Lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá


Lenguas aborígenes (Estados Unidos y Canadá)

Lenguas aborígenes (Estados Unidos y Canadá), conjunto de idiomas de los pueblos indígenas de los Estados Unidos y Canadá actuales. Se desconoce su número exacto; parece que todavía se hablan unas doscientas lenguas diferentes en este gran territorio, aunque parece ser que cuando llegaron los europeos eran más de doscientas o trescientas las lenguas vivas del continente (véase Lenguas aborígenes de Hispanoamérica).
En cuanto al número de hablantes pasados y presentes no se puede establecer ninguna cifra exacta, sólo estimativa y por comparación. Se cree que cuando los europeos llegaron al nuevo mundo, en el norte de México hablaban sus propias lenguas cerca de millón y medio de personas, que hoy se han reducido a unas doscientas mil.
En la actualidad las lenguas que cuentan con mayor número de hablantes en el norte de América son el navajo (unos ochenta mil), el ojibwa (variedad del algonquino, con unos cuarenta mil) y el inupiaq o inuktitut (que hablan los esquimales inuit). Éste cuenta con más de sesenta mil hablantes y su variedad el groenlandés es lengua nacional.
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PRÉSTAMOS LINGÜÍSTICOS
Los préstamos habidos entre las lenguas indígenas y las europeas han sido mutuos; los idiomas nativos recibieron palabras del español (en California, Texas, La Florida), inglés, ruso (en Alaska) y francés (en Canadá y Luisiana). A su vez las lenguas europeas incorporaron topónimos, nombres de plantas, animales y cuantas realidades nuevas debían nombrar a partir del contacto con un mundo nuevo. Así, desde el mismo nombre de Alaska que procede de Aleut, nombre que en aleutiano se daba a la península; Connecticut, del mohicano, (variedad del algonquino) con el significado de 'río largo'; Minnesota, del dakota o del siux 'agua oscura de las nubes'.
La clasificación de las lenguas aborígenes americanas, en general, no está exenta de discusión. A mediados del siglo XX las norteamericanas se han clasificado en sesenta familias diferentes, sin que los lingüistas hayan demostrado una relación genética que las aglutine. Se cree que la población originaria de América es de procedencia asiática que penetró por el estrecho de Bering y su enorme diversidad de lenguas lleva a pensar que si son diferentes es porque se produjeron emigraciones múltiples y en épocas diversas.
La tarea más importante que tiene la lingüística actual es dar una clasificación por familias de la variedad de idiomas indígenas americanos. La gran cantidad de datos, así como la desaparición, una tras otra, de las lenguas, dificulta la tarea.
En 1929, el antropólogo y lingüista Edward Sapir reunió en seis grandes grupos o bloques las lenguas norteamericanas y en quince las centroamericanas. No obstante, los últimos estudios sobre las áreas lingüísticas —investigaciones sobre los préstamos entre las lenguas y sobre los rasgos gramaticales que presentan los idiomas de un área determinada— han demostrado que hay que reconsiderar muchas relaciones remotas antes establecidas. La escuela que representa el lingüista estadounidense Joseph Greenberg afirma que las lenguas de Estados Unidos y Canadá pertenecen a tres familias: la esquimal-aleutiana, la na-dene y la amerindia (con once ramas).
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CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS
Dada la gran diversidad de las lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá no es de extrañar que sean grandes las diferencias que existen entre ellas, tanto fonológica como gramaticalmente. Tampoco existe ningún rasgo que sea exclusivo de este conjunto.
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FONOLOGÍA
En las lenguas indígenas existe una gran variedad de sistemas fonéticos.
4.1
Consonantes
Las consonantes glotales se emiten cuando se cierra la glotis, a lo que sigue un relajamiento, mientras se articula un sonido sordo, fuerte y no aspirado. Estos sonidos aparecen en athabasco, siux y salish.
Las consonantes aspiradas se emiten cuando se expulsa un chorro de aire, después de relajar la consonante. Estos fonemas aparecen en las familias siux, pomo y yuma.
Las retrorreflejas (o cacuminales) se emiten con la punta de la lengua elevada y vuelta hacia el paladar duro. Poseen estas consonantes la pomo, yuma y otras lenguas de California.
Las consonantes velares se producen en la parte posterior de la boca, como la k o la g, de las árabes y hebreas (que se transcriben como q). Aparecen en la familia esquimal-aleutiana, la yuto-azteca del norte y la athabasca de California entre las lenguas del subcontinente norteamericano.
La consonante velar nasal es el fonema ng. Lo poseen el esquimal, haida, yuma y las athabascas de California.
Las consonantes nasales sordas y las semiconsonantes son fonemas parecidos a m, n, y y w. Aparecen en algunos dialectos del iroqués.
La i sorda se encuentra en alguna variante esquimal, en otras de California, y en las subfamilias athabasca, salish y muskogee.
Las consonantes laterales africadas se parecen mucho a un sonido tl ligeramente aspirado. Poseen este tipo de fonemas las subfamilias athabasca, sahapta y huaca.
4.2
Vocales
Las sordas o sibilantes aparecen en los grupos zuñi, hopi y keres (todas ellas habladas por las gentes de la etnia Pueblo), las lenguas yuto-aztecas y el grupo cheyene, de la familia algonquino-ritwan.
Poseen vocales nasalizadas (como en portugués y francés) el athabasco, el algonquino oriental, el siux, el muskogee y los grupos kiowa-tano.
La i alta y media, fonema no labializado, se da en comanche y en la costa Tsimshi.
4.3
Acento
Una diferencia en el acento tónico o de intensidad distingue una palabra de otra. Poseen acento de intensidad el mohawk y el cherokee (iroquesas), el crow (siux), cheyene, arapajó y penobscot, del grupo algonquino.
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GRAMÁTICA
Las lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá presentan estructuras gramaticales muy diferentes. A continuación se presentan algunos rasgos gramaticales.
El orden sintáctico varía de una lengua a otra, tanto en su importancia como en su función. En unas, este orden sintáctico es relevante como algunas californianas que siguen sujeto-objeto-verbo.
Poseen referencia selectiva las lenguas que indican si el sujeto o el objeto de una oración es el mismo o es diferente del que posee una oración anterior. En español, por ejemplo, si alguien dice: 'Pepe vio a Maite cuando salía de su casa', el oyente no puede saber ni quién salía ni de quién es la casa, porque no existe la referencia selectiva. Este rasgo lo posee la algonquina, la paiute, la papago y la yuma.
Los afijos instrumentales (prefijos, infijos y sufijos) se añaden a los verbos para indicar con qué instrumento o por qué procedimiento se realiza la acción. Esta distinción la muestra, por ejemplo, la lengua karok, que en el prefijo pa- indica el empleo de la boca. Así pácup significa 'besar' y paxut significa 'sujetar la boca'. Existe un sistema de prefijos en haida, tlingit y otras lenguas norteamericanas.
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RASGOS SOCIALES Y CULTURALES
En las lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá emplean formas coloquiales diferentes según lo emitan mujeres u hombres, como en yana, muskogee y atsina. También hay lenguas rituales —que tienen formas especiales del habla para las ceremonias— como las zuñi, iroquesas y algunas más. En regiones plurilingües surgen las jergas de intercambio. Son lenguajes simplificados y entre ellos están el chinook, mobilio y delaware. Otras pocas lenguas desarrollan unas formas silbantes del habla, donde la melodía de los silbidos corre pareja a la de los tonos de la lengua. Se emplea en situaciones de cortesía y aparece en kickapoo (algonquina-ritwa), que es una lengua mexicana próxima a Texas.
En el norte de América, por influencia de la escritura europea —o en muchos casos por su estudio directo— muchas tribus desarrollaron algunas formas de escritura. Como los silabarios del cherokee (sistema que representa cada sílaba diferente por un signo), del micmac, cree y las inuit de Groenlandia.
Los estudios sobre las lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá han proporcionado numerosos datos a la teoría lingüística sobre el cambio lingüístico, la relación entre lengua y cultura, entre lengua y pensamiento o sistemas de percepción. Aunque hayan desaparecido muchas de ellas, merecen toda la atención. Por otra parte, hay que destacar que en el siglo XX, cada vez más hablantes se interesan en el estudio sistemático de sus lenguas respectivas.


viernes, 9 de septiembre de 2011

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