El asombroso Hipotálamo
Encéfalo humano
El encéfalo humano tiene tres
componentes estructurales principales: los grandes hemisferios cerebrales
(parte integrante del cerebro) con forma de bóveda (arriba), el cerebelo, más
pequeño y con cierta forma esférica (más abajo a la derecha), y el tronco
cerebral (centro). En el tronco cerebral, destaca el puente de Varolio (el
ensanchamiento central) y la médula oblongada o bulbo raquídeo (justo debajo
del anterior). Los hemisferios cerebrales son responsables de la inteligencia y
del razonamiento. El cerebelo ayuda a mantener el equilibrio y la postura. El
bulbo raquídeo está implicado en el mantenimiento de las funciones
involuntarias, tales como la respiración. El tálamo, situado entre el tronco
cerebral y los hemisferios cerebrales, actúa como centro de retransmisión de
los impulsos eléctricos que viajan hacia y desde la corteza cerebral.
Hipotálamo, parte del cerebro que
cumple una función importante en la regulación de la homeostasis (funciones
vitales que mantienen constante el medio corporal interno), el comportamiento
sexual y las emociones. Aunque el hipotálamo constituye menos del uno por
ciento del volumen total del cerebro humano, ejerce efectos importantes sobre
el sistema endocrino (centros productores de hormonas), sobre el sistema
nervioso autónomo (que controla las acciones involuntarias) y sobre un sistema
neuronal mal definido que se denomina sistema límbico (relacionado con la
motivación y los instintos).
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ANATOMÍA
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El hipotálamo humano pesa unos cuatro
gramos y forma parte del diencéfalo. Está situado en torno al tercer ventrículo
y en su base, por debajo del tálamo y por encima de la hipófisis, a la cual
está unido por el tallo hipofisario. El hipotálamo está dividido en varios
núcleos diferentes (agregados de cuerpos neuronales). Existen nervios que lo
conectan con todas las regiones del cerebro. También recibe nervios que
proceden de las zonas erógenas (los genitales y los pezones), de las vísceras
(órganos internos) y del sistema límbico. Además, el hipotálamo es capaz de
detectar cambios en la osmolaridad de la sangre, y se ve afectado por las
concentraciones de las distintas hormonas presentes en el torrente sanguíneo.
De este modo, el hipotálamo puede integrar señales físicas y emocionales
procedentes de todo el cuerpo y poner en marcha las respuestas corporales
adecuadas.
El hipotálamo tiene conexiones
vasculares con el lóbulo anterior de la hipófisis. Estos capilares sanguíneos
se conocen como sistema portal hipotálamo-hipofisario, y conectan los lechos
capilares del hipotálamo con los lechos del lóbulo anterior de la hipófisis.
Así, permiten que las hormonas y los factores liberadores que segrega el
hipotálamo se desplacen hacia la hipófisis, donde actúan sobre las células
hipofisarias. También hay nervios que conectan el hipotálamo con el lóbulo
posterior de la hipófisis. Las hormonas que segrega el hipotálamo descienden
por estas neuronas (células de los nervios) hasta el lóbulo posterior de la
hipófisis, antes de ser liberadas al torrente sanguíneo.
Los nervios que salen del hipotálamo
también están conectados con nervios del interior de la médula espinal, que
controlan aquellas regiones del cuerpo responsables del apetito, la sed, la
regulación de la temperatura y el funcionamiento cardiovascular (latidos del
corazón y grado de constricción de los vasos sanguíneos). También hay
conexiones externas con la corteza cerebral y con el sistema límbico, de manera
que el hipotálamo puede actuar sobre las regiones del cerebro responsables de
los cambios emocionales y de humor.
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FUNCIONES
DEL HIPOTÁLAMO
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Experimentos realizados con ratas han demostrado
de forma clara que el hipotálamo cumple una función importante en la regulación
del comportamiento relacionado con la alimentación. Si el hipotálamo sufre
algún daño en la región medial, la rata come en exceso y se vuelve obesa; sin
embargo, si lo que se daña es la zona ventral del hipotálamo, la rata rehusa la
comida y muere por inanición. El hipotálamo humano no tiene una función tan
importante como la de los roedores, porque en los seres humanos las decisiones
conscientes tienen mayor peso en procesos tales como comer o beber. Se ha
demostrado que los hábitos y las costumbres influyen más sobre la cantidad de
alimento que se ingiere que el apetito real; por ello, en las culturas de la
opulencia la incidencia de la obesidad es elevada.
El hipotálamo también produce efectos sobre
el sistema cardiovascular y el resto del sistema nervioso autónomo. Su acción
es vital para mantener la coordinación entre el cuerpo y la mente; por ejemplo,
es responsable de los cambios que deben producirse en el organismo antes de
realizar ejercicio físico o en una situación de peligro.
El hipotálamo puede ser considerado
como el termostato que mantiene constante y regula la temperatura corporal. Es
capaz de poner en marcha los mecanismos que controlan la temperatura del cuerpo
y puede iniciar los escalofríos, la contracción o dilatación de los capilares
sanguíneos periféricos, comportamientos tales como quitarse o ponerse ropa,
encender la calefacción central o moverse hacia la sombra.
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FUNCIONES
ENDOCRINAS DEL HIPOTÁLAMO
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El hipotálamo es responsable del
control de las hormonas liberadas por los lóbulos anterior y posterior de la
hipófisis. Las hormonas segregadas por el hipotálamo que afectan al lóbulo
anterior de la hipófisis son: 1) hormona liberadora de corticotropina, que
estimula la liberación de hormona adrenocorticotropina; 2) hormona liberadora
de tirotropina, que estimula la liberación de hormona estimulante del tiroides;
3) hormona liberadora de la hormona del crecimiento y somatostatina, que
estimula e inhibe la liberación de hormona del crecimiento, respectivamente; 4)
hormona liberadora de gonadotropina, que controla la liberación de hormona
estimulante del folículo y de hormona luteinizante; 5) factor inhibidor de la
liberación de prolactina y factor liberador de prolactina, que controlan la
liberación de esta hormona.
Los núcleos supraóptico y paraventricular
del hipotálamo sintetizan oxitocina y vasopresina (también llamada hormona
antidiurética o ADH). Estas dos hormonas descienden por los axones (extensiones
largas del cuerpo de las neuronas) hasta el lóbulo posterior de la hipófisis,
dentro de gránulos secretores. Cuando se recibe un estímulo nervioso, estos
gránulos descargan su contenido en la hipófisis posterior y las hormonas
alcanzan el torrente sanguíneo. Además de sus efectos como hormonas, la vasopresina
y la oxitocina también pueden actuar como neurotransmisores. Se ha demostrado
la existencia de conexiones entre el hipotálamo y el sistema límbico y la
médula espinal. En ellas, estas hormonas son responsables de la transmisión de
impulsos nerviosos.
El papel principal de la oxitocina es
la secreción de leche. También actúa en la iniciación y el mantenimiento de los
procesos del parto. La succión pone en marcha la secreción de oxitocina a
través de una ruta nerviosa que conecta el pezón con el hipotálamo; la señal
nerviosa da lugar a la liberación de oxitocina, responsable de la producción de
la leche. El oír a un niño llorar puede producir el mismo efecto; éste es un
ejemplo de las conexiones que existen entre el hipotálamo y las otras regiones
del cerebro. La vasopresina está implicada en el control de la cantidad de agua
que el cuerpo contiene. Actúa sobre la región distal de la nefrona y sobre los
túbulos colectores del riñón, en donde produce el aumento de la reabsorción de
agua procedente de la orina y, por consiguiente, mantiene el nivel de agua en
el cuerpo.
El núcleo supraquiasmático es una zona del
hipotálamo implicada en la regulación de los ritmos corporales circadianos.
Estos ritmos son fluctuaciones de los niveles de algunas hormonas en el
torrente circulatorio por ciclos de 24 horas (por lo general se correlacionan
con periodos de luz y periodos de oscuridad). Esto asegura que los niveles de
las distintas hormonas sean más elevados según sean las necesidades del cuerpo.
Por ejemplo, los niveles de cortisol se elevan todas las mañanas justo antes
del despertar. Esto hace que se eleven los niveles de glucosa en la sangre para
contrarrestar el efecto producido por el ayuno nocturno.
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DISFUNCIONES
DEL HIPOTÁLAMO
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El hipotálamo puede resultar dañado
como consecuencia de una operación quirúrgica; de traumas tales como un
accidente de tráfico o un golpe; de la degeneración debida al envejecimiento o
a alguna enfermedad; o de un tumor. Las consecuencias pueden ser muy variadas y
dependen de la región del hipotálamo afectada.
Una lesión del hipotálamo o del tracto
hipofisario-hipotalámico puede producir diabetes insípida. En estos casos se
produce la disminución de los niveles de producción de vasopresina, lo que hace
que se produzcan grandes volúmenes de orina.
Otros síntomas pueden incluir anomalías
sexuales (tales como una pubertad prematura), desequilibrios psíquicos,
obesidad, anorexia, alteraciones en la regulación de la temperatura, desórdenes
del sueño y alteración de los ritmos circadianos normales.
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