Cueva marina
La acción de las olas excavó esta cueva marina en las Rocas Friar, cerca de cabo San Lucas en Baja California (México). La entrada tiene una altura de unos 4 metros. Los depósitos de arena arrastrados hasta la cueva proporcionan un lugar de acogida para los pescadores y los mamíferos marinos.
Cueva, cavidad natural o artificial que se forma bajo la superficie de la tierra o en la ladera de una colina, acantilado o montaña. Las cuevas son de formas y tamaños variados y muchas presentan grandes aberturas hacia la superficie.
2 | FORMACIÓN DE LAS CUEVAS |
Formación de una cueva de disolución
Las cuevas de disolución (morfología cárstica) se forman cuando el agua de lluvia rezumada y las corrientes superficiales desgastan la roca durante muchos años formando laberintos subterráneos. Al fluir, el agua absorbe dióxido de carbono del suelo que reacciona con el agua y forma ácido carbónico. Aunque es un ácido muy débil, disuelve la caliza que se deposita más tarde en forma de estalactitas y estalagmitas, formaciones características de una cueva de disolución. Una corriente puede excavar varios niveles en una cueva, dejando atrás cámaras secas.
Las cuevas naturales evolucionan de varias formas, sobre todo como resultado de la acción erosiva y disolvente del agua y de los compuestos disueltos en ella. En las regiones con formaciones calizas y lluvias abundantes, el agua superficial, que contiene dióxido de carbono y ácidos derivados de los componentes orgánicos del terreno, ataca la piedra caliza, disolviéndola y transportándola en disolución. Tras largos periodos, esta acción deriva en la formación de cámaras o cavidades subterráneas, conocidas como cuevas de disolución, que son una característica del relieve cárstico. La profundidad de estas cavidades depende del nivel freático (véase Acuífero). Si después de algunos años muy secos el nivel freático aumenta, las cámaras antiguas se inundan y empiezan a formarse cuevas a niveles más altos. Del mismo modo durante periodos secos prolongados, se forman cámaras a niveles bajos, más cerca del nivel freático descendente. A lo largo de miles de años, estas fluctuaciones producen sistemas de cuevas con alturas múltiples, como en el Parque Nacional Cueva del Mamut en Kentucky, donde un arroyo subterráneo fluye por el nivel inferior. Los ríos subterráneos producen erosión y transportan sedimentos y fragmentos de roca de forma similar a las corrientes de la superficie. Si este efecto es el predominante, se dice que la cueva se ha formado por abrasión mecánica. En España existen numerosos ejemplos de cuevas cársticas, como la Gruta de las Maravillas en la sierra de Aracena o las cuevas del Drac en la isla de Mallorca.
Las formas del relieve costeras
Otros tipos de cueva son: las cuevas marinas, formadas por la acción de las olas sobre los acantilados de la costa; los tubos lávicos o volcánicos, formados bajo corrientes de lava, y las cuevas de hielo que se forman en glaciares e icebergs. La acción de los ríos forma además otro tipo de cueva, en general con una abertura grande que le da el aspecto de un anfiteatro natural. Un río atrincherado en un cañón con paredes escarpadas erosiona el trozo de pared donde la corriente es más fuerte, como en un recodo o en un meandro. Por erosión, disolución y desgajamiento, el río extrae gran cantidad de roca, excavando la parte inferior de un lado del cañón. Con el paso del tiempo, el lecho del río baja y deja una cueva en el lateral del cañón. Estos refugios de piedra fueron utilizados por los hombres prehistóricos, conocidos como habitantes de las cavernas, que construían sus casas en ellos. Las cuevas formadas por las oquedades dejadas por los tubos lávicos, auténticas “tuberías” por donde fluyó la lava en otros tiempos, son muy peculiares. En las islas Canarias existen varios ejemplos y reciben el nombre local de “jameos”. Los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, ambos en la isla de Lanzarote, son ejemplos excepcionales.
Por último, el efecto del viento es responsable en parte de la formación de pequeñas cuevas situadas, casi únicamente, en zonas desérticas o semidesérticas. La acción de la arena arrastrada por el viento es una de las fuerzas involucradas en la creación de grutas y cuevas en salientes y acantilados.
3 | DETECCIÓN DE CUEVAS |
La presencia de cuevas en zonas calizas puede detectarse gracias a pistas suministradas por la topografía del terreno. En estas regiones, los techos de grandes cavernas pueden derrumbarse y formar depresiones en la superficie. Pueden originar puentes naturales, otro fenómeno característico de las zonas con cuevas, después del hundimiento parcial del túnel por una corriente subterránea. También es común en estas zonas la desaparición de corrientes de agua, e incluso ríos enteros pueden desaparecer en sumideros, u ojos que pueden conducir a cavernas subterráneas o a acuíferos. Los sumideros indican la presencia de cuevas bajo ellos. Debido a la captura de las aguas superficiales por el sistema subterráneo de drenaje, algunas regiones con cuevas son bastante secas y polvorientas y tienen escasa vegetación. Se dice que estas regiones tienen una topografía cárstica, esta denominación deriva de una célebre región con cuevas situada a lo largo del mar Adriático en Eslovenia (véase Carst). Los sumideros con paredes empinadas llamados cenotes, situados en Yucatán (México), constituían la fuente principal de agua de los mayas. Estos depósitos naturales de agua, alimentados por corrientes subterráneas, tienen su origen en el derrumbamiento de la bóveda de una caverna cárstica, quedando al descubierto.
4 | CARACTERÍSTICAS MÁS DESTACADAS |
Sala de los Gigantes, Carlsbad
Ejemplo notable de cueva de disolución, la Sala de los Gigantes en Carlsbad (Nuevo México, EEUU) tiene tanto estalagmitas como estalactitas en su interior abovedado. El agua genera un sonido misterioso de goteo que suele asociarse a estas formaciones. Al fluir el agua, la roca disuelta se desprende muy despacio y forma estas estructuras parecidas a carámbanos. Las que se forman en el techo se llaman estalactitas y las del suelo estalagmitas.
El tamaño de las cuevas varía desde aberturas pequeñas en una ladera hasta enormes sistemas subterráneos con muchas cámaras y galerías interconectadas. Algunos sistemas de cuevas se extienden a lo largo de kilómetros bajo tierra y pueden tener muchas salidas.
En las grandes cavernas puede producirse un acondicionamiento natural del aire si la temperatura varía pocos grados durante el año y si hay una ventilación más o menos constante de aire fresco. Estas condiciones son el resultado de complejos fenómenos meteorológicos, sobre todo de variaciones de la presión atmosférica.
Las cuevas formadas por abrasión se componen normalmente de innumerables túneles sinuosos y de antiguas vías de agua subterráneas que muestran características similares a los lechos de las corrientes de la superficie, tales como depósitos de arena y grava. Estas cuevas carecen de las formaciones curiosas que pueden verse en las cuevas de disolución.
En las cuevas de disolución, la cal disuelta precipita con frecuencia de tal manera que forma depósitos de formas peculiares, como las estalactitas, que cuelgan como carámbanos de los techos de las cuevas, y las estalagmitas, que crecen hacia arriba sobre el suelo de las cavernas (véase Estalactitas y estalagmitas). Si ambas estructuras crecen hasta unirse, se forma una columna que ayuda a sostener el techo. Existen otras formas menos conocidas de depósitos de carbonato de calcio; pueden tener colores que varían desde el blanco alabastro hasta tonos rojos oscuros y castaños, dependiendo de las impurezas minerales disueltas aportadas por las aguas subterráneas, también pueden ser muy finos y translúcidos. Entre las estructuras raras está la helectita, una variedad de estalactita enroscada. Muchas formaciones de las cuevas son bastante delicadas y se rompen con facilidad; algunos de los mejores ejemplares han sido dañados o robados por exploradores sin escrúpulos o por visitantes.
Una práctica habitual en las grandes cuevas abiertas al público es iluminar las formaciones más espectaculares para el disfrute de los turistas. Muchas cavernas públicas tienen kilómetros de vías iluminadas, escaleras y vigilancia en las zonas peligrosas. En algunas cuevas, los visitantes pueden contratar excursiones de un día completo.
5 | VIDA EN LAS CUEVAS |
Arte rupestre aborigen, Australia
El arte rupestre aborigen tuvo un gran desarrollo antes de la llegada de los europeos. Alguna de las pinturas que se han encontrado en Australia Meridional fueron realizadas hacia el 18.000 a.C. Se cree que las figuras, como las que se aprecian en la imagen, representaban a los espíritus de los artistas.
En el transcurso de la evolución, algunas plantas y animales se han adaptado a la vida en cuevas. En general, estos organismos se han mantenido en una zona cercana a la entrada, aunque algunas especies han llegado hasta las secciones más oscuras de las cuevas. Así, estas formas de vida se pueden dividir entre las que viven exclusivamente en las cuevas y las que salen a buscar comida al exterior. El grillo de las cuevas y algunos peces de cueva son ejemplos de animales adaptados a vivir de manera permanente en el interior de las cavernas. Aunque muchas de estas especies sean ciegas, sus órganos táctiles están muy desarrollados. Estos animales suelen alimentarse de la materia comestible arrastrada hacia las cuevas por arroyos, tal como microorganismos y sustancias orgánicas en descomposición.
Un ejemplo de animales que descansan e hibernan en las cuevas pero que buscan comida en el exterior son los murciélagos. Depósitos abundantes de guano, o deposiciones de los murciélagos, se han acumulado durante siglos en las cuevas donde se congregan estos animales. En estos detritos se desarrollan una gran variedad de insectos y de organismos simples. El guano a veces se vende como fertilizante. El número de murciélagos que viven en una cueva grande puede ser muy elevado.
Debido a la falta de luz no hay crecimiento de plantas verdes, los hongos, por el contrario, sí pueden crecer en las cuevas. Suelen ser las aguas subterráneas con sustancias orgánicas disueltas las que les proporcionan nutrientes.
En tiempos remotos, eran muchos habitantes los que se resguardaban en cuevas, notablemente en el oeste de Europa, en las regiones mediterráneas, en China, en el sur de África y en Chile. Estos habitantes primitivos han sido llamados popularmente hombres de las cavernas, pero esta denominación es engañosa ya que implica que una raza humana ha vivido, alguna vez, constantemente dentro de cuevas. En realidad, durante la época glacial, humanos y otros animales buscaron refugio en las cuevas en algunas ocasiones. Se han encontrado muchos objetos del paleolítico y del neolítico en montones de desechos cerca de las entradas, y pinturas en algunas de las cuevas. Muchos críticos aclaman la belleza artística de estas pinturas que se atribuyen al hombre de Cro-magnon, una raza del periodo paleolítico tardío.
6 | ESPELEOLOGÍA |
Bisonte de Altamira
Declarada en 1985 Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO, la cueva de Altamira es tal vez la principal manifestación del arte rupestre paleolítico. Fue descubierta en 1876, aunque su principal hallazgo, los grandes paneles de pinturas, no salió a la luz hasta tres años después, y se encuentra enclavada en el término municipal de Santillana del Mar, en Cantabria, situado a unos pocos kilómetros de las principales ciudades de esa comunidad autónoma española, Torrelavega y Santander.
La ciencia que se encarga del estudio de las cuevas se llama espeleología. Es una rama de la geología y ha acrecentado el conocimiento de la mineralogía, la hidrodinámica, la arqueología, la biología y muchas otras disciplinas. Los espeleólogos se sirven de muchos artificios y métodos en sus exploraciones. Una técnica consiste en usar tintes para descubrir las salidas de una red compleja de corrientes subterráneas. El uso de un calzado especial, cascos de seguridad, escalas y cuerdas flexibles y lámparas fiables permite a los espeleólogos actuales explorar lugares recónditos de las cuevas con mucha más minuciosidad que antes. A veces los exploradores de cuevas permanecen bajo tierra durante días, trazando mapas y estudiando zonas extensas.
En España, país de relieve accidentado, hay diversas formaciones geológicas de esta índole que merece la pena reseñar, ya sea por sus dimensiones, su belleza natural o su importancia arqueológica. Las de mayor recorrido son el Complejo Palomera-Dolencias (Ojo Guareña, Burgos; sus 40.000 m hacen de ella la quinta del mundo), la de Mairuelegorreta (Gorbea, Álava; 10.000 m), la cueva del Tornero (Soria, 10.000 m), la cueva de los Chorros (Riopar, Albacete; 7.200 m) y la de Solencio de Bastaras (Huesca, 7.000 m). Por lo que se refiere al atractivo turístico, son muy visitadas las cuevas del Drac, de origen cárstico y situadas en la sierra de Levante mallorquina, y las de Nerja, en la provincia de Málaga.
En cuanto a las cuevas españolas cuyo interés radica en las manifestaciones artísticas prehistóricas, ostentan excelentes ejemplos de arte paleolítico las de Puente-Viesgo (Santander), las asturianas de Tito Bustillo y Peña Cándamo y, sobre todo, la cueva de Altamira, descubierta en el año 1879 en las cercanías de Santillana del Mar (Cantabria), la obra maestra del arte rupestre en el mundo: un célebre prehistoriador francés la llamó la Capilla Sixtina del arte cuaternario. Hay en ella unas 150 pinturas de animales, algunas incisas, con predominio de los bisontes. Destacan también las cuevas de Cogull en Lleida, el conjunto del Maestrazgo, y las de Alpera y Minateda en Albacete. En cuanto al arte del periodo neolítico, está representado por monumentos tales como las cuevas de Menga y del Romeral en Antequera (Málaga) o la cueva de Vélez Blanco en Almería.
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