Querubín (en hebreo, querubeo, “próximo”), ser alado, angélico y celestial. En el antiguo pensamiento hebreo, los ángeles mismos son antropomórficos, o semihumanos, mientras que los querubines tienen alas y son zoomórficos o semianimales. Pueden haber derivado de antiguos dioses del Próximo Oriente o espíritus. En el desarrollado sistema de la angelología hebrea, sin embargo, el querubín forma la segunda clase más alta de ángeles de las nueve existentes.
Dios situó al querubín en el lado oriental del Edén para impedir que los seres humanos volvieran a entrar al jardín y accedieran al árbol de la vida (ver Gén. 3, 24). Los querubines también sostienen o funcionan como el trono de Dios o el carro (ver Sal. 80, 1; 18, 10). Las fantásticas y detalladas descripciones de Ezequiel del querubín (ver Ez. 1, 4-28; 10, 3-22), aunque características de una época, son responsables, en gran medida, de su entrada en la historia del arte. En el islam los querubines permanecen en alabanza perpetua de Alá.
Según la teología cristiana, un querubín es un tipo de ángel, el segundo de los nueve coros o jerarquías angélicas. Se consideran los guardianes de la gloria de Dios. Su nombre significa "plenitud de conocimiento" o "rebosante de sabiduría". Su extrema inteligencia les permite conocer a Dios como ningún ser humano puede hacerlo. Tienen un poder superior al de los ángeles malos y de acuerdo con el Apocalipsis su velocidad es como la de un relámpago.
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