Historia del agua de la Tierra


La Tierra retiene toda el agua que se ha creado y cuya cantidad se estima en 1,350 millones de kilómetros cúbicos. Sobre el agua actúan múltiples y poderosas fuerzas: el calor del Sol, la atracción  de la gravedad terrestre y las fuerzas de las mareas provocadas  por el Sol y la Luna. En consecuencia el agua ha sido usada, purificada  y vuelta a usar  durante 3,000 millones de años.

Cómo se formó el agua
La teoría más plausible  sobre la formación del agua  señala, que al enfriarse el planeta se produjo una reacción del hidrogeno con el oxigeno, de este modo apareció el compuesto  H2O (dos átomos de hidrogeno por uno de oxigeno). Mientras los gases que envolvían la Tierra  se enfriaban  y se convertían  en partículas liquidas , una densa nube de polvo envolvió el planeta.
Un diluvio de 60,000 años.
Al descender la temperatura las nubes vertieron  el agua. El diluvio que duró 60,000 años llenó  los océanos y las concavidades terrestres  formadas al endurecerse  la corteza fundida.
Aunque el agua se produce sin cesar  de modo natural o por intervención del hombre, el nivel  de los océanos  y de las aguas  continentales permanece  relativamente constante. La cantidad de agua producida por el hombre  es poco importante, y el agua que aportan las rocas volcánicas  se compensa  con el agua perdida en formación de roca sedimentaria.
En la Tierra el 97,2 por ciento del agua  se encuentra en los océanos y el 2,15 por ciento  en los casquetes  de hielos polares y en los antiguos glaciares de las zonas montañosas. El resto se reparte  por debajo de la superficie terrestre  hasta cinco kilómetros de profundidad y por encima de la atmósfera hasta 11  kilómetros de altitud.
Los ríos, solo el 0,0001 por ciento del agua total.
Los ríos y demás corrientes representan  solamente el 0,0001 por ciento  de unos 1,240 kilómetros  cúbicos. Otras aguas superficiales  totalizan  unos 228,00 kilómetros  cúbicos que se reparten  entre mares interiores  y lagos de agua dulce y salada.
Además existe una reserva  de 828,000 kilómetros cúbicos de agua bajo la superficie terrestre. La de la zona superior, llamada zona de aireación, se adhiere al suelo  y a las rocas, es absorbida por las plantas  o vuelve al aire por evaporación.
Las aguas profundas, que se encuentra  en la llamada zona de saturación, alimentan pantanas, ríos, lagos y pozos. El desierto del Sahara oculta una reserva  subterránea  de 620,000 kilómetros  cúbicos.
En la atmósfera  existen  alrededor  de 13,000 kilómetros cúbicos de agua, cantidad suficiente para cubrir la Tierra con una capa de agua de tres centímetros de altura. Esta agua atmosférica desciende en forma de agua de lluvia y se repone por evaporación, más o menos cada doce días. Gran parte cae en el mar o se vierte en los ríos. La sexta parte  es absorbida por los suelos  y contribuye a la vida vegetal.

Las propiedades maravillosas del agua.
El agua posee numerosas propiedades  específicas. Por ejemplo, al depositarse sobre otras sustancias  forma una especie de cutícula. Las moléculas de agua  se atraen más entre sí que con otras sustancias y en consecuencia se apiñan  formando una capa. Este fenómeno se llama tensión superficial.
Debido a la atracción de sus moléculas  el agua puede vencer la gravedad .la llamada acción capilar, hace que el agua suba  del suelo por las raíces  de las plantas y a través del tronco.
El agua puede también absorber  más calor que la mayoría  de las sustancias  ordinarias, sin que sus estado físico se deteriore. Cuando el agua hierve, está sometida a  a una temperatura que fundiría o quemaría otras sustancias. Pero el agua absorbe calor hasta la temperatura de 100 grados centígrados, entonces comienza la ebullición  en forma de burbujas  de vapor que rompen la tensión superficial. Otras de las cualidades privativas  del agua, consiste que al helarse flota, pues al helarse y solidificarse aumenta de volumen y pierde densidad. El agua al helarse y aumentar de volumen, rompe y desmenuza las rocas  donde se encuentra y contribuye a la formación del suelo fértil.
Inmensos témpanos de hielo.
En las regiones árticas se forman inmensos témpanos de hielo que cubren la superficie de lagos  y océanos, actúan como aislantes, impiden que la congelación se propague  y protegen la vida.
En efecto no hay seres vivientes  sobre las moles heladas  de cinco metros de espesor que flotan sobre el árticos, pero si en las aguas bajo ellas. Si el hielo no flotara se iría depositando sobre el fondo de los océanos. Aumentaría gradualmente hasta cubrir nuestro planeta de una sólida masa glaciar. La vida no podría continuar tal como la conocemos en la actualidad.



lunes, 16 de agosto de 2010

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