Lombriz de tierra
La lombriz de tierra tiene el cuerpo cilíndrico, segmentado y compartimentado, y una longitud que varía desde varios centímetros hasta casi 33 cm. No tiene ojos ni oídos ni pulmones. El aire presente entre las partículas de tierra se difunde a través de su piel. Si esas bolsas de aire se anegan con la lluvia la lombriz tiene que salir a la superficie. Cuando se mueve, usa sus músculos longitudinales para extender la parte delantera del cuerpo y después tira de la parte trasera. Las sedas o quetas, diminutas proyecciones de los segmentos, se clavan en la tierra para evitar que la lombriz patine. La acción excavadora de la lombriz de tierra contribuye a airear y mezclar la tierra. Consume parte de ésta mientras excava, y sus depósitos fecales contribuyen también a enriquecer el suelo.
Lombriz de tierra, nombre que se aplica a más de 1.000 especies de gusanos pertenecientes a una clase del filo Anélidos. La lombriz de tierra tiene un cuerpo cilíndrico ahusado y segmentado. Presenta diminutas cerdas llamadas sedas. Aunque existen diferencias de tono entre las partes superior e inferior del cuerpo, y entre diferentes partes de éste, las lombrices de tierra son en general de color uniforme, casi siempre rojo pálido, pero que puede variar del rosa mate al castaño. Muchas especies alcanzan una longitud de unos pocos centímetros, pero ciertas especies tropicales llegan a medir hasta 3,3 m de longitud.
Las lombrices de tierra desempeñan un importante papel en la ecología del suelo. Al ser removido y aireado, por la acción de las lombrices de tierra, el suelo se vuelve más fértil. Las lombrices de tierra son también una fuente de alimento para muchos animales y constituyen el principal alimento de los topos y las musarañas.
2 | COMPORTAMIENTO |
Las lombrices de tierra necesitan vivir en suelo húmedo que contenga materia orgánica. Suelen vivir en las capas superiores, pero en invierno se entierran más para escapar de las heladas. Cuando el clima es muy caluroso, hacen lo mismo para evitar la deshidratación. Las lombrices de tierra rehuyen la luz del día, pero con frecuencia salen a la superficie durante la noche para alimentarse y expulsar sus detritus. Durante el día sólo salen a la superficie en circunstancias excepcionales, como cuando se inundan sus galerías en caso de lluvias torrenciales.
Las lombrices de tierra se entierran con considerable rapidez, de forma especial en suelos sueltos; las cerdas que tienen a los lados del cuerpo les sirven de gran ayuda en sus movimientos. Al enterrarse, tragan mucha tierra, que a menudo contiene cantidades considerables de restos vegetales. Digieren la materia nutritiva presente en ésta, y depositan los restos en la superficie del suelo o en sus túneles.
El sistema muscular de la lombriz de tierra consiste en una serie de fibras externas circulares o transversas de músculo, que rodean el cuerpo, y una serie interna de fibras musculares longitudinales que sirven para mover las cerdas. El aparato circulatorio está formado por un vaso sanguíneo dorsal prominente y cuando menos cuatro vasos sanguíneos ventrales, que recorren de forma longitudinal el cuerpo y están conectados entre sí a intervalos regulares por medio de una serie de vasos transversales. El vaso dorsal está equipado con válvulas y es el verdadero corazón. No obstante, el bombeo de la sangre se produce sobre todo por movimientos musculares generales. El sistema nervioso central consiste en un par de ganglios suprafaríngeos, generalmente llamados cerebro, y un cordón ventral que pasa debajo del canal alimentario con ganglios en cada segmento. Las lombrices de tierra carecen de órganos sensoriales aparte de los del tacto. El aparato digestivo está formado por una faringe musculosa, un delgado esófago, un buche o receptáculo de comida de paredes delgadas, una molleja muscular empleada para moler la tierra ingerida y un intestino largo y recto.
Las lombrices de tierra son hermafroditas, es decir, cada individuo dispone de órganos reproductores tanto masculinos como femeninos. Suele producirse una fecundación cruzada mutua. Los huevos (véase Desarrollo), que contienen una considerable cantidad de yema, son enterrados en el suelo en cápsulas formadas con secreciones del clitelo, una parte engrosada de la pared corporal del animal. Las cápsulas protegen los huevos hasta que dan lugar a pequeñas lombrices desarrolladas del todo. Algunas especies viven diez años o más.
Clasificación científica: las lombrices de tierra pertenecen a la clase Oligochaeta, filo Annelida. Componen cinco familias: Lumbricidae, en Norteamérica, Europa, y norte de Asia; Moniligastridae, que viven en la India, Sri Lanka, Malasia y el este de África; Megascolecidae, que viven en la India, Australasia, África y Sudamérica; Eudrilidae, que viven en zonas del centro de África; y Glossoscolecidae, que viven en Centro y Sudamérica, África y sur de Europa.
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