Cuentan que en la ciudad de México, una gran urbe por excelencia, habitada por
millones de personas, millones de perros, gatos y millones y millones de ratas
y cucarachas; en la década de los ochenta, en lugares como la Merced, Tepito y
Lagunilla, grandes barrios y colonias de la famosa urbe, se dieron extraños
casos de vagabundos y alcohólicos atacados por una bestia.
En un inicio se pensó en perros, que en pandilla suelen
atacar con fiereza y matar a la presa; en la misma ciudad, en zonas boscosas
han sucedido casos de ataque de perros. Más, al observarse el tipo de heridas,
los forenses llegaron a la conclusión de que las heridas no fueron ocasionadas
por colmillos de perro. Las heridas eran más incisivas, llegando corroer hasta
los huesos de manera punzante; un perro generalmente lo quiebra para comer su
interior.
Los ataques se multiplicaron, personas miserables que
dormían en la calle eran atacadas, especialmente cerca del metro de la ciudad
que es inmenso; el misterio de los ataque se hizo público y la ciudadanía sacó
sus propias conclusiones y exigió a las autoridades investigaran el caso con mayor interés.
Los periódicos de aquel entonces, publicaron una noticia
estremecedora, un sobreviviente, todo
mordisqueado y sangrante, dijo haber
sido atacado por una bestia enorme que lo arrastraba como un muñeco de trapo. Aterrado
contó sobre los ojillos de la bestia, su enorme hocico, pero no pudo
identificarla en la oscuridad del callejón donde dormía.
Todavía se dieron varios ataques más, antes de que pudieran identificar
al agresor y darle caza; las autoridades
jamás dijeron públicamente, que el causante de los ataques, era una rata
gigante, más grande que un perro pit bul, con un peso aproximado de 30
kilos y una enorme fuerza, con la que podía enfrentar y destrozar a cualquier
perro.
La rata mutante, salía de las alcantarilla, tenía la fuerza suficiente
para levantar el pesado metal, buscaba a sus víctimas y atacaba, generalmente
personas en condición de calle, vagabundos y borrachos indefensos.
Cuando fue atrapada y sacrificada, las fotos del horrendo
animal, sólo fueron conocidas por algunas personas, pero cuentan que en la
caza, varios perros cayeron en batalla cruenta con la fiera y enorme rata, y un
policía perdió el brazo al ser atacado
de un mordisco.
Posteriormente, grandes equipos de especialistas en plagas,
contratados de diversas partes del mundo, recorrieron la zona, eliminando los
nidos de ratas, ante la clara posibilidad que el antinatural animal hubiera
dejado crias.
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