Hipócrates
Hipócrates puso en duda la idea de que la enfermedad era un castigo enviado por Dios y descubrió la relación entre la enfermedad y las condiciones precarias del medio. Considerado el padre de la medicina, su capacidad para realizar observaciones clínicas precisas le condujo al concepto de prevención.
El estudio sistemático de anatomía más antiguo que se conoce se encuentra en un papiro egipcio fechado cerca del 1600 a.C. El tratado revela que poseían conocimientos sobre las grandes vísceras, aunque sabían poco respecto a sus funciones. En los escritos del médico griego Hipócrates del siglo V a.C. se refleja un nivel de conocimientos parecido. En el siglo IV a.C. Aristóteles aumentó los conocimientos anatómicos sobre los animales. El primer progreso real de la ciencia de la anatomía humana se consiguió en el siglo siguiente: los médicos griegos Herófilo de Calcedonia y Erasístrato diseccionaron cadáveres humanos y fueron los primeros en determinar muchas funciones, incluidas las del sistema nervioso y los músculos. Los antiguos romanos y los árabes consiguieron algunos pequeños progresos. El renacimiento influyó en la ciencia de la anatomía en la segunda mitad del siglo XVI.
Galeno
El médico griego Galeno vivió durante el siglo II y llevó a cabo numerosos descubrimientos mediante la disección de animales. Demostró que las arterias transportan sangre. Sus estudios dominaron la teoría y la práctica de la medicina en Europa durante 1.400 años.
La anatomía moderna se inicia con la publicación en 1543 del trabajo del anatomista belga Andrés Vesalio. Antes de la publicación de este trabajo los anatomistas estaban sujetos a la tradición de los escritos de autoridades de hacía más de 1.000 años, como los del médico griego Galeno que se había restringido a la disección de animales. Estos escritos habían sido aceptados en lugar de la observación real. Sin embargo Vesalio y otros anatomistas del renacimiento basaron sus descripciones en sus propias observaciones del cuerpo humano y establecieron por tanto el modelo para estudios anatómicos posteriores.
Morfología |
Durante muchos años (incluso en la era moderna) los anatomistas se ocuparon de acumular una gran cantidad de información conocida como morfología descriptiva. La morfología descriptiva ha sido complementada, y en cierta manera sustituida, por el desarrollo de la morfología experimental, que trata de identificar los determinantes hereditarios y ambientales en la morfología y sus relaciones, a través de experimentos en ambientes controlados y de la manipulación de embriones. La investigación anatómica debe combinar un enfoque descriptivo y otro experimental. En la actualidad la anatomía implica el examen profundo de la estructura de organismos desde diversos puntos de vista; por ejemplo, los estudios anatómicos de las células y de los tejidos de los organismos por observación simple, con ayuda de lentes simples o compuestas, con tipos diferentes de microscopios y la utilización de métodos químicos de análisis.
Anatomía microscópica |
Aplicaciones de los rayos X
Desde su descubrimiento accidental en 1895, los rayos X han sido una importante herramienta en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Los rayos X se producen bombardeando un objetivo de volframio con electrones de alta velocidad, y son absorbidos en mayor o menor medida por los distintos tejidos corporales. En un negativo fotográfico, los huesos aparecen en blanco y los tejidos blandos en gris. Los rayos X de diagnóstico empleados en medicina y odontología son de baja intensidad. Para el tratamiento de tumores se emplean rayos X de alta intensidad que destruyen los tejidos cancerosos, especialmente vulnerables.
La invención en el siglo XVII del microscopio compuesto dio lugar al desarrollo de la anatomía microscópica, que se dividió en histología, el estudio de los tejidos, y citología, el estudio de las células. Durante el siglo XVII el estudio de la estructura microscópica de los animales y de las plantas prosperó bajo la dirección del anatomista italiano Marcello Malpighi. Muchos anatomistas importantes de la época eran reacios a aceptar la anatomía microscópica como parte de su ciencia. Por el contrario, se incluye en el estudio de la anatomía moderna con el fin de establecer relaciones entre la estructura de los organismos observada a simple vista y la revelada por métodos más detallados de observación.
La anatomía patológica fue considerada una rama de la ciencia por el médico italiano Giambattista Morgagni y a finales del siglo XVIII la anatomía comparada fue sistematizada por el naturalista francés Georges Cuvier.
La anatomía microscópica hizo grandes progresos en el siglo XIX. Durante la segunda mitad del siglo se descubrieron muchos datos básicos relativos a la estructura fina de los organismos, debido en gran parte al desarrollo de microscopios ópticos mejores y métodos nuevos que facilitaban el estudio de las células y los tejidos con este instrumento. La técnica de la microtomía, el corte de los tejidos en láminas finas, casi transparentes, se perfeccionó. La microtomía obtuvo un valor incomparable cuando se comenzó a aplicar a los cortes de tejido varios tipos de tintes y colorantes que facilitaban la visión de las diferentes partes de la célula.
Resonancia magnética
Esta resonancia magnética (RM) de la cabeza de un adulto normal muestra el encéfalo, vías aéreas y tejidos blandos de la cara. La corteza cerebral aparece en gris y amarillo, formando la mayor parte del tejido cerebral; el cerebelo (al centro y a la izquierda en rojo) y el tronco cerebral (en el centro en rojo) son también muy visibles.
El conocimiento de la anatomía microscópica se amplió mucho durante el siglo XX gracias a microscopios con mayor poder de resolución y aumento que los instrumentos convencionales. Esto permitió descubrir detalles que antes no estaban claros o que no eran visibles. También influyó de forma positiva el progreso de las técnicas de laboratorio que facilitaban la observación. El microscopio de luz ultravioleta ofrece una mejor visión al observador debido a que las longitudes de onda de sus rayos son más cortas que las de la luz visible (el poder de resolución es inversamente proporcional a la longitud de onda de la luz utilizada). También se emplea para aumentar detalles particulares a través de la absorción selectiva de ciertas longitudes de onda de la banda ultravioleta. El microscopio electrónico proporciona un aumento y resolución aún mayor. Estas herramientas han abierto campos de investigación anatómica antes inexplorados. Otros microscopios modernos han hecho posible la visualización de materiales vivos sin teñir invisibles al microscopio convencional. El microscopio de contraste de fases y el de interferencias constituyen dos ejemplos. Estos instrumentos utilizan haces de luz normal y pueden diferenciar las partes de una célula viva no teñida.
El descubrimiento de los rayos X por el físico alemán Wilhelm Roentgen hizo posible que los anatomistas estudiaran los tejidos y los sistemas de los órganos en los animales vivos. La primera radiografía, tomada en 1896, fue de una mano humana. Hoy las técnicas permiten obtener imágenes tridimensionales de los tejidos de una víscera después de la ingestión de unos líquidos opacos especiales, y de secciones del cuerpo mediante haces de rayos X dirigidos por ordenador o computadora (véase Radiología). Esta última recibe el nombre de tomografía axial computerizada o TAC. Otras técnicas no invasivas que se han desarrollado incluyen el uso de ultrasonidos para obtener imágenes de los tejidos blandos y la aplicación de la resonancia magnética nuclear con fines diagnósticos y de investigación.
En el siglo XX se ha desarrollado otro procedimiento útil para la investigación anatómica, el cultivo de tejidos, que implica el cultivo de células y tejidos de organismos complejos fuera del cuerpo. La técnica permite aislar las unidades vivas de modo que el investigador pueda observar de forma directa los procesos de crecimiento, multiplicación y diferenciación de las células. Por tanto, los cultivos tisulares han añadido una nueva dimensión a la ciencia de la anatomía.
Histoquímica y citoquímica |
Las técnicas de histoquímica y citoquímica guardan una estrecha relación y se ocupan de investigar la actividad química que tiene lugar en las células y los tejidos. Por ejemplo, la presencia de ciertos colores dentro de las células indica el tipo de reacción química que ha tenido lugar. Además, la densidad de la reacción colorimétrica se puede utilizar como un indicador de la intensidad de la reacción. Los métodos histoquímicos han sido muy útiles en el estudio de enzimas, sustancias catalizadoras que controlan y dirigen muchas de las actividades celulares. La mayor parte de los conocimientos sobre las enzimas se obtuvo a partir de estudios llevados a cabo tras retirar las enzimas de sus células de origen, pero hasta que la histoquímica no se introdujo, el anatomista no fue capaz de observar al microscopio las células que transportaban enzimas específicas o de calcular cuánta era su actividad en las distintas células bajo diversas condiciones.
Una técnica histoquímica importante consiste en el uso de isótopos radiactivos de varios elementos químicos presentes en las células y los tejidos (véase Isótopo; Radioinmunoensayo; Isótopo trazador). Los elementos marcados con isótopos radiactivos se administran a los organismos vivos, hecho que permite al investigador seguir el rastro de las vías que toman estas sustancias a través de los diversos tejidos. Es posible calcular el grado de concentración y dilución de los elementos dentro de componentes celulares específicos si se determina la radiación emitida a partir de estos tejidos. Este procedimiento hace posible el estudio de la distribución y concentración de isótopos en cortes de tejidos de la misma forma en que se suelen examinar habitualmente al microscopio. Este estudio denominado autorradiografía se efectúa colocando las muestras de tejido radiactivo en contacto con películas y emulsiones fotográficas sensibles a la radiación.
Otra técnica de localización de compuestos químicos en cortes finos es la microincineración: el calentamiento de secciones microscópicas hasta el punto en que los materiales orgánicos presentes son destruidos y sólo queda el esqueleto mineral. Entonces es posible identificar los minerales restantes por procedimientos químicos y microscópicos especiales. Por lo tanto, la microincineración proporciona otra forma de localizar elementos químicos específicos dentro de células o componentes tisulares determinados.
Otro descubrimiento en el campo de la histoquímica es la microespectrofotometría, un método exacto de análisis de color. En esta técnica se analizan los colores de un corte fino de tejido con un espectrofotómetro, un instrumento que mide la intensidad de cada color en función de su longitud de onda. La microespectrofotometría es útil para estimar las características de células y tejidos no teñidos midiendo su absorción de longitudes de onda específicas. Otra aplicación es realizar valoraciones exactas respecto a la naturaleza e intensidad del color de las reacciones. A su vez estas valoraciones proporcionan información precisa respecto a la localización e intensidad de las reacciones químicas en los componentes de los organismos vivos.
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