La asombrosa Hipófisis


Hipófisis
La hipófisis, llamada la glándula endocrina maestra, secreta hormonas que controlan la actividad de otras glándulas endocrinas y regulan varios procesos biológicos. Sus secreciones incluyen hormona del crecimiento (que estimula la actividad celular en los huesos, el cartílago y otros tejidos estructurales); la hormona estimulante tiroides (que provoca que el tiroides libere hormonas reguladoras del metabolismo); hormona antidiurética (que induce al riñón a excretar menos agua en la orina); hormonas estimulantes de las gónadas, y prolactina (que estimula la producción de leche y el desarrollo de las mamas en las hembras). La hipófisis está regulada de forma tanto neuronal como hormonal por el hipotálamo situado en el cerebro.


Hipófisis o Glándula pituitaria, glándula endrocrina principal de los vertebrados. Las hormonas que segrega controlan el funcionamiento de casi todas las demás glándulas endocrinas del organismo. Las hormonas hipofisarias también estimulan el crecimiento y controlan el equilibrio del agua del organismo. Véase Sistema endocrino; Hormona.
La hipófisis es una pequeña glándula con forma de riñón, de color rojizo-grisáceo. Se localiza cerca del hipotálamo en la silla turca, en el suelo de la cavidad craneal (en el hueso esfenoides), y está unida a la base del cerebro por un tallo. La hipófisis tiene dos lóbulos —el anterior o adenohipófisis y el posterior o neurohipófisis— que difieren en estructura y función. El lóbulo anterior deriva desde el punto de vista embriológico del techo de la faringe; está compuesto por grupos de células glandulares separadas por conductos sanguíneos y cubierta por una cápsula de colágeno. El lóbulo posterior deriva de la base del cerebro y está compuesto por tejido nervioso y células neurosecretoras. El área que queda entre el lóbulo anterior y posterior de la hipófisis apenas está desarrollada en los humanos, se llama lóbulo intermedio y tiene el mismo origen embriológico que el lóbulo anterior.
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LÓBULO ANTERIOR
Porción de mayor tamaño de la hipófisis, contiene grandes cantidades de sustancias químicas u hormonas que controlan de diez a doce funciones del cuerpo. Es posible obtener extractos de estas sustancias a partir del lóbulo anterior de la hipófisis de ganado vacuno, ovino y porcino. Ocho hormonas han sido aisladas, purificadas e identificadas. Todas ellas son péptidos compuestos por aminoácidos. La hormona del crecimiento (GH) o somatotropina es esencial para el desarrollo del esqueleto durante el crecimiento y se neutraliza por las hormonas gonadales durante la adolescencia. La hormona estimulante del tiroides (TSH) controla la función normal de la glándula tiroides, y la hormona adrenocorticotrófica o adrenocorticotropina (ACTH) controla la actividad de la corteza suprarrenal y participa en las reacciones de estrés (véase Cortisol). La prolactina (LTH), también llamada hormona lactopénica o luteotropina, inicia la secreción mamaria durante la lactancia después de que la mama haya sido preparada durante el embarazo por la secreción de otra hormona hipofisaria y de hormonas sexuales. Las dos hormonas gonadotrópicas son la foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH). La foliculoestimulante induce la etapa de la formación del folículo de De Graaf en el ovario en la mujer y el desarrollo de los espermatozoides en el varón. La hormona luteinizante estimula la formación de hormonas ováricas tras la ovulación e induce la etapa de lactancia en las mujeres; en el hombre estimula los tejidos del testículo para producir testosterona. En 1975, los científicos identificaron una sustancia llamada endorfina que actúa en animales de experimentación controlando el dolor en situaciones de estrés. La endorfina y la ACTH se forman a partir de una proteína de cadena larga que, más tarde, se rompe. Este puede ser el mecanismo para controlar las funciones fisiológicas de dos hormonas inducidas en situaciones de estrés. La misma prohormona que contiene la ACTH y la endorfina también contiene péptidos cortos como la hormona estimulante del melanocito. Esta sustancia es análoga a la hormona que regula la pigmentación en peces y anfibios, pero en los seres humanos apenas tiene importancia.
Distintas investigaciones han demostrado que la actividad hormonal del lóbulo anterior de la hipófisis está controlada por mensajeros químicos, enviados desde el hipotálamo a través de finos capilares sanguíneos que conectan con el lóbulo anterior de la hipófisis. En la década de 1950 el neurólogo británico Geoffrey Harris descubrió que al interrumpir el aporte sanguíneo del hipotálamo a la hipófisis se alteraba la función hipofisaria. En 1964 se encontraron en el hipotálamo agentes químicos llamados factores reguladores; estas sustancias afectan a la secreción de la hormona del crecimiento, a la hormona estimulante del tiroides, llamada tirotropina y a las hormonas gonadotróficas en relación con los testículos y los ovarios. En 1969 el endocrinólogo estadounidense Roger Guillemin y sus colaboradores aislaron y caracterizaron el factor regulador de la tirotropina, que estimulaba la secreción del factor estimulador del tiroides en la hipófisis. En los cinco años siguientes, al lado del fisiólogo estadounidense Andrew Schally, aislaron el factor regulador de la hormona luteinizante que estimula la secreción tanto de LH como de FSH y la somatostatina, que inhibe la secreción de la hormona del crecimiento. Por este trabajo, que demostraba que el cerebro y el sistema endocrino están ligados, le fue otorgado el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1977. La somatostatina fue una de las primeras sustancias que pudieron obtenerse a partir de bacterias mediante técnicas de recombinación del ADN.
La presencia de factores de regulación en el hipotálamo ayudó a explicar la acción de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona, y la producción de formas sintéticas de las mismas como anticonceptivos orales o píldoras anticonceptivas. Durante un ciclo femenino normal se precisan numerosos cambios hormonales para la producción de óvulos por el ovario para una posible fecundación. Cuando los niveles de estrógenos descienden, el factor regulador del folículo aumenta su concentración en la hipófisis y estimula la secreción de hormona foliculoestimulante (FSH). A través de un mecanismo de retroalimentación similar, la caída de niveles de progesterona causa una caída del factor regulador luteico, que estimula a su vez la secreción de la hormona luteinizante (LH). La maduración del folículo en el ovario produce estrógenos, y un aumento en los niveles de esas hormonas influye en el hipotálamo para disminuir, de forma temporal, la producción de FSH. El mecanismo de retroalimentación por el incremento de progesterona sobre el hipotálamo provoca un descenso en la producción de LH por la hipófisis. Las dosis diarias de estrógenos sintéticos y progesterona en forma de anticonceptivos orales, o la inyección de las mismas hormonas, inhiben la actividad reproductiva de los ovarios, ya que imitan los efectos de estas hormonas sobre el hipotálamo.
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LÓBULO INTERMEDIO
En los vertebrados inferiores esta parte de la hipófisis segrega la hormona estimulante de los melanocitos, que ocasiona cambios en el color de la piel. En los seres humanos, esto ocurre sólo durante cortos periodos iniciales de la vida y durante el embarazo, pero no está demostrado que tenga que ver con ninguna función.
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LÓBULO POSTERIOR
En el lóbulo posterior se segregan dos hormonas. Una de ellas es la hormona antidiurética (ADH) o vasopresina. La vasopresina estimula los túbulos renales para absorber agua del plasma filtrado en los riñones y esto controla la cantidad de orina excretada. La otra hormona secretada por el lóbulo posterior es la oxitocina, que provoca la contracción de las fibras del músculo liso del útero, intestinos y arteriolas. La oxitocina estimula la contracción de los músculos del útero en la etapa final del embarazo para permitir la expulsión del feto y estimula la eyección o subida de la leche de la glándula mamaria. Sintetizada en 1953, la oxitocina fue la primera hormona hipofisaria producida artificialmente. Tres años más tarde fue sintetizada la vasopresina.
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TRASTORNOS HIPOFISARIOS
El funcionamiento de la hipófisis se altera por distintos factores como tumores, intoxicaciones, coágulos de sangre e infecciones. Los problemas que provoca el descenso de la secreción del lóbulo anterior de la hipófisis incluyen el enanismo, la enfermedad de Simmond y el síndrome de Fröhlich. El enanismo se produce cuando la deficiencia en las secreciones del lóbulo anterior ocurren durante la infancia. En algunos casos, aparece cuando los huesos de las extremidades son cortos y frágiles, en especial cuando la deficiencia se produce tras la pubertad. El síndrome de Simmond se produce cuando hay un daño importante del lóbulo anterior de la hipófisis, y se caracteriza por envejecimiento precoz, pérdida de cabello y dientes, anemia y desnutrición; puede ser fatal. El síndrome de Fröhlich, también llamado distrofia adiposogenital, se produce por un defecto tanto del lóbulo anterior de la hipófisis como del lóbulo posterior o del hipotálamo. Ocasiona obesidad, enanismo y retraso en el desarrollo sexual. Las glándulas sometidas a la influencia de las hormonas del lóbulo anterior de la hipófisis se ven también afectadas por el déficit hipofisario anterior.
La hiperproducción de una de las hormonas del lóbulo anterior hipofisario, somatotropina, origina una enfermedad crónica llamada acromegalia, que se caracteriza por el aumento del tamaño de ciertas partes del cuerpo. Las deficiencias del lóbulo posterior dan lugar a la diabetes insípida.


lunes, 7 de febrero de 2011

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