El tornado



En la imagen un meteorólogo observa
la evolución de un tornado para
aprender más sobre la atmósfera terrestre.
Desde el siglo XIX, la predicción científica
ha mejorado mucho. Los radares pueden detectar
y rastrear tornados, huracanes y otras tormentas fuertes.
El huracán es el gigante de las borrascas, pro su afín el tornado de proporciones mucho mayores, causa mayores estragos. El tornado surge sin avisar  y generalmente dura menos de una hora.
Uno de los más devastadores de  la historia  se abatió sobre Missouri Illinois  e Indiana EE. UU en 1925. Causó la muerte de  de 689 personas  e hirió  a 3,000; sin embargo apenas llegaba a los 300 metros de diámetro. El vendaval derrumbó edificios, arrancó robles de raíz  y aplast+o trenes. En la periferia de un tornado, los vientos pueden alcanzar velocidades de 800 kilómetros por hora.
Los tornados aparecen en días cálidos y húmedos  en las regiones centrales y meridionales  de los Estados Unidos, en las Antillas y en Australia. Son nubes en forma de embudos que comienzan girando suavemente  y al cabo de algunos minutos se retuercen violentamente. El embudo se  traslada a una velocidad  de 40 o 60 kilómetros por hora. En su centro la velocidad del aire alcanza velocidades de 200 a  300  kilómetros  por hora, con tal poder de succión que levanta automóviles y viviendas  de madera girando hasta la cumbre del torbellino.

Tornado
Tornado (del latín tonare, ‘girar’), torbellino de viento fuerte, acompañado por una nube característica en forma de chimenea que desciende desde una nube cumulonimbo. En ocasiones se denomina ciclón. Un tornado puede tener una anchura desde unos metros hasta casi un kilómetro en la zona de contacto con el suelo, con un promedio de algunos pocos cientos de metros. Puede penetrar poco en tierra o recorrer muchos kilómetros, causando grandes daños allí donde desciende. La chimenea es visible por el polvo aspirado hacia arriba y por la condensación de gotitas de agua en el centro. El mismo proceso de condensación hace visibles los tornados marinos, en general más débiles, llamados trombas marinas, que ocurren con mayor frecuencia en las aguas tropicales. La mayoría de los tornados giran en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y al revés en el hemisferio norte pero, en ocasiones, los tornados pueden invertir esta conducta.
Aún no se comprenden muy bien los mecanismos precisos que crean un tornado, pero las chimeneas están siempre asociadas con movimientos violentos en la atmósfera, incluyendo corrientes ascendentes fuertes y el paso de frentes. Se desarrollan en áreas de baja presión con vientos fuertes; la velocidad de los vientos de la propia chimenea supera con frecuencia los 480 km/h, aunque se han estimado velocidades superiores a 800 km/h en temporales muy violentos. Los daños producidos por un tornado son el resultado tanto de estos vientos como de una presión muy reducida del centro de la chimenea, que provoca la explosión de las estructuras que no tienen ventilación suficiente y que, por tanto, no equilibran rápidamente la diferencia de presión. Esta diferencia de presión se presenta de acuerdo con el Teorema de Bernoulli, que establece que la presión se reduce al crecer la velocidad.
Los tornados son más comunes y frecuentes en las latitudes templadas, y suelen formarse al principio de la primavera; la ‘estación de los tornados’ se retrasa al aumentar la latitud. La cantidad de tornados que se producen cada año varía mucho en una misma región. Véase Ciclón; Meteorología.

martes, 24 de agosto de 2010

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