San Gabriel, ángel de gran importancia en la tradición judía, cristiana e islámica. Es uno de los cuatro arcángeles más famosos en el judaísmo y el cristianismo (junto a Miguel, Rafael y Uriel). Gabriel es el heraldo celestial que reaparece para revelar la voluntad de Dios. En el Antiguo Testamento, Gabriel interpreta la visión del profeta del carnero y del macho cabrío (Dan. 8,15-26) y explica la profecía de las 70 semanas de años (o 490 años) de la duración del exilio de Jerusalén (Dan. 9,21-27). En el Nuevo Testamento, anuncia a Zacarías el nacimiento de su hijo (Lc. 1,11-20), que estaba destinado a ser conocido como Juan el Bautista, y a María que sería la madre de Cristo (Lc. 1,26-31). Entre los musulmanes, a Gabriel se le considera el espíritu que reveló las Sagradas Escrituras al profeta Mahoma.
Gabriel es el príncipe del fuego y el espíritu que predomina sobre los truenos y la maduración de la fruta. Es un hábil políglota, que enseñó a José las 70 lenguas que llegaron a hablarse en Babel. En arte se le representa casi siempre portando un lirio, la flor de María en la Anunciación, o la trompeta que sonará para anunciar la segunda venida de Cristo.
El arcángel Gabriel (en hebreo: גַּבְרִיאֵל, Gavriʼel; en árabe جبريل Yibrīl o جبرائيل Yibrāʼīl; en latín Gabrielus; en griego Γαβριήλ Gavril) significa: (en hebreo) la fuerza de Dios de gabar (fuerza) y El (Dios), es uno de los tres arcángeles principales dentro de las religiones judía, cristiana e islámica. Las Iglesias Católica, Ortodoxa y algunas protestantes, junto con el Islam, lo consideran arcángel por ser junto con Miguel y Rafael, los únicos ángeles con nombre, y encargados de llevar misiones importantes.
En la tradición Bíblica, es a veces considerado como el ángel de la muerte o uno de los mensajeros de Dios. En el Islam, a Gabriel se le considera también como uno de los principales mensajeros de Dios, pues es él quien reveló a Mahoma el Corán, pero difiere de títulos que se le otorgan en otras religiones (por ejemplo, el ángel de la muerte en el Islam es Azrael y no Gabriel).
Su representación más común es la de la Anunciación; o en el caso musulmán, la de la revelación a Mahoma, aunque también ha sido retratado llevando un mensaje escrito en la mano. Además es él quien vigila la entrada del Edén, para evitar que entren los descendientes de Adán y Eva, aunque hay algunos que afirman que quien vigila es el Arcángel Miguel.
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