En 1959 Edwin Drake, un ferroviario estadounidense retirado, dedicó sus ahorros a realizar un sondeo y se convirtió en el primer propietario de un pozo perolero en el mundo.
El hecho ocurrió a 120 kilómetros de Pittsburg, en Pensilvania. Drake perforaba sobre el emplazamiento de un antiguo poblado de indios sénecas, cuando una sustancia negra y untuosa salió a borbotones a la superficie. El joven John D Rockefeller enviado por un banco para redactar un informe, declaró que el hallazgo no parecía rentable pero el mismo refutaría este dictamen durante el resto de su vida, al convertirse en la primera fortuna del universo precisamente por los pozos petrolíferos.
Con la aprobación de Rockefeller o si ella, se formó inmediatamente la Seneca Oil Company, que puso fin a la dependencia del hombre respecto a las ballenas como fuente de combustible líquido. En sólo un año aquel lugar abandonado se convirtió en una comunidad floreciente a la que se dio el nombre de Oil City. Se realizaron prospecciones, con la esperanza de hallar combustible líquido para el alumbrado y la calefacción.
La búsqueda de petróleo se inició con la esperanza de descubrir un sustituto barato del aceite de ballena para las lámparas de alumbrado. Al principio el petróleo se desechaba como subproducto inútil, pero a medida que pasaban los años se convirtió en fuente energética que mueve al mundo.
En realidad el petróleo se conoce desde hace miles de años, aunque su explotación como recurso ineludible sea un fenómeno moderno. Hacía el año 3,000 A . J., sumerios, asirios y babilonios utilizaban el betún como mortero en la construcción y para engastar joyas. El betún era el petróleo filtrado naturalmente a la superficie y secado por el sol.
Durante su éxodo los hijos de Israel se guiaban durante el día por una columna de humo y durante la noche por una columna de fuego: ello supone una perfecta descripción de incendios de filtración de petróleo.
Más tarde los persas y los árabes se sirvieron del petróleo para el alumbrado y la limpieza de la seda. Hacía el año 300 los chinos lo usaban ya con fines medicinales, el petróleo que descubrieron por casualidad al excavar yacimientos de sal sobre campos petrolíferos. Los cronistas del siglo XVI nos describen el uso que los aborígenes de México hacían del chapopote, “betún que sale del mar y ándala a recoger a la orilla”: como incienso para perfumar los templos, como pegamento, y, mascado para limpiar los dientes y curar las reumas.
En 1272 el viajero veneciano Marco Polo describía los manantiales petrolíferos de la península de Baku, en el mar Caspio. Allí durante 2,000 años había existido un culto al fuego en torno a “hogueras eternas” ; es decir, filtraciones de petróleo que ardían noche y día. Pero no fue hasta el siglo XVIII que no se llegaron a apreciar la potencialidad del petróleo.
En 1850 James Young, químico industrial escocés, para la obtención de petróleo a partir del carbono y las pizarras bituminosas. Luego refinó el procedimiento con parafina. Su petróleo competía tan exitosamente con el combustible de ballena, que pronto se levantaron en Gran Bretaña y en otros países, plantas transformadoras, junto alas minas de carbón.
Pero aún ase buscaba dar otro paso. Con objeto de simplificar el proceso señalado por Young, se buscaba el petróleo filtrado a la superficie a través de la corteza terrestre.
Y aquel fue el momento en que Edwin Drake emprendió sus perforaciones para obtener petróleo natural.
A Drake sin duda le visitó la suerte, pues luego se sabría que hay petróleo donde ocurren una serie de circunstancias fortuitas. El petróleo procede de la descomposición de incalculables billones de pequeños animales y plantas acuáticas. Con el transcurso del tiempo fueron comprimidos hasta convertirse en petróleo por el peso de las rocas que los cubrieron.
El petróleo se ha formado sólo en latitudes tropicales. Los depósitos de Alaska , los del mar del Norte y los de otras zonas lejanas a los trópicos se hallan en sus lugares actuales por el desplazamiento de los continentes.
El petróleo queda cautivo en el subsuelo cuando se cierra herméticamente los estratos de roca que lo envuelven. Son las bolsas de petróleo perseguida por los prospectores. Pero ni los instrumentos más perfectos pueden revelar la presencia de petróleo, hasta que que no se llega con un pozo hasta él.
Hubo un tiempo que el éxito de las prospecciones venía indicado por un inmenso surtidor de petróleo que el gas natural comprimía y empujaba a la superficie en un gran chorro. En ocasiones se tardaban días enteros en dominar la emisión. En 1901, por ejemplo, en Texas se perdieron 30 millones de galones de petróleo por ese motivo.
La producción del pozo se normalizó cuando sólo quedaban bajo tierra 14 millones de galones. Hoy día las técnicas modernas de sondeo han superado este riesgo.
Pero las reservas de petróleo son limitadas; los campos petrolíferos de tierra firme se han detectado en su totalidad, la industria del petróleo lo extrae del subsuelo de los mares profundos en grande plataformas petroleras.
Los depósitos de petróleo tardan en formarse millones de años, y solo hace un siglo que Edwin Drake alumbró el primer pozo petrolero. No obstante ya se han agotado un gran porcentaje de las reservas petrolíferas del mundo. probablemente el petróleo dentro de algunos años no pueda bastecer la demanda mundial; el hombre busca desesperadamente otras fuentes energéticas menos contaminantes.
No hay comentarios :
Publicar un comentario