Bombardero B-1B
La Fuerza Aérea de Estados Unidos firmó un contrato con Rockwell International para construir el B-1 en 1970 como bombardero estratégico tripulado. El presidente Jimmy Carter paralizó el proyecto en 1977, pero el presidente Ronald Reagan recuperó el avión con el nombre de B-1B en 1981. El B-1B tiene un ala abatible que le permite volar tanto a velocidades subsónicas como supersónicas.
Visor de bombardero, dispositivo que incorpora diferentes mecanismos ópticos y de cálculo con el fin de apuntar a un blanco y lanzar bombas desde un avión. Los primitivos visores utilizados en la I Guerra Mundial eran aparatos sencillos similares a la mirilla de un fusil. Más avanzada la contienda, esa mirilla fue sustituida por un telescopio con una cuadrícula. Para corregir el movimiento del avión y la velocidad del aire, y para ayudar al operador en sus cálculos balísticos se fueron añadiendo otros mecanismos paulatinamente.
Los visores usados durante la II Guerra Mundial se componían ante todo de un telescopio con una cuadrícula, de una compleja máquina calculadora y de un grupo de giroscopios. Para utilizar estos visores se escoge un punto que destaque situado en la zona del objetivo, se localiza ese punto con el telescopio y se centra en la base de la cuadrícula; después se introducen los datos necesarios en la máquina calculadora (tamaño de la bomba, la velocidad y altitud del avión, la velocidad y dirección del viento, el movimiento del objetivo y las condiciones atmosféricas). Los giroscopios estabilizan la aproximación hacia el objetivo y el control del avión se cede a un piloto automático coordinado con el visor de bombardeo. Entonces se lanzan las bombas, de forma automática, en el momento oportuno.
Aunque la exactitud de este tipo de visor es alta, su funcionamiento en condiciones de combate puede provocar errores graves en el bombardeo; de todas las bombas que fueron lanzadas durante la II Guerra Mundial, sólo un 20% hizo impacto a menos de 300 metros del objetivo.
En 1943 los visores de radar empezaron a utilizarse como material bélico regular, lo que permitió los bombardeos en noches de luna nueva o aunque se atravesaran densas capas de nubes. Finalizada la contienda se introdujeron nuevas mejoras que permitieron realizar bombardeos desde grandes altitudes, a mayor velocidad, y con un mayor grado de exactitud en comparación con los que se habían conseguido a altitudes y velocidades menores.
Los principales adelantos en la tecnología del visor de bombardeo se han realizado en el campo del ataque en picado que ejecutan los más modernos aviones de combate. La exactitud de estos aviones se ha incrementado gracias a los cálculos efectuados por ordenadores digitales de alta velocidad, a la precisa determinación de distancias por radar, a la sofisticación de los indicadores de navegación y a los sistemas de lanzamiento automático.
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