Si piensa viajar en barco, o el autobús le causa nauseas, lea este artículo.
Antiemético, fármaco utilizado para controlar las náuseas y los vómitos. Estos reflejos están controlados por el centro emético (del vómito) del cerebro, que puede estimularse mediante señales nerviosas procedentes del intestino, de los centros corticales superiores del cerebro o del vestíbulo del oído interno. No obstante, esa estimulación suele estar provocada por la activación directa de una zona específica de la parte inferior del cerebro mediante sustancias del interior del cuerpo o la ingestión de ciertas drogas o toxinas. La mayoría de los ataques de náuseas y vómitos están motivados por alimentos en malas condiciones o por un exceso de comida o alcohol, sin embargo la causa subyacente de las náuseas repetidas o crónicas debe ser investigada. Los antieméticos se utilizan sobre todo para tratar las náuseas y los vómitos provocados por tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, y otras enfermedades graves.
2 | TIPOS DE ANTIEMÉTICOS |
Existen tres tipos principales de antieméticos: fenotiazinas (dopaminérgicos), anticolinérgicos y antihistamínicos. Las fenotiazinas actúan a través de la zona específica de la parte baja del cerebro y los anticolinérgicos a través del centro emético del cerebro. Los anticolinérgicos tienen el efecto añadido de reducir el espasmo de la pared del intestino.
Los principales anticolinérgicos son los alcaloides de belladona, como la atropina y la hiosciamina, que se han utilizado, desde finales de la década de 1900, para combatir el mareo. Los fármacos anticolinérgicos modernos siguen incluyendo ambas sustancias. Los antihistamínicos, que fueron descubiertos en 1947, incluyen la buclicina, la ciclizina, la meclozina, la cinarizina y la prometazina. Son algo menos efectivos que los colinérgicos, aunque se toleran mejor. Los grupos antihistamínicos y anticolinérgicos se usan sobre todo en el tratamiento de trastornos vestibulares del oído, como el mareo y la enfermedad de Ménière. Aunque pueden aliviar las náuseas y los vómitos asociados a otras enfermedades subyacentes o a la quimioterapia empleada contra el cáncer, ni los anticolinérgicos ni los antihistamínicos suelen prescribirse, pues tienen efectos secundarios, como somnolencia, estreñimiento, visión borrosa, palpitaciones y dificultades en la micción.
Por esa razón, para reducir las náuseas y los vómitos causados por la quimioterapia, suelen prescribirse fenotiazinas, unos fármacos utilizados para tratar algunas enfermedades mentales. Los efectos antieméticos de la clorpromazina fueron descubiertos en 1953. No obstante, la proclorperazina y la perfenazina, que tienen un efecto sedante menos pronunciado que la clorpromazina, y otras drogas antipsicóticas como el haloperidol y el droperidol también se usan en ocasiones. La metoclopramida tiene una acción periférica adicional sobre el intestino y la domperidona es particularmente efectiva en el tratamiento de las náuseas y los vómitos asociados a la quimioterapia. Los efectos secundarios incluyen síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson, como marcha dificultosa, somnolencia y erupciones cutáneas.
Entre los antieméticos más recientes se encuentran la nabilona, un cannabinoide sintético (sustancia basada en el Cannabis) y una serie de fármacos que actúan contra la producción de serotonina, que al parecer causa depresión. Entre esos últimos se encuentran el granisetrón, el ondansetrón y el tropisetrón. Se prescriben sobre todo a pacientes que han sido sometidos a quimioterapia, y se han mostrado muy efectivos para controlar las náuseas y los vómitos, permitiendo una mayor tolerancia a ese tratamiento contra el cáncer. Véase también Emético.
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