.
3.2
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Tipos de diente
animal
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Dientes de un caballo
La serie semicircular de
incisivos bien formados, pertenece a un animal cuya dieta consiste en hierbas.
El caballo utiliza estos dientes frontales para cortar su alimento cerca del
suelo. Su inclinación hacia fuera se incrementa con la edad del caballo, lo que
proporciona un método seguro para determinar su edad. En la parte posterior de
la mandíbula están los molares con grandes superficies afiladas.
Los dientes de los animales
han evolucionado en respuesta al tipo específico de alimentación y necesidad de
masticación de cada especie. Algunos dientes se han especializado en diferentes
tareas. Los animales que se alimentan de carne o de pescado, como el tigre, la
foca y el perro tienen unos caninos muy desarrollados, es decir, dientes
puntiagudos conocidos también como colmillos para sujetar a sus presas y
desgarrar los músculos. Los herbívoros, como el ganado vacuno y el caballo
tienen incisivos adecuados para cortar alimentos herbáceos o pulposos, y
molares planos y anchos para triturar.
Cráneo y dientes de un castor
El cráneo del castor tiene dos
tipos de dientes muy distintos. Los grandes incisivos, modificados para roer,
dominan la zona frontal de la boca; mientras que los molares planos, situados
en la parte posterior de la boca, están especializados en la trituración del
alimento.
Algunos mamíferos y la
mayoría de los peces y reptiles tienen dientes con raíz abierta que crecen de
forma continua para reemplazar los dientes desgastados por el uso. Los roedores
suelen tener algunos dientes anteriores con raíz abierta, al igual que los
animales con colmillos del tipo de los elefantes y las morsas. Los castores
utilizan continuamente los incisivos para cortar materiales para la
construcción, y su crecimiento puede tener alcanzar hasta 1,2 m por año.
Muchos peces y reptiles
tienen formas variadas de dientes, por lo general afiladas y cortantes, que
utilizan para atrapar a sus presas. Varias clases de peces y reptiles pueden
tener dientes que crecen sobre la lengua, el paladar o como un segundo conjunto
en la garganta. Los dientes de los cocodrilos y de los caimanes están
implantados de forma firme en los maxilares, de forma similar a los de los
seres humanos. Las tortugas carecen de dientes y sólo presentan en ambos
maxilares placas óseas duras con bordes afilados. Algunos anfibios sin dientes,
como las ranas, pueden desarrollar un diente ovoideo que es utilizado por los
animales jóvenes para abrirse paso a través del huevo. Estos dientes se pierden
poco después del nacimiento y nunca reaparecen. Los reptiles venenosos, como
las serpientes de cascabel, poseen unos incisivos bien desarrollados o
colmillos que utilizan para inyectar el veneno en su víctima. De igual manera,
los murciélagos vampiro tienen incisivos muy desarrollados.
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