Testosterona, principal hormona masculina o andrógeno; se produce en las células de Leydig en los testículos, por influencia de la hormona luteinizante segregada por la hipófisis anterior. Las células de Leydig producen también, en cantidades muy inferiores, otros dos andrógenos menos potentes.
La testosterona estimula la formación de espermatozoides en los testículos y la aparición de las características sexuales secundarias masculinas después de la pubertad: crecimiento de barba y vello púbico, desarrollo del pene y evolución de la voz hacia un tono más grave. Es un esteroide anabólico que acelera la síntesis de proteínas y frena su descomposición, lo cual induce a su vez la aceleración del crecimiento. También favorece el desarrollo muscular y conforma la constitución corporal característica del varón adulto.
Si antes de la pubertad la secreción de testosterona es escasa o nula, las características sexuales secundarias no llegan a desarrollarse. Además, los huesos largos crecen de manera anormal y el paciente adquiere una constitución peculiar, alta pero afeminada. Si la insuficiencia testicular se produce después de la pubertad, las consecuencias son menos manifiestas, aunque poco a poco puede producirse desaparición de la barba, debilitamiento muscular, aumento de la acumulación de grasa y cambio de la voz; todo ello suele ir acompañado de infertilidad y, en muchos casos, de disminución de la potencia sexual y la libido. La hormona resulta útil para tratar ciertos tipos de cáncer de mama en la mujer.
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