En 1910 el alemán Johann Schultz obtuvo resultados sorprendentes en la enseñanza de auto hipnotismo que impartía a sus enfermos. Los enfermos aprendía a relajarse y repetían frases como: “mis manos están calientes” , cuyo efecto no se hacía esperar.
1964 los experimentos de Johann Schultz fueron confirmados por un grupo de médicos estadounidenses que repitieron la experiencia con varias amas de casa voluntarias. Las mujeres se relajaron y auto sugestionaron debidamente, al poco tiempo los termómetros marcaban el aumento de la temperatura en sus manos.
Fue grande la importancia de este experimento, pues se demostró científicamente el poder de ejercer alguna influencia sobre el sistema nervioso autónomo.
A partir de 1964, los médicos han logrado espectaculares progresos. La técnica se ha extendido al tratamiento del insomnio, la angustia, la tensión y el asma, y los ensayos se dirigían al tratamiento de la epilepsia, la parálisis espática , la jaqueca y los dolores de cabeza por exceso de tensión.
La parte esencial de este tratamiento es la biorecuperación. Esto significa que los pacientes deben ser capaces de sintonizar con la función corporal sobre la que quieren obtener control. Una vez que el paciente ve los latidos del corazón o sus ondas cerebrales grabadas en un electrómetro o las oye como una tonalidad cambiante está en camino de lograrlo.
Los asmáticos, por ejemplo, son sensibles a ciertas sustancias irritantes como el polvo, el polen o el humo, pero gran parte de sus molestias proceden de su tensión nerviosa. Un enfermo asmático es tratado en una habitación insonora y conectada con un instrumento llamado electromiógrafo . cuando está totalmente relajado sólo oye un ligero golpeteo.
Se le pide entonces que hable del polvo, las flores o cualquiera de las causa que ocasionan su malestar, generalmente se pone en tensión de sólo pensar en tales cosas y el detector golpea con violencia hasta que el paciente comprende que se halla al borde de un serio ataque. Y todo causado por sus emociones.
Cuando se convence que los nervios son sus verdaderos enemigos, puede aprender a controlarlos, escuchando el golpeteo y tratando de hacerlo disminuir. Más tarde puede llegar a prescindir del aparato y lograr disfrutar de una mejor calidad de vida mediante su propia voluntad.
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