Todos los años, las ballenas emigran a las aguas de la Antártida para consumir toneladas de krill. Hay más de 85 especies de este pequeño crustáceo similar al camarón. Es una buena fuente de proteínas para sus muchos depredadores, incluidos los seres humanos, aves y peces. Experimentan hasta 10 mudas antes de alcanzar los 70 mm de longitud máxima.
Krill antártico
Euphausia superba Este crustáceo de unos 5 cm parecido al camarón vive en bancos de miles de ejemplares cerca de la superficie del agua, alrededor de la Antártida. El krill constituye el principal alimento de muchos animales, como ballenas, focas, peces y pájaros. Emiten un destello azul verdoso que ilumina el agua por las noches.
Krill, crustáceos marinos pequeños, similares a quisquillas, que nadan en densas bandadas, en especial en las aguas del Antártico. La mayoría de las cerca de 90 especies que lo forman tienen de 8 a 70 mm de longitud y utilizan sus patas plumosas para filtrar las diminutas diatomeas de las que se alimentan; por lo general emiten una poderosa luz azul verdosa que probablemente les ayuda a congregarse para desovar. El krill vive en el mar abierto y constituye un elemento importante de la red trófica. Sirve de alimento a los peces, las aves y especialmente a las ballenas, que pueden ingerir hasta 2 toneladas de una vez. Los bancos de estos crustáceos tienen densidades de 20 kg/m3; algunas especies permanecen cerca de la superficie y otras descienden hasta los 2.000 m de profundidad.
El krill se pesca por su enorme importancia como fuente de proteínas. Los trece miembros del Tratado Antártico han creado una oficina con base en Australia que dispone de poderes para limitar las capturas.
Clasificación científica: el krill forma el orden Euphausiacea.
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