La
impresionante complejidad del Saturno V
ENVIAR un cohete Saturno V al espacio equivaldría a lanzar
por los aires a un destructor de la Armada. Supongámosle izado de proa y sobre una
carga explosiva que le remonta a una altura de 50 kilómetros. Todo ha de producirse
con tal suavidad que a bordo no se quiebre ni el objeto más frágil.
Se trata del cohete más importante hasta ahora y fue
diseñado y construido para llevar al hombre a la Luna. Posee más de dos millones
de piezas, accionadas electrónicamente cada una en los instantes del lanzamiento,
desde un centro de control situado a cinco kilómetros de la plataforma de despegue.
En el centro de control, 400 expertos, entre hombres y mujeres, permanecen sentados
frente a las pantallas de televisión y los tableros de mando. Sin embargo, la
orden de partida procede de tres pequeños
computadores alojados en el cohete: al menos dos de ellos han de coincidir en
la decisión. Inmediatamente un dispositivo de relojería procede al encendido de
los motores y el cohete se levanta.
Fases
de montaje
El Saturno V consta de tres secciones, construidas en
distintos lugares de los Estados Unidos. Se transportan por carretera, aire o
río hasta el centro espacial J. F. Kennedy (Florida), donde han de montarse. Esta
operación y las revisiones finales se llevan a cabo en un enorme edificio y duran
por lo menos cuatro meses.
La primera fase o sección mide 42 metros de longitud,
10 de diámetro y pesa sin combustible 130 toneladas. Se coloca en posición
vertical sobre una plataforma con seis apoyos situada junto a una torre de servicio.
La segunda fase, de 25' metros ,de altura y 43 toneladas de peso, se coloca encima
por medio de una grúa.
La tercera fase, de 18 metros y 16 toneladas, se
lleva encima de las otras dos. En la cúspide se fija la cápsula espacial, que
puede alojar hasta tres astronautas. Una cápsula Apolo mide 24 metros de altura,
y con ella el ingenio espacial tiene, en conjunto, 110 metros de longitud. Sólo
hacia el final del recorrido, la tercera fase proseguirá en solitario.
Una vez montado el cohete en posición vertical se traslada
en unión de la torre de servicio al lugar de lanzamiento.
Las «orugas» que realizan esta colosal tarea son los
mayores vehículos rodados del mundo. Existen solamente dos, ambas al servicio
del Centro Espacial Kennedy. Cada una pesa 3,000 toneladas y mide 40 metros de
longitud por 35 de anchura; en cada extremo hay una cabina con diez hombres. Invierten
nueve horas en el trayecto desde la
plataforma de montaje a la de lanzamiento, avanzando al paso solemne de tres kilómetros por hora y salvando pendientes del cinco por ciento.
plataforma de montaje a la de lanzamiento, avanzando al paso solemne de tres kilómetros por hora y salvando pendientes del cinco por ciento.
Cada oruga tiene 18 motores, dos de ellos de 2,750
HP. Posee además generadores, unidades de fuerza hidráulica y sistemas eléctricos
que mueven las bandas de rodamiento. Son necesarios 90 minutos para poner el
vehículo en movimiento; operación que se explica en un manual a lo largo de 39
páginas.
Cada eslabón de las ocho bandas de roda- miento pesa
una tonelada. El firme especial de la pista que conduce hasta la plata- forma
de lanzamiento se hunde tres centímetros al paso de la oruga cargada.
Durante el traslado, un complejo sistema de
amortiguadores mantiene la gigantesca carga convenientemente equilibrada y
distribuida. El cohete, una vez descargado, se llena de 45 millones de litros
de hidrógeno,
helio y oxígeno líquidos. El combustible se vierte en tanques de almacenamiento en frío, tan perfectamente aislados que un pequeño cristal de hielo tardaría ocho años en fundirse. Cargado de combustible, el cohete arroja un peso de 2,700 toneladas, superior al de un destructor, y se hunde 40 centímetros en la plataforma de ladrillo.
helio y oxígeno líquidos. El combustible se vierte en tanques de almacenamiento en frío, tan perfectamente aislados que un pequeño cristal de hielo tardaría ocho años en fundirse. Cargado de combustible, el cohete arroja un peso de 2,700 toneladas, superior al de un destructor, y se hunde 40 centímetros en la plataforma de ladrillo.
Once motores impulsan al cohete Saturno V y otros 22
lo dirigen. La primera fase posee cinco motores, cada uno de los cuales pesa diez
toneladas y consume tres toneladas de combustible por segundo: su fuerza equivale
a la de 30 locomotoras diesel. En conjunto suponen 160 millones de HP. Estos cinco
motores elevan el cohete hasta unos 60 kilómetros de altitud, con una velocidad
de más de 10,000 kilómetros por hora. Luego se encienden los motores de la' segunda
fase, que elevan el cohete a más de 160 kilómetros, con una velocidad de 25,000
kilómetros por hora. Las bombas de alimentación son servidas por turbinas de
300,000 HP, dos veces el motor de un transatlántico.
La tercera fase sólo tiene un motor, con la
particularidad de que puede funcionar más de una vez. Se utiliza para poner en órbita
una estación Skylab o para enviar una cápsula a la Luna. Puede conducir al vehículo
espacial a una velocidad de 40.000 kilómetros por hora. El módulo de mando, de forma
cónica, no posee sistema de propulsión, pero lleva unos pequeños cohetes que lo
colocan en posición adecuada cuando regresa a la atmósfera terrestre.
Los cohetes Saturno V han realizado hasta ahora 13
vuelos perfectos. Un Saturno V transportó a los que pusieron pie en la Luna. Pero
no se sabe cuándo el gigantesco cohete realizará su próximo vuelo. Los Estados Unidos
conservan cuidadosamente dos Saturno V para el momento en que se necesiten.
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