La asombrosa
Agresión entre
animales
Enfrentamiento entre carneros
Dos machos de carnero de Dall se
enfrentan embistiéndose con sus cornamentas. Manifestaciones agresivas como
éstas han sido muy estudiadas por los etólogos; son frecuentes entre los
mamíferos, en especial durante la época reproductora, con el fin de establecer
qué machos conseguirán aparearse con las hembras, o también a lo largo de todo
el año para defender un territorio. Las manifestaciones agresivas entre
animales de la misma especie suelen terminar sin que se produzcan lesiones
importantes entre los combatientes.
Agresión (biología), forma de comportamiento
animal caracterizada por el ataque de un animal a otro.
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TIPOS DE AGRESIÓN
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Se conocen dos tipos de
agresión. La agresión interespecífica es un conflicto entre miembros de
especies diferentes. Comprende la agresión depredadora (para obtener comida),
la defensiva, y la dirigida contra competidores por recursos como el agua y el
alimento. Por lo general, este tipo no implica reacciones emocionales como la
cólera, y puede ser considerada parte de la conducta alimenticia y de
supervivencia.
La agresión intraespecífica, más
frecuente, es la que se refiere a los ataques dirigidos contra miembros de la
misma especie. Este tipo de enfrentamientos se observa en casi todos los vertebrados. Así, los peces se muerden, las
aves se atacan unas a otras, las ratas se golpean, y a veces se muerden, y los
toros, las ovejas y las cabras se embisten. Las formas de enfrentamiento de los
animales, generalmente por algún recurso que escasea, están programadas por sus
genes. Esta clase de agresión se produce porque los miembros de una especie
determinada tienen necesidades similares y, por tanto, compiten directamente
entre sí por la comida, el apareamiento y el territorio (véase Territorialidad).
El modo en que se produce la agresión intraespecífica está muy determinado por
los riesgos relativos y los beneficios potenciales del enfrentamiento. Los
machos de los elefantes marinos luchan hasta la muerte por la posesión de un
grupo de hembras, ya que la derrota es equivalente al suicidio genético. En el
otro extremo, los machos de wapití se enfrentan embistiéndose con sus
cornamentas; cuando uno de los combatientes se cansa se retira de la lucha con
la esperanza de obtener mejores resultados en la próxima época de celo. Las
cornamentas no se utilizan para cortar o herir y se mudan al final del celo. La
mayoría de las agresiones intraespecíficas son de este tipo y no producen
lesiones importantes.
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AGRESIONES LIMITADAS
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Los mecanismos de la evolución
tienden a moderar la intensidad de la conducta agresiva intraespecífica debido
a que combatir es peligroso, y puede originar lesiones graves o la muerte. Una
forma de minimizar la agresión es la tendencia programada genéticamente de
establecer territorios. Las serpientes venenosas luchan sin emplear sus
colmillos, los carneros embisten con sus cabezas bien protegidas sin infligirse
daño, algunos lagartos se exhiben amenazantes ampliando un pliegue cutáneo de
su cuello, como el lagarto de Kingy, y los monos agitan ramas, gesticulan y
gritan estridentemente. La ritualización del combate es ventajosa para ambos
contendientes, ya que incluso el ganador tiene mucho que perder si resulta
lesionado en la pelea (la ventaja para el posible perdedor de que el animal más
fuerte no la lleve hasta el límite es obvia). Un animal victorioso, lesionado o
exhausto, puede ser incapaz de derrotar a su próximo oponente y quedar
vulnerable a otros depredadores. Por consiguiente, en la mayoría de las
especies existen signos claros que indican la aceptación de la derrota y la
finalización del combate antes de que se produzcan lesiones: el lagarto se
encoge, el pez cíclido repliega sus aletas, el picón adopta una postura
vertical, el perro exhibe su vientre desprotegido, y la gaviota ofrece el dorso
indefenso de su cuello a su oponente. Cada una de estas maniobras demuestra la
aceptación de la derrota e impide una nueva agresión.
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