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Lenguas aborígenes de Hispanoamérica


Las asombrosas Lenguas aborígenes de Hispanoamérica

Códice Tro-Cortesiano
Escrito sobre papel de fibra de corteza de copó, es una sola tira de 7,15 m de largo doblada a modo de biombo, sobre la que hay pintados jeroglíficos de carácter religioso y mágico. El códice Tro-Cortesiano, también llamado Matritense, contiene fórmulas adivinatorias que utilizaban los sacerdotes mayas para predecir acontecimientos futuros. Fue descubierto en España en dos fragmentos: el más grande pertenecía a Juan de Tro y el menor a José Ignacio Miró, quien lo bautizó "cortesiano" en honor al conquistador de México, Hernán Cortés. Se custodia en el Museo de América de Madrid (España).

Lenguas aborígenes de Hispanoamérica, lenguas que se hablaron o hablan en la América hispánica y que proceden de los pueblos precolombinos.
En Hispanoamérica se han hablado cientos de lenguas y dialectos aborígenes, pertenecientes a numerosas familias (troncos). Muchas ya han desaparecido, por los avatares de las conquistas y colonizaciones; otras han sobrevivido y están, en la actualidad, plenamente vigentes, como, por ejemplo, el náhuatl o azteca, el quiché, el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche. No son en absoluto lenguas “primitivas” —como se ha afirmado sin conocerlas en profundidad—, pues poseen estructuras que permiten a sus hablantes comunicarse expeditamente, al igual que cualquier ser humano del llamado “mundo civilizado”. Incluso, sus gramáticas son, en muchos casos, más elaboradas que las de distinguidas y difundidas lenguas indoeuropeas. En ellas se expresan, desde luego, las culturas que los aborígenes han creado y desarrollado desde hace milenios. No pocas permanecen todavía desconocidas, total o parcialmente, sobre todo las habladas por grupos tribales que habitan en las grandes selvas del continente.
Las lenguas aborígenes de Hispanoamérica han tenido un carácter predominantemente oral, pues sólo unos pocos pueblos (aztecas, mixtecos, mayas) habían logrado crear un sistema de escritura (básicamente pictográfica), el cual, a raíz de la conquista española y la consiguiente transculturación, cayó en desuso. Los misioneros católicos emplearon el alfabeto castellano al elaborar gramáticas (artes) y catecismos (el primero, en náhuatl, apareció en 1528), con el fin de facilitar la evangelización. Tan sólo en época reciente se ha intentado oficializar alfabetos para algunas lenguas (por ejemplo, para el aimara, en 1954 y 1969; para el quechua, en 1975), pero, en la práctica, con poco éxito. Los lingüistas, por su parte, utilizan sus propios sistemas de transcripción.
La población aborigen de Hispanoamérica es de 30 millones según cálculos aproximados. En Guatemala y Bolivia supera el 50% de la población total. México, Ecuador y Perú cuentan con grupos importantes; en cambio, en Panamá, Venezuela y Colombia los grupos son pequeños, tribales. En Chile los mapuches son alrededor de medio millón. En Paraguay predomina la población mestiza, y los aborígenes son, comparativamente, pocos. El único país donde no hay indígenas es Uruguay.

Lenguas del mundo

En relación al número de lenguas habladas en cada país, hay variación. Entre los países más multilingües figuran México (alrededor de 50 lenguas, pertenecientes a 10 troncos, como el yuto-azteca, el maya, el otomanque, el mixe-zoque, entre otros; en el pasado se hablaron unas 100), Guatemala (21 lenguas del tronco maya; además se habla caribe y xinca), Colombia (aproximadamente 70 lenguas, de los troncos arahuaco, chibcha, tucano y quechua, principalmente), Perú (66 lenguas, de los troncos quechua, arahuaco, panotacana y otros) y Bolivia (35 lenguas, de los troncos jaqi, arahuaco, panotacana, tupí guaraní y otros). En Chile, por el contrario, se han hablado comparativamente pocas: como máximo, 10 amerindias.
Aunque las lenguas de Hispanoamérica tendrían un origen común, dado que los antepasados remotos de las poblaciones aborígenes podrían haber emigrado a través del estrecho de Bering desde Asia a este continente (según postula la prehistoria de América) actualmente, y como resultado de cambios ocurridos en ellas durante miles de años, son, en la mayoría de los casos, mutuamente ininteligibles. Ello se evidencia, desde ya, en palabras de su léxico fundamental, como por ejemplo, madre se dice nan-tli (en náhuatl clásico), mama (en quechua), sy (en guaraní) y ñuke (en mapuche).
En su estructuración fonológica (véase Fonología), las lenguas presentan una gran diversidad. Al respecto, si se compara, por ejemplo, el quechua, el mapuche y el guaraní, los dos primeros poseen un sistema vocálico sencillo, sólo con vocales orales (cinco y seis, respectivamente); el último posee, además de seis vocales orales, seis nasalizadas, o sea, doce en total. En lo que respecta al consonantismo, el quechua se caracteriza por la presencia de series de fonemas oclusivos aspirados y glotalizados (eyectivos), desconocidos en mapuche y guaraní. Cabe destacar igualmente que en Hispanoamérica existen lenguas tonales, como, por ejemplo, el mixteco, el zapoteco y el otomí de México.
En cuanto a su estructuración morfológica, se registra también variedad, aunque muchas lenguas son polisintéticas y aglutinantes. En términos sencillos: en ellas se suelen formar palabras complejas, largas, constituidas por la unión (aglutinación) de varios elementos (morfemas), con significado léxico (raíces) y gramatical (categorías de número, persona, tiempo, aspecto, y demás; la categoría de género es poco frecuente), las cuales equivalen a oraciones de lenguas indoeuropeas. En ello se asemejan más a las lenguas ugrofinesas (finés, húngaro) y altaicas (turco). Los morfemas que expresan categorías gramaticales pueden prefijarse o sufijarse a la raíz (o raíces). Los infijos son poco frecuentes.
He aquí algunos ejemplos de polisíntesis y aglutinación:
2
NÁHUATL HUASTECA
ni-k-on-ita-s: ‘yo lo veré allá’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan:

ni- : 1ª persona singular
-k- : a él, lo
-on- : allá
-ita- : raíz verbal ver
-s : futuro
El náhuatl huasteca es prefijador y sufijador.
3
QUECHUA
jamu-wa-rqa-nki-chu: ‘¿viniste por mí?’
Los morfemas constituyentes de la palabra significan:

jamu : raíz verbal venir
-wa- : tú me, tú a mí
-rqa- : pasado simple
-nki- : 2ª persona singular
-chu : interrogativo
El quechua es sufijador.
4
AIMARA
uta-ja-nka-sk-t-wa: ‘estoy (actualmente) en mi casa’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan:

uta- : raíz nominal casa
-ja- : posesivo de 1ª persona singular
-nka- : estar (en)
-sk- : continuativo. Expresa que la acción o estado continúa
-t- : 1ª persona singular
-wa : afirmación
El aimara es sufijador.
5
MAPUCHE
mütrüm-tu-a-fi-ñ: ‘lo/la voy a llamar otra vez’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan:

mütrüm- : raíz verbal llamar
-tu- : iterativo. Expresa repetición, reiteración de la acción
-a- : futuro
-fi- : a él, lo; a ella, la
-ñ- : 1ª persona singular de modo indicativo
El mapuche es sufijador.
6
LENGUAS INCORPORANTES
Es también característica de estas lenguas aborígenes la llamada incorporación, la cual consiste en introducir en una forma verbal el objeto directo de la acción, expresado éste por una raíz o por un afijo. Cuando se dice, en mapuche, katrü-mamüll-me-a-n, ‘voy a ir a cortar leña’, mamüll, ‘leña’ está incorporado. En mütrüm-tu-a-fi-ñ, el sufijo -fi- expresa el objeto directo. En el primer ejemplo en náhuatl huasteca, que se ha visto antes, lo hace el prefijo -k-.
Debido a tal procedimiento, las lenguas son llamadas incorporantes (véase Clasificación de las lenguas).
Desde los primeros momentos del descubrimiento, los españoles entraron en contacto con las lenguas aborígenes de los troncos arahuaco (o arawak) y caribe (o karib). Se hablaban entonces, en las Antillas Mayores, variedades del subgrupo taíno (o nitaíno) del primero. El taíno propiamente dicho era hablado en Cuba y La Española (Santo Domingo y Haití); el borinquén, en Puerto Rico; el yamaye, en Jamaica y, en las Bahamas, se hablaba el lucaya. En las Antillas Menores se hablaban el eyeri (o allouage), el nepuya, el naparina y el caliponau (usado por las mujeres de las tribus caribes). En las Antillas Menores también se hablaban dialectos del caribe. Ninguna de aquellas lenguas ha sobrevivido.
7
TRONCOS LINGÜÍSTICOS
Algunos de los troncos lingüísticos más importantes de Hispanoamérica son:
7.1
Tronco yuto-azteca
Comprende nueve subgrupos y más de 16 lenguas, habladas en Estados Unidos y México. La más importante es el náhuatl o azteca, que cuenta, en el presente, con más de un millón de hablantes. Su nombre proviene del verbo nuhuati, ‘hablar alto’. Náhuatl significa ‘sonoro’, ‘audible’. También ha sido llamada nahua, nahoa, nahualli, mexihca (‘mexicano’) y macehualli (‘campesino’). Posee varios dialectos, como el náhuatl huasteca (en los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz y en parte de Puebla), el náhuatl septentrional de Puebla (norte del estado de Puebla), el náhuatl tetelcingo (en la ciudad de Tetelcingo y sus dos colonias, Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, en la municipalidad de Cuautla, Morelos, México). En Guatemala y El Salvador se habla náhuatl pipil. El dialecto que cuenta con más hablantes es el náhuatl huasteca (350.000).
7.2
Tronco maya
Civilización maya
La civilización maya se extendió por toda la península mexicana del Yucatán y zonas de lo que hoy es Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice. En todas estas regiones se han descubierto ruinas de ciudades mayas, que son una muestra de la habilidad y altura artística de sus arquitectos. La civilización maya desapareció hacia el 900 d.C. por causas aún desconocidas.

El maya no es una lengua, sino un tronco que comprende alrededor de 30 lenguas, las cuales son habladas desde el istmo de México hasta Honduras. En el occidente de México están vigentes el tzeltal, el tzotzil, el tojolabal, el yucateco y otras. Sin embargo, la mayoría de ellas (21) se habla en Guatemala, de las cuales cabe consignar, en primer lugar, el quiché (la lengua del Popol Vuh); en seguida, el mam, el kakchikel, el pokomam, el k´ekch´i, entre otras. El quiché se habla en el oeste del país, por cerca de medio millón de personas. Presenta, eso sí, muchos dialectos (14). El mam tiene también alrededor de medio millón de hablantes, y el kakchikel, unos 350.000. El conjunto de las lenguas mayas es hablado por más de dos millones de personas.
7.3
Tronco quechua

Quechuas
Los hablantes de la lengua quechua viven hoy en numerosos lugares de la cordillera de los Andes. Sus ancestros constituyeron la clase gobernante del antiguo Imperio incaico, que ejerció su autoridad en el siglo XV. En la fotografía aparece una mujer quechua tejiendo un característico mantón de vivos colores con un telar. Al fondo, se aprecia la ciudad de Cuzco.

Para algunos estudiosos es una sola lengua con variedades dialectales; para otros, un conjunto de lenguas (21), algunas mutuamente ininteligibles. Originario de la región del Alto Apurímaq y del Urubamba, se difundió por un vasto territorio y es hablada desde el sur de Colombia (Intendencia de Caquetá, Comisaría de Putumayo), Ecuador (provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay, norte de Loja y Napo y Pastaza), Perú (en la mayoría de los departamentos, exceptuando Tumbes, Piura, La Libertad, Tacna y Madre de Dios), Bolivia (departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Potosí, este de Oruro y norte de La Paz) y Argentina (Santiago del Estero).
Aunque los incas conquistaron Chile y, a la llegada de los españoles, el quechua era comprendido, por ejemplo, en los valles del norte, no logró entronizarse. Atestiguan su presencia los topónimos y algunos préstamos léxicos en el mapuche.
El quechua tiene todavía millones de hablantes. Se estima que, en Ecuador, hay más de un millón y medio; en Perú, más de tres millones, y, en Bolivia, más de un millón y medio. En Argentina son sólo algunos miles. La cifra total debe ser de, aproximadamente, unos siete millones.
7.4
Tronco tupí-guaraní
Comprende alrededor de 40 lenguas y dialectos, hablados también en un vasto territorio, en Brasil, Paraguay, Uruguay (en el pasado), noreste de Argentina y oriente de Bolivia. Muchos ya se han extinguido. La lengua más importante es el guaraní paraguayo, hablado actualmente por la mayoría de la población del Paraguay.
7.5
Tronco arahuaco (o arawak)
Comprende alrededor de 80 lenguas y dialectos, que han sido hablados, en el pasado, en Florida y las Antillas y, actualmente en las Guayanas, Venezuela, Colombia, Brasil, hasta las estribaciones de los Andes peruanos. La mayoría de sus hablantes forma parte de pequeños grupos tribales.
7.6
Tronco caribe (o karib)
Comprende más de 60 lenguas y dialectos, que han sido hablados, en el pasado, en las Antillas Menores y, actualmente, en las Guayanas, en las cuencas del Orinoco y del Amazonas, desde las costas colombianas del Pacífico hasta el Pará en Brasil. También en este caso los hablantes forman parte de grupos tribales.
8
PRÉSTAMOS AL ESPAÑOL
Las lenguas aborígenes han contribuido —y siguen contribuyendo— al español de América principalmente con léxico, a saber:
Del arahuaco de las Antillas: batata, bohío, caimán, caníbal, canoa, carey, colibrí, enaguas, hamaca, iguana, maíz, sabana, tiburón, etc. Por no haber quedado documentadas las lenguas, ya extinguidas, no se puede saber cuál era la forma original de las palabras. Las transcripciones que hicieron los conquistadores no fueron exactas.
Del caribe de las Antillas: cacique, huracán, piragua, tabaco, con respecto a las transcripciones sucede lo mismo que en el caso anterior.
Del náhuatl: aguacate (de yeca-tl), cacaquate (de tlal-cacaua-tl: ‘tierra cacao’), cacao (de cacaua-tl), camote (de camo-tl), coyote (de coyo-tl), chile, ‘ají’ (de chi-li, ‘rojo’), chocolate (de chocola-tl), mole, ‘salsa’ (de mol-li), tamal, ‘empanada de maíz’ (de tamal-li), tiza (de tiza-tl), tomate (de toma-tl), zopilote (de tzopilo-tl).
Del quechua: cancha (de kancha: ‘recinto’, ‘patio’, ‘empalizada’), cocaví (de kokau: ‘provisión’, ‘víveres para el viaje’), callampa (de k´allampa: ‘hongo’), cóndor, (de kuntur), china (de china: ‘hembra de los animales’, ‘sirvienta’), quaqua (de wawa: ‘niño de teta’), humita (de huminta), puma (de puma: ‘león’, ‘gato montés’), vicuña (de wikuña), vizacacha (de wisk´acha).
Del mapuche: cahuín, (de kawiñ: ‘junta’, ‘reunión que terminaba en borrachera’), curiche (de kurü: ‘negro’ y che: ‘gente’), chopazo (de chope: ‘palo puntiagudo’, ‘barreta de madera para cavar la tierra’), pololo (de pülü: ‘mosca’, pülü-lu: ‘quien vuela o zumba como mosca alrededor’).
Del guaraní: ananá(s), jacarandá, jaquar, ñandú, ombú, tapir, tucán, yacaré.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Los Mayas inventaron el cero


EL PUEBLO QUE INVENTO EL CERO
Esplendor y caída del imperio maya en la selva

ESCALERAS PARA EL SACRIFICIO. Víctimas humanas eran inmoladas en esta pirámide maya de Tikal, coronada por un templo

 Fue un pueblo que tuvo su infancia cultural en la Edad de Piedra y nunca conoció el principio de la rueda. Sin embargo, prospehasta niveles intelectuales y artísticos que ninguna otra raza en las antiguas Américas pudo alcanzar.
Sabían calcular los movimientos de los planetas y predecir eclipses con una exactitud que no volvió a repetirse hasta el siglo XX. Su sistema matemático no fue siquiera igualado por el antiguo Egipto. Podían contar de millones en millones y emplearon el concepto del cero 1.000 años antes que el resto de la humanidad.
Pero su sabiduría envolvía paradojas. Jamás fueron capaces de construir un arco de gran resistencia en sus edificaciones. Su escritura era aún pictográfica cuando otros pueblos gozaban de una elegante literatura.
Los mayas de Mesoamérica crearon una civilización tan espndida como original; una cultura cuya brusca desaparición sigue siendo una de los grandes incógnitas de la historia.

Matemáticos y astrónomos

No se sabe cómo se transformaron de primitivas comunidades de agricultores y pescadores hacia el año 1,500 antes de J.C. en el poderoso imperio, cuyas numerosas ciudades se desparraman por territorios de Honduras, de Guatemala y del sudeste de México. Pero lo hicieron y lo hicieron solos.
En el transcurso de los siglos, los mayas fueron depurando un sistema social rigurosamente distribuido en clases: en primer lugar, una nobleza hereditaria bajo el mandato de un rey sacerdote; a continuación, los trabajadores comunales libres y, finalmente, los esclavos que eran en general prisioneros aprehendidos en campaña. Los cautivos importantes, sin embargo, servían de sacrificio humano al dios creador Hunab Ku.
lo empleaban tres símbolos matemáticos: el punto representaba la unidad; la barra, el cinco, y la concha, e! cero. Pero con ellos calculaban cifras de millones, empleando un sistema de posiciones, Así como en nuestro sistema decimal las posiciones de derecha a izquierda aumentan de diez en diez, en el sistema maya vigesimal los valores de las posiciones aumentaban de veinte
en veinte, de abajo arriba.
El calendario maya arranca de un día del año 3113 antes de le. y contaba e!
número de as que desde entonces se habían sucedido, pero se ignora e! motivo por el que eligieron esa fecha tica como punto de partida cuando empezaron a llevar la cuenta más de 3.400 años después. En lugar de semanas, meses y años, los mayas observaban el  kin (un día), el uinal (20 días), el tun (360 días l, el katún (7 .200 días ) y el baletún (144.000 días).

Sus ciudades albergaban hasta 40.000 habitantes y vian de un complicado sistema de comercio.
De repente, sin que pueda explicarse la razón, hacia e! principio del siglo x de nuestra era la civilización maya llamada «clásica» se desinteg. Las ciudades fueron abandonadas y sólo dos siglos más tarde florecieron de nuevo grandes centros urbanos (Chichén-Itzá, Uxmal) en las tierras bajas del norte de la península de Yucatán. Se han formulado numerosas hipótesis que tratan de explicar esta caída, pero todas son puras conjeturas.
Una supone que el sistema agrícola se hundió al agotarse e! suelo y ser invadido por la selva. Otros sugieren terremotos, enfermedades o invasiones procedentes del altiplano central de México. También es posible que se produjeran violentos levantamientos populares contra las clases dirigentes, hipótesis que parece confirmar el hallazgo de mutilaciones deliberadas de las representaciones de dioses y caudillos en algunas estelas de la época clásica. En cualquier caso, la incógnita sigue planteada en e! mismo corazón de América.

martes, 12 de julio de 2011

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